Sister FA. Un grito de liberación de la mujer africana

Fuente: Umoya, num. 103 2º trimestre 2021                           Laura Roldán González

SISTER FA. Un grito de liberación de la mujer africana

La mutilación genital femenina es aún una realidad palpable en África. Personas como la rapera Sister Fa dedican su vida para concienciar sobre esta práctica y luchar contra la desigualdad de género.

Nadie mejor que una víctima de mutilación genital femenina (MGF) sabe lo que conlleva esta dolorosa práctica para millones de niñas en África. Es el caso de Fatou Diatta, más conocida como Sister Fa en su carrera de activista y cantante, que lucha desde hace años en contra de esta arcaica tradición a través de las rimas de sus raps.
Según la OMS, aproximadamente tres millones de niñas están en peligro de sufrir la MGF cada año. Una práctica que se realiza aproximadamente en treinta países de África y algunos países de
Asia y Oriente Medio, especialmente. En total, se estima que son 200 millones las mujeres que han sido sometidas a la ablación.
Tras esta salvaje costumbre se esconde un trasfondo misógino de control de la sexualidad de la mujer y la creencia de garantizar el matrimonio y el honor de las familias. Pero lo cierto es que esta práctica se realiza sin ninguna razón médica de por medio y trae consigo graves consecuencias para la salud.
Según UNICEF, la ablación puede aumentar el riesgo de VIH, además de provocar hemorragias, pérdida de la sensibilidad, traumas psicológicos, infecciones, infertilidad e incluso la muerte.
Diatta ha sufrido en sus propias carnes la cruda realidad de la MGF, pero hubo un hecho concreto que le marcó para el resto de su vida: la muerte de dos niñas de su aldea tras ser mutiladas.
Y aunque en sus inicios la crítica en sus canciones pasara casi desapercibida por el miedo a las represalias, Sister Fa sabía que tenía que aprovechar su talento para denunciar esta injusta práctica. “Cuando te circuncidan, te sientes como una mujer
incompleta”, dijo a la cadena Al Jazeera en 2015.
La lucha contra la ablación es el eje principal de sus letras, pero no el único. Toda su carrera es un grito de liberación de la mujer, especialmente en África. A través de sus letras, Sister Fa quiere mostrar al mundo la realidad que ha vivido desde pequeña junto a las mujeres de su aldea y denunciar la desigualdad de genero.

Sister Fa-Sarabah - YouTube

Nacida en Dakar en 1982, Diatta debutó como rapera con dieciocho años y cinco años más tarde publicó su álbum “Hip Hop Yaw Law Fal”. En 2006 cambió su residencia a Berlín y comenzó a
contar su propia ablación. “Educación sin escisión” es el nombre de su gira, con el que Sister Fa viaja cada año a Senegal con el fin de desentrañar los peligros de la MGF. De este proyecto nació
el documental Sarabah: Tales From the Flipside of Paradise, premiado por el festival de derechos humanos Movies That Matter. Además, la rapera ha participado en festivales de música en Africa, Europa y Estados Unidos y ha colaborado en varias ocasiones con UNICEF y Naciones Unidas.
Tostan, World Vision y Orchid Project son otras de las organizaciones con las que Diatta trabaja, además de la Unión Africana, varios gobiernos africanos y canales de televisión como CNN y BBC para concienciar a la población y erradicar la
mutilación genital femenina, el matrimonio infantil y los embarazos escolares.
Su proyecto más reciente viene de la mano de la ONG suiza IAMANEH para mejorar la calidad de vida de las niñas en cuatro aldeas de Casamance, Senegal, según comentó en una entrevista
para el Centro John Hopkins.
A pesar de su éxito y reconocimiento, Diatta sigue corriendo tanto peligro como en los inicios de su carrera.
Las denuncias de sus letras no son bien recibidas por parte del sector más conservador de la población. En 2013 fue atacada en Aere Lao, Senegal, en una de sus actuaciones.
Gracias a la labor de personas como Sister Fa, la MGF está actualmente en declive. Según Naciones Unidas, más de 6.000 comunidades africanas han dejado de lado esta práctica, y la cifra se incrementa cada año. Hace veinticuatro años desde la declaración conjunta de la OMS, UNICEF y el Fondo de Población de las Naciones Unidas en contra de la ablación y nueve años desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas prohibió la mutilación genital femenina con el acuerdo por unanimidad de los 194 países que forman parte.
Sin embargo, dicha prohibición no se ha hecho realidad hasta hace poco en países como Sierra Leona o Sudán.
Una realidad más teórica que práctica, ya que la clandestinidad se ha hecho cómplice de muchas familias que la siguen realizando con la justificación de regular el paso de la infancia a la edad adulta, por lo que sigue siendo habitual. Pero más allá de las causas sociales y culturales hay más intereses detrás. No hay que
olvidar que la mutilación genital femenina es una fuente de
ingresos para quienes la realizan, como es el ejemplo de las soweis en Sierra Leona. Un colectivo de practicantes que defiende continuar con la tradición Bondo, como allí la conocen.
Un escenario que parece lejano pero que afecta también a 600.000 mujeres en Europa y que a pesar de haber avanzado en su abolición, las cifras de mujeres que lo sufren en todo el mundo siguen siendo aterradoras. La ablación es una realidad que pone
sobre la mesa la desigualdad de género aún existente y los progresos que aún nos quedan por conquistar en esta materia, pero el camino ya está empezado. Como dijo Diatta en una entrevista: “Realmente creo que algún día Senegal estará libre de la ablación genital femenina y viviré para verlo”.

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