Las condiciones económicas del pueblo cubano han sido sumamente adversas desde que el abogado y fiscal general estadunidense, Robert Kennedy, hermano del presidente en turno, solicitó a la comisión de defensa una solución para detener la colaboración de la entonces Unión Soviética y Cuba, por la amenaza que, supuestamente, significaba una base militar rusa en el país de Fidel Castro. Además, no iban a permitir, entre otras cosas, el avance del comunismo en América.
La idea obsesiva de satanizar la forma diferente de vivir por la vía socialista de aquellos países que así lo decidieron, ha marcado desde entonces una política exterior estadunidense basada, entre otras calamidades, en el hostigamiento, la amenaza arancelaria, la invasión y la extorsión.
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