Túnez vive su peor crisis política en 10 años; el premier Mechichi…

Fuente: La Jornada                                                                      Afp, Europa Press y Sputnik                                                    Martes 27 de julio de 2021, p. 23

Ministros de defensa, justicia y el interior también están fuera

Túnez vive su peor crisis política en 10 años; el premier Mechichi acepta su destitución

El presidente Saied justifica su decisión; es para salvar al Estado y al pueblo

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▲ Miles de personas salieron a las calles en Túnez el domingo pasado, a festejar la decisión del presidente Kais Saied de suspender la actividad del Parlamento.Foto Ap

Túnez. Túnez enfrentó ayer su peor crisis política en una década, después de que el presidente Kais Saied destituyó al premier Hichem Mechichi, y horas más tarde a los ministros Ibrahim Bartaji, de Defensa; Hasna Ben Slimane, de Justicia, y Hisham Mishi, del Interior.

Mechichi hizo saber que se pondrá del lado del pueblo tunecino y facilitará el traspaso de poder a la persona que sea designada para sustituirlo.

Entregaré la responsabilidad a quien elija el presidente para encabezar el gobierno dentro del año de deliberaciones que viene siguiendo nuestro país desde la revolución, afirmó Mechichi en un comunicado en el que deseó todo el acierto a los futuros responsables del Ejecutivo.

Para evitar al país una mayor congestión en un momento en el que más necesita todas las fuerzas unidas para salir de la tensa situación en la que vive a todos los niveles, no puedo ser de ninguna manera un elemento perturbador, o parte de un problema que complica la situación, señaló.

Para preservar la seguridad de todos los tunecinos, declaro que me alineo, como siempre lo he hecho, al lado de nuestro pueblo y sus derechos, y declaro que no me adheriré a cualquier cargo o responsabilidad en el Estado, prometió.

La decisión de Saied de cesar de su cargo a Mechichi, además de suspender las funciones del Parlamento, llegó después de una jornada de protestas en las principales ciudades del país contra la gestión de la pandemia por el Covid-19 y ante la crisis económica.

El presidente afirmó, además, que esta medida implica la retirada de la inmunidad de los parlamentarios, y señaló que asumiría el liderazgo de la fiscalía, como parte de una serie de decisiones para salvar a Túnez, al Estado y al pueblo.

Aunque la Constitución de Túnez no permite la disolución del Parlamento, sí avala la suspensión de sus funciones durante un periodo de 30 días.

Después del discurso de Saied el domingo, miles de tunecinos, enojados por las luchas de poder y la cuestionada gestión de la crisis social y sanitaria por el gobierno, salieron a la calle a pesar de que imperaba un toque de queda, lanzaron fuegos artificiales e hicieron sonar las bocinas de sus autos en Túnez y otras ciudades.

Desde las primeras horas de ayer, seguidores del partido islamita Ennahda y del presidente Saied protagonizaron enfrentamientos.

Rached Ghannouchi, presidente del Parlamento y líder de Ennahda, llamó a la movilización y estuvo casi 12 horas frente a la puerta cerrada del recinto, al cual no pudo acceder porque los militares se lo impidieron.

La presidencia también anunció una ampliación del toque de queda nocturno, inicialmente establecido para reducir los casos de Covid-19, que ahora empezará a partir de las 19 horas y durará hasta las 6 de la mañana. Además, se prohibieron las reuniones en la calle de más de tres personas y se dieron dos días de fiesta a los funcionarios.

Estas medidas buscan cambiar la naturaleza del régimen político en Túnez y transformarlo de democrático parlamentario a uno presidencial, individual y autoritario, consideró el líder de Ennahda.

Saied defendió ayer su decisión y afirmó que actuó de acuerdo con la ley.

Durante la noche visitó a los manifestantes en la principal avenida de la capital, Bourguiba, epicentro de las manifestaciones que en 2011 llevaron a la renuncia de Zine Abidine ben Alí, en el poder desde 1987, y desencadenaron varios alzamientos en el mundo islámico, en lo que Occidente definió primavera árabe.

El temor a un retroceso de las libertades se acentuó tras el cierre, efectuado ayer por la policía, de las oficinas de la cadena catarí Al Jazeera en esta capital, en una decisión tomada sin mandato judicial y criticada por Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras.

Desde hace seis meses, Ghannouchi y Saied están inmersos en un pulso político que ha paralizado al gobierno y perturbado a los poderes públicos, en medio de la ola de contagios de Covid-19 que sacude Túnez desde principios de julio, con casi 18 mil muertos en un país de 12 millones de habitantes, una de las peores tasas de mortalidad por el coronavirus en el mundo.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, habló ayer por teléfono con Saied, para instarlo a respetar la democracia, informó el Departamento de Estado.

Francia, Rusia, Alemania y Turquía, así como la Unión Europea, expresaron su preocupación y pidieron a Túnez apegarse a la democracia. Al tiempo que la Liga de los Estados Árabes espera que el país atraviese este periodo de inestabilidad política lo antes posible, declaró el secretario general de la organización, Ahmed Aboul Gheit.

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