También los blancos saben bailar, la autoficción de Kalaf Epalanga…

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También los blancos saben bailar, la autoficción de Kalaf Epalanga llena de kuduro y experiencias migratorias

La música como seña de identidad

Kwela es un tipo de música que se perfila como el auténtico lenguaje que puede insuflar aires de libertad en los jóvenes de la Zimbabue que Yvonne Vera muestra en su novela Mariposa en llamas. Y lo que, al cabo, los acaba por identificar, En el caso de También los hombres blancos saben bailar, el músico angoleño Kalaf Epalanga aceptó el reto de José Eduardo Agualusa, autor de Teoría general del olvido, entre otras obras, de escribir la historia del kuduro, pero pensó en llevarlo a su terreno, a su propia experiencia.

Algo nuevo: autoficción

En este sentido, Epalanga utiliza una forma de narrar que en los últimos años ha tenido un especial auge. La autoficción, entre la autobiografía y la ficción, un género en el que el autor está presente en la obra como él mismo. En También los blancos saben bailar, el autor angoleño aparece como personaje de la novela en las tres partes que la componen, localizadas en diferentes ámbitos geográficos. La primera está centrada en su propia experiencia cuando es detenido al ir a participar en un Festival musical en Oslo (Noruega) y está narrada con su voz en primera persona como Kalaf Epalanga, La segunda parte la protagoniza una profesora de kizomba y su pareja, y aquí el escritor es un amigo de ambos. La tercera y última parte es narrada por el policía que lo detiene en la primera parte, un inmigrante también.

A la búsqueda del origen del kuduro

En el principio de esta música considerada marginal, está el ndombolo congoleño. Y esto lo deja claro al escribir que “es el funge, pilar central del kuduro”.  Al igual que aclara el inicio: la música nació a finales de los 80 por obra de Tony Amado en homenaje a un baile del actor Jean Claude Van Damme en la película Kickboxer, componiendo de una tacada el clásico Amba Kuduro que dio nacimiento al estilo musical.

Kalaf Epalanga es la voz del grupo “Buraka Son Sistema”, que acabó de internacionalizar el kuduro. Una música “que mejor refleja el rostro de aquella urgencia frenética, abundante, colorida, codiciada, incomprendida y altamente contradictoria de la nueva Angola” (pág.164).

Una música como impulso de toda una generación de sueños amputados

En 2012 se viralizó un vídeo protagonizado por un joven mutilado llamado Costuleta. Un sonido que evolucionó a partir de la guerra civil angoleña que devastó el país y cristalizó en un estilo musical que “es un antídoto contra el luto, un susurro alegre, una danza absurda que pretende ser como el oro negro que brota de sus pozos, el producto más exportable que Angola haya producido jamás”.

Se trata quizás de un estilo musical que es a menudo rechazado por asociarse al gueto angoleño. Un baile underground que el autor quiere dar a conocer. Frente a la idea de que los africanos solo hacen música con instrumentos, el kuduro les reconoce como creadores de un nuevo estilo musical, realizado como en el caso de la banda de Epalanga, con ordenadores.

El libro también rinde homenaje a la kizomba. Reclamada por angoleños y caboverdianos, el músico señala que Lisboa es la cuna y la meca de la kizomba ya que fue allí donde se dieron los pasos para fijarla como un producto de consumo de masas. Resalta en varias entrevistas cómo la kizomba devolvió la dignidad a muchas personas en Portugal: por el día eran albañiles, panaderos, barberos… y los viernes se ponían el traje, salían a bailar y la kizomba les devolvía el ser.

Una Europa que teme al otro

El escritor que vive en la actualidad entre Lisboa y Berlín, transmite la sensación de estar fuera de lugar y muestra una Europa en la que las identidades no son las que parecen a simple vista. Las experiencias de Epalanga en Europa como migrante ocupan parte de las reflexiones del libro. Si bien el arresto que narra en la obra ocurrió hace 10 años, el libro fue escrito el año pasado por lo que parece decir que la vigencia no ha caducado. Frases como “Si Europa me enseñó algo es que no hay nada más aterrador que un africano atravesando fronteras” (pág.36), dan la medida de la opinión del músico sobre la cuestión migratoria. Sin embargo, él confiesa en las páginas de esta obra, mitad realidad mitad ficción, cuyo título no es lo que aparenta, que lo que le mueve a recorrer el mundo es conocer al otro.

Playlist para escuchar mientras la lees

Desde su página web, Epalanga propone su selección musical que incluye a músicos como Paulo Flores, Africa Bambaataa, DJ Zenobia (a quien el escritor considera un “genio del kuduro”), Buraka Son Sistema (con su legendario Yah¡ que fue el single del sello Enchufada de Epalanga), Bob Dylan o Caetano Veloso, entre otros.

También los blancos saben bailar. Una novela musical  (Também os brancos sabem dançar, 2018). Kalaf Epalanga. Trad: Juan Cárdenas. Editorial: Temas de Hoy (Planeta), 2020. Nº páginas 272.

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