Senegal: defendiendo la vida y construyendo la paz en Casamance

Fuente: https://www.pazcondignidad.org/blog/senegal-kabonketoor-defendiendo-la-vida-y-construyendo-la-paz-en-casamance/                                                                       Delegación de PcD en Senegal                                                       

Senegal – KabonKetoor: defendiendo la vida y construyendo la paz en Casamance

Es el año 2003. En un pequeño pueblo de la región de Ziguinchor, Nyassia, se congregan casi dos mil mujeres, que marchan hacia la capital de Casamance. Son mujeres notables, mujeres jóvenes, organizaciones de mujeres, mujeres del Bosque Sagrado (Bois Sacré), mujeres unidas para la defender e instaurar la paz en Casamance, al sur de Senegal.

Mujeres que conforman el Comité de Gestión de Paz en la aldea de Mandoudard, Región de Ziguinchor. Autoría: KabonKetoor.

Casamance. El “granero de Senegal”, un territorio verde, fértil, rural, basado en la agricultura y horticultura, diverso en sus etnias y con un recorrido histórico notablemente diferente del resto del país. Un territorio marcado por la guerra, el despojo y el expolio de sus tierras, de sus bosques, el desplazamiento forzado de sus poblaciones; y por la fuerza y resiliencia de sus poblaciones, que se levantaron desde épocas coloniales contra la administración colonial francesa.

El conflicto de Casamance se remonta a la década de 1980, y sigue activo actualmente, con focos de ataques contra bases rebeldes por parte del ejército senegalés. Pero, ¿por qué entonces escuchamos tan poco sobre esta realidad que afecta a miles de personas y a sus territorios? Se trata de un conflicto de raíces políticas, económicas y culturales, más que étnicas. Un conflicto surgido por los reclamos de independencia por parte de la población de la región de Casamance, debido a la represión, el rechazo cultural hacia su región por parte del gobierno central, la imposición de un código forestal que atentaba contra sus costumbres y prácticas en relación al bosque, la escasa representación de los diola (etnia mayoritaria de la región de Ziguinchor) en la administración pública o el expolio de tierras rurales y urbanas por parte de gente del norte.

Demandas que culminaron en una marcha pacífica en 1982 en Ziguinchor. Demandas a las que el gobierno central de Senegal respondió con una fuerte represión militar. De dicha violencia (re)surgió el Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamance (MFDC) en 1982 – aunque su aparición inicial fue en el año 1947 -, y creación de su brazo armado Atika, con el objetivo de liderar la lucha por la independencia.

Una lucha que aún no ha cesado, siendo uno de los conflictos más longevos del continente, y que ha sufrido diferentes puntos de tensión influenciados por los apoyos o ataques por parte de los gobiernos de los países colindantes, Gambia al norte y Guinea-Bissau al sur, así como por el apoyo armamentístico y militar de Estados Unidos y de Francia al ejército senegalés, con el objetivo de mantener su influencia militar en la región.

La década de 1990 fue la más sangrienta del conflicto, con ceses del fuego intermitentes interrumpidos por fuertes incursiones de diferentes secciones del MFDC y del ejército senegalés. Destacan las incursiones de 1993, bombardeos de 1995 y la utilización de minas antipersonas por parte del ejército senegalés desde 1997, causando el desplazamiento entre esos años de más de 30.000 personas hacia Guinea-Bissau. En la primera década de los 2000 continuaron los ataques, extendiéndose hacia la región de Kolda, y se acentuaron aún más los desplazamientos forzosos de las poblaciones, refugiadas en campos en Gambia y en Guinea-Bissau. En total, se calcula que más de 60.000 personas sufrieron desplazamientos forzosos y más de 5.000 personas murieron, según datos del gobierno. Además, se calcula que el conflicto provocó el abandono de al menos el 12% de las aldeas de la región de Ziguinchor, sobre todo en la frontera con Guinea-Bissau.

Es en este contexto en el que surge la mayor manifestación y concentración de mujeres por la paz, marchando desde Nyassia hasta Ziguinchor para exigir el cese de los ataques militares y el establecimiento de la paz y retorno de las poblaciones. Una marcha en la que participaron y que lideraron las mujeres de KABONKETOOR, la Asociación de Mujeres por la Paz en Casamance.

Esta organización de mujeres, creada en 1999 ha jugado y sigue jugando un rol fundamental en los procesos de construcción de paz en Casamance. Siendo un nexo de unión entre gobierno y MFDC, y entre MFDC y poblaciones, KabonKetoor ha ejercido la mediación entre las partes para la firma de acuerdos de paz, todavía no finalizados. Además, su labor se ha centrado también en el acompañamiento de las poblaciones desplazadas y del retorno a sus aldeas, que continúa hasta este año 2021, como es el caso de la aldea de Sanger Diola en la región de Sédhiou.

Reunión de resolución de conflictos en la comuna de Ouonck, Región de Ziguinchor. Autoría: KabonKetoor.

Un trabajo centrado en el rol de las mujeres en la construcción de la paz, en los efectos del conflicto sobre las mujeres y en la mejora de sus condiciones de vida, tanto a nivel económico como político. Un trabajo fundamental y que el Día internacional de la mujer por la Paz y el Desarme, del pasado 24 de mayo conmemora. A través de la instalación de Comités de Gestión de Paz, conformados por las poblaciones, esta asociación acompaña los procesos de resolución de conflictos, de violencias machistas, de problemáticas ligadas al derecho a la tierra, desde una perspectiva de género, con la participación de las mujeres en dichos procesos, de los cuales han estado tradicionalmente excluidas. Asimismo, KabonKetoor ha impulsado la creación del cuerpo de Jóvenes Embajadorxs de la Paz, centrado en acciones promovidas por jóvenes para la creación de una cultura de paz entre las nuevas generaciones, para no olvidar el conflicto, construyendo memoria histórica, y sensibilizando para que el uso de las armas no sea el medio de lucha fundamental para cambiar las situaciones de desigualdad y opresión.

Un trabajo fundamental en esta región de Senegal que continúa con miles de poblaciones que reclaman retornar a sus aldeas, pero sin respuestas institucionales a sus solicitudes de desminar sus territorios; una zona que sigue asediada por el acaparamiento de tierras por gentes del norte y empresas multinacionales, por el despojo de los recursos pesqueros por parte de grandes buques de la Unión Europea, por la migración de los jóvenes sin oportunidades ni medios de vida estables, por la inestabilidad política e incursiones militares que a día de hoy siguen produciéndose, y por los despojos cotidianos que implican expropiaciones de modos de vida. No obstante, su gente sigue resistiendo, luchando contra el despojo a través del trabajo comunitario, de la defensa del territorio y de lo que la autora Astrid Ulloa denomina la “defensa de actividades cotidianas de subsistencia, de autonomía alimentaria y de sus modos de vida”. En esta lucha, KabonKetoor se sitúa como un actor fundamental en los procesos de reconstrucción de las comunidades, construcción de paz y generación de resistencias en Casamance.

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