Por una ESI inadaptada

Fuente: https://periodicogatonegro.wordpress.com/2021/07/01/por-una-esi-inadaptada/                                                              Ya te vas a acostumbrar”. “Unx después, con el tiempo, se adapta”. “Es hasta que se instale en la cabeza… después no te parece tanto”.

Cuánto de paralizante hay en estas palabras, que pretenden, muchas veces con intenciones de consuelo, abrazar-nos- ante el aturdimiento, el enojo, el desconcierto.

¿Acostumbrarnos a qué? Empiezo a preocuparme con los devenires de la costumbre y la adaptación.

De un tiempo acá, nada novedoso, las grandes marcas mundiales y la lógica de los mercados han hecho de “la diversidad” un negocio. Hamburguesas, papas fritas, cremas para el pelo, medias y bombachas, bebidas alcohólicas, carteras, zapatillas, perfumes, todos teñidos de banderas multicolores que parecen dirigirse solo a “la comunidad LGTTTTBIQ+”. Agregando cada vez más letras para la inclusión de más identidades -paralizando esa convicción que tenemos de que la sexualidad fluye- a la vez que expanden la oferta y generan más demanda. Consumidorxs se adaptan a estos productos, los compran, los lucen, los festejan.

La sexualidad devino un negocio, una marca, un slogan. Las formas del mercado son imitadas por los Estados que quieren “asimilar” a la diferencia con promociones de integración e “igualdad” para quienes somos “lo distinto” – porque así piensa el heterocapitalismo- y bajo el manto de la “inclusión” simulan regalarnos leyes específicas, propias, diferenciadas para quienes no encajamos en las lógicas de la vida heteronormada.

Se festeja la conquista de derechos, pero la celebración termina cooptando luchas, lxs agradecidxs se adaptan a las formas de la letra muerta y las exigencias cambian el rumbo hacia nuevas demandas. Un manto enceguecedor de adaptación encubre las crueldades de las formas del Estado, sostenido por la existencia de las leyes que engrosan los derechos, el mecanismo de adaptación va robando-nos- fuerzas para evidenciar que poco se cumplen -o funcionan para pocxs-.

La adaptación confunde merecer con agradecer, todo lo que nos pertenece ahora se agradece a quienes nos lo han quitado. Líderes políticos aparecen como héroes de la inclusión promoviendo la adaptación a esta forma de vivir: bajo un capitalismo salvaje, colonial, del privilegio blanco y heterosexual, capacitista, lleno de hambre  y miserias, pero “orgulloso”, “libre”, lleno de derechos -que no cualquiera puede conseguir-.

Mientras se llenaban las redes sociales el 28 de junio a tantísimos años después de la redada de Stonewall -de putas, maricas, de travas, travestis contra la violencia de la policía- la palabra “orgullo” se teñía de parodia de la vida. Flyers, palabras como “orgullo gay”, “tolerancia”, “amor es amor”, fotos de ricos y famosos por la “diversidad”, el típico beso con lengua de alguna blanca  cantante con otra piba por la “igualdad”, la misma frase de Jáuregui mil veces, las mismas instituciones que obstaculizan otras formas de vivir “celebrando” la felicidad de “ser quien quieras ser” -como slogan de un imperativo individualista y  por supuesto con un precio de vida altísimo-  etc., etc., etc.

Todas formas de la adaptación

Adaptación: acción y efecto de adaptar o adaptarse.

Adaptarse: 1. Acomodarse una persona a nuevas condiciones.

2. Desarrollar un organismo características para adaptarse a su entorno.

Lo que menos sucedió en Stonewall fue la adaptación, por contrario estalló el hartazgo de la violencia, la opresión y el maltrato que suponen las lógicas del heterocapitalismo sobre los cuerpos que no se adaptaron a sus formatos.  Mientras tanto, una ola nos arrolla, nos enrosca como un brazo de pulpo para adaptarnos y pertenecer a una sociedad nueva pues orgullosa.

No queremos adaptarnos, no queremos que las formas de entender la educación sexual integral, por la que tanto luchamos -como con el resto de las leyes asociadas a esta- se aliste en las filas de la adaptación jurídica, al concepto de ciudadanía libre, al slogan, a la idea de la libertad individual. Que termine siendo privilegio de pocos, tapa de gaseosa, sticker de computadoras, un par de conceptos en algún taller anual, para reproducir las lógicas heterosexuales, para hacernos sentir “incluidxs”, para asimilar nuestras conductas para que el capitalismo siga funcionando, para teñir las fuerzas represivas de colores y que se celebre la policía queer.

Necesitamos hacer el ejercicio recuperar el espíritu de lucha, exponer las formas de opresión del sistema capitalista que operan en todos sus ámbitos, con todas sus fuerzas y poderes. Una educación sexual que acompañe una mejor calidad de vida, no de adaptación, la construcción de otros mundos posibles dentro/fuera de mundos podridos, no el agradecimiento eterno a lo putrefacto, la insistencia en que la diferencia es el lugar que habitamos y no que nos quieran asimiladxs bajo  una igualdad de la costumbre.

Conmoción

Movimiento o perturbación violenta del ánimo o del cuerpo.

2. Tumulto, levantamiento, alteración de un Estado, provincia o pueblo.

3. Movimiento sísmico muy perceptible.

Ante tanta anestesia y adaptación, necesitamos una educación sexual que conmueva, que nos ponga en marcha para seguir tomando lo que nos corresponde huyendo de la asimilación. Una educación sexual que en su integralidad contenga una visión crítica- política sobre las formas de operar del capitalismo, que entienda que la heterosexualidad es un régimen político que combina muy bien con las desigualdades y lógicas de explotación. Que no solo entienda y reconozca las desigualdades y pelee por más derechos, sino que además, se convierta en expresión de lucha y resistencia frente a tanta adaptación organizada.

Una educación sexual inadaptada e irreverente, para que los 28 de Junio y todas las efemérides que alrededor de la sexualidad rondan no caigan en slogans ni en reduccionismos que  confunden la autodefensa y acción directa con la “posibilidad” de “amar libremente”, “porque el amor es amor” -a qué heterosexual se lo justifica en su “diferencia” bajo “el manto del amor”-  y la lucha contra el régimen político heterocapitalista con la celebración de participar de él bajo la asimilación de sus lógicas de exclusión, privilegios  y explotación.

Si el mercado y el Estado ya vienen operando hace rato con la cooptación de las identidades, las sexualidades, las expresiones de género. Si el integracionismo logra aplacar la sed de lucha y genera cada vez menos crítica al capitalismo y su matrimonio con la vida heteronormada.  Defendamos una educación sexual anticapitalista, inadaptada y conmovedora, como fuga de lo normal, como posibilidad de resistencia, como salida del flyer para conmemorar con un orgullo que se acerque un poco más a esas travas, maricas, tortas, travestis, desviadxs de Stonewall para que su llama siga viva en nuestros cuerpos que no se adaptan, que no quieren hacerlo y que nunca lo harán.

Bello Abril


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