No hace falta unidad, hace falta parar esto

Fuente: Iniciativa Debate/ Paco Bello                                                                   

No es momento de esperar a que todo pase para criticar, porque las vidas que se pierdan hoy por no tomar decisiones necesarias y evidentes no se podrán recuperar mañana. Por eso resulta tan grotesco lo de apelar a una estúpida unidad que solo serviría de algo si se estuviera haciendo todo lo posible por cuidar la vida de todos y no la economía de unos pocos. Tampoco importa si los responsables son de los nuestros o de los otros. ¿Pueden ser «de los nuestros» los que no ponen el interés general por delante de todo lo demás?

No hay nada sobre lo que especular, y no, no hacen falta expertos para saber que hay que tomar decisiones que hasta el más necio puede comprender que son necesarias. Tampoco necesitamos las críticas al Gobierno de toda esa carcundia política que fue la principal responsable de cargarse la sanidad pública (que ahora tanto necesitamos). Y mucho menos que vayan de salvapatrias, porque eso es para correrlos a gorrazos hasta un barranco. No nos hace falta esa gentuza para tener clarísimo que la gestión está siendo un horroroso desastre, solo comprensible si lo que pretenden es que nos contagiemos todos y cada uno de los habitantes del país. Ellos son los últimos que deberían hablar.

Pero sí, los demás sí debemos decirlo, esto no tiene nombre, es un puto crimen.

En unos días superaremos a China en número de fallecidos. Con la diferencia de que ellos tienen casi 1400 millones de habitantes, 30 veces más que nosotros. Y no solo eso, sino que ellos han tardado dos meses en llegar a esa cifra y a nosotros nos costará menos de tres semanas. Las gráficas muestran que también vamos a superar con mucho a Italia, y eso va a significar que vamos a convertirnos en campeones del mundo. Lástima que sea en muerte e irresponsabilidad.

Insisto, nadie es tan torpe. No hay excusa, se está permitiendo el contagio, así de claro. Sí se podía, pero no quieren pararlo, solo ralentizarlo para evitar el colapso de los hospitales. Para «aplanar la curva». Teníamos la experiencia ajena no solo para imitar las cosas que otros han hecho bien sino para evitar las que han hecho mal, y ni una cosa ni la otra.

Madrid debiera estar tan blindado como lo estuvo (y todavía lo está) Wuhan (China) desde los primeros signos de alarma. Y de virtuales muros adentro, toda la actividad no imprescindible suspendida desde ese primer día mientras el resto del país podía haber seguido funcionando con medidas menos radicales. No se trata de ir ahora de listos, ya había mucha gente que lo estaba exigiendo desde ese primer momento, y además es lo que se había hecho en China con muy buenos resultados. Ahora, por no haber tomado ese tipo de decisiones, lo que se le está pidiendo al Gobierno desde hace días es que se paralice toda actividad no imprescindible pero en todo el país, con el perjuicio general que ello conlleva. Y se hará, pero llegarán tarde, como a todo. Y costará muchas vidas. Y algunos sinvergüenzas otra vez podrán decir que esto está lleno de «capitanes a posteriori» (idos a la mierda, cínicos).

Hace falta parar esto. Por eso no voy a entrar al detalle de las insuficientes medidas sociales que se han adoptado sabiendo la cantidad de gente que en este país vive al día y ya las está pasando putas, ni voy a explicar por qué el poner a tanto uniformado con un montón de medallas y déficit de neuronas al frente de las comparecencias –y tanto uso de la jerga castrense por parte de los responsables políticos– es fruto del miedo y de un viejo complejo de inferioridad del «progresismo» patrio. Tampoco espero nada de una fauna mediática y de pesebreros varios que tienen las santas narices de defender no solo las medidas adoptadas sino incluso la capacidad interpretativa de este Pedro Nicholson de tercera. Todo eso da igual ahora. Se podían haber evitado muchas de la muertes pasadas y muchas de las que ya vendrán sin remedio, pero todavía se pueden evitar otras. Esto es lo importante, aunque a ver cómo se lo explicáis a los familiares de los que hayan tenido «mala suerte».

¡Hacedlo ya, por favor!, ¡parad esto!

De lo demás ya tendremos tiempo de hablar.

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