Nicaragua y la doble vara de medir de occidente

Fuente: https://frenteantiimperialista.org/nicaragua-y-la-doble-vara-de-medir-de-occidente/                                                   Ramón Pedregal Casanova                                                              29 junio 2021

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Los nuevos planes significaban cambios importantes en la estrategia y en la táctica. Así, se invitó a colaborar en el plan al Gobierno de Nicaragua, encabezado por Luis Somoza, hijo del hombre que había dado muerte a Sandino. Somoza se comprometió a dar la base aérea y marítima para la salida de la expedición y para los bombardeos que se harían sobre algunos puntos de Cuba. …. se organizó una flota aérea de 24 bombarderos B-26 y 12 transportes, seis de ellos C-54 y seis C-46 y se obtuvieron seis barcos … el presidente Kennedy, que hablaba a menudo con tanta energía contra los tiranos de América, se aliaba a los Somozas, una dinastía que asentaba su poder sobre la sangre de Sandino y de miles de nicaragüenses.

Del libro De Cristóbal Colón a Fidel Castro (II) (El Caribe, frontera imperial) Es autor el Doctor Juan Bosch. Ediciones SARPE.

La viste desde el aire, ésta es Managua,
de pie entre ruinas, bella en sus baldíos,
pobre como las armas combatientes,
rica como la sangre de sus hijos.

(…)Ya ves, viajero, está su puerta abierta,
todo el país es una inmensa casa,
no, no te equivocaste de aeropuerto,
entra nomás, estás en Nicaragua.

Del poema Noticias para viajeros. Es autor el gran escritor Julio Cortázar.

Nunca, como en el caso de Nicaragua o Venezuela, en los tiempos actuales, en lo que refiere a la utilización tramposa de palabras o conceptos como “derechos humanos, democracia, libertad de expresión”, se puede ilustrar tan palmaria y explícitamente con la frase: “doble vara de medir”.

Decimos esto porque, esa doble vara de medir, occidente (léase Estados Unidos, Unión Europea y sus adláteres) la aplica a unos países u otros de forma asimétrica, pues, si son socios, aliados o alineados, la vara es positiva, mide bien o simplemente no se usa (Colombia, Chile, Brasil) pero si el país no se supedita, escoge su propio camino, es celoso de su soberanía, la vara es negativa, mide muy mal.

Esto es el resultado de que mediocres y falsos árbitros que expiden “carnets democráticos”, estén al frente de los gobiernos occidentales, de los llamados organismos internacionales y de los medios de comunicación sumisos a los cantos de sirena y a los dictados del poder.

Estos gobiernos occidentales que, sabido es, en materia de política exterior van detrás de lo que dictamine Estados Unidos, consideran que a fuerza de repetir de forma embustera, bien por medio de sus cancillerías u otras entidades que, en algunos casos incluye a su autoridad máxima (presidente, primer ministro, jefe de gobierno, jefe de Estado, etc) palabras y conceptos como “democracia, derechos humanos, libertad de expresión”, entre otros, les asiste la verdad. Nada más falso y alejado de la realidad.

Asimismo, los medios corporativos que forman parte del coro de estos gobiernos, junto a un cúmulo interminable de ONGs, fundaciones y organismos internacionales, creados como parte de los mecanismos de control en lo que, estos países occidentales, han considerado sus zonas de influencia e interés, igualmente repiten y aplican de forma arbitraria y antojadiza estas mismas palabras y conceptos.

Las utilizan de manera anómala en sus comunicados e informes, con el objetivo de atacar sin fundamento a aquellas naciones que se les resisten, a lo que algunos autores franceses llaman: vigilancia, control, sociedad disciplinaria o sistema de servidumbre. Es el caso del ataque virulento e infundado a países como Nicaragua.

No obstante, estos gobiernos, organismos y medios, en lo que respecta a lo que venimos describiendo, saben aplicar muy bien la selectividad, pues si a determinadas naciones las etiquetan de forma negativa, a otras en las que de verdad se violan los llamados derechos humanos, pero, como son socios, aliados y les sirven de satélites en sus zonas de influencias, los comunicados o informes no existen o simplemente no se tramitan. Así de falso y doble moral actúan estos “relevantes actores mundiales”, que, infortunadamente son los que marcan, instituyen, ponderan las reglas del juego.

Vistas las cosas así, lo que se denomina el ajedrez mundial o el gran juego de las relaciones internacionales, podríamos decir que está amañado, diseñado para entorpecer el crecimiento y la soberanía de unas naciones y para darle carta blanca a otras, siempre y cuando estas últimas sean aliados de quienes dominan los centros de poder.

Ahora bien, lo más deshonesto es que, en el propio territorio de los países que establecen las reglas del juego (potencias), se violan atroz y sistemáticamente los derechos de sus propias poblaciones.

Basta preguntarnos: ¿qué países (potencias-imperios) tienen un historial interminable de agresiones, masacres, matanzas a sus pueblos, a otras naciones y además se han enriquecido mediante el expolio, el saqueo? La respuesta es simple: los geopolíticos le llaman occidente imperial, colonial, capitalista, depredador.

La ironía absoluta se presenta cuando observamos el actuar de estas potencias, pues aunque sigan cometiendo tales atrocidades (imperios de la guerra permanente se les denomina, con centenares de bases militares) se erigen en árbitros de países que han puesto como prioridad la paz, devolver los derechos a su pueblo y forjar un modelo democrático por medio del cual han conseguido, como en el caso de la Nicaragua Sandinista, impresionantes logros a nivel social, político, cultural, de igualdad de género, producción, energía.

Nicaragua ha articulado un modelo político y socioeconómico cuyo fundamento es la lucha contra la pobreza y la desigualdad. Un sistema que estimula, motiva la creatividad y productividad de su gente, que produce riqueza, pero una riqueza que la redistribuye genuinamente. De ahí los ingentes y exitosos resultados en todos los aspectos posibles. Nicaragua ha demostrado que, siguiendo un camino distinto al que dicta Washington o Bruselas, las cosas pueden hacerse mucho mejor.

Para finalizar podemos decir que el país centroamericano tiene también su propia política exterior. Esta se fundamenta en criterios como independencia, autodeterminación, soberanía nacional y patriotismo. Obviamente, tales principios chocan con la idea que Estados Unidos tiene de esta región: una zona apacible, “domesticable” y deseosa de servir a los intereses de su elites; no obstante, el coraje nicaraguense es un muro de dignidad contra el cual, por más de 500 años, ha colisionado el llamado orden colonial, imperial y, en particular, el estadounidense en los últimos tiempos.

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