Los falsos patriotas, el caso de Bellver

Fuente: Portal Libertario OACA                                                    21 Apr 2021 05:33 AM PDT

Por: Antonio  Gascón y Agustín Guillamón

Ejercicio de memoria

En este mes de abril se cumplen tres años justos que los autores presentamos en el salón de actos del Archivo Comarcal de Puigcerdá nuestro Manifiesto trapero de Puigcerdá [1], acompañando la presentación del libro Nacionalistas contra anarquistas en la Cerdaña (1936-1937). Antonio Martín, la experiencia libertaria de Puigcerdá y el sagrado mito de Bellver [2]En dicho  manifiesto  demandábamos al Memorial Democratic, a ERC y a dos conocidos historiadores, que dadas las pruebas documentales aportadas y además donadas al propio archivo, que se procediera a enmendar las siguientes cuestiones:

“DEMANDAMOS:

1) Que los paneles informativos levantados en el puente de Bellver sean quitados o corregidos.

2) Que ERC asuma su responsabilidad en la matanza de Puigcerdá del 9-9-1936 y cese las infamias levantadas permanente y sistemáticamente por su organización contra los libertarios.

3) Que Pous/Solé reconozcan formalmente sus errores e insuficiencias, y los hagan públicos y notorios, por dignidad propia y porque es de justicia.”

Denuncia ante el silencio

Resulta inconcebible que en un país que se vive de tirar de hemeroteca a la hora de hablar de supuestos agravios históricos,  exista una única institución encargada de dar carnets de patriota de acuerdo con sus propios cánones, o donde las autoridades pertinentes se hacen las ciegas y sordas e incluso las ágrafas al no haber dado respuesta a dicho Manifiesto que se hizo público, en el cual por simple coherencia política e histórica se pedía al Memorial Democratic que se reformulara el contenido de los paneles informativos existentes en el puente de Bellver, retirándolos o en su defecto los corrigiera de acuerdo con la documentación que hoy se conoce y, que además se encuentra   depositada en el Arxiu Comarcal de la Cerdaña (Puigcerdá), por cortesía de los propios firmantes del Manifiesto, ya que dicha documentación contradice en todo lo que hasta aquel momento habían mantenido durante años unos determinados académicos, en su caso al servicio exclusivo de los poderes políticos de Cataluña. 

Del mismo modo se pedía a ERC que asumiera su responsabilidad en cuanto hace a su participación en los hechos Puigcerdá y de Bellver en 1937, y en la difusión de las correspondientes infamias. Pasado el tiempo y al igual que los conocidos tres monos sabios chinos, ERC continúa enrocada en un silencio cómplice al seguir sin querer asumir su responsabilidad histórica en la matanza de Puigcerdá del 9-9-1936, mientras tanto se dedica por sistema a alardea de honradez, y por ello nos preguntamos si la honradez es el único precepto de la vida y por ello los asesinatos políticos cometidos durante la guerra civil no cuentan entre los parámetros actuales de su conciencia política como partido del siglo XXI [3].

Ante semejante actitud, y teniendo en cuenta la cantidad de plumas que tiene a su servicio, al no haber querido rectificar es de recibo aplicar directamente la ley del silencio administrativo positivo. Lo que conlleva que ERC acepta su participación tanto en el derribo de la iglesia  parroquial de Puigcerdá como en los múltiples asesinatos cometidos en Puigcerdá durante la pasada contienda civil, sin olvidar con ello el papel jugado por conocidos militantes de la misma organización en la Cerdaña durante aquel mismo periodo, que ejercieron un papel ambivalente, al ser tanto judas como verdugos.

Y en el caso de los historiadores Pous/Solé que tampoco han tenido la hombría de reconocer sus errores e insuficiencias, les mencionamos unas cuantas, pensamos que las más significativas, para que se pueda comprobar que su tiempo ya ha concluido.

Introducción

En múltiples ocasiones, las personas que nos dedicamos a la ardua tarea de tener que  reconstruir vidas ajenas, siempre nos queda la duda sobre si determinados personajes públicos a la hora de explicar sus andanzas vitales a terceros, fueron conscientes en vida de que sobre ellos podía existír una documentación que más tarde o más temprano acabaría por reaparecer, y que en su caso particular pondría en duda una buena parte de su testimonio vital.  Resaltamos lo anterior a efectos de inventario.

Es por ello que en estos momentos de una cierta apertura de determinados archivos,  sorprende que  algunos historiadores de marcada tendencia nacionalista se especialicen más en reseguir a anarquistas que a afamados nacionalistas, a última hora los suyos. Como es el caso de la historiadora Queralt Solé, experta en desaparecidos y fosas comunes, asesora de la DG de Memòria Democràtica y profesora de Historia en la  UB[4], y especializada  además en “luces en medio de la barbarie”[5], en “huesos del Cojo de Málaga” [6] o en  “rojas peligrosas”[7]. Trabajo último extraído por la autora del Arxiu del Tribunal Militar Territorial III de Barcelona.

Justo el mismo lugar donde se pueden ver, consultar, o extraer muchas otras causas, pero en este caso de hombres, de los cuales dos de ellos en concreto merecen un cierto detalle, al tratarse de personajes que de una forma u otra estuvieron íntimamente ligados al trágico final de Antonio Martín Escudero, pero con suertes diametralmente opuestas, ya que los dos elegidos, de creer a sus hagiógrafos, eran personas muy comprometidas con la causa republicana y con el nacionalismo radical y además ambos ostentaban cargos públicos, y que a pesar de todo ello salieron bien librados de sus respectivos juicios sumarísimos franquistas, mientras que otros muchos compatriotas, por el mero detalle de estar afiliados de la CNT, acabaron vilmente asesinados en un puente lejano, en su puesto de trabajo o fusilados de mala manera en la cuneta de una carretera. Un detalle, el de la muerte, que ya de por sí marcó distancias.

Distancia que se han estado saltado desde hace años muchos supuestos republicanos al cargar todos los muertos causados, los propios y los de otros, sobre las mismas espaldas: las libertarias.  Por ello y con la idea de que cunda el ejemplo, y dado que a los que les corresponde justificar a ciertos individuos les ha faltado el valor necesario para ser críticos consigo mismos, es por lo que hoy nos toca a nosotros el poner el acento en lo que se han negando a reconocer.

Las placas del Memorial en Bellver

En el caso de  los dos personajes que  seguidamente vamos a tratar corresponde en el primer caso al tantas veces citado alcalde de Bellver, Joan Solé i Cristofol, y en el otro a su secretario municipal  del mismo ayuntamiento,  Ignaci Jausàs Bringueret,  al estar ambos ligados de una forma u otra con el  trágico final de Antonio Martín Escudero en Bellver.

Panel dedicado a Joan Solé en Bellver. Archivo autores

Resaltando que cada uno de ellos posee su pequeña leyenda. Así en el caso de Jausàs se dice que en los momentos de más peligro de Bellver el personaje huyó a Barcelona con la excusa de ir a pedir auxilio, cuando se suponía que el enemigo estaba en la puerta y cercando la población. Un auténtico milagro, ya que de creer al otro los teléfonos funcionaban y el telégafo también. Mientras tanto Solé, según un testigo fiable, en la misma circunstancia, se ocultó tras una pared situada en segunda línea, para disparar desde allí al aire con su “pistolita” para hacer ruido, mientras el enemigo  supuestamente  estaba asaltando el puente de Bellver.

Pero entre ellos existen algunas diferencias fundamentales, ya que en el caso concreto de Solé, según algún autor,  en nuestros tiempos ha sido “homenajeado por su partido ERC y por el Parlamento de Cataluña, como ejemplo de idealismo y honestidad”,[8] y tal vez por ello el propio Memorial Democràtic decidió dedicarle en su día un panel en Bellver alabando sus cualidades personales y políticas[9]. Pero olvidando hacerle una breve aproximación biográfíca.

Joan Solé Cristofol, estando en edad de servir en el ejército y tras ser destinado a Marruecos, al producirse el desastre de Annual decidió huir a Francia y desde allí escapó a la República Argentina. El 14 de abril de 1931, día en que se proclamó la República en España, estaba trabajando en la Vall de Arán, con lo cual se puede colegir su desinterés general por aquellas elecciones. Cuando la revolución nacionalista de octubre de 1934, estaba de nuevo de forma muy oportuna en la Vall de Arán y por tanto no participó ni antes ni después en nada, teniendo en cuenta que en Puigcerdá los nacionalistas se sublevaron en masa y muchos de ellos acabaron en la cárcel, por lo tanto se puede inferir que Solé no pertenecía al bando de los conspiradores nacionalistas.

El 18 de julio de 1936 estaba en Gerona. En 1938 fue nombrado Comisario Municipal sembrando el terror entre los libertarios de la comarca, pero en toda la guerra no se acercó ni de lejos a un solo frente de combate, huyendo a Francia en 1939. A su regreso a España, en plena dictadura franquista, sólo cumplió tres meses de prisión en la Seo, saliendo casi de inmediato en libertad provisional, y al final resultó absuelto en el Consejo Sumarísimo al que fue sometido. En resumen, un hombre con mucha suerte ya que se salvó de todos los incendios, y además quedó bien con casi todos.

Panel explicativo de la emboscada del 27 de abril de 1937. Archivo autores

No contentos con el panel de Solé el mismo Memorial colocó dos paneles más de evidente mal gusto histórico, al hacerse alarde en ellos de los crímenes cometidos por los asesinos de Antonio Martín Escudero, y siguiendo el estilo epigráfico y conmemorativo franquista,  rememorando en una: “el Lloc on va ser abatut el Cojo de Málaga”,  y solamente les faltó poner un “charquito de color” figurado para rememorar mejor el evento, y otro más: ”assenyalar el lloc des d´on es matà el Cojo de Málaga i que és la part nord-est de al muralla que domina el pas sobre el riu Segre[10], marcando de aquel modo donde estuvo situado el pelotón de asesinos, pero sin tener el valor de poner los nombres y apellidos de los sujetos que perpetraron el atentado que costó la vida a cuatro libertarios.

La misma emboscada vista por la polícia francesa

Pero el Memorial Democratic, de ser justodebería haber puesto un par de paneles más de complemento para que los visitantes curiosos pudieran apreciar que sobre aquel mismo incidente del puente, la policia francesa no decía lo mismo en sus informes que lo que afirma el Memorial, al  poder leerse en dos de ellos que aquellos asesinatos del puente habían sido una vulgar emboscada, muy propia de bandoleros de camino real, diciendo en el primero que: “…cuando la población de Bellver, sin duda alarmada, vio cómo llegaban a su pueblo los anarquistas de Puigcerdá…, los recibió con disparos de fusil, e incluso de ametralladoras[11].

Y en el segundo: “…”en el viaje de ida, los habitantes de Bellver, habían cerrado el paso a los anarquistas de la Seo… (al prepararse la vuelta) se decidió que varios miembros de la FAI de Puigcerdá irían con los de la Seo, hasta Bellver, para parlamentar con el Comité de ese municipio y evitar así la repetición de semejantes incidentes… Llegados a Bellver, los coches se detuvieron antes de franquear un puente que se haya a la entrada de ese pueblo, en la carretera. Varios parlamentarios se adelantaron, pero cuando llegaron a la mitad del puente fueron acogidos por una salva de disparos de fusil. Nadie, en ese momento, resultó herido, y regresaron a sus coches. Fue entonces cuando comenzó una viva fusilada, en el curso de la cual dos miembros del Comité de la Seo fueron muertos, y otros dos de Puigcerdá fueron gravemente heridos…[12]

A la vista de ambos informes policíacos franceses es evidente que la versión  francesa es totalmente disonante con la que corre de forma habitual por Cataluña desde hace años, porque en ella no consta que existiera asalto alguno al pueblo por parte de nadie, sino una vulgar emboscada protagonizada por un grupo de fanáticos locales o foráneos. Acto que en el siglo XXI se ha conmemorado colocando dos paneles pagados con dinero público, y sin más averiguación que el testimonio de los propios asesinos confesos, los mismos que formaron el improvisado pelotón de ejecución de cuatro confiados libertarios[13].

Según recoge el autor Ferrán Sánchez en su trabajo[14], concluida la guerra civil Solé decidió hacer de pasador de evadidos aliados, honorable empresa en la que colaboró junto con sus hermanos Esteve y Emili[15], o con el propio Ignasi Jausàs, su antiguo secretario de ayuntamiento en la época de la guerra civil, premiado éste último por la fortuna al conseguir también salir absuelto en el mismo sumarísimo que Solé. Un hecho que también acaeció con otro de los viejos colaboradores de Solé, en su caso el antiguo juez de paz local, cesado después de octubre de 1934, y después concejal por el PSUC cuando la guerra, Sebastián Pous Martí, absuelto también en otro juicio sumarísimo el 1 de junio de 1940.

Sumarísimo Solé y Jausàs. Archivo del Tribunal Militar Tercero (ATMT3)

Conocido lo anterior se debe reconocer que la macabra lotería de los sumarísimos benefició en Bellver curiosamente a gentes muy determinadas y a juzgar por los papeles conservados, en todos los casos, por el gran espíritu colaborador y complaciente de los reos de aquellos sumarísimos con multitud de gentes del enemigo, asunto que se trata de ocultar hablando de salvamento de vidas, cuando todo ello tiene un cierto tufillo de traición a la causa republicana.

Actitud que obedeció, y aquí depende del punto de vista, a lo que hoy en día se califica, de forma benevolente, como caridad cristiana,  ya que al parecer fue gracias a ella por la que se pudieron salvar. Olvidando que si en su tiempo los hubieran juzgado los tribunales populares, aquella misma actitud se hubiera calificado y juzgado bajo otro punto de vista muy distinto, ya que lo suyo, eran tiempos de guerra, se llamaba: convivencia con el enemigo, delito que todavía hoy en día está vigente en algunos países, y que en España ha pasado a ser calificado como deslealtad, y que por supuesto en 1937 los tres no hubieran salido absueltos tal como tuvo a bien premiarlos la sangrienta justicia franquista.

Lo que no recogió Ferrán Sánchez en su obra de 2010, es que Solé estaba en libertad  provisional y residiendo en Bellver, cuando fue juzgado en el Juzgado militar nº 3 de Lérida, en el Sumarísimo ordinario nº 27232, o sea, en sencillo, que cuando se le juzgó ya estaba en una situación previa de privilegio.  Sumarísimo que Solé compartirá con su antiguo secretario en el mismo ayuntamiento Ignacio Jausàs Bringueret.

Personaje que por una extraña coincidencia apenas fue citado en el popular libro Anarquía y República en la Cerdaña 1936-1939. El «Cojo de Málaga» i els fets de Bellver (1991), de Joan Pons i Porta y Josep M. Solé Sabaté, y cuando sobre él existe mucha información, y sin embargo en la obra de referencia sólo fue citado en dos ocasiones distintas. En una explicando que Jausás informó a Solé de que habían interceptado una llamada telefónica de Antonio Martín a La Seo según la cual tenían intención de asaltar Bellver[16], y la segunda refiriendo la oportunidad que tuvo ERC para hacerse con la alcaldía, gracias a que Jausás había pedido una excedencia de seis meses[17], pero sin entrar en más detalles, sobre quién traicionaba a quién.  Por otra parte, y aunque no conste, es de suponer que si la justicia franquista decidió unir ambos procesos en uno único, debió ser porque los consideraba idénticos a todos los efectos, vamos a ver por qué.

Juicio

El juicio que se inició, bajo la calificación de Auxilio a Rebelión Militar, el 31 de julio de 1941 y  con ambos reos en libertad provisional y residentes en Bellver, y  a su conclusión con una sentencia excepcional, dada la gran cantidad de alcaldes o secretarios republicanos fusilados  o represaliados por los franquistas.[18], mientras que ellos dos, a la inversa, fueron absueltos sin más causa ni perjuicio.

Sumarísimo, informe del fiscal. ATMT3

Pero tal como afirmaba uno de sus biógrafos circunstanciales, cuando se inicio la guerra Solé ya se fue preparando para lo que se le venía  encima, al admitir al periodista que:   “val mes la gota de sang d’una persona que tots els sants del món«, una vegada enretirats els objectes de l’interior de l’església de Bellver, ell (Solé) i el capellá en van cremar les paretsDesprés en Joan Solé va ajudar a mossén Antoni Riba a fugir”[19].

En resumen y a efectos de inventario, la iglesia de Bellver fue quemada, no por las hordas rojas libertarias, sino por Joan Solé ayudado por el mosén local, escondiendo ambos los objetos religiosos. El mismo incendio que después los mismos autores debieron hacer anotar en la cuenta de los anarquistas, pues como tal consta en el Estadillo nº 3 de la Causa General de Bellver, dentro del capítulo de incendios y destrucciones firmado por el alcalde de Bellver de aquel momento, el 22 de de mayo de 1941, está visto que ya no venía de una mentira o una injusticia más.

Pero es durante la lectura del Sumarísimo donde se descubre a un Solé totalmente distinto, ya que no es un peligroso republicano o un rojo revolucionario sino una especie de Pimpinela escarlata moderno[20], o en un reencarnado Robín Hood.[21] Cuestión  que se aprecia  a todo lo largo de la causa, dado que los testigos a su favor van repitiendo una y otra vez los mismos argumentos, con expresiones más o menos similares, y en todos los casos salidas de boca de franquistas muy notorios, recordando así a los viejos procesos de la Inquisición por su reiteración en la pregunta y la respuesta, pero en todos los casos con manifestaciones positivas a favor del reo.

De hecho es el propio enemigo que lo juzga el encargado de ensalzarlo a límites estratosféricos, al haber sido el caso de Solé, un caso único en toda la zona roja (¡¡¡), y como salvador de los pueblos de la Cerdañano conociendo (se) además ningún acto (suyo) (!!!) contra el Glorioso Movimiento Nacional ni en contra de persona de orden¡¡¡”. Expresiones todas ellas harto significativas, al eximirse con ellas a Solé de todo mal futuro.

Por otra parte asombra que los testigos franquistas afirmen sin tapujos que Solé era una “persona de inmejorable conducta, de buenos sentimientos, amante del orden, de la justicia, de moralidad intachable y de ideas políticas moderadas…”, luego en qué quedamos Solé era o no de ERC, o “que ejerció el cargo de alcalde desde primeros de febrero de 1934 hasta el mes de febrero de 1939”, una afirmación incierta en algún extremo, pero no vendrá ahora de alguna mentirijilla.

Y como colofón de aquella farsa se descubre que la misión final de Solé era, no luchar y proteger a la República, sino la de aniquilar a la “horda roja”: “durante la dominación roja… (Solé) se manifestó abiertamente opuesto a las pretensiones y atropellos de la horda roja de la Seo y Puigcerdáhermanó a todas las personas de orden de los municipios limítrofes… e hizo frente hasta conseguir aniquilar a aquella sanguinaria horda…”[22]. Horda de la que se supone formaba también parte su partido ERC, pero a la vista está que Solé no tenía madera de martir.

Por otros testimonios también “solventes” nos enteramos que Solé, durante los primeros días de la dominación roja, “se vio obligado a constituir  un Comité a fin de evitar que se cometieran toda clase de desmanes”, pero manifestándose contrario a los mismos y que. “al verse ayudado por todas las personas de orden de la población, decidió oponerse  a los atropellos que cometían  la expresada horda roja”.

En sencillo, Solé recibió el apoyo de la “gente de orden” local, es decir la de su misma clase social, y por ello “se le reconoce como salvador de las vidas y los intereses de las personas de orden de los pueblos de la Cerdaña e incluso en algunos casos  consiguió que fuese devuelto el ganado (que) con el pretexto de ser de familiares de desertores(los revolucionarios) se habían llevado…”. Comentario que desmiente la otra historia, la verdadera, en la cual se afirmaba que fue su propio ganado el que salvó Solé de manos de los anarquistas, un ganado que tenía que haberse llevado a Barcelona ante la hambruna que existía en la capital.

El clamoroso testimonio anterior corresponde a declaración de seis padres de otros tantos excombatientes del “Glorioso Ejército Nacional” del distrito de Bellver, al del jefe local de la Falange, y del secretario también de Falange de Bellver y a cuatro excombatientes más del “Glorioso Ejército Nacional” en su caso todos naturales de Bellver, Detalle que permite conocer que como mínimo hubo un total de diez personas de Bellver que se escaparon del pueblo con el beneplácito de Solé, pasándose directamente al enemigo, que de aquel modo vio incrementadas sus filas con más combatientes. Un gesto muy “republicano”.

Según otros testimonios descubrimos que Solé, el supuesto republicano, se dedicó a perjudicar a la República, ya que: “Durante el periodo marxista protegió siempre a las personas perseguidas, y  no obligó jamás a los mozos movilizados (a) que se incorporaran al ejército rojo, ni negó tarjeta de racionamiento a los padres de los desertores ni familiares, antes lo contrario, ya que según referencias, evitó que los agentes del SIM y los carabineros rojos tomaran medidas coercitivas contra los familiares de los desertores.”

En resumen, Solé que según sus partidarios de ERC era un ejemplo de “honestidad”, mientras que para los franquistas era todo un dechado de virtudes al dejar al libre albedrio de los mozos llamados a filas por la República que decidieran ellos en que bando querían luchar, o no permitiendo al SIM y a los carabineros que tomaran medidas con los que  habían permitido o fomentado aquellas deserciones en masa.

Resulta curiosa la explicación que dan los testigos franquistas al respecto de las actitudes adoptadas por Solé para ocultar ante los revolucionarios rojos que era de los suyos: “que el referido alcalde se mostraba siempre ante los extremistas como unido a ellospero interiormente y en privado obraba en forma completamente opuesta a las ideas de aquellos tiemposlogrando con ello al mismo tiempo que inspiraba confianza a dichos elementos, salvar a cuantas personas era posible”. Dando a entender así que el personaje era un  vulgar “caragirada” con los supuestos suyos.

Advirtiéndose durante el proceso que si alguna vez Solé cometió alguna irregularidad con la población, los testigos presumían “que no estuvo  a su causa (en su mano) poder evitarla, o bien si se consintió, fue para librar (la) de un daño muy superior”. Es decir que cualquier daño cometido por Solé había sido involuntario. Comentarios que con más o menos reiteración que se fueron repitiendo en una parte muy importante de los testimonios de sus avaladores, en su caso de forma mayoritaria confirmados por jefes locales de la F.E.T. y de las J.O.N.S.[23] y autoridades franquistas locales no solo de Bellver sino también de los pueblos de los alrededores, como fue el caso del alcalde, del juez y jefe local de Falange de Prullans.

Que tras explicar a su modo el “incidente del día 27 de abril, hablan de la “gesta y heroicidad” de Solé, ya que “no solo fue comentada favorablemente en los pueblos afectados, sino que sus repercusiones llegaron más allá de las fronteras y pasando por los frentes de batalla (sic) se publicó con satisfacción en la prensa de la España liberada (sic)”. Haciéndolo de aquel modo el héroe de aquella jornada, héroe celebrado incluso en la prensa del bando franquista, algo nunca comprobado. Un hecho curioso fue que los propios franquistas se creyeron el cuento de que los asaltantes era unos 400, cuando en realidad la gente que cayó en la emboscada estaban embarcados en dos coches ligeros y un único camión y por tanto muy lejos de dicha cifra. Será por los detalles.

Por otra parte, todo aquel apartado referente a la emboscada del día 27, en cierto modo explicaría el interés despertado por la misma en la propia Causa General franquista, al llegarse incluso al extremo de recogerse en ella como prueba un ejemplar del folleto editado en su día por el ayuntamiento de Bellver como justificación del atentado, o la declaración de varios testimonios que hablaron sobre el mismo asunto al ser citados ex profeso por los jueces franquistas, y cuyos testimonios son curiosamente coincidentes, lo que hace sospechar el amaño de los testigos por parte del fiscal.

Otro detalle, que según se mire muy perjudicial para la causa republicana por parte de Solé, es que muchos de los testimonios resaltaban que Solé, deja (ba a) la libre elección de los indicados que querían pasar a Francia, para que escogieran al ser movilizados,  si querían servir a los rojos o pasarse a las filas nacionales, decisión última que le habían podido comprobar “que le complacía mucho”, si bien Solé se había abstenido de manifestarlo públicamente. Prueba evidente que los fascistas lo consideraban a todos los efectos como uno de los suyos.

Pero de lo que no cabía duda era que Solé les daba seguridad a los individuos (de) que sus familiares no serían molestados,  por el mero hecho de que ellos desertaran.”[24]  Haciendo bueno el refrán que dice que: “A enemigo que huye puente de plata….”, y olvidando Solé que él representaba, por su cargo municipal,  la autoridad de la República, y que por lo tanto estaba cometiendo una vulgar traición a la causa republicana.

Y que si bien era cierto que Solé mantenía más o menos relación “con los organismos de la extinguida Generalitat, razonaban aquellos testigos franquistas que: “era precisamente para sacar el máximo provecho posible para los pueblos. (ya que) merced a su habilidad, se pudo disfrutar de suministros facilitados por los organismos oficiales, con relativa facilidad, o por lo menos muy superior al que facilitaban en otras poblaciones e incluso en las ciudades”. Comentario que justifica el interés de Puigcerdá por intentar acabar con los cambalaches que se producían en Bellver, hecho que ahora se ve confirmado por los propios testimonios franquistas, al comprobarse que el mismo enemigo reconoce lo bien abastecido que estaba el pueblo, pero callandose el nombre de la persona o personas que se ganaban muy bien la vida  con aquel negocio.

Y como remate de aquellas más que favorables declaraciones, los testimonios afirmaban de Solé que “pudiendo asegurar… de que fue el único caso modélico que existió, puesto que… no (se) le conoce ni un solo acto contra el Glorioso Movimiento Nacional”. Es decir Solé pública y privadamente gobernó durante la guerra en beneficio del bando franquista y por tanto en perjuicio de la República española y por ende de ERC.

En otro testimonio se asegura que con el fin de evitar más desmanes, el Comité de Bellver decidió tomar lo que entonces se denominaban “medidas revolucionarias” (sic), “Haciendo contribuir  a algunas personas de significación derechista, justificando ante los “extremistas rojos” que eran multas que se imponían, y que se continuarían imponiendo hasta dejarlos desprovistos de riquezas y bienes”, un hecho muy lejos de la realidad.

Ya que en la práctica no fue así, “ya que únicamente era para justificarse… y las cantidades que  abonaron los dererechistas no tenían importancia…”o sea que los sancionados se quedaban igual, y con el dinero conseguido,  el ayuntamiento de Solé “lo utilizó para hacer obras en el municipio”, y con ello “para dar trabajo a algunos individuos peligrosos”, pretendiendo así tapar las pocas bocas rebeldes que pudieran haber en el pueblo, o justificando lo bueno que era administrando aquel ayuntamiento[25], ya que después en democracia se vanaglorió de lo realizado durante la guerra, pero sin explicar que era una simple maniobra política con la que salvar justamente la vida y la hacienda del enemigo.

Un tema que parecía interesar a los fiscales militares era si Solé durante la guerra  había pasado a Francia, una cuestión que aparece en las conclusiones, lo que hubiera sido un posible indicativo de pasar a Francia con cosas de valor: “que los suscriptos no tienen conocimiento de que el repetido Sr. Solé entrara y saliera de Francia durante la dominación roja, con excepción de cuando se retiró el ejército rojo, que se vio obligado a entrar en Francia para liberarse de las represalias de la horda llamada “las tribus” la cual se retiró de esta comarca y varios de sus componentes  habían asistido a los ataques que se hicieron a Bellver, odiando por tanto al mentado Sr. Solé por haberles derrotado”.

De interpretarse el comentario anterior, Solé se pasó a Francia, no huyendo de los fascistas, sino por temor a las posibles represalias de las tropas republicanas en retirada, y la prueba está en que no tardaría en regresar a la España franquista. Demostración palpable de que huía de los suyos y a su vez que Solé sabía de antemano que el enemigo lo recibiría con los brazos abiertos, como así fue.

Lo que quedó en el tintero

Sin embargo una de las cuestiones que quedó en el tintero en el transcurso de la causa contra Solé es que nadie durante la misma le preguntó por las incautaciones de inmuebles y fincas que se realizaron en el pueblo en la época que él fue alcalde. Perjuicios económicos que se cebaron en particular con los denominados “fugitivos”, o sea que sí existió gente de derechas perjudicada, y por lo mismo no hubo tanto “buenísimo” por parte de Solé como se le presupone.

Entrando en detalles, estos fueron los casos de Pere Pujol, un vecino de Puigcerdá, fugitivo, propietario de una casa situada en la calle Martí i Juliá, nombrada “Cal Pujol” y otra casa  más en la c/ Ángel Guimerá, nombrada “Cal Canti Vell”. O el de Joan Fornec, en su caso vecino de la Seo de Urgel, fugitivo, propietario de dos casas situadas en la calle 6 de Octubre nombradas, “Café Nou” y “Cal Pinell”. El caso de Ventura Tuset Rebés de Barcelona, fugitivo, propietario de una torre, una casa, una cuadra, y dos prados, situados en el barrio de Roc.  O el de Ventura Comas, vecino del propio Bellver, fugitivo, propietario de un chalet situado en la avenida 14 de abril. El de Ventura Comas, también vecino de Bellver, fugitivo, copropietario de una casa situada en la c/ Zulueta, 11. El de Salvador Serra Pujol, vecino de Bellver, un desertor, propietario de una casa, de un pajar y de tierras en el barrio de San Roc. Y al marqués de Monistrol el caserío “Anas”.

Relación que pone de relieve que Solé también actuó como un vulgar “revolucionario” rojo, pero después de forma sospechosa nadie se lo tuvo en cuenta. Hecho que demuestra una vez más el peso específico de sus protectores franquistas, o que directamente eran de los suyos y por lo mismo todos callaron, al considerar aquellas confiscaciones un pecado venial.

La única denuncia en su contra

De hecho la única denuncia que se formuló después de la guerra contra Solé y su secretario Jausàs fue interpuesta el 3 de julio de 1941 por un tal José María Font Borras, que acusó a ambos de persecución sañuda, sufrida por aquel personaje durante la guerra y en el transcurso de su estancia temporal en Bellver, al habérsele retirado sin motivo justificado, según el denunciante, su cartilla de racionamiento, y prohibiendo que se le vendieran los medicamentos que su esposa necesitaba, o denunciándolo como fascista, lo que provocó que fuera detenido y juzgado por un Tribunal popular, acusado de espía y de enlace de frontera, lo que le significó al denunciado una condena de cinco años de trabajos forzados, internamiento del que afortunadamente pudo escapar, pasándose a Francia. En dicho juicio comparecieron como testigos de cargo, entre otros, Solé y Jausàs, y además de propina el diputado de ERC Lluís Bru i Jardí, en su caso delegado del gobierno en Puigcerdá.

En el momento de declarar sobre aquel asunto, el 12 de agosto de 1941, Solé afirmó ser natural de Bellver e hijo de Martín y Buenaventura (sic), de 42 años de edad, de profesión ganadero, estado civil, viudo, y que sabía leer y escribir. Pero lo más curioso es cuando declara sobre su militancia política, ya que siguiendo el ejemplo del apóstol Pedro, que negó tres veces a los suyos, Solé afirma sin ningún rubor: “que no pertenecía a ningún partido político antes del Movimiento Nacional, afiliándosepor así obligarlo las circunstancias de aquellos días, a Esquerra de Cataluña (sic).

Otra de sus afirmaciones fue que había regresado de Francia el 1 de mayo de 1941, “al ser llamado en Lérida por el Juez de responsabilidades políticas, y que por ello” había decidido presentarse. Afirmación última que entra en contradicción con lo que años más tarde afirmará Solé, al explicar que había estado preso en la Seo de Urgel  desde el 27 de marzo  hasta el 1 de junio de 1940, pero sin explicar al periodista de turno que antes de aquel juicio sumarísimo estaba tan tranquilo y en libertad provisional en Bellver, al tener bien asegurados los testimonios favorables a su causa.

En el caso de las acusaciones de Font, Solé como era normal las negó todas, alegando a su favor que Font le había pedido que (como alcalde) “influyera  para que le fuera adjudicada una venta de madera hecha por su ayuntamiento, ofreciéndole un tanto por ciento de comisión”, proposición que al parecer Font también hizo extensiva al secretario Jausàs, y en los dos casos, según ambos testimonios, de forma infructuosa, al negarse a ser corrompidos.  Después se sabrá que Font era miembro de Falange Española con carnet número  8.870,  y para acabar de arreglarlo, Caballero Cautivo de España. Teniendo en cuenta lo anterior habrá que admitir que Solé para salir indemne de las acusaciones de un falangista que además era “caballero cautivo”, indica de nuevo que Solé tenía excelentes “padrinos” entre los franquistas.

Llegados a este punto, se hace necesario a modo de contrapunto comparar la causa de Solé con otra muy similiar, veamos  para ello el caso del alcalde de Montesquiu, también de ERC, Leandro Salomó Torné, que a pesar de tener un informe muy favorable del alcalde franquista de su pueblo, en el que se afirmaba que su conducta siempre había sido buena, o que había mostrado buenos sentimientos, al no perseguir a los familiares de los desertores, a lo que se añadió otro informe muy similar de la propia Guardia Civil, en el cual se valoraba su conducta como buena o que había votado a favor de que al cura del pueblo se le diese un subsidio, y sin embargo a gran distancia de Solé, a Salomó un tribunal idéntico al de Solér  lo mandó fusilarlo en el Camp de la Bota el 8-8-39, sin que se pueda adivinar dónde estuvo la diferencia entre uno y otro[26].

El Sumarísimo de Ignacio Jausàs Bringueret

Avales los de Solé que también debieron servir en cierto modo a Jausàs su secretario en el ayuntamiento de Bellver, ya que al ser interrogado sobre la denuncia realizada por el falangista Font, se descubre que el personaje tenía en aquel entonces 31 años y  que estaba casado, o  que era natural de Orlu ( del departamento de Ariège en Francia) y según los testigos y a gran diferencia de Solé, que al parecer no era ni carne ni pescado, Jausàs de siempre se había distinguido por sus ideas izquierdistas y separatistas, al estar afiliado de antiguo a Estat Catala, ser así mismo socio del Centro Autonomista de Dependientes del Comercio y de la Industria (CADCI), o haber participando en la frustrada sublevación nacionalista de octubre de 1934 con las armas en la mano,  motivo por el cual resultó procesado[27].

Pero su cautiverio duró muy poco ya que en 1935 pasó a desempeñar el cargo de secretario del ayuntamiento de Bellver, donde le sorprendió la guerra. Momento en que Jausàs tomó parte activa en la constitución del Comité “rojo” local, del que formó parte como secretario,[28] del mismo modo que también tomó parte en la imposición de multas a las personas de orden y de derechas, o en las incautaciones de propiedades, en las persecuciones y “en otros extremos”, y para remate se le había visto por el pueblo armado con un fusil, o con pistola al cinto.

Declaraciones que se encargó de suavizar Jausàs, afirmando que él nunca había militado en ningún partido político, ya que al igual que Solé, se tuvo que hacerse a la fuerza de ERC el día 24 de julio de 1936 forzado por las circunstancias, otro patriota nacionalista que renegaba de sus orígenes, alegando a su favor que él siempre había ayudado a la gente de derechas, afirmando al final que tenía cinco personas de Bellver que lo podían avalar, además de dos sacerdotes concretos, el de Bellver y el de Balarga. Vaya patriota resultó ya que durante todo el conflicto había estado confraternizado con el enemigo, después se sabrá que el personaje además era un hombre próximo a Acción Católica, dando así razón al nexo de iglesia y fascismo.

Y algo de cierto había en aquella declaración ya que el cura párroco de Bellver de aquel momento, aportó por escrito su aval a Jausàs, afirmando de entrada que el personaje  era un buen cristiano, puesto que antes de la guerra era un subscriptor habitual  de la Obra Pía Culto y Clero, publicación puntera de Acción Católica, o que gracias a él se habían salvado los ornamentos de la iglesia de Bellver, detalle que a Solé  se le olvidaría referir años más tarde al periodista de turno, adjudicándose para sí el mismo merito, y que gracias también a Jausàs se había salvado de la profanación el Santísimo y los ornamentos de la iglesia de Baltarga, lugar muy próximo a Bellver.

Reiterando la dependencia de Jausàs de la iglesia, uno de aquellos testigos declaró sin empacho: “que Jausàs era persona de orden, buen cristiano y un perfecto caballero… manifestándose partidario del Movimiento Nacional, auxiliando a distintas familias perseguidas, en la parte económica y de su propio peculio particular…”  o que fue compañero  de Jausàs en el “saboteo” (sic)  de las expediciones de soldados, por cuya causa fueron ambos detenidos por el SIM rojo, siendo el Jausàs puesto en libertad y repuesto a su cargo de oficinista, y que además… “le entregó las armas  recogidas en Bellver para el grupo Córdoba de falangistas[29]”.

En resumen, según el testimonio, el secretario ayudaba económicamente y de su propio bolsillo a distintas familias “perseguidas”, y junto con un  personaje de derechas se dedicó a ayudar a los desertores que se pasaban al campo franquista, motivo por el cual fueron detenidos por el SIM que al final lo liberó, reponiéndolo en su puesto de secretario, y desde allí Jausàs entregó armas que estaban depositadas en el Ayuntamiento  a un grupo de quintacolumnistas formado por falagistas, en fín un auténtico patriota, y se supone que protegido por el señor Alcalde.

Por otra declaración del propio Jausàs, nos enteraremos que el interfecto permaneció en Bellver hasta fines de 1937, momento en que según él, amenazado por la FAI, solicitó su traslado como secretario al ayuntamiento de Azuara (Zaragoza) cargo que no llegó a tomar posesión, ya que en febrero de 1938 se movilizó o su quinta, y logró “con documentos falsos que se le incorporara a servicios auxiliares, que prestó en las oficinas del cuartel estalinista Carlos Marx de Barcelona, y  a últimos de aquel mismo año marchó a Bellver y desde aquel punto a Francia, regresando el mismo día a la “España Nacional” por la frontera de Irún. Fue internado en el campo de Concentración  de Vitoria hasta abril de 1939 que salió en libertad, incorporándose al ejército franquista,  en el Regimiento de Infantería San Marcial (Burgos)  sirviendo como cabo, hasta mayo del mismo año en que fue licenciado y pudo regresar a Barcelona. Prueba de que por aquel entonces Jausàs no estaba reclamado por la justicia franquista.

De aquella declaración destacar una falsedad. Era imposible que en las postrimerías de 1937 la FAI persiguiera a Jausàs, ya que tras la muerte de Antonio Martín Escudero en abril, el poder de la CNT en la Cerdaña cayó en picado, y más aún tras los asesinatos de seis anarquistas en la Serradora de Puigcerdá el 10 de junio de aquel mismo año,  momento en que se iniciaron las detenciones y procesamiento de libertarios de toda la comarca, o que se nombró a Solé Comisario municipal. Así que si Jausàs marchó de la comarca debió obedecer a otras cuestiones, como por ejemplo y tal como afirmaba antes un testigo que fueron detenidos por el SIM, al descubrirse la huída de algunos soldados de quintas pasados al enemigo, lo que justificaría también su huída y el uso de una documentación falsa.

La Sentencia

Una prueba palpable de que tanto los avales de Solé como los de Jausàs fueron considerados como buenos por el tribunal militar, fue que el día 16 de noviembre de 1942, el Capitán General de Cataluña firmó sus respectivas Absoluciones, de acuerdo con la sentencia anterior y en el mismo sentido dada en el Sumarísimo en una sentencia conjunta.

Sumarísimo, confirmación de la sentencia. ATMT3

Pero en el caso de Jausàs, asombra su gran espíritu camaleónico, del que se supone era un pobre “represaliado” del régimen franquista,  al verlo reaparecer figurando de nuevo como secretario de Bellver, con plaza de propiedad, tal como se puede ver en el Boletín Informativo del Colegio Oficial de Secretarios…, del año 1955. [30]  Prueba fehaciente de que el secretario Jausàs se adaptaba a todo, al haber pasado de Estat Catalá a funcionario franquista, eso sí, circulando por todos los estadios intermedios, y sin más problemas.[31]

Resumen

De hacer una síntesis,  tal como hemos visto, las dos primeras autoridades de Bellver, su alcalde y el secretario en un juicio sumarísimo fueron reconocidos por los franquistas como elementos suyos y como tal fueron absueltos. Asunto que nadie se ha molestado en investigar a la hora de  publicar los listados de los procesos judiciales franquistas. Por ello sería prudente analizar los casos concretos de los absueltos o los sobreseídos para averiguar a qué obedecieron dichas sentencias, no vayamos a tener la sorpresa que se esté rindiendo homenaje a personajes como los vistos, con evidentes pruebas de su ligazón con el franquismo.

Y es que tal como sentenció el inquisidor Arnaldo Almeric en su cruzada contra los albigenses: Caedite eos. Novit enim Dominus qui sunt eius” ¡Matadlos a todos. Dios reconocerá a los suyosY así acaeció en el caso concreto de Solé y Jausàs, Dios los reconoció premiando en democracia al primero con un panel del Memorial Democratic, y dos paneles más que relatan su “hazaña” en el puente de Bellver con su rosario de asesinatos, y al segundo nombrándolo en plena dictadura franquista secretario del ayuntamiento de Bellver.  Está visto que: ¡Deus vult!, ¡Dios lo quiere!

Notas:

[1] A. Gascón y A. Guillamón, Manifiesto trapero de Puigcerdá. Combate por la Historia, Puigcerdá 27 de abril de 2018.

[2]A. Gascón y A, Guillamón, Nacionalistas contra anarquistas en la Cerdaña (1936-1937). Antonio Martín, la experiencia libertaria de Puigcerdá y el sagrado mito de Bellver, Barcelona, 2018.

[3] Ver detalles en: “TV3 revela la implicación de ERC en los asesinatos de la retaguardia durante la Guerra Civil…”, documental emitido por el programa “Sensa Ficció” de TV3, titulado: ‘Tarradellas, l’home que ho guardava tot”, e-notícies, 5 de octubre de 2016.

[4] Marta Carnicé: Queralt Solé: «Catalunya no només perd la guerra per ser republicana sinó que la perd com a poble»¸ Ver en  ccma/cat y racó catala.cat

[5] Queralt Solé Barjau, “Contextualització: la Guerra Civil i el salvament de Vides a la reraguarda  catalana”, en Llums enmig la barbarie…, Memorial Democratic, Barcelona, 2013, pp. 13-23.

[6] Queralt Solé:”Els ossos del Cojo de Málaga”, Cadí – Pedraforca, noviembre, 2013, nº 15, pp. 90-91.

[7] Silvia Marmon, “Perillosas i roges”: la historia de disset dones afusellades”, Ara, 18-11-2016.; En este caso la autora imita la obra Mary Nash: Rojas: las mujeres republicanas en la guerra civil, Taurus, 2006.

[8]  Yose Merino Rodríguez, Joan Solé Cristofol, l´ultim alcalde republicà de Bellver de Cerdanya”, Rufaca nº 27, 1-3-1992.

[9] Ferrán Sánchez Agustí, Espías, contrabando, maquis y evasión…: “Joan Solé también ejerció de “passeur”; A. Gascón y A. Guillamón: “La otra Memoria histórica, o como justificar determinadas muertes. El caso de Antonio Martín Escuderomal llamado el Cojo de Málaga”kaosenlared.net.

[10] Memorial Democràtic, Espais de memória de la guerra civil a  Bellver de Cerdanya.

[11] Comisario Especial de Bourg-Madame, 28-4-1937.

[12]  Sabatier, inspector de la policía móvil, 29-4-1937.

[13]  Op. cit. Anexos 12 y 13, p.596-599.

[14]  Op. cit.

[15] Nunca se ha aportado prueba alguna de dicha afirmacación.

[16] Op. cit., p. 102.

[17] Op.cit. p. 107.

[18] Franco hizo fusilar a 42 alcaldes de ERC, enotícies.

[19] Op. cit.

[20] La Pimpinela escarlata  novela de capa y espada donde el personaje lleva una doble vida como la “Pimpinela Escarlata”, un salvador de aristócratas durante el terror francés.

[21] Robín Hood, protagonista de una leyenda inglesa que según la versión robaba a los ricos para dárselo a los pobres.

[22]  Testimonio del R.G. Alcalde del Ayuntamiento Nacional (sic)  y P.C. Juez municipal de Prats y Sampsor

[23] Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista.

[24] Declaración del Alcalde, C.P.  y el Jefe Local de La F.E.T. y de las J.O.N.S., P.M. de Talltendre; similares declaraciones de los mismos cargos, pero de los pueblos de Riu o de Ellar, poblaciones donde Solé había ejercido de Comisario municipal.

[25]  Testimonio del Secretario del Juzgado Municipal de Bellver J.A.T., y de un vecino de Bellver, J.E.B, propietario.

[26] J. M. Solé Sabaté y Oriol Dueñas Iturbe, Els alcaldes i diputats afusellats d´Esquerra Republicana de Catalunya, Fundació Josep Irla, edición electrónica, 2013, p. 109

[27] Manuel López Esteve, Els fets del 6 d´octubre  de 1934. p. 648.

[28] De hecho constaba que Jausàs durante la guerra, había sido secretario del ayuntamiento, del Comité “rojo” local, y del Juzgado de Bellver, o sea un chico para todo.

[29] Un grupo de quintacolumnistas.

[30]  Boletín Informativo del Colegio Oficial de Secretarios, Interventores, y Secretaria de Administración Local de la Provincia de Lérida, año 1955,  p. 5.

[31] Prueba de la suerte del personaje es que hoy en día sigue figurando como “víctima”. Memorial Democràtic, Víctimes de la guerra civil i la repressió franquista a les terres de Lleida: Morts, represaliats i deportats. Tribunal de responsabilitats polítiques En la voz, Jausàs.

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