Fuente: Umoya, num. 83 – 3er trimestre 2016 Dina Martínez
INGABIRE UMUHOZA, VICTOIRE. Madrid: Editorial Talycual.
La prisión central de Kigali, tristemente conocida con el nombre de 1930, año de su construcción, figura en el título del libro de Victoire Ingabire publicado en francés y traducido y puesto a la venta ya en español. “Entre les 4 murs du 1930, Notes de Mme Victoire Ingabire Umuhoza. 2010-2013”. Un amigo que ha leído “Entre las cuatro paredes de 1930” me dijo que si lo que cuenta el libro lo hubiera visto en una película hubiera pensado: “¡qué imaginación tiene el ser humano para inventarse historias!”. La percepción es bien diferente para alguien que ha vivido en Ruanda, que ha visitado a varias personas entre las paredes de la 1930 y que ha experimentado el acoso del régimen ruandés cuando no se ha querido doblegar ante sus exigencias.
He leído dos veces el libro completo. La primera lectura la hice en francés, en la misma lengua que leo la mayoría de las noticias que nos llegan de Ruanda y descubría con emoción y gratitud la fuerza de esta mujer, de la que ya había leído y escuchado muchas cosas. Pero no es igual conocer los acontecimientos que alguien vive, que descubrir lo que piensa, lo que siente, lo que la mueve a reaccionar de una u otra manera. La segunda lectura en español, estaba más orientada a la forma que al contenido, pero cuando relees un texto, en tu propia lengua, lo saboreas más. Así iba descubriendo nuevos rasgos de esta gran mujer: su sentido del humor, su humanidad, su ternura, su paciencia, el dominio de sí misma y también la libertad para expresar lo que siente aunque no sea lo más oportuno. Creo que a nadie le pasará desapercibida su inteligencia y su nivel de formación. Me alegra subrayar todos estos valores de una mujer africana, porque los habitantes del norte tenemos tendencia a creernos los mejores. Podemos aceptar que una africana sea paciente, humana y sensible, pero que sea inteligente, comprometida y que tenga una sólida formación técnica e intelectual, a veces nos cuesta creerlo y mucho más reconocerlo.
“Entre las cuatro paredes de 1930”, además de permitirnos descubrir a una mujer extraordinaria, también nos desvela una parte importante de la realidad que vive el pueblo ruandés 22 años después del genocidio. La democracia, el sistema judicial y los DDHH quedan muy mal parados. Para muchos ruandeses, y para quienes seguimos de cerca la evolución de Ruanda en las últimas décadas, esta información no nos sorprende, más bien nos alegra que la verdad de lo que allí se vive se conozca y se difunda, pero para el régimen ruandés y los que lo apoyan, esta información supone un golpe muy fuerte y, de hecho, Victoire Ingabire ya está pagando las consecuencia de su atrevimiento.
Os invito a leer este libro y a acoger lo que os transmite. La oferta es generosa y cada uno, con su sensibilidad, se quedará con aquello que le gusta o que necesita. Yo me siento feliz al ofrecer este regalo precioso hecho de humanidad, amor, entrega, generosidad, ternura y al que no le falta, incluso, sentido del humor.