La noche 0: Jimmy, Giammattei, la vergüenza, los gritos, los golpes 

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/la-noche-cero-jimmy-giammattei-la-verguenza-los-gritos-los-golpes                                    Gabriel Woltke                                                                                                        17/01/2020

La noche cero: Jimmy, Giammattei, la vergüenza, los gritos, los golpes

Hasta el último minuto Jimmy Morales gobernó sin más brújula que el miedo. Rindió un discurso en un Congreso vacío porque las butacas no abuchean. Debió salir de noche, custodiado y en medio de insultos como lo hacen los presidentes depuestos. Porque aunque su círculo lo convenciera, no existe una mayoría que lo aclama.

El tonto ya no es útil.

Lo que empieza para él es la resaca del poder y la vida en las sombras. El miedo a correr el destino de Ríos Montt aquella vez que llegó a Nebaj y salió apedreado. Esa dignidad no se compra o al menos no ha de ser tan fácil de conseguir como el apoyo de 65 diputados centroamericanos, que aceptaron sesionar de noche para que él no perdiera su inmunidad.

Sin embargo no habrá estatus legal que le devuelva la tranquilidad al dormir. Que evite que las 41 cruces de la Plaza le aparezcan en sueños alrededor de su cama o que lo persigan los fantasmas de los niños que murieron o fueron separados de sus familias en Estados Unidos. Esas vidas que vendió a cambio de 30 dracmas de impunidad.

Supongo que para ignorar la soga en la higuera, dormirá abrazado a su última bala: el consuelo de saber que sólo la posibilidad de cantar a sus titiriteros le evitará la cárcel.

Pero la última noche de Morales no significa el fin de una etapa oscura. En Guatemala nunca amanece, al menos por ahora. Lo de anoche fue el inicio del Segundo Gobierno de la Restauración. No hay de otra.

No se puede ser optimista con un oficialismo cuyo primer acto fue aliarse con el partido de Felipe Alejos y con la narcobancada de Mario Estrada. Tampoco con un gobernante que sin pena posa sonriente junto a Juan Orlando Hernández, el presidente hondureño señalado de recibir dinero del cártel de Sinaloa. Ellos dos, dicen, unirán esfuerzos para combatir a las pandillas.

La política requiere acuerdos pero también un mínimo de dignidad. Aunque solo sea por las apariencias.

Justo habría sido que Giammattei comenzara su discurso agradeciendo a Sandra Torres por haberle hecho el favor de regalarle la segunda vuelta porque él sigue siendo el mismo hombre de las múltiples derrotas. El que no tiene otra cosa que ofrecer que esa mano dura que tantas veces ha fracasado en nuestra región.

Eso tenía en ese folder azul. Una propuesta de ley para tratar a las pandillas como grupos terroristas y dudo que esa política no implique otra cosa que aquella del “gatillo fácil” de sus excompañeros en el Ministerio de Gobernación. Cuando no se tienen capacidades técnicas para promover cambios trascendentales, ofrecer sangre y balas siempre es un disuasivo.

El problema es que luego vienen las guerras. Que está claro que la posibilidad de morir en la calle o en la cárcel no es un disuasivo para miles de jóvenes que viven presos en el círculo de la pobreza.

A eso le temo. A un gobierno que use las cabezas de los pandilleros como moneda de cambio mientras roba bajo la mesa. A uno que en defensa de la unidad y la institucionalidad no dude en lanzar su peso sobre las disidencias. A un gobierno que como Giammattei, adora los gritos y alzar los puños, aunque luego termine sonriendo y lanzando bendiciones.

Vaya símbolo de esta época que comienza la brutalidad con que la policía reprimió y apresó a los estudiantes que ayer se plantaron para impedir el pacto de impunidad del Parlacen. Es un símbolo de miedo pero también de esperanza.

Si en Guatemala la noche habrá de terminar, será cuando la protesta se multiplique y encuentre eco, y una representación real, en esas cuántas diputaciones dignas que ya le ganaron una primera batalla al sistema.

periodista

Fuente:

https://nomada.gt/blogs/la-noche-cero-jimmy-giammattei-la-verguenza-los-gritos-los-golpes/

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