La agroecología transforma la agricultura en África

Fuente: Umoya num. 88 – 3er trimestre 2017                                                  E. Castillo. Comité de Pamplona

A lo largo y ancho de todo el continente se desarrollan experiencias
basadas en la agroecología, de modo que millones de agricultores
africanos han conseguido adaptarse al cambio climático. Esto ha
sido posible gracias a que se han recuperado prácticas y saberes
tradicionales que, además, les ha permitido garantizar su soberanía alimentaria.

África – Agriculturers.com | Red de Especialistas en Agricultura

Ronnie Cummins en ‘El peregrino del carbono’ advierte de lo fácil que es olvidar que, hace un tiempo, toda la agricultura era ecológica, los animales sólo se alimentaban del pasto que crecía de forma natural y se respetaban los procesos ecológicos de regeneración. Se disponía de una reserva de semillas y se utilizaba el estiércol como abono. Todo esto lo asociamos con una alimentación y una producción sostenibles, algo que antes era normal y que ahora se ha convertido en la excepción.

Todos sabemos lo que pasó después: el tractor, los combustibles fósiles, el monocultivo, los fertilizantes nitrogenados, los pesticidas, los herbicidas, las grandes salas de engorde, los subproductos de origen animal, los transgénicos, la erosión del suelo…
Afortunadamente, se está produciendo un movimiento para redescubrir y aplicar aquellas viejas prácticas de cultivo, sin olvidar la innovación tecnológica y los avances científicos. Es más, se puede invertir (no sólo mitigar) el calentamiento global, y al mismo tiempo, restaurar la fertilidad del suelo y eliminar la pobreza y el hambre a través de la agroecología. A partir de los conocimientos transmitidos de generación en generación, agricultores de todo el continente africano lograron poner en marcha numerosas experiencias, que se han ido desarrollando de forma continuada durante las últimas décadas y de las que se muestran algunos ejemplos:
Las Tierras Altas de Gamo, en Etiopía, se encuentran preparadas para el cambio climático. Su forma tradicional de cultivar les permite
adaptarse fácilmente a las variaciones del clima, debido a la gran biodiversidad presente en la zona. Esto supone que la comunidad gamo es más resiliente a las inundaciones y a las sequías.
En Kenia, el sistema de agricultura biointensiva ayuda a los pequeños agricultores a cultivar los alimentos en las tierras más pobres con un mínimo de agua. Unos 200.000 agricultores keniatas, que alimentan a cerca de un millón de personas, ya han adoptado este tipo de agricultura, lo que les permite utilizar hasta un 90% menos de agua.
La región del Sahel es conocida por sus duras condiciones ambientales y la amenaza de la desertificación. Lo que no se conoce tanto es el enorme éxito de las acciones adoptadas para frenar el avance del desierto. El Proyecto de Desarrollo Rural Keita, en Níger, necesitó 20 años para recuperar el equilibrio ecológico y mejorar de forma drástica la economía de la zona. Durante este tiempo se plantaron unos 18 millones de árboles, se regeneró la fertilidad del suelo y se aumentó la superficie de tierras cultivables. En toda la región, numerosos proyectos utilizaron la agricultura regenerativa para restablecer las tierras degradadas y ahorrar agua. Al mismo tiempo, se incrementó la producción de alimentos mejorando la resiliencia y la nutrición de los agricultores. En Tombuctú, en el norte  de Malí, el sistema de intensificación sostenible del arroz logró resultados sorprendentes, con una producción de nueve toneladas por hectárea, más del doble que lo obtenido con los métodos convencionales.
En Burkina Faso, las técnicas de agricultura de conservación del  agua y del suelo, incluida una versión modernizada de la forma tradicional de plantar con pozos zai, han tenido mucho éxito y han logrado recuperar las tierras degradadas, mejorar la producción de alimentos y los ingresos de las comunidades.
Los ejemplos anteriores proceden de una serie de 33 estudios, divulgados por el Instituto Oakland y la Alianza por la Soberanía Alimentaria en África, que muestran el enorme éxito de estos tipos de agricultura agroecológica en su adaptación al cambio climático y en su lucha contra la pobreza y el hambre. Uno de los aspectos que todos los casos tienen en común es que los agricultores, entre lo que hay muchas mujeres, están al frente de sus propios proyectos de desarrollo.
Desde la crisis de los precios de los alimentos de 2008, se escuchó  una y otra vez el argumento de que África necesitaba inversión extranjera en agricultura para “desarrollar” el continente, de una revolución verde, de más fertilizantes sintéticos y de cultivos transgénicos para combatir el hambre y la pobreza. Pues bien, estos
estudios demuestran que la agroecología echa por tierra estos mitos.

Trabajando para la mecanización sostenible de la agricultura en África

Las cifras y los hechos están ahí, en cada uno de los proyectos,  asegura Frédéric Mousseau, director de políticas del Instituto Oakland y coordinador de las investigaciones, se trata de datos irrefutables que demuestran que millonesde africanos ya diseñaron sus propias soluciones para adaptarse al cambio climático y mejorar sus condiciones de vida. Estos hechos deberían impulsar a los gobiernos africanos a optar por la única alternativa razonable: la superación de la pobreza adoptando la agroecología como base de sus políticas agrarias.
No cabe duda que puede tener muchos nombres:agricultura ecológica, regenerativa, de conservación, intensificación sostenible, agricultura biointensiva… pero su objetivo es sólo uno, producir alimentos de alta calidad conservando los recursos naturales, mejorando la fertilidad del suelo y eliminando el uso de productos
químicos con el fin de lograr la soberanía alimentaria de las comunidades. En definitiva, una agricultura económicamente rentable, respetuosa con el medio ambiente y socialmente justa.
Fuente:
https://www.oaklandinstitute.org/agroecology-case-studies

Agricultura Regenerativa

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