Joven se suicida en CIE italiano después de que juez confirmara su permanencia en centro

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/cie/cie-cpr-italia-joven-suicidio-juez-confirmara-permanencia                                      Pedro Castrillo                                                                                 3 SEP 2022 11:05

 CPR Gradisca d’Isonzo Italia
Concentración junto al CPR de Gradisca d’Isonzo en diciembre de 2021, en una imagen compartida por la asamblea de activistas en sus redes.
La Asamblea No CPRs — No Fronteras de la región denuncia que no es un caso aislado y que muchos suicidios solo se evitan por la intervención de otros reclusos. En los últimos tres años, cuatro personas han muerto mientras estaban custodiados en este centro de repatriación.

Un joven de 28 años se ha suicidado tras ser internado en el Centro de Repatriación Permanente (CPR) de Gradisca d’Isonzo, en Italia, convirtiéndose así en su cuarta víctima en solo tres años, tal y como asegura la Asamblea No CPRs — No Fronteras de la región nororiental de Friuli-Venecia Julia —donde se ubica uno de los diez CPR actualmente activos en Italia— en un comunicado.

“Desde el otro lado del muro del CPR [estructura análoga al CIE español] nos gritan que el chaval paquistaní ‘se ha hecho la cuerda’ justo después de la audiencia con el juez de paz […], el cual le había confirmado su permanencia en el centro por tres meses”. Así empieza el texto hecho público en la noche del jueves por la asamblea, que esa misma tarde conocía la noticia de que una persona se había suicidado casi inmediatamente después de entrar en el centro.

Varios reclusos pidieron a gritos a los activistas que acudieron a solidarizarse con el joven que contaran que “se había suicidado por la desesperación, por lo que habían decidido hacer con su vida”

Tras conocer estos hechos, el grupo de activistas se dirigió al lugar para mostrar su rabia y su solidaridad, así como para obtener más informaciones sobre lo sucedido. Fue entonces cuando varios reclusos pidieron a gritos a los activistas que contaran que el joven de 28 años “se había suicidado por la desesperación, por lo que habían decidido hacer con su vida”. También les dijeron que no sabían el nombre del joven, porque los guardias se negaban a decírselo, y pidieron que querían que periodistas y diputados entrasen en el CPR para contar lo que realmente sucede allí dentro.

El comunicado también explica que, mientras el grupo de activistas se encontraba fuera del CPR, un coche de los carabinieri acudió a la concentración, alertado por los guardias del centro. Tras bajarse del coche, uno de los agentes se acercó al grupo apuntando con la pistola a uno de los activistas. Más tarde, les confiscaron los teléfonos y les transportaron al cuartel local, donde uno de los activistas fue obligado a desnudarse para un cacheo integral.

El suicidio del joven paquistaní de 28 años no es un caso aislado. Desde dentro del CPR, los reclusos cuentan que muchos intentan ahorcarse tras la audiencia con el juez de paz, y que la mayor parte de las veces se evita el fatal desenlace solo gracias a los compañeros de celda. Esta vez se lo han encontrado ya muerto. El joven pakistaní pasa a así a engrosar la lista de víctimas mortales del CPR de Friuli-Venecia Julia, que abrió sus puertas hace solo tres años.

Los internos aseguran que muchos intentan ahorcarse tras la audiencia con el juez de paz, y que la mayor parte de las veces se evita el fatal desenlace solo gracias a los compañeros de celda

Entre esas víctimas se encuentra Ezzeddine Anani, quien se suicidó el 7 de diciembre de 2021 mientras estaba en una celda de aislamiento por covid; Orgest Turia, muerto el 14 de julio de 2020 por sobredosis, aunque se sabría más adelante que no se trataba de un toxicómano; Vakhtang Enukidze, quien murió el 18 de enero de 2020 tras haber recibido una paliza por parte de la policía e insuficiente atención médica; y Majid el Khodra, quien falleció el 30 de abril de 2014 en un hospital de Trieste tras haber caído del tejado durante una protesta contra el antiguo CIE, lo que desembocaría en el cierre del mismo para reabrir años después bajo el nombre de CPR.

Uno de los reclusos que pudo facilitar información informaciones al grupo de activistas aseguró que él también que teme por su vida, porque los militares “le están mirando mientras habla”. Un miedo no infundado. En 2021, tras la noche en la que Vakhtan Enukidze perdió la vida, los agentes de seguridad del centro confiscaron los teléfonos de todos los testigos que habían transmitido al exterior algún tipo de información y aceleraron los procesos de deportación de varios de ellos.

“Nos preguntamos por qué los periodistas locales y la Garante de los derechos de los detenidos hablan de ‘fantasmas del pasado’ para justificar la muerte del joven. Cuál es el motivo por el que la Garante, conocedora de lo que ocurre dentro del centro, invoca el silencio ante los gritos ensordecedores de dolor, rabia, terror y angustia que salen desde el otro lado de esos muros”, asegura el grupo en su comunicado, que termina aseverando que “los CPRs son los lugares más atroces, más intrínsecamente racistas que existen en suelo italiano”.

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