Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/euskal-herria-movilizacion-y-huelga-por-la-carta-de-derechos-sociales-dossier Txisko Fernández Jon Fano Editorial de Gara 02/02/2020
Una gran movilización con paros significativos respalda la iniciativa de la Carta Social
Txisko Fernández
La Carta de los Derechos Sociales de Euskal Herria, que fue quien asumió la convocatoria «transversal» de esta jornada de movilización y huelga, considera que «la suma o confluencia de distintas luchas» constatada ayer en las calles del sur del país refuerza «la convicción» de que «esta mayoría social articulada y movilizada la que hará posible el cambio social».
«Tenemos claro que hoy hemos sentado unas bases firmes para avanzar hacia la soberanía popular», indicaron los representantes de los colectivos que suscriben las reivindicaciones de la Carta Social en la comparecencia que realizaron a media tarde para valorar el desarrollo de los acontecimientos.
Ofrecieron datos sobre la participación en las manifestaciones del mediodía, en las que las respectivas coordinadoras de pensionistas –origen de la convocatoria de la Carta Social– hicieron sus propios cortejos, en ocasiones paralelos a la convocatoria general, en la que confluyeron comitivas sindicales, del movimiento feminista y de colectivos juveniles.
Guerra de cifras
Sumaron en total entre 140.000 y 145.000 participantes. De ellos, 50.000 en Bilbo; 35.000 en Donostia; 25.000 en Gasteiz; 20.000 en Iruñea; y el resto en las manifestaciones realizadas en otras localidades, como Eibar, Tafalla, Lizarra o Tutera.
«Ha quedado claro, frente a quienes quieren imponernos el discurso contrario, que en este pueblo existe una mayoría social que aspira a trabajos, pensiones y vidas dignas, y está dispuesta a movilizarse y a tomar las calles para ello», señalaron.
También hicieron un pormenorizado balance por sectores y por territorios, sin omitir que la huelga tuvo un seguimiento muy desigual. Resumiendo, indicaron que el paro fue «muy amplio» en conjunto, «especialmente en Bizkaia y en Gipuzkoa, así como en varias comarcas de Araba y Nafarroa».
Incidieron en que a primera hora se podía calificar de muy amplio en la industria y que después se comprobaba el gran impacto en educación y el resto de servicios públicos, así como en buena parte del comercio.
Al analizar lo ocurrido en el sector público, quisieron recordar que, de manera generalizada, la eventualidad supera el 35% –dato referido a la CAV– y que los servicios mínimos establecidos «condicionan totalmente el derecho a la huelga».
Y se repitió la habitual guerra de cifras. Así, el Gobierno navarro indicó que, a falta de contabilizar el turno de tarde, el 8,13% del personal de la Administración Foral secundó la huelga. De los 28.151 empleados y empleadas que dependen del Gobierno, 6.746 (el 23,96%) debían atender los servicios mínimos.
Por su parte, el portavoz del Gobierno de Lakua, Josu Erkoreka, compareció a última hora de la mañana para dar datos provisionales, señalando que había tenido un seguimiento entre los trabajadores públicos diez puntos por debajo del alcanzado en la huelga general de setiembre de 2013. «Si alguien ha pretendido conseguir una desmovilización general de la Administración, no ha conseguido sus objetivos», remarcó.
Como ejemplo, el Departamento de Educación, que solo había recabado datos de la mitad de los centros de la red pública, afirmó que el 48,3% del profesorado se había sumado a la huelga. En cambio, los convocantes resaltaron que en la educación pública el paro había afectado a más del 80% de los centros y que el seguimiento general fue superior al 60%.
Para Urkullu, «un día más»
En el marco de la movilización del mediodía en Bilbo, los dirigentes de ELA y LAB, Mitxel Lakuntza y Garbiñe Aranburu, advirtieron de que «se equivoca quien piense que tras esta tempestad llegará la calma», augurando que habrá una «primavera roja y en lucha» si en «el plazo de dos meses» los gobiernos de Lakua, Iruñea y Madrid no toman «nota» de la protesta social y «cambian sus políticas económicas y sociales». Centraron sus críticas en el lehendakari Iñigo Urkullu por «mirar solo desde las gafas de la patronal».
Poco antes, Urkullu comentó que para él se trataba de «un día más» en el ejercicio de su «compromiso con la sociedad vasca». Lo dijo durante la visita a un centro sanitario en Donostia, donde aprovechó para comentar que, ante los rumores sobre «posibles adelantos electorales», su Gobierno «en principio» sigue en la «dinámica» de «cumplir con su programa».
https://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/2020-01-31/hemeroteca_a…
Jon Fano: «Estamos muy contentos con la huelga de ayer, pero los jubilados volverán a tomar las calles el próximo lunes»
Los pensionistas también están «muy satisfechos» con el resultado de la huelga de ayer. Jon Fano, de la plataforma de pensionistas de Bizkaia, enfatizó la presencia de jóvenes en Radio NAIZ y que dada la actitud del gobierno deberán continuar con las protestas el lunes.
Jon Fano, portavoz del movimiento de pensionistas de Bizkaia, habló en la sesión de ‘Hilo informativo’ del 30 de enero sobre la huelga convocada por la Carta de Derechos Sociales del País Vasco. Señaló que los pensionistas estaban «muy contentos» con la protesta generalizada durante el transcurso de las huelgas del día, y que miles de pensionistas participaron.
Dijo que la manifestación celebrada al mediodía en Bilbao fue «espectacular». Alrededor de 50,000 personas se reunieron allí, y quería subrayar la participación no solo de los pensionistas, sino también de las mujeres, los jóvenes, los agricultores … que lucharon juntos.
Fano nos ha dicho que el movimiento ciudadano se está volviendo más consciente del hecho de que el movimiento de los pensionistas no es solo para los jubilados sino un movimiento que al servicio de toda la sociedad. Como indicador de esto, dijo que los pensionistas han sido invitados a participar en otros movimientos sociales en los últimos meses.
En la manifestación del 30 de enero, Fano señaló que miles y miles de jóvenes estaban particularmente emocionados por la lucha de los jubilados y los mayores, especialmente en las cuatro capitales y otras regiones del sur del País Vasco. Ver a sus hijos y nietos en la calle con ellos es un aliciente para luchar por sus derechos fundamentales.
En línea con la Carta de los Derechos Sociales del País Vasco, el portavoz del movimiento de pensionistas en Bizkaia nos dijo que aunque fue un «éxito» el 30 de enero, este no es el final de nada. Y dada la actitud de los gobiernos de España, Navarra y el País Vasco, continuarán luchando hasta que sus reivindicaciones se hagan realidad. Como resultado, Fano nos ha anunciado que los pensionistas del sur del País Vasco volverán a las calles el próximo lunes.
(Un artículo de balance de la jornada de huelga de Jon Fano y Jospo Barrutia puede leerse aqui).
No atender a las necesidades de la gente sí que es un fracaso
Editorial de Gara
El PNV tuvo ayer que enmendarse a sí mismo y matizar su valoración contra la huelga del 30E. No suele ocurrir. Lo hicieron en la tertulia de Radio Euskadi por boca del parlamentario Luis Javier Telleria, que aceptó que «igual no ha sido un fracaso total pero sí un éxito escaso». Un tono diferente a la visceral reacción del jueves por la noche.
La declaración del EBB en la jornada de la huelga, sumada a la obsesión del lehendakari Iñigo Urkullu por menospreciar a la mayoría sindical pero no parar de hacerles reproches a través de los medios, han mostrado a un PNV exacerbado y sorprendentemente nervioso.
Lo cierto es que el partido –y las instituciones– ya estaba en modo electoral porque Urkullu, que es el que puede convocar comicios, había lanzado la precampaña. Por eso resulta chocante que acusen a los sindicatos y a EH Bildu de electoralismo, cuando la convocatoria de la huelga se conocía desde hace meses y si las elecciones se adelantan será por decisión del lehendakari.
También resulta ridículo que Urkullu llame ahora al diálogo para solucionar los problemas, cuando él mismo se ha negado a reunirse. Su postura contrasta con la de otros líderes. Sin ir más lejos, Pedro Sánchez y Emmanuel Macron están inmersos en negociaciones sociolaborales estructurales y aparecen reunidos con los sindicatos sin excusas, incluidos los que están enfrentándose a la Policía en las calles de las ciudades francesas o los que ya han dicho que en ningún caso van a apoyar recortes o el endurecimiento de las pensiones. Para colmo, en la carta que remitió a los sindicatos a raíz de la huelga, Urkullu tuvo el feo detalle de arrogarse el mérito de una Ley de Vivienda contra la que él mismo votó.
Por todo ello, a las decenas de miles de personas que participaron en las movilizaciones del jueves, y a otros centenares de miles que vieron su jornada totalmente alterada por los paros, seguramente les han surgido dudas que claro que tienen un sentido político, como la huelga, pero que son también mundanas. Si a ojos de los dirigentes jelkides la huelga fue tal fracaso, ¿a qué centros escolares van sus hijas o sus nietos? Si la mayoría de la enseñanza pública y casi todas las ikastolas cerraron por completo el 30E, ¿a ellos no les llegó noticia del impacto de estas protestas? Asimismo, sus representantes copan horas y horas de la radiotelevisión pública, pero por lo visto no encendieron la radio el jueves, porque se hubiesen topado con los servicios mínimos.
Tampoco es creíble que no conozcan a pensionistas que, por encima de siglas y consignas, participaron en las movilizaciones. Es posible que estos hayan sido quienes les han apremiado a rebajar la beligerancia contra las protestas. Por otro lado, el sistema clientelar vasco lo ha aguantado casi todo hasta ahora, pero de cara al futuro, ¿no tienen miedo de qué van a hacer sus hijos e hijas tal y como se está poniendo el mercado laboral? Algunos de ellos sí, pero no todos tendrán una vivienda para cada uno, ¿no? Y la Ley de Vivienda que ahora reivindica Urkullu está pendiente de implementación.
¿Cuántos de los cientos de centros de trabajo que ha visitado la consejera Arantxa Tapia cerraron sus puertas o trabajaron bajo mínimos? Además, Euskal Herria es un caso insólito en este asunto de las huelgas. En días como el jueves, miles de autónomos y de empresarios de pequeñas empresas, talleres y comercios realizan una suerte de paro patronal en defensa de los derechos de los y las trabajadoras, por el futuro de las generaciones más jóvenes y por un país mejor.
Patrimonializar solo lo bueno es hacer trampa
Para bien y para mal, el país no se divide entre quienes hicieron huelga y no, entre quienes están a favor de esas demandas y quienes las ven excesivas. Euskal Herria, en consonancia con el mundo, está dividida sobre todo entre quienes tienen garantizada una vida digna y quienes no, entre quienes tienen derechos efectivos y quienes solo los tienen formalmente, entre quienes avanzan y quienes se quedan atrás. La sociedad vasca y sus instituciones tienen que concentrarse en garantizar derechos. Tienen que enfocar sus políticas en los que tienen mayores riesgos, por ejemplo de sufrir accidentes laborales; en las mujeres que son discriminadas y en la brecha salarial; en acrecentar las expectativas de la juventud; en garantizar la vida digna de los y las pensionistas; en frenar la precariedad. Cómo no, cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades. No atender a la ciudadanía teniendo recursos sí que sería un «rotundo fracaso» comunitario, y no solo del PNV.
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