El ‘Tío Sam’ arroja el caos afgano sobre Rusia por Finian Cunningham

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El ‘Tío Sam’ arroja el caos afgano sobre Rusia ——— Finian Cunningham

Las tropas estadounidenses se retiran de Afganistán

Sputnik News – 05/07/2021

Traducción del inglés: Arrezafe

Rusia tiene motivos para estar alarmada por el inminente caos en Afganistán tras la retirada de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN que, finalmente, se escabullen del país devastado por la guerra.

Tras 20 años de librar una guerra inútil que ha costado más de 241.000 vidas y billones de dólares, el ejército estadounidense se retira apresuradamente.

En los últimos días, la mayoría de sus 3.000 soldados restantes han abandonado apresuradamente el país desde la gigantesca base aérea de Bagram al norte de la capital, Kabul. Apenas hubo cobertura mediática de la trascendental, pero bochornosa salida que evoca la vergonzosa caída de Saigón en 1975, cuando el último de los militares estadounidenses y operativos de la CIA huyeron de Vietnam como ratas de un barco que se hunde.

La precipitada huida estadounidense de Saigón

A principios de este año, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró septiembre como fecha límite para retirar las fuerzas de Afganistán. La retirada ya se ha producido, dejando al país sumido en un futuro incierto y peligroso.

El comandante de las fuerzas estadounidenses, general Scott Miller, advirtió la semana pasada que Afganistán se enfrenta ahora a una más que probable guerra civil a medida que los militantes talibanes empujan a las tropas afganas respaldadas por Washington hacia áreas urbanas cada vez menos controladas.

Para Rusia, lo inquietante es que Afganistán se ha convertido en una zona de crecimiento del grupo terrorista Daesh, que ha aprovechado el vacío dejado por los estadounidenses y otras fuerzas de la OTAN. Daesh comparte con los talibanes una ideología islámica fundamentalista similar y existen buenas razones para sospechar de una estrecha cooperación entre ambos. Lo cual sugiere que, en breve, Afganistán se convertirá en un refugio aún mayor para las redes terroristas, a pesar de las garantías dadas por los talibanes de que no será así.

Si, debido a la naturaleza débil de las fuerzas de seguridad afganas respaldadas por Estados Unidos, los talibanes y Daesh dominan Afganistán en los próximos meses, cosa probable, Rusia tendrá un califato radical en su flanco sur. Fue en prevención de tal amenaza a su seguridad nacional que Moscú decidió intervenir en la guerra de Siria, ayudando al gobierno de Assad a derrotar a los yihadistas y así evitar que militantes similares migren a sus regiones de Caucasia.

El problema yihadista de Siria fue creado por Estados Unidos y socios de la OTAN como medio encubierto para derrocar al presidente Assad y propiciar un cambio de régimen. La intervención militar rusa puso fin a ese subterfugio estadounidense aplastando a los grupos de militantes afiliados a Daesh.

Ahora, irónicamente, la derrota estadounidense y su caótica salida de Afganistán están propiciando posibles quebraderos de cabeza a Rusia.

Nikolai Patrushev, jefe del consejo de seguridad nacional de Rusia, ha estado en conversaciones con Kabul para, según se informa, planear la manera de que Moscú pueda contribuir a mantener la estabilidad regional. Dichas conversaciones se han tornado aún más urgentes dada la apresurada retirada de los estadounidenses.

«La supresión del terrorismo, el tráfico de drogas, así como el comercio, la cooperación económica y técnico-militar, fueron tratados en detalle», según comunicado del consejo de seguridad ruso.

Sergei Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia, también ha manifestado su preocupación por la propagación de Daesh en el norte de Afganistán. Lavrov culpó la complacencia con la que los políticos en Kabul han entablado conversaciones de paz con los talibanes, señalándolo como uno de los factores del florecimiento de Daesh en medio del caos interno.

La experiencia de Moscú en Afganistán no fue feliz. La intervención de la Unión Soviética en 1979 para apoyar a un gobierno aliado en Kabul contra los muyahidines respaldados por Estados Unidos (un precursor de los talibanes), condujo a una desastrosa guerra de 10 años que debilitó gravemente a la Unión Soviética.

Las maquinaciones imperiales estadounidenses en Afganistán, teóricamente en venganza por los supuestos ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos, han desembocado en una catástrofe total. Tras dos décadas, Afganistán está en ruinas y los talibanes preparados para volver al poder una vez más. Un reciente estudio de la Universidad de Brown estima el coste de la guerra en 2,26 billones de dólares. Suma que aumentará en el futuro a causa de los gastos de atención médica a los veteranos y el interés financiero. Más de 71.000 civiles afganos fueron asesinados. ¿Y todo para qué? Afganistán es el trágico resultado de la arrogancia imperial estadounidense y su enloquecido terrorismo de estado.

MOAB. La destructiva bomba lanzada por EEUU en Afganistán
cuyo coste es de 16 millones de dólares

Amarga repercusión, que la destrucción criminal de Afganistán por parte de Washington legue ahora un problema de seguridad nacional para Rusia y otras naciones vecinas. Es tentador sospechar que Washington pueda estar descargando deliberadamente su embrollo sobre Rusia y disfrutando cínicamente del dilema que le sobreviene a Moscú.

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