El lince. Otro acelerón hacia el nuevo mundo.

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Otro acelerón hacia el nuevo mundo. El lince

Esto va a toda vela. Si China se esá retirando paulatinamente del modelo educativo occidental o, por decirlo mejor, cada vez hay más rechazo al mismo bajo la consigna de «Mas Marx, menos Occidente»; si China edita revistas científicas donde publican sus investigadores (que no son publicados en las occidentales) porque crecían las críticas a un sistema universitario viciado por las prácticas occidentales; si China comienza a retirarse del sistema de clasificación universitario que impone Occidente, ahora es Rusia la que da otro golpe en este ámbito: el martes anunció que se retira de todo lo relacionado con el Plan Bolonia. ¡Por fin! En Occidente seguimos dormidos, anestesiados, pero hay otro mundo en marcha y no es el nuestro. Afortunadamente.

El Plan Bolonia es la mercantilización de la universidad y una cantera para las empresas, tirando a la cuneta el papel de lugar de formación y desarrollo humano y pasando a ser una mera fábrica de mano de obra (si es que se consigue trabajo) y, además, pagando mucho más por ello, como con el escándalo de los máster. El Plan Bolonia lo imparten 49 países, todos los europeos, Turquía y todos los de la antigua Unión Soviética menos Kirguizistán, que fue rechazada su petición de adherirse al mismo. España se unió en 2007, Rusia en 2003.

Lo primero que exigió Occidente a Yeltsin para apoyarle tras la desaparición de la URSS (y a todos los países que surgieron) fue la desaparición del sistema educativo soviético. Y lo hizo (hicieron) a conciencia. Pero como el sentimiento soviético es fuerte en la sociedad rusa, desde hace un tiempo hay un movimiento parecido al chino, no solo para rechazar el modelo occidental sino para recuperar el sistema educativo soviético. Eso, tal y como está la correlación de fuerzas en el Kremlin y sus apoyos, es hoy bastante difícil porque son capitalistas y reimplantarlo sin una sociedad como la soviética no es posible. Pero es evidente que Rusia tiene que mirar hacia algún lado, bien sea a China o, lo más probable, a su pasado. Y nunca funcionó mejor la educación en Rusia que bajo el modelo soviético, así que me equivocaré poco si digo que dentro de no mucho tiempo, tal vez en el comienzo del nuevo curso o en el siguiente, veamos un modelo híbrido entre la educación actual y partes soviéticas.

El anuncio del martes va con el añadido de que «hay que volver al sistema tradicional de educación superior» porque eso va a hacer que el sistema educativo ruso sea más independiente de Occidente «y preservará el antiguo legado de la educación rusa y soviética». Como véis, no me voy a equivocar mucho.

Decía Daniel Bensaid, uno de los pocos trotskistas decentes, que «quien no tiene memoria ni de derrotas ni de victorias pasadas tampoco tiene demasiado futuro». Eso es lo que está haciendo el Plan Bolonia con la juventud universitaria en toda Europa, borrar cualquier atisbo de la historia para hacer simples borregos. Y de ahí el auge del fascismo que estamos viendo en todo el continente europeo (desbordándose no solo en apoyos en todos los países, sino permeando toda la sociedad y llegando hasta el ensalzamiento por los medios de propaganda de los nazis del Batallón ucraniano «Azov», ahora felizmente derrotado), porque Bertolt Brecht tenía razón cuando dijo aquello -refiriéndose al fascismo- de «aún es fecundo el vientre del que surge la bestia inmunda” en el epílogo que cierra «La resistible ascensión de Arturo Ui» (1941).

China y Rusia, por este orden, están teniendo memoria y actuando en consecuencia. Los chinos van muy por delante y están formando a una juventud que nada tiene que ver con la nuestra. Rusia va a dar el paso para hacer lo mismo, aunque la duda está en cómo de largo o de corto va a ser ese paso que acaban de dar con la renuncia a aplicar el Plan Bolonia en sus universidades. En cualquier caso, la iniciativa es muy loable.

P.D.- Como llevo un tiempo sin poner música, una de las señas de identidad de esta página, aquí tenéis una canción épica africana, «Indépendance Cha, Cha». Escrita en el período de la independencia de Congo (1960), se convirtió en el emblema de los movimientos anticoloniales del continente africano.

El movimiento en el ámbito educativo que os comento de China y Rusia que, a buen seguro, pronto será seguido por otros países, no es una revuelta anticolonial porque estos países son la antítesis de Occidente -aunque Rusia estuvo muy cerca de convertirse en una colonia durante la etapa de Yeltsin- y es un acelerón, otro más, hacia el nuevo mundo que estamos viviendo, que no es este hegemonizado por Occidente.

En este nuevo mundo también hay movimientos anticoloniales, que vuelven a resurgir con fuerza en África (Malí, Guinea, Burkina Faso, República Centroafricana) y que son respondidos con la nueva modalidad de control neocolonial: las sanciones. Todos estos países africanos han sido sancionados (algo ilegal, según el derecho internacional) por la UE a instancias de Francia, la antigua metrópoli, y eso repercute directamente en los pueblos. Estos son los «valores democráticos» occidentales y los nuevos métodos de neocolonialismo.

Incluso el gesto de países como México o Bolivia, al rebajar su presencia en la charada montada por EEUU y llamada Cumbre de las Américas por no invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela, tiene que ser visto con simpatía.

Así que todo esto, el rechazo al modelo educativo occidental y las revueltas anticoloniales, bien merece la pena celebrarlo con las canciones que os ofrezco. Y lo hago, como siempre que puedo, con original y versión. El original a cargo de quien la compuso, Joseph Kabasele («Le Grand Kallé»), y su grupo, African Jazz. La versión es del grupo congoleño Afro Fiesta. Que las disfrutéis, con un innegable sabor cubano, desde luego. Y si las podéis bailar, mejor.

 

(Publicado en el blog del autor, el 26 de mayo de 2022)

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