El lince. La máquina de radicalización.

Fuente: https://frenteantiimperialista.org/la-maquina-de-radicalizacion-el-lince/                  

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Es sabido que para defender el jardín occidental de la amenaza de la selva hay que cuidarlo, y que para cuidarlo hay que arrancar las malas hierbas que son las que se convierten en la punta de lanza de la penetración de la selva. En Alemania, Los Verdes, tan verdes y tan progres, son los principales jardineros.

Los Verdes forman parte del gobierno alemán con los socialdemócratas y los liberales. Controlan varios ministerios: Asuntos Exteriores; Economía; Alimentación y Agricultura ; Familia, Tercera Edad, Mujeres y Juventud; Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear.

De las andanzas de los dos personajes que controlan Asuntos Exteriores y Economía ya os he hablado. Ahora llega el turno de la familia. Por una razón: estos tres son los más fanáticos dentro del fanatismo reaccionario de esta gente.

Resulta que dentro del Ministerio Federal para la Familia se ha creado una fundación para luchar contra lo que consideran «desinformación», cuya labor es «analizar el contenido de los medios críticos con el sistema» y, en particular, «las cuentas de la guerra en Ucrania». Como es lógico, todo ello en nombre de la «lucha contra la desinformación rusa». A esta gente no le importa llegar hasta el esperpento, como os comenté con la serie de dibujos animados «Masha y el oso». No, eso es poco para ellos (y ellas, no vaya a ser que alguien se ofenda porque tan estúpidos son ellos como ellas).

Una de las actividades del Ministerio de la Familia es controlar cómo los jóvenes utilizan y siguen los medios alternativos, con el peligro que conlleva. Por lo tanto, uno de sus programas es combatirlos con programas como «Los contramedios como máquina de radicalización», cuya explicación es: «Cada vez más personas utilizan los llamados medios “alternativos” como fuente de información. Tienen un efecto de largo alcance en la sociedad y alimentan la desconfianza hacia la democracia parlamentaria, la ciencia y los medios de comunicación. El contraanálisis da una mirada crítica a los canales que se ven a sí mismos en oposición al público de los medios existentes. Queremos explicar cómo los contramedios de oposición al sistema se convierten en una máquina de radicalización y qué se puede hacer para contrarrestarlos».

Y en ese programa se enseña cómo contrarrestar afirmaciones como «prensa del sistema», «que niega la independencia de los medios y los calumnia como instrumentos de ciertos intereses»; la crítica a «los de arriba», «porque eso puede llevar a alejarse del sistema parlamentario»; la crítica al «sistema corrupto», «que se entiende como un sistema que funciona parcial o totalmente en contra de la población y sus intereses». Si bien es cierto que esto se inició con la pandemia del coronavirus, también lo es que se mantiene en la actualidad a través de un programa federal que se ha reciclado con el nombre de «¡Viva la democracia!».

Pero como eso afea el bonito jardín occidental, de inmediato se acompaña con una amenaza: es la extrema derecha quien está utilizando esos medios y quien está promoviendo las manifestaciones y las protestas en estos momentos. Así que ya sabéis, si queréis que no os identifiquen con la extrema derecha, acudid a los medios oficiales y dejad los alternativos (aunque estos dejen mucho que desear y de alternativos cada vez tengan menos). Y seguid los consejos que ya se dieron hace un par de meses: no acudáis a las manifestaciones porque «corren el riesgo de ser secuestradas por extremistas» y «enemigos de la democracia».

Y aquí está la otra parte de la cuestión: los medios oficiales  reciben cada 15 días instrucciones de lo que hay que decir o callar, en especial sobre Rusia. Pero supongo que esto no debería sorprenderos. Sobre todo porque se afirma que «el gobierno federal está en contacto regular con los operadores de redes sociales para controlar la desinformación en el contexto de la agresión rusa contra Ucrania».

Es todo el gobierno alemán quien está en esto: es una coordinación entre los ministerios de Defensa (en manos de los socialdemócratas, SPD), de Interior (SPD), Familia (Verdes), Digital (liberales) y Educación (liberales).

Quien lo coordina todo es el Ministerio del Interior, y cada dos semanas elabora un «informe de situación» que es enviado a los medios oficiales para que sigan a pies juntillas todo lo que allí de dice. Por ejemplo, «concertando enlaces a verificadores de hechos en los sitios web del gobierno federal». Este informe se envía también a todos los demás ministerios (fuera de los mencionados), a los miembros del Bundestag (parlamento), estados federados y municipios. La lista se completa con la referencia a «los multiplicadores en la sociedad civil».

En el marco de las cada vez más numerosas manifestaciones y protestas (las últimas tuvieron lugar el 30 de octubre) contra el gobierno por el seguidismo hacia EEUU ante la crisis de Ucrania y exigiendo el fin de las sanciones contra Rusia -que están causando la destrucción de la economía europea y la galopante inflación- es importante lo anterior para comprender a qué nos estamos enfrentando no solo en Alemania, sino en toda Europa.

Y tal vez por ello, solo tal vez, el canciller alemán visita mañana China con una delegación de empresarios de la industria. Es la primera visita de un occidental tras el crucial XX Congreso del PCCh y a ella se han opuesto tanto EEUU como varios de sus propios ministros, sobre todo Los Verdes. La fanática Annalena Baerbock, ministra de Asuntos Exteriores, ha dicho que «no hay que repetir los mismos errores que con Rusia», que «ya no debemos depender de un país que no comparte nuestros valores» y que «se corre el riesgo de ser políticamente vulnerable al chantaje». Cuando menos, es curioso que alguien que está en Exteriores mantenga este discurso. Y más aún que se oponga a este viaje.
Por supuesto no se puede esperar mucho de este viaje. Scholz no es nadie, como no lo es nadie en estos momentos en una Europa que está muerta. No habrá nada más que la constatación de que algunos empresarios harán negocios. Y acallarán durante unos días las críticas sociales, incluso de la máquina de radicalización.
(Publicado en el blog del autor, el 3 de noviembre de 2022)

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