Conflicto en la frontera colombo-venezolana

Fuente: https://www.investigaction.net/es/america-latina-en-resistencia-tensiones-y-elecciones/

América Latina en Resistencia: Tensiones y Elecciones

La frontera colombo-venezolana ha estado sumergida en violencia e inestabilidad en las últimas semanas. El 21 de marzo, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) anunció operaciones contra “grupos armados irregulares” cerca de La Victoria, en el Estado Apure.

Las dos semanas siguientes han estado marcadas por confrontaciones regulares en la zona fronteriza. El ejército venezolano ha anunciado que 9 integrantes de los grupos armados han muerto y más de 30 han sido capturados. De igual modo se destruyeron 9 campamentos y se incautó una cantidad de armas.

Del lado venezolano el saldo es de 4 muertos y más de una docena de heridos, la mayoría víctimas de minas antipersonales. En respuesta, el gobierno de Venezuela dirigió una misiva a las Naciones Unidas (ONU) solicitando ayuda para eliminar las minas que han sido colocadas en el estado fronterizo de Apure.

Aunque no haya nombrado a los grupos que actúan en la frontera, el gobierno venezolano apuntó el dedo a Colombia y Estados Unidos, alegando que los combates son parte de una operación más amplia de “cambio de régimen”. En ese sentido, Maduro exigió “tolerancia cero” y que las fuerzas armadas asuman el control de todo el territorio en una iniciativa denominada “Escudo Bolivariano”.

El gobierno creó también una brigada especial y un centro de comando operacional en la región, al mismo tiempo que solicitó la mediación de las Naciones Unidas con Colombia para atender al tema fronterizo.

Asimismo, el mandatario acusó al país vecino de abandonar la zona fronteriza para generar fricciones, caos y hechos de violencia, de los que pudieran tomar rédito la Casa de Nariño y el gobierno de Washington.

Mientras tanto, Iván Duque aseguró que los sucesos responden a una supuesta “lucha” entre “el Cartel de los Soles” (un supuesto grupo conformado por miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela y por el gobierno venezolano para dedicarse al narcotráfico, pero cuya existencia nunca se ha comprobado) y “las disidencias de las FARC”.

El grupo con presencia en la frontera alegadamente es el 10 Frente comandado por alias Gentil Duarte, un grupo de guerrilleros que no se plegó a los incumplidos acuerdos de paz de 2016 y que hoy día tiene presencia en varios departamentos colombianos.

Los combates han generado también el desplazamiento de la población local y a su vez una “guerra” de cifras y narrativas. Organizaciones internacionales, el gobierno de Colombia y los grandes medios del país hablan de “cerca de 5.000 desplazados venezolanos” que han llegado a Colombia desde el 21 de marzo -cuando comenzaron los enfrentamientos- y denuncian  supuestos abusos y violaciones de derechos humanos.

Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y el Consejo Noruego para Refugiados estos venezolanos llegaron a una decena de albergues temporales que se instalaron en el municipio colombiano de Arauquita, pero muchos se devolvieron porque “los alimentos son escasos y no cuentan con los elementos de higiene necesarios”.

Por su lado, la cancillería venezolana ha criticado la tolerancia de las autoridades colombianas hacia los grupos armados y la manipulación mediática en torno al caso. La FANB insiste que la situación se está “normalizando” y que muchas de las familias que cruzaron el río Arauca hacia Colombia vienen regresando hacia territorio venezolano. La Fiscalía General asignó dos fiscales para investigar las acusaciones de violaciones de DDHH por parte de soldados venezolanos.

La crisis venezolana, agudizada por las sanciones norteamericanas, ha significado una presencia menor del Estado venezolano. Esto propicia el surgimiento de “ecosistemas” fronterizos y control armado de rutas de contrabando. Históricamente los movimientos guerrilleros han aprovechado terrenos como los llanos de Apure/Arauca para mantenerse a salvo del ejército colombiano.

Los supuestos nexos del frente de Gentil Duarte al gobierno colombiano, a la CIA o al Comando Sur están lejos de estar comprobados. Se trata de un actor más en el conflicto colombiano, que tiene sus raíces en la profunda desigualdad de aquel país, independientemente de tener hoy día una línea ideológica menos clara.

Pero lo cierto es que una confrontación prolongada sí sería beneficiosa para Bogotá y Washington. Enfrentado a la pandemia del Covid-19 y a la “pandemia” de las sanciones, este es un frente que puede traer un desgaste mayor aún al gobierno de Maduro.

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