Como la administración Trump legitima la teoría conspirativa del Covid-19….

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Como la administración Trump legitima la teoría conspirativa del Covid-19. Recordemos las armas de destrucción masiva de Irak

Desde que en los Estados Unidos comenzaron a darse cuenta de la amplitud y el impacto que la pandemia tendría en la economía mundial, así como de la costosa carga que pagaría su población (676.676 casos documentados al 17 de abril con 34.784 decesos), era solo una cuestión de tiempo que los políticos empezaran a buscar culpables. Recientemente el presidente ha sido objeto de denuncias, por dar una respuesta demasiado lenta contra la amenaza del Covid -19. Muchas son las críticas que señalan que la administración se ha quedado silenciosa durante prácticamente todo el mes de febrero, perdiendo así un tiempo preciado que hubiera podido ser consagrado a prevenir la propagación de la enfermedad.

Una no-negación muy provechosa

Antes que afrontar estas acusaciones, el presidente y su equipo de seguridad nacional han más bien desviado la culpa hacia China como objetivo, avivando una teoría de conspiración según la cual el Covid-19 habría nacido en un laboratorio de investigación biológica situado en la ciudad de Wuhan, el epicentro de la pandemia mundial provocada por esta enfermedad. Interrogado sobre los informes que hacen referencia a que el virus se escapó del laboratorio chino, el presidente Trump se ha mostrado algo reservado: “cada vez más escuchamos esta historia, ya veremos” – ha declarado Trump – “estamos haciendo un análisis muy profundo sobre esta horrible situación “.  Trump igualmente ha sido interrogado sobre sus conversaciones con el presidente chino Xi Jinping respecto al rol del laboratorio de Wuhan en la difusión de Covid-19 – “no quiero hablar de lo que discutí sobre el laboratorio” ha respondido Trump. “No quiero discutir, es inapropiado por el momento.”

El presidente de los Estados Unidos posee el puesto más influyente del mundo. Cuando él habla, el mundo escucha. Representa y es dirigente de la nación más potente del mundo en los planos militar y económico, las palabras de Trump poseen una credibilidad inherente, que no pueden pasar desapercibidas.

Los miembros de su gabinete le han secundado rápidamente haciendo eco a su “preocupación” respecto al laboratorio de Wuhan y animando esa historia. El general Mark Milley, jefe del personal del ejército ha declarado a los periodistas que: “Concerniente al tema del laboratorio… no estarán sorprendidos de saber que estamos interesados especialmente y de que nuestros servicios de inteligencia le prestan una atención particular.”

Las preocupaciones del general Milley han sido reforzadas por el secretario de Estado Mike Pompeo. “Sabemos que tienen ese laboratorio” ha declarado Pompeo a la prensa. “Sabemos que el virus mismo ha tenido su origen en el laboratorio de Wuhan. Así que todas las sospechas se juntan. Hay muchas otras cosas que aún no sabemos y eso es de lo que hablaba hoy el presidente. Necesitamos saber las respuestas a nuestras preguntas. El simple hecho de que no conocemos las respuestas es porque China no las ha compartido y esto me parece, es muy revelador·”

Las declaraciones del general Milley y del secretario Pompeo deberían provocar escalofríos a cualquiera que conoce la historia y sabe lo que sucede cuando la inteligencia americana es requerida con finalidades políticas o con teorías sin fundamentos sobre un tema referente a armas de destrucción masiva (las alusiones indirectas de Trump hacia una instrumentación del Covid 19 por China, pondrían al virus en esta categoría). Las proposiciones de Pompeo recuerdan a las declaraciones hechas por el Secretario de Estado Colin Powell en diciembre del 2002 a propósito de Irak.

Como el expediente incompleto de Colin Powell contra Irak, la teoría del complot postulada por el presidente Trump y retomada enseguida por el general Milley, el secretario de Estado Pompeo y otros, está fundada en invenciones. Simplemente no existe ningún vínculo entre los laboratorios de Wuhan y el Covid-19 en cuestión.

Sólo unas cuantas verdades, para establecer legitimidad.

La teoría del complot promulgada por Trump y su gabinete continúa desarrollándose sólo con bases suficientes para que parezca legítima a ojos de quien no conoce la realidad. Hay en efecto, dos laboratorios en Wuhan. El primero, el Centro de control y prevención de enfermedades de Wuhan (CDC chino). Que no tiene relación alguna con cualquier actividad de investigación sobre los coronavirus. Sin embargo, fue este laboratorio el que encabezó las encuestas sobre la epidemia del Covid-2019. El otro, el State Key Laboratory of Virology (a veces llamado Instituto de Virología de Wuhan), es un laboratorio de bioseguridad nivel 4 (BSL-4) certificado para trabajar en los agentes patógenos más mortales del mundo y está situado alrededor de 13 km del centro de la ciudad de Wuhan.

El instituto de Virología de Wuhan, en efecto, ha participado en un estudio sobre la relación de los murciélagos y los coronavirus en China y ha publicado en marzo del 2019 un documento donde advertía que ese vínculo podría ser la causa de una futura pandemia. “Es muy probable que las futuras epidemias de coronavirus provengan de los murciélagos y es mayormente probable que esto suceda en China” anotaba el estudio. “Por consecuencia, el estudio de los coronavirus de los murciélagos son una cuestión urgente para la detención de signos de alerta precoz, que pueda minimizar el impacto de tales futuras epidemias en China”

Hasta aquí, todo iba bien. Pero en enero del 2018, después de una visita del personal de la embajada americana al instituto de Virología de Wuhan, los estadounidenses expresaron sus inquietudes respecto a la escasez de especialistas debidamente capacitados dentro del Instituto de virología, que permitieran operar el laboratorio en los niveles requeridos de una instalación BSL-4, capaz de hacer frente a las más peligrosas amenazas biológicas. La Embajada de los Estados Unidos expresó sus preocupaciones al departamento de Estado mediante una demanda de financiamiento a realizar a nombre del Laboratorio de Virología de Wuhan, para apoyar el reclutamiento de especialistas suplementarios en el marco de un programa de subvenciones existente, supervisado por un instituto de investigación americano. (La demanda fue rechazada).

Construyendo la hoguera

Al margen de esta situación el Departamento de Estado  ha convertido esta experiencia en el corazón del expediente americano contra China; el hecho de que China haya hecho una demanda a los Estados Unidos de ayuda especializada suplementaria para la explotación de un laboratorio BSL-4, donde se realizaban investigaciones de utilidad pública en el tema del coronavirus en los murciélagos y en los humanos ha sido transformado en una teoría conspiracionista fundada en supuestas malversaciones y manías de los chinos con los secretos.

Desde muchas perspectivas, el “sondeo” americano sobre el laboratorio de Wuhan se parece a la célebre deducción demostrada en Monty Python y el Santo Grial mediante el siguiente silogismo:  Si una bruja arde, por lo tanto está hecha de madera, si la madera flota tanto como los patos. Conclusión: Los patos están hechos de madera. Este género de deducciones espeluznantes no enaltece las competencias de los servicios de investigación profesional.

Sin embargo, los Estados Unidos tienen una historia bien documentada de uso de la inteligencia al servicio de los objetivos políticos de aquellos que tienen el poder, lo que hoy pasa concerniente al Instituto de Virología de Wuhan, es poco más que una cacería de brujas pasada de moda.

Hay muy poca diferencia entre el sketch de Monty Python y la teoría de los servicios secretos americanos sobre China, ambas buscan probar que los patos están hechos de madera. Las dos fueron generadas como más que una farsa, pero al menos, el sketch de Monty Python fue destinado para hacer reír, mientras que la cacería de brujas de Trump podría acarrear consecuencias desastrosas sobre las futuras relaciones chino-americanas.

Por el momento la comunidad internacional debe unirse para hacer frente a las consecuencias desastrosas que acarreará la pandemia del Covid-19, las manipulaciones políticas de Trump, son la última cosa a la que el mundo debe prestar atención.

Scott Ritter es un ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, sirvió en la Unión Soviética como inspector a cargo de la implementación del tratado FNI, en el personal del general Schwarzkopf durante la guerra del Golfo y de 1991 a 1998 fue inspector de armas en las Naciones Unidas.

Fuente Original: RT

Traducido para Investig’Action por Paola Cruz Rosas

Foto : escultura de Goshka Macuga, ‘Colin Powell,’ bronce y hormigón, 200

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