Cómo agencia alemana de inteligencia promociona la extrema derecha

Fuente:  https://www.wsws.org/es/articles/2022/02/16/verf-f16.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws                   Peter  Schwarz                                                                                     16.02.22     

Cómo la agencia alemana de inteligencia doméstica promociona a la extrema derecha

El principal semanario alemán de noticias, Der Spiegel, publicó recientemente un artículo de fondo sobre Hans-Georg Maassen, el jefe de la agencia alemana de inteligencia doméstica (la Verfassungsschutz) de 2012 a 2018. El artículo se preguntaba: “… ¿Maassen se radicalizó después de su salida involuntaria del más alto cargo, o él ya había estado desarrollando desde antes su tendencia hacia posiciones ultraderechistas? ¿En qué medida Maassen influyó políticamente la Verfassungsschutz?”.

Hans-Georg Maassen en 2012 (Imagen: BMI / Sandy Thieme / CC BY-SA 3.0)
De hecho, la respuesta a esta pregunta está clara desde hace tiempo. Maassen estaba agitando contra las leyes alemanas de asilo y sobre refugiados incluso antes de que estos temas fueran tomados por el partido ultraderechista de ese país, Alternativa para Alemania (AfD). Como jefe de la Verfassungsschutz, Maassen se reunió en varias ocasiones con los dirigentes de AfD para ayudarlos a evadir la vigilancia de la agencia que él dirigía. El gobierno alemán se vio obligado al final a retirar temporalmente a Maassen en noviembre de 2018 después de que hablara abiertamente en defensa de una manifestación ultraderechista en la ciudad de Chemnitz —un acto que provocó un aluvión de protestas.

Al mismo tiempo que Maassen estaba protegiendo y promocionando a los extremistas de la ultraderecha, reprimía con dureza a los antifascistas, los opositores a la guerra y los socialistas. Fue Maassen quien fue el responsable de poner al Sozialistische Gleichheitspartei (SGP, Partido Socialista por la Igualdad) en la liste de organizaciones “extremistas de izquierdas” en el informe anual de la Verfassungsschutz, sometiéndolo a la vigilancia oficial, porque —como argumentó más tarde el Ministerio Federal del Interior— el partido se opone al “capitalismo, al supuesto nacionalismo, el imperialismo y el militarismo”.

Mientras tanto, Maassen está tan inmerso en el bando ultraderechista que, como escribe Der Spiegel, este no es “solo un problema para la CDU [Unión Democratacristiana] sino también para la agencia que Hans-Georg Maassen encabezó durante seis años” y creció en tamaño de 1.100 a 3.500 empleados. “Maassen está mancillando el cargo”, se citaron estas palabras de un oficial de la seguridad.

Maassen ha estado ostentanto descaradamente sus panaceas fascistas durante su retiro, mientras cobraba una pensión estatal estimada en 6.000 euros al mes. Les ha lavado la cara a ataques a refugiados indefensos, ha propagado teorías conspirativas ultraderechistas, exigió la “prohibición de las vacunas contra el COVID” y despotricó contra los “peligros de la ideología socialista” y la supuesta destrucción de la sociedad por parte de los izquierdistas.

Maassen es miembro de la Unión Democratacristiana y se unió temporalmente a la WerteUnion (Unión de Valores). El director de la ultraconservadora WerteUnion es Max Otte, quien se está postulando como el candidato oficial de la AfD para el cargo de presidente de Alemania. Maassen también ha publicado artículos en Junge Freiheit, el órgano central de la Nueva Derecha de Alemania, y es activo en la red social Gettr, una plataforma del movimiento Derecha Alternativa.

“Día tras día, Maassen parece estarse zambullendo cada vez más profundo en el mundillo de los ideólogos derechistas y defensores de conspiraciones”, escribe Der Spiegel. El sucesor de Maassen en la Verfassungsschutz y su asistente durante muchos años, Thomas Haldenwang, está intentando “distanciarse cuanto pueda de su anterior jefe”. Según la revista, Haldenwang “declaró que un rumbo firme se adoptaría contra extremistas de la ultraderecha nuevos y viejos en el país. Pero cada nueva provocación por parte de Maassen socava sus esfuerzos”. Der Spiegel está intentando visiblemente asistir a Haldenwang. Si Maassen ya ha arruinado su propia reputación, entonces por lo menos hay que salvar la reputación de la Verfassungsschutz. Los periodistas de Der Spiegel “hablaron con empleados actuales y pasados de la Verfassungsschutz federal y estatal” y “evaluaron documentos clasificados como secretos y confidenciales de la época cuando Maassen ocupaba el cargo”. Los autores del artículo hacen un enorme esfuerzo para revelar solo lo que ya se sabe, pero el balance de su informe es aún así devastador.

Un mero resumen de los hechos deja claro que la Verfassungsschutz es un caldo de cultivo para el tipo de extremismo ultraderechista que debería combatir. AfD y la escena neonazi militante del país deben su éxito en gran medida a la complicidad de la Verfassungsschutz. Cualquier lucha seria contra los peligros que emanan de la ultraderecha debe comenzar con el desmantelamiento de esta agencia opaca y conspirativa.

Apoyo de los ministros del interior de todos los países

Maassen es solo la expresión más obvia de un problema mucho más amplio. Aunque —o porque— sus puntos de vista ultraderechistas eran conocidos desde antes, fue promocionado y apoyado por una serie de ministros del interior y todos los partidos alemanes con representación parlamentaria.

Empezó su carrera bajo Otto Schily (Partido Socialdemócrata, SPD), el ministro del interior del gobierno SPD-Verdes de la época. Bajo Schily, Maassen pasó a ser jefe de departamento en el Ministerio Federal del Interior. Se aseguró de que a Murat Kurnaz, que nació y se crió en Alemania, no se le permitiera volver a Alemania y que tuviera que pasar cinco años en la notoria prisión estadounidense de Guantánamo a pesar de no haber cometido ningún crimen.

En 2012, el ministro del interior Hans-Peter Friedrich (Unión Social Cristiana —CSU) nombró a Maassen para encabezar la Verfassungsschutz para encubrir el escándalo que rodeaba al grupo terrorista NSU (Clandestinidad Nacional Socialista). Poco antes del nombramiento de Maassen, un trío de neonazis había sido expuesto tras un reinado de terror, durante el cual cometieron diez asesinatos racistas, varios ataques con bomba y una serie de atracos a bancos, todos llevados a cabo ante la mirada de las autoridades de seguridad. Aunque muchos agentes de paisano estaban activos en el medio circundante del NSU, la Verfassungsschutz afirmó no saber nada de las actividades del grupo fascista y destruyó los archivos secretos relevantes.

Nada más asumir, hasta el partido alemán La Izquierda le abrió las puertas a Maassen y lo invitó a formar parte de un mitin público en Berlín.

Como nuevo jefe de la Verfassungsschutz, Maassen se las daba de “Señor Limpio” y anunció “un día de apertura de las cajas fuertes”. Los archivos secretos serían abiertos y catalogados.

Basándose en su investigación, Der Spiegel concluye que “la medida nunca se tomó”. La red neonazi siguió intacta. Stephan Ernst, quien asasinara al presidente del distrito Kassel, Walter Lübcke, en 2019, era parte de esta red. Ernst conocía personalmente a los miembros del NSU y, como ellos, estaba en estrecho contacto con agentes de paisano de la Verfassungsschutz.

Los sucesores de Friedrich como ministro federal de interior, Thomas de Maizière (CDU) y Horst Seehofer (CSU) también protegieron a Maassen. Cuando Maassen, junto con su amigo, el jefe de la policía federal, Dieter Romann, denunciaron la política para los refugiados de la canciller Angela Merkel a los editores de noticias en 2015, de Maizière no se atrevió a destituir a su funcionario desleal. Según Der Spiegel, de Maizière le permitió a Maassen “aplicar cada vez más su propia agenda y alinear su servicio de inteligencia doméstico en función de esta”.

Horst Seehofer hasta quiso promover a Maassen y hacerlo secretario de Estado para seguridad en el ministerio del interior cuando estaba claro que ya no podía seguir siendo jefe del servicio de inteligencia doméstico. En su nuevo cargo, Maassen habría sido responsable de todas las agencias de seguridad del país. Solo después de fuertes protestas abandonó Seehofer su plan y envió a Maassen a un retiro temporal.

Seehofer continuó sus esfuerzos por proteger al AfD después de la partida de Maassen. El Süddeutsche Zeitung informó el 21 de enero de este año de que el ministro del interior intervino personalmente un año antes para moderar el tono de un informe confidencial de 800 páginas sobre AfD por la Verfassungsschutz. En particular, Seehofer no estaba dispuesto a clasificar declaraciones islamófobas y xenófobas como ejemplos de extremismo ultraderechista.

Durante años, Maassen se negó a asumir la cuestión del AfD y su ala neonazi “völkisch”, dirigida por Björn Höcke, aunque, según la investigación de Der Spiegel, varias agencias estatales de la Verfassungsschutz favorecían tal rumbo. En 2015, antes de que AfD consiguiera escaños en el Bundestag (parlamento federal alemán), Maassen se reunió con el dirigente de entonces de AfD, Frauke Petry, por lo menos dos veces. Según Der Spiegel, hay “la sospecha de que Maassen le dio al partido indicios de cómo podría evitar ser blanco de las agencias”.

Maassen niega que ocurriera esto, pero todas las pruebas circunstanciales apuntan a que sí sucedió. Entre las dos reuniones con Petry, de las que no hay actas, Maassen asistió a una conferencia del ministerio del interior de Saarland, donde se discutió sobre la vigilancia del particularmente radical AfD de Saarland. Poco después, Petry se volvió a reunir con Maassen y disolvió la asociación estatal de Saarland.

Según Der Spiegel, Maassen también impidió la vigilancia del Instituto Götz Kubitschek para Política Estatal, una escuela de cuadros ideológicos de la Nueva Derecha, miembros del movimiento identitario y miembros de AfD völkisch.

El nuevo ministro del interior es alineado

Mientras tanto, es el ala fascista de Höcke la que domina el AfD. Después del fundador del partido, Bernd Lucke, y de Frauke Petry, Jörg Meuthen es el tercer dirigente destacado del AfD que renuncia. Meuthen renunció a finales de enero, argumentando que el partido se había ido demasiado a la derecha. Fue la mano protectora de Maassen y de Seehofer lo que permitió al ala abiertamente fascista dominar cada vez más al AfD.

La situación no cambió bajo Haldenwang. La Verfassungsschutz es un Estado dentro del Estado. Lleva mucho tiempo eludiendo todo control democrático. Esto ha sido confirmado por los recientes ataques a la nueva ministra del interior, Nancy Faeser (SPD).

Faeser ha sido duramente criticada por publicar un artículo el verano pasado en la revista de la Asociación de Represaliados del Régimen Nazi/Federación de Antifascistas (VVN-BdA). El artículo trataba de las amenazas de muerte firmadas “NSU 2.0” enviadas a Faeser durante su función anterior como directora del SPD en el Estado de Hesse.

El VVN-BdA desarrolla una educación antifascista. Entre sus más conocidos miembros estaba la recientemente fallecida sobreviviente de Auschwitz Esther Bejarano. La organización también incluye a otras víctimas supervivientes del régimen nazi y exprisioneros de campos de concentración, incluso miembros del Partido Comunista alemán (DKP, sucesor del KPD, que fue reprimido despiadadamente por los nazis).

A causa de la presencia de miembros del DKP, el VVN-BdA sigue siendo espiado por la Verfassungsschutz a nivel federal y en los Estados de Renania del Norte-Westfalia, Hamburgo y Baden-Württemberg. La Verfassungsschutz bávara llega incluso a describir al VVN-BdA en su informe como la “mayor organización influida por el extremismo de izquierda activa en el campo del antifascismo en Alemania”. Esto quiere decir que la educación sobre los crímenes de los nazis se considera ilegal y anticonstitucional.

A causa de su artículo, Faeser ha sido acusada de cooperar con una organización “extremista de izquierda”. El primero en hacer esta acusación fue el Junge Freiheit, el órgano central de la extrema derecha. El amarillista Bild – Zeitung y varios diputados de la CDU luego asumieron vigorosamente la campaña.

De hecho, hasta el conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung consigna que Faeser “no es de la izquierda, sino más bien de la derecha del SPD”. Escribe: “La abogada plenamente capacitada no trabajó, después de todo, en una gran firma internacional de abogados del distrito financiero de Fráncfort para destruir el capitalismo desde dentro”. El periódico continúa: “Fue capaz de ganar mucho dinero allí y tenía un trabajo con el que solo podían soñar muchos de los simpatizantes del FDP [Partido Libre Democrático, defensor del libre mercado]. Faeser es una de las socialdemócratas que atrae a los votantes más conservadores”.

Faeser reaccionará a estos ataques de la misma manera que todos los ministros socialdemócratas desde Gustav Noske, el que ordenó la represión sangrienta de los trabajadores y marineros revolucionarios durante la Revolución de noviembre de 1918. En vez de intentar contener a las fuerzas de la derecha en el aparato estatal, buscará invariablemente su confianza demostrándoles su propia fiabilidad.

Solo la movilización de la clase trabajadora puede poner fin a la conspiración derechista en el aparato estatal. En este contexto, la demanda legal del Sozialistische Gleichheitspartei contra la Verfassungsschutz reviste la mayor importancia.

El SGP no está dispuesto a aceptar el ataque de la agencia doméstica de inteligencia a sus derechos democráticos, que sigue sin cesar tras la partida de Maassen. El SGP por lo tanto ha denunciado al Ministerio del Interior y recurrió el dictamen del Tribunal Administrativo de Berlín, que falló a favor de la Verfassungsschutz.

Instamos a todos los lectores del WSWS a apoyar la querella del SGP. Firma nuestra peticióndona para costear el juicio y haz circular la información sobre este proceso.

(Publicado originalmente en inglés el 14 de febrero de 2022)

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