Carta de la madre de un combatiente a su hijo

Fuente: https://elsudamericano.wordpress.com/2023/03/24/carta-de-la-madre-de-un-combatiente-a-su-hijo/                

Estrella Roja, n.° 45. Lunes 2 de Diciembre de 1974

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Mi querido y adorado hijo:

Quiera Dios que te encuentres bien de salud en unión de tus queridos compañeros.

Nosotros por el momento bien de salud.

Hijo, hemos recibido tu cartita tan esperada después de tantos días de incertidumbre, el papá ya te está escribiendo para contarte muchas cosas, yo recién escribo estas líneas mal trazadas, pero sé que tú, sos el único que sabrás comprenderla y perdonarla a mamá si es que no escribe bien. Querido, no puedo escribir sin antes recordar los tristes momentos que nos ha tocado vivir, la pérdida irreparable de tu querido hermanito, nuestro gran hijo, nuestro valiente revolucionario, nuestro guerrillero noble, se despojó de todo lo poco que tuvo, abandonó sus estudios, sus padres por luchar por los pobres, por eso y a pesar de mis lágrimas, de mi desconsuelo, te lo juro que me siento orgullosa de haber dado un hijo con un corazón de oro, creo más que nunca que hoy será un gran ejemplo, me refiero a mi C… querido y todos sus compañeros que cayeron valientemente.

Hijo, no quiero que te pongas triste quiero que sigas el ejemplo de tu hermano, que cayó luchando hasta las últimas consecuencias, como lo hacen los verdaderos revolucionarios, yo siempre también recuerdo que él nos decía que a un revolucionario muerto no se lo debe llorar, sino que se lo debe reemplazar. Claro que mamá no puede cumplir con esto, reemplazarlo es imposible y no llorarlo por lo consiguiente, pero si hacer algo por la revolución socialista que tanto amo mi querido hijito, a esto estoy dispuesta, creo que será el mejor homenaje que le podría rendir a mi muchachito caído.

En cuanto a ti mi hijo, cuantos no eran mis deseos de tenerte a mi lado para abrazarte y besarte ya que no tuve la suerte de darle el último beso a mi hijo querido, a mi gordo, nosotros cuando fuimos, hacía como 8 días que estaba muerto, el féretro cerrado. No lo hicimos abrir más que todo porque de verlo destrozado, hubiese sido la muerte para mí, aunque hubiese tenido deseos de verlo para convencerme de que en realidad era mi C… el que lo habían muerto.

Bueno, hijito, por ahora quiero dejarte, espero de verte en algún lado el día que vos creas conveniente, quisiera tenerte, ahora más que nunca le pido a mi Dios que ya que nos lleva a nuestro C., querido, por lo menos que nos deje a ti querido hijito para consuelo de estos pobres viejos. Suplico a nuestro Omnipotente que te proteja del enemigo, que te de larga vida para que vos puedas ver el fruto de todos los sacrificios de tu hermano y sus compañeros ya que ellos no pudieron ver.

Con un abrazo y besos a ti y tus compañeros, porque para mi todos son mis hijos, te dejo hasta la próxima.

Cariñosamente, mamá.

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