Biden envía una delegación militar y de seguridad nacional a Taiwán

Mientras se intensifica el conflicto de Estados Unidos con Rusia por Ucrania, la administración Biden ha avivado deliberadamente las tensiones con China enviando a Taiwán una delegación de ex funcionarios militares y de seguridad nacional de alto nivel.

El momento del viaje subraya su carácter provocador. Coincide con el paso de 50 años desde que el ex presidente Richard Nixon viajara a China y se reuniera con el líder chino Mao Zedong en 1972, sentando las bases para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Medio siglo después, Estados Unidos está inmerso en un peligroso enfrentamiento con China.

Cuando Washington estableció posteriormente relaciones diplomáticas formales con Beijing en 1978, cortó las relaciones diplomáticas con Taipei, retiró todas las fuerzas militares de la isla y redujo los contactos con los funcionarios taiwaneses. De hecho, Estados Unidos reconoció la política de ‘una sola China’, según la cual Beijing es el gobierno legítimo de toda China, incluido Taiwán.

Biden, siguiendo a Trump, ha socavado sistemáticamente estos antiguos protocolos diplomáticos y ha reforzado las relaciones con Taipéi. En los últimos días de la administración Trump, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, puso fin a todas las restricciones de contacto oficial entre Washington y Taipéi, un cambio diplomático abrupto que Biden ha mantenido con pequeños cambios.

El año pasado, una filtración a los medios de comunicación reveló por primera vez que el ejército estadounidense tenía entrenadores de las Fuerzas Especiales en Taiwán, un hecho que fue confirmado por funcionarios taiwaneses.

Aunque la actual delegación no incluyó a generales y oficiales estadounidenses en activo, su composición es una declaración abierta de que Estados Unidos reforzará sus vínculos militares con Taiwán, una isla que reconoce que forma parte de China. El año pasado, Biden envió una delegación estadounidense a Taiwán encabezada por el exsenador Chris Dodd, pero incluyó a ex funcionarios del Departamento de Estado, no a militares retirados y personal de seguridad nacional.

En la delegación que aterrizó ayer en Taipei se encuentra el ex jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Michael Mullen, que prestó servicio entre 2007 y 2011 bajo los presidentes Bush y Obama.

También están Meghan O’Sullivan, asesora adjunta de seguridad nacional para Irak y Afganistán bajo el mandato de Bush; Michèle Flournoy, subsecretaria de Defensa bajo el mandato de Obama; y Mike Green y Evan Medeiros, que fueron directores principales para Asia en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.

Aunque la delegación se describe como ‘no oficial’, la administración Biden autorizó y organizó el viaje, que sin duda implicará discusiones no sólo de carácter general, sino también acuerdos militares más específicos.

Como ex jefe del Pentágono, Mullen sigue estando muy vinculado a todo el aparato militar y de seguridad nacional estadounidense, al igual que todos los miembros de la delegación. Se han programado conversaciones con funcionarios taiwaneses de alto nivel, como la presidenta Tsai Ing-wen y el ministro de Defensa Chiu Kuo-cheng.

El lunes, en un foro en línea, el coordinador de la política Indo-Pacífica de la Casa Blanca, Kurt Campbell, declaró que el viaje subrayaría el apoyo de Estados Unidos a la ‘paz y la estabilidad’ en la región. De hecho, al socavar la base de sus relaciones diplomáticas con China, que giraba en torno a la política de ‘una sola China’, Estados Unidos está haciendo precisamente lo contrario.

Durante la última década, Estados Unidos ha intensificado su confrontación con China, no sólo por Taiwán, sino en todos los frentes. Biden y Campbell formaron parte de la administración de Obama que lanzó el ‘pivote hacia Asia’, que implicaba una acumulación militar y el fortalecimiento de las alianzas en todo el Indo-Pacífico y los esfuerzos para socavar a China económica y diplomáticamente. La ofensiva antichina se ha acelerado con Trump y Biden.

En sus comentarios del lunes, Campbell lanzó una amenaza apenas velada de que Estados Unidos estaba preparado para la guerra tanto contra Rusia como contra China. Después de señalar que los EE.UU. habían tenido históricamente que sostener guerras en dos frentes, eclaró: ‘Creo que estamos entrando en un periodo en el que eso es lo que se exigirá a Estados Unidos y a esta generación de estadounidenses’.

La visita de la delegación a Taiwán coincidió con una demostración de fuerza militar estadounidense. El sábado, el destructor de misiles guiados USS Ralph Johnson atravesó el estrecho entre la China continental y Taiwán. Un portavoz militar chino lo calificó de ‘acto de provocación’. El gobierno de Biden ha aumentado la frecuencia de los buques de guerra estadounidenses que transitan por el estrecho de Taiwán a aproximadamente una vez al mes.

Washington acusa hipócritamente a Beijing de ‘expansionismo’ y de planear la reunificación forzosa de Taiwán con el continente. Estados Unidos señala en particular los vuelos de aviones militares chinos a través de la extensa Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) de Taiwán. Sin embargo, EE.UU. afirma el ‘derecho’ a navegar habitualmente con sus buques de guerra y volar con sus aviones de guerra cerca de la China continental, a miles de kilómetros del territorio estadounidense más cercano.

El martes, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, condenó la presencia de la delegación estadounidense en Taiwán. ‘La voluntad del pueblo chino de defender la soberanía y la integridad territorial de nuestro país es inamovible. Quienquiera que envíe Estados Unidos para mostrar su apoyo a Taiwán está destinado a fracasar’, dijo.

Mientras la delegación estadounidense se marcha hoy, el ex secretario de Estado Pompeo llegará para una visita separada de cuatro días, nominalmente como ciudadano privado. Le acompaña Miles Yu, que actuó como principal planificador y estratega de la política hacia China de la administración Trump. Yu y Pompeo fueron fundamentales para diseñar la estridente estrategia antichina de Trump, que combinaba la guerra económica con la exacerbación de las tensiones sobre Taiwán y otros puntos conflictivos de la región.

Biden, que ha declarado que el apoyo de su administración a Taiwán es ‘sólido como una roca’, ha tomado el relevo donde lo dejó Trump, aumentando en gran medida el peligro de que el conflicto entre la OTAN y Rusia sobre Ucrania se extienda al Indo-Pacífico.

(Publicado originalmente en inglés el 1 de marzo de 2022)