Asisat Oshoala, al fútbol por derecho

Fuente: Umoya num.98 – 1er trimestre 2020                                          Joaquín Robledo

Oshoala

A diferencia de la gran mayoría de los deportistas que han paseado por esta sección, Asisat Oshoala tiene por delante más de media carrera deportiva (toquemos madera, si algún imponderable no viene a fastidiarlo). Sus poco más de veinticinco años indican que le queda mucho fútbol por delante.
Al igual que casi todo el elenco aludido, la trayectoria ya recorrida le sitúa en un puesto de honor en el ámbito del deporte africano y, por ende, mundial. Obtener cuatro veces el reconocimiento como mejor futbolista africana del año no es algo que pueda conseguir cualquiera cualquier día. Hace unas pocas semanas recibió el correspondiente a 2019. Antes, lo había logrado en 2014, 2016 y 2017. Hasta la fecha, ninguna mujer ha superado ese número de galardones; solo ha habido otra mujer, la también nigeriana Perpetua Nkwocha, que ha completado el póker de premios.

Hombres, tampoco ninguno superó los cuatro y tan solo dos, el camerunés Samuel Eto`o y el marfileño Yaya Touré están a la altura de Oshoala (y Nkwocha). En resumen, que está casi empezando su carrera y ya ha alcanzado a mitos del fútbol africano. No es difícil aventurar, pues, que la joven nigeriana será la primera deportista en superar la citada barrera.
Oshoala irrumpió en el panorama internacional del fútbol en el mundial femenino sub 20 de 2014 que se celebró en Canadá. Allí condujo a su selección a revalidar el segundo puesto que ya habían alcanzado cuatro años antes logrando, además, la bota de oro como máxima goleadora del torneo y el reconocimiento como mejor jugadora del torneo. Por aquel entonces, hasta 2015, jugaba en el Rivers Angels F.C. de Port Hartcourt. Antes, ya había destacado en el FC Robo de Lagos, donde jugó entre 2009 y 2013. Mucho antes, aún niña, había fantaseado con que los campos de tierra de su Ikorodu natal en los que dio sus primeras patadas a un balón eran el escenario de mágicas veladas futbolísticas en las que ella anotaba el gol del triunfo de un mundial o de cualquier otra gran Competición.
Ahora las cosas han cambiado, ya juega en esos grandes escenarios pero lo hace con la misma naturalidad, rapidez, potencia, convencimiento y contundencia con la que lo hacía en los descampados de su infancia. En el ya mentado 2015, Oshoala inició un periplo que le ha llevado a jugar en otros cuatro equipos, de tres países, en dos continentes. Miles de kilómetros persiguiendo el sueño detrás de un balón. Su carrera fuera de Nigeria comenzó en el Liverpool Ladies inglés al que llegó como pionera: primera jugadora africana de la liga inglesa. En la ciudad del Mersey estuvo un año en el que sufrió una lesión que le mantuvo un par de meses alejada de su pasión. Pasado el trance y concluida la temporada, bajó a la capital para jugar en el Arsenal Ladies. Al cabo de otro año emprendió un viaje algo más largo: su destino, el Dalian Quanjian FC de la liga china. Tras dos años en el gigante asiático, en 2019 regresa de nuevo a Europa, se asienta en la liga española, juega para el FC Barcelona femenino. En enero se anuncia su fichaje por el club azulgrana en calidad de cedida; para mayo, tras unos primeros meses rutilantes en los que mostró todo su potencial, los catalanes hicieron efectivo el fichaje contratándola hasta el año 2022. Ese primer año como barcelonista fue, en lo que se refiere a los logros del equipo, un tanto agridulce. Por un lado no consiguieron la liga en la que eran favoritas: un sólido Atlético de Madrid se hizo con el título. Por otro, sin embargo, se convirtieron en el primer equipo de la liga española en alcanzar la final de la Liga de Campeones de la UEFA. No alcanzaron el galardón, el Olympique de Lyon está aún unos pasos por delante y se impuso rotundamente en la final. Una final en la que nuestra protagonista marcó el tanto del honor azulgrana, un gol especial para ella: era la primera vez que en una final de esta competición una jugadora africana enviaba el balón al fondo de las redes.
El reto en este 2020 está marcado. Ya asentada en la ciudad catalana, Oshoala y sus compañeras quieren volver a una final de la LCU, pero esta vez para conseguir el cetro continental. De paso, aspiran a conseguir el campeonato de liga español que se les lleva escapando desde el ya lejano 2015. En el momento de escribir estas notas, la delantera nigeriana había contribuido con 20 goles, siendo, al alimón con su compañera Jenni Hermoso, la máxima anotadora de la competición.
El futuro de Asisat Oshoala está aún por escribir, pero una cosa tiene clara: es consciente de lo que le costó poder dedicarse a lo que le verdad deseaba y por ello pretende, por medio de su fundación, que las niñas de su tierra que deseen jugar al fútbol destierren prejuicios y se pongan a ello.
Más adelante, cuando el fútbol, cosas de la biología, haya terminado, Asisat pretende estudiar Derecho. Una carrera que era la que sus padres le habían recomendado estudiar antes de dedicarse al fútbol. Ella les pidió un tiempo para ver si era capaz de vivir de ello. Y vaya si lo ha sido.

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