Argentina: “Cambiar de caballo para no cambiar de camino»

Fuente: https://elsudamericano.wordpress.com/2020/06/04/cambiar-de-caballo-para-no-cambiar-de-camino-tecnocracia-postpopulista-el-plan-b-del-imperio-y-el-re-negocio-de-la-deuda-externa-argentina/                                                                                                   Mario Hernández                                                                                                      

“CAMBIAR DE CABALLO PARA NO CAMBIAR DE CAMINO”: TECNOCRACIA POSTPOPULISTA, EL PLAN B DEL IMPERIO Y EL “RE NEGOCIO” DE LA DEUDA EXTERNA ARGENTINA

Entrevista con Héctor Giuliano

por Mario Hernández

Gusano Macri-Insecto Fernandez

¿A dónde estamos parados respecto de la negociación de la deuda?

Una breve recapitulación, el gobierno a través del ministerio de Economía y del ministro Guzmán había puesto una fecha tope que venció el 22 de mayo. La Argentina desde que asumió el gobierno Fernández no interrumpió los pagos de deuda mientras negocia. Este es un tema muy controvertido, yo no estoy de acuerdo y lo he planteado y criticado porque cuando un país entra en negociaciones porque está en crisis de deuda porque no puede pagar, porque está diciendo que está en virtual ‘default’, porque está diciendo que no puede pagar nada hasta el 2023, porque el gobierno Macri le dejó una bomba de tiempo con vencimientos desde diciembre hasta febrero que tiene que andar reperfilando, que quiere decir pateando para adelante unos meses, no puede seguir pagando.

Macri tendría que haber pagado entre 12.500 y 14.000 millones de dólares de deuda en el segundo semestre del año pasado y cuando perdió las PASO empezó a reperfilar pateando la mitad a diciembre y la otra mitad a febrero de este año. Cuando adviene el gobierno Fernández, le guste o no, tuvo que reperfilarla a su vez a agosto/septiembre y eso es lo que viene haciendo, canjeando deuda, deuda que vence la canjea por deuda nueva. Emite deuda nueva y recoje deuda nueva.

Dentro de ese esquema la Argentina tuvo que entrar en una negociación con los acreedores porque no tiene plata para pagar, está en cesación de pagos o ‘default’, que es una palabra inglesa que significa incumplimiento. Usted cae en ‘default’ cuando falla una cláusula de su contrato, como si hubiera firmado un pagaré, porque los bonos del Estado son pagarés públicos. Lo que significa que si tiene que pagar 100 y paga 98, ya está en ‘default’; o tiene que cumplir un pago en fecha, no lo hace y está en incumplimiento o ‘default’.

Eso significa que si no se paga se dispara la aceleración de la obligación. El acreedor cancela la operación por la falta de pago y entonces exige que se le liquide todo al contado, capital e intereses. Le hace un agujero financiero. Siempre que se lo pueda hacer, no es que el acreedor puede apropiarse del dinero público, tiene que hacer un juicio, pero el tema es que la mayoría de la deuda de arrastre del gobierno Macri se pactó con jurisdicción extranjera, entonces el tema es que el país va a ser llevado a los tribunales en la ciudad de Nueva York, como ya pasó durante el gobierno kirchnerista y vamos a tener el problema de que los jueces norteamericanos van a defender el interés de los acreedores, primero porque formalmente les corresponde, el acreedor siempre se presenta como damnificado, y después porque los fondos buitres son norteamericanos entonces están amparados por el gobierno y los jueces norteamericanos.

Vuelvo a la cuestión central, asume el gobierno Fernández y encara negociaciones con los acreedores, hace una oferta de canje que consistió en lo siguiente: cuando se habla de finanzas se habla de tres variantes claves, monto, plazo y tasa de interés. El deudor que no puede pagar le pide al acreedor algo del monto, es decir una quita, o le pide plazo, más tiempo para pagar, o una baja en el interés que está pagando. Esas son las tres variables financieras básicas y clásicas.

Ahí hay factores formales y también factores secretos, pero en lo básico lo que propuso el gobierno argentino es una quita solamente del 5.4%, reconociendo el capital, no pide rebaja, sino una quita mínima. Una fuerte concesión a los acreedores porque la Argentina no está hablando y negociando con los tenedores originales que compraron al valor total esos títulos, está hablando con fondos buitre que con la crisis de Macri de 2018 los compraron en el mercado al 30% de su valor y ahora se lo están reclamando a la Argentina al 100%.

Tienen el derecho legal de hacerlo. Yo hago siempre la siguiente comparación, si usted paga un pagaré por 100 y ese pagaré circula por endoso, pero como usted no va a poder pagar ese pagaré va perdiendo su valor y el último de la cadena es un usurero que lo compra a precio regalado por 30% de su valor pero después lo reclama por su valor nominal. Legalmente tiene razón porque es la obligación nominal que usted firmó, pero legítimamente no, porque usted es un especulador que compró un bono de un país que sabía que no podía pagar para especular con reclamárselo, con litigar.

La paradoja es que la ley norteamericana prohíbe este comportamiento que se llama “compra para litigar”. Es lo mismo que si usted va a una empresa quebrada o en cesación de pagos y compra acciones, porque sabe que esas obligaciones negociables van a perder valor entonces usted va a ir a un tribunal y va a querer que se lo paguen al 100%. La ley norteamericana lo prohíbe en EE,UU., pero lo permite para los países extranjeros.

Eso se llama Doctrina Champerty, fue un caso típico de jurisprudencia con un país centroamericano, una hipocresía total porque se trataba de un fondo buitre que había comprado títulos de ese país y lo reclamaba. Los abogados adujeron la lógica, dijeron que este fondo buitre no es un pobre inversor estafado, compró cuando sabía que el país no iba a pagar, entonces se ampara en la ley norteamericana. Eso llegó a la Corte Suprema de Justicia y ahí emite ese fallo hipócrita, la Doctrina Champerty donde dice que sí, que esa regla es válida para los contratos suscriptos entre residentes norteamericanos pero no lo es para residentes extranjeros. Léase, la usura la frenan en su país, pero tienen carta libre para aplicar usura hacia otros países.

Lo que hizo el gobierno a través de Guzmán fue, primero una concesión muy grande a los fondos buitre que compraron bajo el gobierno de Macri, y no es solo que compraron para aprovechar una oportunidad, compraron en coordinación con los funcionarios del gobierno Macri. Porque el gobierno Macri, no solamente sabía lo que estaba pasando, sino que los compradores eran fondos de inversión, fondos buitre, con los cuales el gobierno estaba en contacto, Black Rock, que es el fondo más grande del mundo, Fidelity, Pimco, Gracelock, todos los que ahora están apareciendo, aunque la identidad de los inversores se mantiene en secreto.

Es una debilidad muy grande del gobierno haber aceptado negociar en secreto

Cuando empezaron las negociaciones, yo mandé una carta a título personal, donde pedí al ministerio de Economía que haga un censo de acreedores, a ver a quién le debía la Argentina y cuánto. No lo sabemos. Trasciende a través de la prensa, se sabe que aparece tal o cual fondo por un lado o por otro, pero no sabemos si queremos armar un cuadro de situación a quién y cuanto le debe la Argentina. Y eso es complicidad de los acreedores con el gobierno de turno, antes con Macri, ahora con Fernández.

Ahora están hablando y ya se firmó el acuerdo de confidencialidad, es un acuerdo de partes en donde acreedor y deudor, mientras negocian se ponen de acuerdo en no dejar trascender nada de las negociaciones. Eso tiene una lógica, por un lado si se está negociando con un acreedor no se ventila qué se negocia y que no, hasta ahí podría ser aceptable, pero cuando no se identifica el acreedor es distinto el tema, porque no se sabe qué se está negociando ni con quién. Es grave eso.

Por eso es una debilidad muy grande del gobierno haber aceptado esto, negociar en secreto con acreedores secretos, ahora le imponen los acreedores respetar el acuerdo de confidencialidad, porque bastó que el ministro Guzmán dijera que hubo una propuesta del fondo más importante, Black Rock, pero que la había rechazado porque no entraba dentro de los parámetros del gobierno, para que el fondo se declarara ofendido, entonces todos los acreedores le exigieron al gobierno que firme inmediatamente un acuerdo de confidencialidad.

El gobierno para salvar la ropa, invirtió la cosa, el ministerio de Economía sacó una invitación a los acreedores a firmar un acuerdo de confidencialidad. La gran diferencia, y esto lo enfatizo porque hay que llamar las cosas por su nombre, no estamos negociando con caballeros o con financistas, estamos negociando con gángsters financieros, usureros, fondos buitre.

Es una partida de póker ilegal.

Los fondos buitre ya entraron, no es que si la Argentina entra en ‘default’ van a entrar los fondos buitres a comprar, no, eso ya pasó, de eso ya se ocupó el gobierno Macri que se puso de acuerdo con los fondos buitre para dejarle la bomba al nuevo gobierno y que el nuevo gobierno le guste o no iba a tener que negociar.

Macri vino a gobernar con deuda, en dos años llevó al país a la cesación de pagos, cuando fue la crisis de abril de 2018, en ese momento tendría que haberse hecho cargo de la negociación, pero en cambio le pidió el salvataje al FMI para que lo aguante, para que le preste plata para seguir pagándole a los acreedores y que le estire el financiamiento financiero y político para poder completar su mandato, sino Macri hubiera caído en abril de 2018.

Y hubiera caído desnudando la realidad, que había endeudado al país miserablemente, sin la más mínima capacidad de repago y hubiera tenido que hacerse cargo de la bomba que generó. En cambio, con la ayuda, el pulmón artificial del FMI sostuvo su situación.

Para mí la parte censurable del actual gobierno es que cuando era oposición no denunció esta maniobra, porque era visible, yo como analista individual no tengo otra representatividad que mi propio análisis, pero lo vengo diciendo desde que sucedió y soy un ilustre desconocido; en cambio todos los economistas del establishment se callaron la boca, todos saludaron la ayuda del FMI, porque supuestamente quería decir que el FMI nos tenía confianza. Invirtieron el discurso. La cuestión fue que Macri, en coordinación con los acreedores y con el FMI, prolongaron no solo su sostenimiento sino que generaron un condicionamiento total a la administración que viniera.

Por eso esto lo aceleran a partir de la derrota electoral en las PASO. El primer gran vencimiento que tuvo Alberto Fernández fue el 11 de diciembre, había asumido el 10. Así que el margen de negociación ante esta tormenta que dejó la administración anterior era nulo.

Cuando encara la negociación Alberto Fernández, a mi juicio entra con el pie izquierdo, porque cuando se produce una situación cesación de pagos, sea del Estado, sea de un acreedor privado, la ley, la lógica y el procedimiento normal, es que hay un endeudado que convoca a los acreedores a negociar, para ver cómo arregla el tema de su deuda. Pero en ese momento normalmente los pagos se suspenden, porque no se negocia una quiebra mientras se sigue desembolsando dinero. En cambio el gobierno Fernández para hacer buena letra mantuvo esta política de pagar mientras se negocia, y todavía lo ponderó, hablando de nuestra buena voluntad. Con ese chiste entre diciembre y hoy ya ha pagado más de 5.000 millones de dólares de intereses.

Es una postura, la del gobierno, demasiado débil y negativa para los intereses argentinos, porque si paga mientras negocia, el acreedor está en posición ganadora. Por ejemplo, la Argentina tendría que haber pagado unos 500 millones de dólares de intereses el 22 de abril, en la situación difícil que está como para presionar un poco dijo que no podía pagar en esa fecha, pero le corresponde un plazo de gracia de 30 días, entonces se prorrogó hasta el 22 de mayo. Venció el plazo y la Argentina no pagó, pero lo hizo con toda timidez a través del ministro Guzmán, diciendo que solo era por unos días porque se estaba esperando llegar a un acuerdo.

¿Tiene idea en qué consistiría ese acuerdo?

No. Lo único lo sabemos porque es público. El resto son trascendidos. Lo que había ofrecido Argentina en su oferta de canje inicial era, primero, que en cuanto al monto se le hiciera un descuento del 5%. Si a un acreedor que compró un bono al 30% le ofrecés pagarlo al 95% descorcha champagne para festejar.

El segundo punto fue que el gobierno dijo que no podía pagar nada de nada, ni capital ni intereses hasta noviembre del año 2023, poco serio porque el gobierno termina en diciembre de ese año, quiere decir que el acuerdo que firme lo tiene que pagar el próximo gobierno.

Wall Street mandó a decir que esa propuesta era jocosa. Se le mataron de risa. Estos son trascendidos, no lo inventé, no quiero generar una imagen negativa, pero es la debilidad del gobierno. En ministro Guzmán junto con el Presidente, hasta el día anterior del vencimiento de la deuda dijeron ‘la Argentina no puede mover la oferta, la Argentina no se va a comprometer a pagar lo que no puede pagar’, etc. Les dijeron que no y automáticamente dijeron que la oferta era flexible y le exigieron que mejore la oferta. Mejorar la oferta quiere decir empeorar la oferta argentina. A la propuesta de pagar a partir de noviembre de 2023 les respondieron que tenían que empezar a pagar intereses en 2021.

En tercer lugar, en cuanto a la tasa de interés, la Argentina está pagando una tasa de interés del 7% promedio, pero no es así, en realidad está pagando alrededor del 9% en dólares, que es la tasa de interés en dólares más alta del mundo, porque en EE,UU,, los Bonos del Tesoro que se toman como referencia pagan una tasa de interés menor del 1%. Y en Europa pagan tasa cero y además en algunos casos pagan tasas negativas, eso significa que si se tiene un valor le descuentan en lugar de darle intereses.

Mientras tanto la Argentina paga la tasa más alta del mundo. La propuesta de la Argentina fue bajarla a un promedio del 2.33% que es muy baja obviamente, y empezando con una tasa de interés del 0,5% a partir de noviembre de 2023. Le dijeron que no de plano, que nunca le van a aceptar esa tasa a la Argentina porque el FMI que es el que tiene las tasas más baratas, es del 4.5%. Los países Iberoamericanos más pagadores, como Paraguay, Perú y Uruguay, renuevan deuda al 4.5/5%. Entonces la Argentina con los antecedentes que tiene no puede pedir el 2.33%. Le dijeron que no, que no la bajan a menos del 5 o 6%.

Esta es la vieja técnica del regateo llevada a un plano nacional. Pero esto es lo poco que se sabe. Las tres ofertas que hizo la Argentina, la quita del 5% del capital, no pago durante el gobierno Fernández y baja de la tasa de interés al 2.33%. Le dijeron que no a las tres y que presente otra oferta. Porque están en ganadores, y son poderosos para hacerlo pesar porque estos fondos están del lado del mostrador en donde reciben la oferta argentina, la miran con suficiencia y rechazan pateando la oferta y la Argentina ahora tiene que presentar otra oferta que está sujeta o no a la aprobación de los acreedores.

Se invierten los términos desde el punto de vista argentino, ya no es la Argentina la que pide que los acreedores le hagan llegar ofertas, sino que los acreedores le patean la pelota y le piden que mejore la oferta. La imagen es la de una persona en situación precaria y el acreedor lo vapulea al verlo así.

Esto que digo no es figurativo, y la prueba está en que Black Rock, que es el fondo de inversión más grande del mundo, tiene su sede en Nueva York, es un fondo de capitales judío-norteamericanos que dirigen dos grandes financistas de allí, uno es Larry Fink el otro es Robert Kapito, pero es un conjunto de socios que manejan activos, tienen un fondo común de inversiones, como una “vaca” de depositantes, el valor de esos activos es de 7 billones de dólares aproximadamente. Tienen más dinero que la Argentina y varios países juntos. Black Rock no solo tiene influencia financiera, tiene influencia política, están vinculados con el gobierno Trump y son aportantes a la campaña para la reelección de Trump. Así que los términos de relación son totalmente desparejos.

Trascendió a través de un medio importante, que no era el CEO, pero sí el jefe de Departamentos emergentes de Black Rock, el que se ocupa de las deudas con Iberoamérica, Gerardo Rodríguez, un mexicano, que cuando rechazaron la oferta argentina tuvo unas expresiones muy suficientes, de matón, con Martín Guzmán:

“Ustedes no saben con quién están tratando, nosotros tenemos espalda para aguantar esto y llevarlos a los Tribunales. Así que tienen que modificar la oferta”.

Un amigo mío que se ocupa mucho de estos temas, Javier Llorens, me comentó que es el discurso de un mafioso, no un caballero que se dirige a un ministro de un país como corresponde. Lo peor es que este Martínez está denunciado por lavado de dólares de narcotráfico del Cartel de Juárez.

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