Anclajes movibles con lo concreto: utópicos ellos

Fuente: https://periodicogatonegro.wordpress.com/2021/08/24/anclajes-movibles-con-lo-concreto-utopicos-ellos/                 24.08.21

¿Cuánta crueldad hace falta para gobernar? ¿En qué clase de fraticida te tenés que transformar? ¿Cuántas veces obedecés por día? ¿Cuánta miseria ególatra tenés que alojar para cometer la cordura —siempre funcional a los mandatos civilizatorios— de querer gobernar cuerpos-territorios. Nos quieren obligar a ello, no caeremos en esa provocación, se pinta en las paredes e intentamos llevarlo a cabo. No solo en términos de rehusarnos a formar parte de la gestión de la máquina que profundiza la devastación de la vida, sino también en pensar lo ingobernable de la vida en las calles, en las camas, en las casas y en las plazas. Las ideologías del espectáculo ni siquiera lo pueden intentar. Aman caer en la provocación de gobernar. Insisten en la provocación. Son la provocación.

Nos interesa pensar lo que está pasando. Lo que está pasando con nosotrxs: una ontología de nosotrxs mismxs. Hay discusiones que son discusiones de un renglón: la máquina estatal es contraria a la vida. Y la vida no puede someterse a la máquina. Por lo tanto, nos apartamos de quienes quieran gestionar y les deseamos su pronta destrucción. No siempre será un simple deseo.

La lógica propietaria opera en simultáneo en distintos planos. Se hace consistente en cualquier lugar de cualquier manera, postergando la vida a través de sus mecanismos patriarcales, estatales y mercantiles. El modo de llevar la derrota fue aceptar que no se puede imaginar otro mundo posible. Ni otras maneras de vivir. Aceptación, delegación, separación y roles. ¿El mal menor por siempre? Las dicotomías funcionales a la sociedad jerarquizada parecen estar al acecho cada vez que se las necesita. El fin de la historia se emula con el capitalismo como Dios. Pero sabemos que la economía expansiva que aniquila lo vivo merece ser destruida y con ella todos los engranajes de la misma: políticos, tecnócratas e inversores que hablan las hablas del Capital, que piensan con el Capital, que actúan por el Capital. Lo utópico puede ser pensar que el Estado/Capital puede hacer otra cosa que no seguir colonizando tierras, cuerpos y vínculos. Lo tópico —la situación en el aquí y ahora— puede ser rechazar las hablas, pensamientos y acciones de estas lógicas propietarias y hablar, pensar y actuar en, para y por lo vivo. 

Las ideologías democráticas del espectáculo disputaron y disputan capital simbólico, cambiaron vidas, ampliaron políticas de Derechos Humanos aunque también profundizaron la economía expansiva mediante el extractivismo. ¿Derechos políticos como paliativos ante la devastación? ¿Ampliación de capital simbólico como acto de gobernar? ¿Qué puede hacer un gobierno para no detener el continuo avance extractivo de la vida?

¿Qué entendemos por capitalismo? Un régimen burocrático, político, económico que hace vivir y deja morir. Un modo de relación social mediatizado por imágenes, salarios y algoritmos. Una fábrica productora de sentidos y mercancías. Un capturador de flujos deseantes. Un plan sistemático de acumulación, explotación y extracción de lo vivo. Que no tiene mucho más de 200 años y que le deseamos su pronta extinción.

Pareciera ser que cuando se critica al capitalismo se busca repetir lo que ya ha fracasado. Romantización del mundo de la fábrica, de la toma del poder político, de la formación de cuadros, de los partidos políticos, de la organización de la militancia, de gobernar. Formas que construyeron mundo que se encuentran en estanques en los cuales no corre agua —ni nunca corrió—, sino cemento, rutina, roles, liderazgo, etiquetas, mandatos, liturgias, ídolos, obligaciones, poder. Ofrecer otros imaginarios quizás permita la capacidad de imaginar otros posibles y practicarlos, experimentarlos, vivirlos.

Ante imperativos que dicen que no se puede pensar y actuar otros mundos, que no se puede pensar sin patriarcado-Estado-mercado, sostenemos que ya no pueden imaginar otro presente y ni siquiera saben que esa es su desgracia.

Luchar es encontrar el punto de fuga en el cual aunque esté todo dado para caer, pararse, encontrar alianzas, trincheras, vínculos y afinidades.  Mientras estamos luchando/viviendo, entonces, fugarse implica percibir los anclajes —siempre movibles— con lo concreto, con lo anárquico en situación que ofrece niveles de transformación. Implica practicar lo situacional, lo comunal y radicalizarlo: enfatizar en los excesos de revuelta cotidiana de todo tiempo y espacio que los historiadores burgueses rechazan. Aquellos excesos que funcionan precisamente como conjuros contra las frías atrocidades de las fuerzas del orden y de la opresión jerarquizada.

Gatx Negrx


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