América Latina en Resistencia: Diálogo y sanciones

Fuente: https://www.investigaction.net/es/america-latina-en-resistencia-dialogo-y-sanciones/

Editorial / Nuevas negociaciones entre el gobierno venezolano y la oposición

El gobierno de Venezuela y la oposición radical —que en 2019 intentó armar un Estado paralelo en Venezuela con la autoproclamación de Juan Guaidó— comenzaron una nueva mesa de diálogo con la mediación del canciller de México, Marcelo Ebrard, y el representante del Centro Noruego para la Resolución de Conflictos, Dag Nylander.

El primer paso fue la firma de un memorando de entendimiento con siete puntos, desde garantías democráticas y electorales a la renuncia de la violencia, así como el levantamiento de las sanciones. Con este punto de partida, las dos partes se volverán a sentar en los primeros días de septiembre.

Dado el primer paso, ambas las partes trataron de “vender” el diálogo a sus apoyantes. Veamos qué busca el gobierno y la oposición en este nuevo proceso de negociación.

El gobierno de Nicolás Maduro presentó el proceso y la firma del memorando como una victoria inmediata, al haber forzado los sectores “golpistas” a sentarse. Además, en el memorando está un reconocimiento (implícito) de que hay un gobierno y una oposición. No hay ninguna mención de ese circo conocido como “gobierno interino”.

No hay duda que el gobierno llega a esta mesa con clara ventaja tras el fracaso y agotamiento de la operación de “cambio de régimen” impulsada por Estados Unidos. Como tal, expresa abiertamente sus «tres exigencias firmes»: el levantamiento inmediato de las sanciones extranjeras, el reconocimiento a las autoridades legítimas/constitucionales, y que la oposición renuncie «a la violencia y conspiración».

Del lado opositor, el representante Gerardo Blyde admitió que el proceso será complejo y «seguramente tendrá momentos muy difíciles». Guaidó y sus aliados insisten en lograr «un consenso serio» que consiga convocar «un cronograma» para «elecciones libres y justas», con énfasis en la presidencial y que tenga «observación y respaldo internacional».

Además, el sector anti-chavista más radical pide la liberación de «presos políticos»,  «garantías democráticas para todos los actores», y promete trabajar con «las potencias internacionales» en el «levantamiento progresivo de las sanciones» si se cumplen los objetivos acordados.

Esta última admisión es reveladora de la verdadera “negociación” en curso. Dicho de otro modo, el gobierno no está realmente dialogando con la oposición, sino que con las potencias imperialistas, Estados Unidos más que todo. Son estas quienes impusieron sanciones y tienen la potestad de retirarlas.

En ese sentido, Washington, Ottawa y Bruselas publicaron un comunicado horas después de la firma del memorando, saludando (cínicamente) el diálogo y dejando, como los propios líderes de la mafia, la promesa de considerar levantar las medidas coercitivas unilaterales si creen que hubo “progreso”, sin especificar qué significa eso específicamente. Hay que recordar que los procesos de negociación anteriores, en 2018 y 2019, fueron torpedeados por Estados Unidos.

Ningún observador que preste un poco de atención creerá que el cambio de régimen dejó de ser el objetivo. Simplemente se exige un cambio de táctica porque la “máxima presión” no ha funcionado y este experimento de un gobierno paralelo se convirtió en un chiste. Pero no se puede descartar a Guaidó luego de decir, absurdamente, que este era el líder legítimo del país. Es necesario algún giro para que no se vea como un fracaso total.

También en el campo opositor el autoproclamado se ha convertido en un estorbo, impidiendo que sectores moderados participen en las contiendas electorales en las mejores condiciones. Las “mega-elecciones” regionales del 21 de noviembre permitirán medir si los sectores menos extremistas logran debilitar la posición del sector de Guaidó y Leopoldo López.

Sin embargo, la presión hacia el levantamiento de las sanciones viene creciendo, tanto por parte de expertos de derechos humanos como incluso de miembros del Partido Demócrata. Biden ha mantenido todas las medidas crueles, e ilegales, de su antecesor, pero la presión de sectores progresistas de su partido y el hecho de que el gobierno de Maduro se mantiene firme hace esta política cada vez menos sostenible.

Frente a una agresión criminal que ha causado más de 100 mil muertos, Venezuela ha resistido digna y heroicamente. El proceso actual abre un horizonte donde el país pueda volver a respirar económicamente. El reto, para el Chavismo y los movimientos de solidaridad internacional, es asegurar que en ningún momento esté en juego la soberanía y la autodeterminación del pueblo.

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