“Alimentamos nuestros pueblos y construímos movimiento…

Fuente: Umoya num 89 – 4º trimestre 2018                                              M.J.Azcona.- C. de Madrid.

“Alimentamos nuestros pueblos y construímos movimiento para cambiar el mundo”

Con el lema “Alimentamos nuestros pueblos y construimos  movimiento para cambiar el mundo”, tuvo lugar el pasado mes de julio  (2017) la VII Conferencia Internacional de Vía Campesina, en Derio (País Vasco), con asistencia de delegados y delegadas de diferentes partes del mundo, entre los cuales, una notable representación de países africanos como Mozambique, Zimbawe, Nigeria, Mali,  Senegal y Ghana.

Esta conferencia ha tenido lugar en un momento en el que África está pasando por un mal momento, tal y como indica Ibrahim Coulibaly, del Organismo de Coordinación Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOP, por sus siglas en inglés), en
Mali. Las élites y las corporaciones se esfuerzan para controlar y hacerse con los medios productivos básicos del pueblo africano,
como la tierra, los recursos minerales, las semillas y el agua.
«La democracia está siendo atacada. La represión de las protestas y el asesinato de líderes políticos están aumentando, pero tenemos que seguir creando alternativas», dijo Coulibaly.
Elisabeth Mpofu, del Foro de Agricultores Minifundistas de Zimbawe, es una agricultora minorista. Según ella, construir alternativas equivale a actuar de forma directa. «Yo era una mujer sin tierras. Con coraje y determinación, nos rebelamos y actuamos. Ahora tengo un terreno y me dedico a la agroecología » afirmó.

La percepción de que África es un área extensa, «infrautilizada» y, por tanto, disponible para la inversión agrícola a gran escala sigue vigente hoy, especialmente en lo tocante a gobiernos  occidentales
e inversores extranjeros. El campesinado africano, sin embargo, siempre se ha resistido a la inversión de capital en las áreas rurales. «África nos ha enseñado lo que son varios siglos de lucha y
resistencia», enfatizó Eberto Díaz, un líder campesino de Colombia,
durante la sesión de apertura. Elisabeth Mpofu comparte esta idea:
«Creo que nuestras experiencias y luchas en África, en el pasado y en el presente, podrían inspirar a nuestros compañeros de otros países». Domingos Buramo, de la Unión Nacional de Campesinos de Mozambique compartió en la conferencia la experiencia de los campesinos de su país y de otras organizaciones de la sociedad civil contra la apropiación de tierras y los proyectos de inversión a gran escala. Mencionó que la resistencia contra ProSavana, un proyecto agrícola a gran escala propuesto para Mozambique, es un ejemplo de
lo transformadoras que pueden ser este tipo de luchas. En Sudáfrica, el pueblo negro sin tierras se está organizando de diversas formas para protestar y acceder a la tierra, al agua y a los recursos para el desarrollo, informó Tieho Mofokeng, del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra, en la Provincia del Estado Libre (Sudáfrica).
África (incluyendo la zona del Magreb) fue el último continente en formar parte de La Vía Campesina. Desde 2004, el número de iniciativas del campesinado africano que se unía a La Vía Campesina ha ido aumentando.
En el comunicado final se hace referencia a esta grave situación:

Nosotros/as
1.-ALIMENTAMOS NUESTROS PUEBLOS:
El agronegocio ha envenenado suelos, contaminado el agua,
destruido bosques, secado ríos y sustituido nuestras semillas con
semillas comerciales y transgénicas. De este modo, en lugar de acabar con el hambre, esta forma de explotación ha creado más
problemas con la alimentación, y desplazado a los pueblos del campo. Se trata de una agricultura sin campesinos/as, entretanto en la agricultura campesina e indígena seguimos haciendo los que hemos hecho durante milenios: producir alimentos sanos para nuestras familias, comunidades y pueblos.

2.-CONSTRUIMOS MOVIMIENTO
Nuestro movimiento tiene como enemigo al patriarcado.
El carácter feminista de La Vía Campesina fortalece nuestra
unidad y compromiso para luchar con igualdad y equidad de género. Las mujeres soportamos cada vez más el peso de la producción de bienes y alimentos y sin embargo nuestro trabajo sigue invisibilizado. Sufrimos violencia económica, laboral, ambiental, física, sexual… La criminalización de las mujeres y sus organizaciones
van en aumento. El acaparamiento de tierras por parte de empresas transnacionales nos expulsa de nuestras tierras.
La muerte, encarcelamiento y persecución de nuestros familiares
hombres nos deja más vulnerables, más expuestas a la violencia sexual, la muerte y el desarraigo en las acciones de guerra, solas para la protección de los niños y niñas.
Las semillas autóctonas se contaminan con transgénicos y ponen en riesgo nuestra soberanía alimentaria. Por otro lado en todo el mundo la juventud ha sido cada vez más expulsada del campo, por ello nos comprometemos a incorporar a las nuevas generaciones,
en espacios de liderazgo y toma de decisiones dentro de
nuestras organizaciones.

3. PARA CAMBIAR EL MUNDO:
La Asamblea de Jóvenes reflejó cómo son ellos los más afectados por la migración y participaron activamente en la “Marcha en
Defensa de la Soberanía Alimentaria y la Madre Tierra”. Han
recordado que las tierras son para cultivarlas y no para hacer
negocio con ellas. El portavoz de EHNE, sindicato organizador de
la Conferencia, destacó que casi todas las regiones y continentes han podido acordar unos desafíos y unos retos comunes que les une: “La defensa de la tierra, de las semillas, la necesidad de hacer una articulación de red de escuelas de agroecología, el acceso a los mercados y la lucha contra el libre mercado, así como los derechos campesinos”.
El campesinado del mundo necesita una Declaración Internacional
sobre los Derechos de las Campesinas y Campesinos.
Reforzaremos el trabajo en los países para lograr su adopción.

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