Fuente: Iniciativa Debate/Jaime Richart
Soy consciente de que es muy posible que sea mi edad avanzada la que me lleva a desistir de la esperanza. A otros años, cuando se tiene frente así por delante el tiempo contado por décadas, es mucho más fácil que se active la esperanza y es deseable que así sea. Pero cuando racional y razonablemente el tiempo que a uno le queda por vivir se ha comprimido, en el más optimista de los casos a menos de una octava parte del vivido, todo se ve de manera diferente. Y una manera diferente significa en esto, tirar la toalla el boxeador: no veré la República. No veré una España federal. No veré socialismo de verdad. No veré el imperio de la inteligencia ni en un grado solo superior. Por el contrario, seguiré viendo la misma suciedad, más de lo mismo. Si acaso un cierto repaso a la mugre, y una conciencia un poco más despierta y una voluntad política un poco más decidida a hacer cambios que apenas se notarán pues serán cosméticos. El famoso “cheque bebé” fue espectacular, pero golpe de efecto.