Fuente: Iniciativa Debate/Domingo Sanz
Según avanzan las sesiones de confinamiento aumenta la tensión ambiental en cada encierro. Es la ley de las situaciones indeseables. Por suerte, comienzan las redes a traficar con un humor negro que, de momento, no ha pasado a mayores porque, aunque no hayamos podido atravesar el umbral que nos separa de la primavera, las noticias no hablan de cadáveres sembrando las aceras.
Epidemias hay, casi, desde que los seres vivos comenzamos a poblar nuestro planeta, pero nos cuesta imaginar que ocurriría en un entorno de 5.500 personas por kilómetro cuadrado, “pongamos que hablo de Madrid”, si no fuera por los avances tecnológicos que nos permiten ahorrar millones de movimientos sin perder por ello ni el contacto con casi todo lo que nos interesa, ni incluso la sensación de que nos movemos.
Por eso, puestos a limitar los movimientos de la gente para evitar contagios, me sorprende que, en lugar de las nuevas tecnologías, se esté priorizando el uso de unas fuerzas de seguridad que, a fin de cuentas, están formadas por personas que son víctimas potenciales del bicho. No sabemos a nivel estatal, pero Catalunya informa de 700 Mossos confinados, con 10 positivos.