Varoufakis: «Si estás preocupado por el regreso de la troika…

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Varoufakis: «Si estás preocupado por el regreso de la troika, tienes motivos. La troika va a regresar»

El exministro de Finanzas griego y líder de DIEM25 Yanis Varoufakis.

Este viernes 17 de julio empiezan las verdaderas negociaciones para el fondo de recuperación en la Unión Europea. Los líderes de la UE se reunirán en persona por primera vez desde febrero, y lo harán sabiendo que la cumbre puede durar tres días. Y, aun así, concluir sin acuerdo, a pesar de que la UE acumula ya más de 180.000 fallecidos por el coronavirus y de que las previsiones económicas de Bruselas cifran el descalabro en más del 8% para 2020 –el 10,9% para España–.

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Yannis Varoufakis (Falero, Grecia, 1961) fue el ministro de Finanzas griego durante unos meses dramáticos en la zona euro, entre enero y julio de 2015. Fueron los meses en los que la Grecia de Alexis Tsipras perdió el pulso contra la troika y sus programas de rescate vinculados con recortes. Cinco años después, la zona euro vuelve a vivir una crisis, esta vez motivada por una pandemia, pero de dimensiones aún más drásticas que las de entonces. Promotor del movimiento paneuropeo DIEM25, Varoufakis es ahora diputado en el Parlamento griego (el Mera25 logró un 3,44% de los votos y 9 escaños en las últimas elecciones griegas, en julio de 2019).

¿Qué espera de las reformas que se prevén en el fondo de recuperación y en las condicionalidades? «Está por ver», responde Varoufakis: «Mi predicción es que el fondo es irrelevante. España, por ejemplo, va a tener un déficit más allá del 10% del PIB. Como Italia y Grecia. Y el fondo no va a hacer nada con ello porque no tiene ninguna capacidad fiscal. Si el dinero empieza a circular en 2021, si no es adelantado, llegará marzo de 2021 y tu ministra de Finanzas se va a encontrar con un déficit monumental, al tiempo que el déficit alemán se irá acercando a cero. Y no tengo ninguna duda de que, en el momento en que el déficit alemán vaya acercándose a cero, Berlín presionará a Bruselas para que presione a Madrid para situar el déficit por debajo del cuatro o el tres. No van a reclamar cero, pero sí por debajo de tres. Y eso supone austeridad masiva».

La propuesta que está sobre la mesa consiste en un fondo de 750.000 millones, de los cuales 500.000 son en transferencias para los Estados más golpeados por la crisis, como España e Italia. «El fondo de recuperación será repartido con condicionalidades», explica el ex ministro griego: «No vendrá de una vez, habrá un poco de dinero por aquí, otro poco por allá, con condiciones que siempre favorecen a las grandes empresas cuyo efecto multiplicador en la macroeconomía de España y del resto es pequeño. Por tanto, si estás preocupado por el regreso de la troika, tienes motivos. Y la troika va a regresar independientemente del fondo de reconstrucción, y ocurrirá cuando sea reinstaurado el pacto fiscal que ahora está suspendido y que no seguirá suspendido mucho tiempo. Volverá cuando el presupuesto federal alemán se vuelva disfuncional. Y entonces es cuando tu ministra de Finanzas, y el de Italia, Portugal y Francia, van a ser estrujados, de una forma muy similar a lo que la troika hacía entre 2010 y 2015».

Al principio de la pandemia, la Comisión Europea activó la cláusula de escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, lo que dio barra libre a los Estados para gastar, toda vez que les eximía del cumplimiento del tope de déficit del 3% y de deuda del 60%.

En la propuesta que se debatirá el fin de semana, una versión endurecida por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se incluye que la UE se dote de nuevos recursos propios para el repago de la deuda emitida para financiar los 750.000 millones del fondo de reconstrucción. «Las propuestas de la Comisión Europea sobre el impuesto al carbono, la tasa digital y demás son buenas ideas, las apoyo, pero ya han estado antes sobre la mesa y han sido rechazadas», explica el líder de DIEM25. «Si las aplica la UE para financiar la nueva deuda para el fondo de recuperación, creo que sería algo problemático, porque es una emisión única de deuda que pasa por el acuerdo del Consejo Europeo con la promesa de no repetirse. Por lo tanto, no son eurobonos. Si fueran eurobonos, estaría a favor, porque serían una forma de reestructurar la deuda nacional, significaría que se cogería parte de la deuda española para hacerla europea y se iría negociando con ella en el futuro. Pero esto no es de lo que se está hablando».

Varoufakis cree que estas propuestas eclipsan «la conversación que se debería tener sobre integración, sobre tener una política para, al menos, la zona euro. Pero nos estamos moviendo en dirección contraria. Este fondo de recuperación, todos estos paquetes de quantitative easing y demás [compras del BCE para rebajar la presión sobre las primas de riesgo] no son movimientos hacia la integración europea, al contrario, se hacen para no integrar la UE y, para mí, es la mayor preocupación. Nos estamos moviendo en la dirección equivocada. Alguna gente critica a la UE por ir demasiado despacio, y dicen que se va en la buena dirección pero muy despacio. No es una crítica. Mi crítica es que nos estamos moviendo en la dirección equivocada. No es una cuestión de velocidad. Es una cuestión de dirección».

En cuanto a las velocidades, sí parece que la UE está reaccionando más rápido que en la crisis anterior: el Eurogrupo ha aprobado un paquete de 540.000 millones –200.000 en avales del BEI, 240.000 para gastos de la COVID con el MEDE sanitario y otros 100.000 para los ERTEs a través del programa SURE– que se espera esté disponible antes de que acabe julio. «¿De verdad crees que están yendo deprisa?», se pregunta Varoufakis: «Quiero decir, ¿cuán despacio pueden ir? El fondo de recuperación se activará el año que viene, y la catástrofe está siendo ahora. Están hablando de algo que ocurrirá el año que viene. Por Dios». ¿No están yendo más rápido que la vez anterior? «Sí, pero eso no es difícil», responde el ex ministro griego: «La otra vez no se movieron hasta que todo colapsó. No creo que tengan mérito».

«El BCE sólo puede comprar tiempo»

En paralelo, el Banco Central Europeo está movilizando miles de millones para aplacar la presión de los mercados sobre la deuda de los países más golpeados, como es el caso de España o Italia. «El BCE sólo puede comprar tiempo», reflexiona Varoufakis: «En 2010, ni siquiera lo hizo, porque con Jean-Claude Trichet fue totalmente culpable. Y con Mario Draghi creó las circunstancias para generar liquidez para bancos y Estados, empezando a comportarse como un banco central. Pero el problema es que esas herramientas ya no son efectivas. Estás imprimiendo dinero para que pueda haber créditos, pero el problema que afronta Europa es el de las bancarrotas y el de un banco central que sólo puede dar créditos y comprar tiempo. Y lo último que necesitamos es ganar más tiempo para seguir retrasando lo que hay que hacer».

¿Se está a la espera de una suerte de nuevo New Deal que no termina de llegar? «Así es, pero algunos lo estamos proponiendo. Hemos hecho mucho trabajo estos últimos cinco años, diseñando nuestro Green New Deal para Europa. Y ahora estamos cruzando las fronteras de Europa con la Internacional Progresista. Pero es un camino muy empinado, muy cuesta arriba». ¿Y cómo ve las cosas en España? «España es diferente a Italia, a pesar de que hay gente que quiera comparar los dos países. La principal diferencia es que España tiene mayor proporción de deuda privada en el total que Italia. España es un país que, si no fuera por los límites fiscales, podría estar creciendo, en ascenso, pero ha sido frenado por bancos con problemas, altos niveles de deuda privada y la incapacidad del Gobierno para actuar y evitar quiebras que convertían la deuda privada en intolerable e impagada. Y esto es porque estamos en una euroconfederación sin las herramientas federales que serían necesarias para desencadenar el potencial económico de España».

Si se mira a Italia, con una deuda pública más alta que España, ha sido incapaz de bajarla del 130% en los años buenos, y después de esta crisis, será aún más difícil reducirla. «¿Y a quién le importa?», se pregunta Varoufakis: «La sostenibilidad de la deuda pública es un asunto político. No es un asunto económico, y depende de las instituciones que tengas y de las reglas de juego. Si miras a Japón, tiene una deuda pública del 250% de su PIB. ¿Y a quién le importa? Aún vende bonos con tasas de interés negativas, la mayoría de su deuda está en manos japonesas, tienen su banco central, superávit en la balanza comercial. Y está bien, es perfectamente sostenible. Si no tienes banco central y el banco central no tiene la capacidad de sostener tu deuda, comprarla y dejarla aparcada y olvidada, incluso aunque tengas superávit comercial, que España e Italia han tenido, es una decisión política del Eurogrupo. Todo lo que hace falta para que tengas una crisis y que caiga tu gobierno es un comunicado del Eurogrupo diciendo que España no lo está haciendo bien. Ni siquiera tienen que hacerlo formalmente, basta con comentar a algunos corresponsales amigos en Bruselas: ‘Oh, ¿sabes? Estamos teniendo problemas con España. No va bien’. Y ya está. España está muerta. Este es el problema, no un porcentaje de deuda a partir del cual hay un problema. Mientras sea una moneda que puedes controlar o que esté compartida genuinamente, no como el euro, que no está compartido genuinamente, y tengas políticas de mejora de la inversión, estás bien. Pero la zona euro no es eso».

«El MEDE es el monedero de la troika»

En Bruselas está habiendo también una discusión sobre España e Italia y el MEDE sanitario. Sólo lo ha pedido Chipre. ¿Tanto estigma tiene? «Claro que hay un estigma, el MEDE es el monedero de la troika. ¿Qué señal estás mandando cuando dices que vas a pedir dinero a la troika? Aunque la troika diga: ‘OK, cógelo y ya hablaremos más tarde’. Es como ver al vecino ir a pedir dinero al prestamista del barrio. Piensas que está en problemas. Incluso si el préstamo es en buenas condiciones, sigues estando en problemas si tienes que ir al prestamista. El MEDE es el prestamista de la zona euro. No hay duda de que sus tasas de interés son bajas, mucho menores que acudir a los mercados. Pero hay condiciones vinculadas. Tienes que pedirlo y aunque no haya condicionalidades en principio, las habrá más adelante. Y es una señal, de que vas al prestamista del barrio».

Con este análisis, Varoufakis no vislumbra la salida de la crisis: «Sólo sé que no habrá recuperación si seguimos haciendo las mismas cosas. La Europa continental ha tenido siglos de declive y, de nuevo, depende sólo de nosotros. No debemos ser fatalistas. Podemos cambiar las cosas mañana si tomamos nuestro destino con nuestras manos. No merece la pena hacer predicciones. Lo que tenemos que hacer es actuar para cambiar las cosas».

En estas negociaciones que este fin de semana serán cara a cara, Varoufakis considera que Sánchez «ha cometido un error definitorio en su carrera al abandonar la pelea por los eurobonos y, probablemente, quedará marcado por ello».

«Pero no es el único socialdemócrata en hacerlo», argumenta Varoufakis: «El ex presidente francés François Hollande se rindió ante Angela Merkel con el pacto fiscal y la creación del pacto de estabilidad y crecimiento. O mira George Papandreu, el ex primer ministro griego, que celebró el rescate de Grecia y ahora ni los suyos le saludan por la calle».

¿Y el liderazgo de Merkel y Macron, cuya propuesta de 500.000 millones en subvenciones ha inspirado la de la Comisión Europea? «Ni siquiera ellos controlan lo que tienen entre manos. No dudo de que Macron pueda estar decepcionado con cómo están yendo las cosas, y Merkel es una microgestora del día a día».

Varoufakis tampoco tiene una opinión favorable de la entrada de Unidas Podemos en el Gobierno: «Es triste, entrando en el Gobierno se han hecho irrelevantes al aceptar la hegemonía de los socialdemócratas. Así, un partido que nació de los indignados para cambiar el mundo, España, Europa, ha terminado cooptado: se llevará las culpas de los errores y ningún beneficio por los éxitos que haya».

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