La imagen de una mujer en las manifestaciones del 11 de julio en Cuba fue publicada por medios estadunidenses, como Forbes, y más tarde multiplicada en las redes sociales. Era la representación de las protestas contra el gobierno de Miguel Díaz-Canel y en pocas horas estaba en todas las plataformas sociales.

El fervor que estaban generando en Miami y Latinoamérica estas manifestaciones llegaron a la misma Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, quien lanzó un tuit de apoyo a las protestas junto a la imagen de la mujer que levantaba la bandera de Cuba en sus brazos y una intensa pasión expresada en su rostro. Los colores, el encuadre, su gesto, convertían a la mujer en una gran representación de las protestas.

El problema es que ella no protestaba contra el gobierno, sino contra el bloqueo estadunidense. Betty Pairol, que es el nombre de esta joven abogada cubana, estaba en las calles para apoyar a la revolución y el uso de su rostro la indignó tanto que denunció en Twitter a Michelle Bachelet y a la misma ONU de usar indebidamente su imagen. A las pocas horas su cuenta en la red social fue suspendida.

También en twitter y en la misma fecha circuló una fotografía con una impresionante marcha en el malecón de La Habana atribuida a manifestantes contra Díaz-Canel. Había publicado la imagen un político peruano del APRA, pero no correspondía ni al momento ni al lugar. A las pocas horas se supo que la foto era de una protesta en El Cairo durante la revolución naranja de hace más de 10 años.

La desinformación y la manipulación mediante los distintos medios de representación no es reciente. La diferencia está en el poder de amplificación que tienen las redes sociales y en la facilidad de intervención de las imágenes digitales (https://n9.cl/6cr78).

Twitter: @aguerraguerra