Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2022/06/30/pers-j30.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws
Testimonio pone al descubierto el plan de Trump de declararse dictador Barry Grey 30.06.22
Un explosivo testimonio el martes ante el Comité Selecto de la Cámara de Representantes de EE.UU. que investiga los eventos del 6 de enero de 2021 describió los esfuerzos de Trump para dirigir personalmente la invasión del Capitolio, asesinar a sus opositores y declararse dictador.
El testimonio fue el de Cassidy Hutchinson, la exasesora principal del jefe de personal de Trump, Mark Meadows. Durante su declaración presencial, la cual fue acompañada de vídeos de declaraciones anteriores, Hutchinson dejó en claro que los planes para un ataque violento contra el Capitolio el 6 de enero liderado por el propio Trump habían sido elaborados mucho tiempo antes.
Hutchinson indicó que, después de una reunión en la Casa Blanca con Meadows el 2 de enero, el abogado de Trump, Rudy Giuliani, le preguntó a Hutchinson si estaba emocionada sobre los planes para el 6 de enero. Giuliani le dijo, “Iremos al Capitolio. El presidente va a estar ahí. Va a verse poderoso”. Hutchinson dijo que el Servicio Secreto, la Policía del Capitolio y el FBI contaban con una gran cantidad de inteligencia sobre los planes de varias organizaciones paramilitares armadas como los Proud Boys y los Oath Keepers de ocupar edificios federales y atacar el Congreso el 6 de enero.
Sin embargo, el componente más importante de su testimonio fueron los acontecimientos del 6 enero en sí. Hutchinson reportó que, antes de su discurso en el parque Ellipse, Trump se enfadó con el Servicio Secreto por utilizar magnetómetros para incautar armas de los partidarios de Trump que querían unirse al mitin.
Trump y sus cómplices, incluyendo a Meadows, Rudy Giuliani y un sector importante de congresistas republicanos, sabían que los grupos paramilitares de extrema derecha en la multitud se encontraban fuertemente armados y preparados para secuestrar y asesinar al entonces vicepresidente Mike Pence, así como a líderes demócratas, con el objetivo de prevenir la certificación de la victoria de Joe Biden.
Hutchinson declaró que Trump dijo: “No me importa un carajo que tengan armas. No están aquí para hacerme daño. Quítenles [solo] los cargadores”.
Hutchinson dijo que escuchó a Meadows decir, refiriéndose a los llamados de los insurrectos de “¡Ahorquen a Mike Pence!” y a las sogas que amarraron en las afueras del Capitolio, “[Trump] piensa que Mike lo merece. No considera que estén haciendo nada malo”.
Hutchinson reveló además que, después de su discurso en el Ellipse, Trump se montó a una limusina presidencial, esperando ser llevado al Capitolio. Cuando el líder de su destacamento del Servicio Secreto se rehusó e insistió en que debía volver a la Casa Blanca, Trump intentó tomar el volante y luego sujetó al agente del Servicio Secreto por la garganta.
Cuando lo llevaron de regreso a la Casa Blanca, Trump estaba colérico, lanzando objetos mientras se comunicaba con sus cómplices por teléfono, intentando desesperadamente mantener el golpe de Estado en marcha.
Mientras sus soldados invadían el Capitolio, Trump planeaba marchar sin ninguna invitación al predio legislativo de la Cámara de Representantes—por sí solo una violación de la separación de poderes constitucional— y dar un discurso. Planeaba suspender la sesión del Congreso, tomar control del edificio del Capitolio y declarar un estado de emergencia, preparando las condiciones para anular la elección e instalarse como dictador.
Hutchinson finalmente declaró que el 7 de enero, Trump y Meadows discutieron presentar indultos para los alborotadores. Citando testimonios grabados anteriormente, citó a seis congresistas republicanos —Mo Brooks, Jim Jordan, Scott Perry, Andy Biggs, Louie Gohmert y Matt Gaetz— que solicitaron o realizaron consultas sobre indultos presidenciales después del golpe fallido. El martes, desenmascaró a Giuliani y Meadows por también solicitar indultos.
El plan golpista resumido por Hutchinson se basó en el “Putsch de la Cervecería” organizado por Adolf Hitler el 9 de noviembre de 1923, cuando planeaba marchar al Feldherrnhalle en Múnich. Sin embargo, la diferencia fue que el complot de Trump era más grande y no estuvo liderado por un político fascista nuevo y poco conocido, sino por el presidente de Estados Unidos.
Las propias condiciones de la audiencia son extraordinarias. Tras anunciar que no habrían más audiencias hasta mediados de julio y, el Comité, el cual está presidido por Bennie Thompson (demócrata de Mississippi) y Liz Cheney (republicana de Wyoming), anunció repentinamente el lunes que se llevaría a cabo esta audiencia. Mantuvo el tema de la audiencia en secreto y ocultó la identidad de la testigo, Hutchinson, hasta el martes por la mañana.
El Comité tomó precauciones extremas y celebró la audiencia rápido por temor a que su testigo estrella fuera asesinada. Los testigos de las audiencias anteriores del Comité han afirmado que recibieron varias amenazas de muerte por parte de partidarios de Trump animados por el propio Führer en potencia, quien ha denunciado repetidamente que el Comité representa una farsa judicial.
No existe ningún precedente de un golpe de Estado como este en la historia de EE.UU. ni en la de ningún otro país grande e industrializado. Todos los que intentaron restarle importancia a lo acontecido el 6 de enero han quedao completamente expuestos.
Este explosivo testimonio plantea toda una serie de preguntas. Dada la extensa preparación de los golpistas, ¿por qué se mantuvo desprotegido el Capitolio? ¿Por qué permanecieron efectivamente inactivos la Policía del Capitolio y el ejército y quién ordenó esto?
Luego está la pregunta adicional: Si Trump hubiera triunfado el 6 de enero, ¿qué aspecto habría tenido Estados Unidos el 7 de enero? Hay muchas razones para creer que hubiera ordenado los arrestos y asesinatos masivos de sus oponentes políticos.
Por último, está la pregunta: ¿Qué estaba haciendo el Partido Demócrata durante todo esto? Biden prácticamente guardó silencio antes, durante y después del golpe del 6 de enero. No dijo nada durante horas mientras los fascistas de Trump registraban el Capitolio y mientras los demócratas se escondían en sus oficinas y búnkeres de emergencia. Cuando finalmente se pronunció, fue para pedirle a Trump, el organizador del golpe, que retirara a sus matones.
Los demócratas tenían acceso a la misma información que la Casa Blanca sobre las intenciones de Trump y sus aliados. Pero no hicieron nada para advertir a la población de lo que estaba ocurriendo ni mucho menos para tomar medidas para detenerlo. Incluso ahora, Biden se niega a hablar sobre las últimas revelaciones, y los demócratas se niegan a pedir la imputación y el enjuiciamiento de Trump.
El Partido Demócrata ha tratado de rehabilitar al Partido Republicano, abogando por la “unidad” con sus “colegas” y “amigos”. Su preocupación primordial es forjar algún tipo de unidad con los republicanos y preservar el sistema bipartidista para proseguir la guerra imperialista contra Rusia y los preparativos de guerra contra China.
Como resultado, Trump y sus cómplices han quedado libres para continuar su complot para destruir los derechos democráticos y establecer una dictadura fascista.
El Partido Socialista por la Igualdad exige que Trump sea imputado y enjuiciado por haber llevado a cabo un intento de golpe fascista. Dicho juicio debe exponer toda la conspiración, no solo el papel de Trump. ¿Quién más estuvo involucrado en el Partido Republicano, la Corte Suprema, el ejército, la policía, las agencias de inteligencia y los Gobiernos estatales?
Tal juicio no solo enviaría a la cárcel al gánster de Trump y a sus matones, sino que expondría la complicidad de los demócratas y el fracaso del propio sistema capitalista, que se precipita hacia la guerra mundial y la dictadura.
(Publicado originalmente en inglés el 28 de junio de 2022)