Testimonio personal sobre el raid y las detenciones policiales…

Fuente: https://periodicogatonegro.wordpress.com/2020/08/09/testimonio-personal-sobre-el-raid-y-las-detenciones-policiales-contra-la-marcha-a-tres-anos-sin-santiago-maldonado-y-tres-meses-sin-facundo-astudillo-castro/                                        agosto 9, 2020

Testimonio personal sobre el raid y las detenciones policiales contra la marcha a tres años sin Santiago Maldonado y tres meses sin Facundo Astudillo Castro

En 2009, con una beca de la Comisión Europea viajé a Copenhague a seguir las negociaciones de un acuerdo sobre cambio climático que reemplazaría al protocolo de Kioto. Los escenarios pronosticados para 2020 no diferían mucho de lo que tenemos hoy -incluida la emergencia de nuevas enfermedades-. El encuentro de las partes (Estados) fue un fiasco, no acordaron nada. Sin embargo, la represión del Estado a la protesta social contra el capitalismo, fue un éxito. El gobierno de Dinamarca había otorgado a la policía amplios poderes para la detención de activistas. La policía en Dinamarca fue aterradora, nunca había visto algo así; las marchas eran absolutamente controladas no sólo todos sus movimientos colectivos sino también de cada cuerpo. Cualquiera que levantara un brazo o hiciera un movimiento imprevisto era quirúrgicamente arrancado del flujo de la marcha y raptado. Así descubrí que ya no hay tiempo, que nuestra única opción es la confrontación directa, abierta y permanente con el poder, que nunca habría un acuerdo, que el poder aceleraría la destrucción conforme el deterioro de la biósfera avanzara y que quienes se le opongan tendrán a la represión siempre como única respuesta.

Desde el 2009 hasta la actualidad no pude más que constatar la aceleración del ritmo con el que todos los gobiernos argentinos en sociedad con el capital han destruido la tierra y restringido la libertad. En 2017, en el marco de la represión estatal a una recuperación y en defensa de la tierra, desapareció el compañero anarquista Santiago Maldonado. En 2020, en el marco de la entrega de amplios poderes a las fuerzas represivas del Estado sobre las personas, desapareció Facundo Astudillo Castro. En el marco de una marcha en conmemoración del primero y en reclamo por el segundo, el 1 de agosto, fuimos apresades 13 compañeres y conducides por la policía de la CABA a la comisaría 35 donde Walter Bulacio fue golpeado hasta la muerte luego de una razzia en 1991. Hechos, fechas, lugares y circunstancias argensinas.

Simulacro para entrenamiento policial

En el lugar de la convocatoria, Pza. de los dos Congresos, se desarrollaba otra reunión pública movilizada por les autoproclamades “anticuarentena”. Se destacaba la presencia de un cartel terraplanista colgado de las rejas que rodean la fuente de la plaza.

Nosotres seríamos unes sesenta anarquistas y algunes otres afines cercanes. Colgamos nuestras banderas, nos saludamos y después de una asamblea decidimos marchar. La marcha salió de la plaza por avenida Rivadavia, cortamos el tráfico en la 9 de julio y la cruzamos. La ciudad estaba llena de policía. Sin embargo, nuestro humor era agradable porque a pesar de las circunstancias volvíamos a presenciarnos. Cantando consignas, bajamos por Rivadavia un par de cuadras en dirección a Pza. de Mayo. Cuando avanzamos unas cuadras vimos que adelante nos estaba esperando una formación de vehículos represivos. Decidimos retroceder y volver a la av. 9 de Julio. Caminamos en dirección al Obelisco. Nos dejaron cortar el tráfico mientras avanzábamos hacia av. Corrientes. Intentamos ir en dirección del bajo pero de nuevo había una formación de vehículos policiales. Doblamos por Suipacha, volvimos a doblar por Lavalle y nuevamente retomamos la av. 9 de Julio para retroceder hasta av. Corrientes y retomarla en dirección a av. Callao. Cuando retomamos Corrientes teníamos atrás un cordón de policías con pechera celeste, sin mucha protección y en rol provocador. Uno, con identificación de inspector, intentó agredirme tirándome encima la bicicleta de un compañero.

De atrás del cordón de policías de pechera azul, que ya estaba desintegrado con sus miembros arrestando distintes detenides, salió una formación de tortugas con escudos, palos y cascos y atrás de ellos comienzan a arriarnos les motorizades. Doblé como muches por Uruguay, corrimos un par de cuadras y doblamos en Perón casi por llegar a Libertad un compa que no conocía me dice que teníamos las motos encima. Me cercaron, me detuve y quedé parada, quieta, intocada. Todo alrededor mío eran gritos, golpes y abuso. Éramos tres compas que no nos conocíamos rodeades por 23 efectivos. Mis compas fueron golpeades, sus pertenencias arrojadas al piso, el celu de una compa se dañó por eso. Al compa lo tiraron al piso, lo golpearon y lo dejaron ahí todo el tiempo. Se me informó que me labrarían un acta por violación del artículo 205 y que podría irme. Se me pidió que firmara un documento que no podía leer por falta de luz. Se nos fotografió en primer plano de frente y perfil a les tres. Al rato pregunté cuál era mi situación y me dijeron que sería trasladada, pregunté la causa y no se me informó. En cualquier caso, nunca fui reducida físicamente. Antes de subir al vehículo de traslado, exigí que se me leyeran mis derechos, lo cual fue hecho luego de insistir, de manera torpe y con mala predisposición. Luego pedí se me informara la razón de mi detención. Se me dijo que por resistencia a la autoridad. Alegué que en ningún momento me resistí a la autoridad y no obtuve respuesta (nótese que empíricamente que de nada sirve “no resistirse a la autoridad”). El agente que manejaba el vehículo de traslado, quien no portaba una identificación visible, nos esposó y nos subió. Entonces nos encontramos con cuatro compañeras más.

Hija de sargento

Durante las vibrantes insurgencias que sacudieron $hile en 2019 un hecho significativo sucedido en octubre se viralizó a través de un video. Se puede ver a un paco corriendo rampante a toda velocidad hacia la cámara que lo está tomando mientras se escucha una voz femenina que grita “¡Soy hija de sargento! ¡Soy hija de sargento!”. Al tiempo que el mensaje va llegando al cerebro del paco, éste se va deteniendo hasta congelarse.

Yo no soy hija de sargento. Yo no hablo con la policía. Pero, si no fue algo que dije, ¿qué me brindó esa protección que no tuvieron mis compañeres? ¿Por qué siempre se me permitió permanecer parada, aunque se me pidió que me sentara, y hasta pude tener un radio de circulación de unos metros? ¿Por qué pude negarme a esto y otras arbitrariedades sin castigo?

Limbo garage

Nunca fuimos ingresades a la comisaría, ni requisades, ni revisades por une médique, permanenciendo todo el tiempo en un limbo procedimental que transcurría entre el garage/patio de la comisaría 35, en cuyo fondo hay una parrilla de ladrillos a la vista, y el interior del vehículo de traslado, sucio como las conciencias al servicio de la comunidad.

Vuelvo a Copenhague, 2009. El recorte preciso, todo el tiempo estriar el campo de las percepciones mutuas. La represión intentaba aislar al Black Bloc, secuestrar a los elementos revoltosos, marcar límites y diferencias entre les participantes de cualquier manifestación pública. Los castigos deben ser cuidadosamente administrados reproduciendo también el orden social que los aplica. Hay quienes reciben mejor y quienes reciben peor trato. El prejuicio supremacista del cotidiano ensambla con el acontecimiento del ejercicio represivo para recordarnos que estamos en la normalidad. Que nadie es libre porque somos desiguales, y la desigualdad amerita diferentes tratos. Por eso no puedo pretender que todes pasamos por la misma violencia. Y no hablo sólo de los golpes, que los hubo también y hasta para practicar la tortura sin rastro. Hablo del nicho donde nos ubica el sistema, que elles, la institución policial, saben gestionar mejor que leer de corrido. Si una compañera tiene una condición de salud crítica y una hija que la espera en casa y a otra la espera su mamá que depende de ella, no puedo pretender que mi situación, mi estres y mis temores son los mismos que los que las invadieron a ellas. No puedo obviar las implicancias que debe haber tenido pedir el baño para mi compañere trans. Ni que decir de lo que le toca al compa que vive en las calles de la ciudad de Larreta… Ni de los compañeres varones que, dejados al antojo de los subordinados, no contaban con el diligente y constante (e innecesario) flirteo que dedicó el comisario al vehículo de traslado de femeninas. El giro fantástico fue escucharlo contarme sus teorías terraplanistas… sí, el comisario se confesó terraplanista frente a todos. Mientras pensaba en Giordano Bruno, se me antojó cambiarme de asiento lo cual hice hastiada; otro desplante sin consecuencias.

Todes les compañeres fuimos expuestes frente a nuestres agresores/captores en el garage de la comisaría. Volvieron a fotografiarnos a todes en primer plano frente y perfil y también tomaron nota de las marcas de mi ropa aunque no nos tomaron las huellas digitales.

Conclusiones

Es cierto lo que expresan los organismos de derechos humanos cuando refieren que la policía porteña demostró un accionar selectivo y discriminatorio, permitiendo otras manifestaciones violentas y violatorias de la cuarentena (en referencia a las juntadas de les anticuarentena). Es verdad que al hacerlo el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires emplea un tratamiento dispar de carácter elitista y clasista, protegiendo a unes pero reprimiendo al momento de la desconcentración y encarcelando a les anarquistas. Es cierto, pero no es todo. La selectividad y discriminación, el tratamiento dispar, elitista y clasista, racista, machista y sexista hasta el terraplanismo se filtra por las cerraduras y atraviesa muros y rejas para reproducir el orden del sistema entre nosotres mismes, les detenides. Esposas sueltas y precintos que estrangulan; pero nosotres sabemos quienes son les verdugues.

De aquellas multitudes multipartidarias que hace unos años enarbolaban el retrato del Brujo mientras acusaban de infiltrades a nuestres compañeres, nada se supo. Esta vez seríamos unes 60. De la trayectoria y del desenlace del desempeño represivo se sigue que todo el tiempo fuimos cercades para provocar un enfrentamiento que siempre evitamos y que cuando estábamos por desconcentrar nos atacaron por la espalda provocando una estampida, en el despliegue de una cacería humana. En los videos se puede ver cómo les superiores instruyen a les novates mientras reducen activistas. Nuestra presencia no se correspondía con el despliegue de violencia que nos opusieron. Entrenan con nosotres sus ejercicios liberticidas porque se vienen tiempos feroces. Por eso, tomemos nuestras opciones y, ahora más que nunca, ¡procuremos que viva la Anarquía!

Ni tan violentes como mienten, ni tan pacífiques como quieren.

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La Obrera Colectivo Fotográfico

Mariana Calandra

PS: Santilli, ¡payaso represor! ¡Se te ven todos los hilos y la marca de la gorra también!


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