Fuente: Umoya num. 101 – 4º trimestre 2020 Mª José A., Madrid
En la actualidad, en un territorio de Senegal, concretamente en la aldea de Balabougou, que se encuentra situada en la región de Ngueniene, una empresa española, Produmel, está invadiendo de una forma poco clara y en connivencia con las autoridades del país tierras de pastoreo en donde subsisten una población numerosa que está siendo desplazadas.
Los ganaderos y campesinos de la aldea de Nguéniéne, opuestos a la instalación del proyecto agrícola de la empresa española Produmel para la explotación de melón, se enfrentaron con los conductores de los tractores que habían comenzado a trabajar las 100 hectáreas de pastos que el ayuntamiento les cedió para este fin. Finalmente, se detuvieron los trabajos y los ganaderos han retomado temporalmente su terreno. Ahora piden la rápida intervención del presidente Macky Sall en este importante asunto.
Podría haber sucedido algo peor si en la zona de pasto de la aldea de Balabougou, ubicada en la zona norte de la comuna de Nguéniéne, los tractores que se encargan de hacer el trabajo no hubieran dado marcha atrás. De hecho, mientras los campesinos estaban en los campos para la cosecha de mijo y los pastores estaban en el monte para que pastaran los animales, los ruidos de las máquinas llamaron la atención de la población. Así fue como algunos vecinos, al notar que las máquinas habían comenzado a trabajar, se movilizaron rápidamente. Una vez informados todos, los aldeanos acudieron al lugar inmediatamente. En poco tiempo, pastores y campesinos llegaron en gran número a la zona desde los pueblos de Ndofane, Ndianda y Nguedj con la firme determinación de oponerse al inicio de las obras. Ante la actitud de los aldeanos, los trabajadores se vieron obligados a ceder y volver atrás.
Ndéne Diogoul, presidente de los criadores del poblado de Nguéniéne y también presidente de la feria de la comuna del mismo lugar, indignado, manifestaba que para él, el hecho de que la institución municipal hubiera trabajado para expropiarles la única zona de pasto que les queda en la zona norte, simplemente significa que los funcionarios electos no se preocupan por el desarrollo de la localidad. Y continuaba diciendo: “Le preguntamos al alcalde cómo se puede tomar tal decisión en una zona que solo vive de la agricultura y la ganadería. A costa de nuestras vidas no vamos a dejar este espacio al promotor español, porque siempre ha servido como zona de pasto”. Y apeló a la responsabilidad del Estado, “Somos ciudadanos senegaleses que nos ganamos la vida con nuestra actividad económica. Así que querer quitarnos este espacio es empobrecernos”, despotricó el presidente de los pastores del pueblo de Balabougou, residente en el pueblo de Ndofane.
Mbade Sarr, un ganadero de la zona, también expresó su indignación: “Me sorprendió mucho escuchar que los trabajos se reanudaron cuando pensamos que el Estado ya había resuelto este problema. Por eso tomé mi vehículo para oponerme a la construcción, 1/3 de mi rebaño pasó el invierno aquí, el resto fue a Djolof para evitar deambular. Ahora la única zona de pasto que nos queda y donde guardamos el ganado durante la temporada de lluvias, también nos la quieren arrancar.
Si el Estado quiere quitarnos el área de pastoreo, nos deberá indicar otra área más grande que la que nos quitó. No pedimos nada más, de lo contrario, la ganadería desaparecerá de la zona. Antes de eso, resistiremos por todos los medios a nuestro alcance. Por eso le pedimos al presidente Macky Sall que intervenga antes de que la situación empeore “, sugirió.
Para defender el perímetro de pastoreo, los ganaderos han iniciado una lucha en dos frentes: primero resistencia sobre el
terreno para prohibir todos los trabajos y, junto a esta, la resistencia jurídica. Para ello, ya han cedido dos espacios en el mismo pueblo: el campo de Soussane con un área de 150 hectáreas y el de Winditiohal, de 80. Pero en lugar de limitarse a estas tierras, el ayuntamiento fue más allá extendiéndose hacia el norte de la aldea para otorgar a la misma empresa 100 hectáreas más que habían quedado como zona de pastoreo y que afectan a todos los pueblos de la zona norte de la comuna”, manifiesta con indignación Mbagnick Diouf, de Ndianda.
Los pastores de la comuna de Nguéniéne llevan casi tres años luchando contra el ayuntamiento por la adjudicación de tierras que constituyen la única zona de pastoreo de la zona sur donde se crían y se guardan más de 20.000 ovejas y cabras. Ahora, debido a la falta de áreas de pastoreo,
casi todos los pastores viajan cientos de kilómetros para llegar a Dahra Djolof (norte de Senegal).
Al mismo tiempo, los pocos animales que quedan en el pueblo no tienen zona de pastoreo aparte de la que se ha destinado al promotor.