Fuente: https://frenteantiimperialista.org/blog/2020/05/26/se-funda-la-organizacion-veteranos-por-la-paz-espana/ Frente Antiimperialista Internacionalista 26 mayo, 2020
Publicamos a continuación el Manifiesto de presentación pública del recientemente establecido capítulo español de la organización antifascista y antiimperialista de veteranos de las fuerzas armadas, que ha mostrado gran interés en la colaboración con el FAI:
VETERANOS POR LA PAZ ESPAÑA (VPPE) forma parte de la organización VETERANS FOR PEACE (VFP), registrado en abril de 2020 como “Capítulo 1005″.
Veterans for Peace (VFP) es una organización internacional compuesta por militares veteranos, familiares de militares y aliados. Nuestro objetivo es construir una cultura de paz, dar a conocer los verdaderos costos de la guerra y curar las heridas producidas en las guerras.
La organización Veterans for Peace fue fundada en los Estados Unidos de América en 1985 y está formada por más de 140 Capítulos en los Estados Unidos; con posterioridad se extendió a otros países, en donde existen un número creciente de Capítulos. Este es el primero que se funda en lengua española.
Manifiesto de Veteranos por la Paz España
Veteranos Por la Paz España (VPPE) es una organización políticamente independiente de hombres y mujeres que han servido en las Fuerzas Armadas del Estado Español o de otros ejércitos, con independencia de su origen nacional y de que hayan participado o no en conflictos militares. Como resultado de nuestras experiencias colectivas, creemos firmemente que «la guerra no es la solución a los problemas que enfrentamos en el siglo XXI» y, en consecuencia, nos organizamos para luchar colectivamente por la paz en el mundo.
Nosotros, como veteranos militares que conocemos la guerra en todas sus escalas, modos y manifestaciones, afirmamos que nuestra mayor responsabilidad es la de servir a la causa de la paz mundial. No obstante, somos plenamente conscientes de que tal causa puede convertirse en retórica, sin efectos reales, e incluso con resultados favorables a la propia guerra, si no partimos de la necesidad de acompañarla de una práctica antiimperialista, anticapitalista y antifascista.
La expansión del capitalismo requiere de un espacio global y del desarrollo del Imperio como un instrumento de poder. Un poder absoluto y arbitrario, es decir, fascismo, que necesita perpetuarse. Su “espacio vital” es el planeta entero y, tras la creación por el Presidente Trump de la nueva Fuerza del Espacio, se ha abierto el camino a su militarización, contra todos los acuerdos internacionales previos.
El desarrollo capitalista y su publicitado “estado de bienestar” establecen una frontera entre países y clases sociales marcada por la explotación, la desigualdad, la pobreza, el hambre y la guerra. El crecimiento económico ilimitado que demanda el mantenimiento de la tasa de ganancia en el capitalismo conduce inexorablemente a la explotación de los trabajadores, al saqueo de los países colonizados y empobrecidos y a la guerra.
También conduce a la destrucción acelerada de la naturaleza, que es una consecuencia más de la filosofía del crecimiento ilimitado que provoca el consumo de lujo, el consumo de masas y el consumo basura. La invasión sin límite de espacios naturales habitados por otras especies ha provocado la aparición de varias pandemias, la última de las cuales, la COVID-19, constituye un verdadero reto -último aviso quizás- para la supervivencia de la especie humana en el planeta.
La guerra se ha convertido en una actividad planeada como destrucción y reconstrucción de países, sucesivas y paralelas. La reconstrucción es un gran negocio cuyo reparto se establece en las llamadas Conferencias de Donantes, que se convocan en la planificación de las guerras futuras contra cualquier país que ose plantear resistencias a los objetivos imperiales de EEUU.
También es un fabuloso negocio de reposición acelerada de armas y de venta de equipos militares de todo tipo, declarados enseguida inservibles para facilitar las nuevas inversiones y ventas en el negocio de las industrias de armamento: el Complejo Militar-Industrial, que también planea y alimenta las guerras futuras, que justifican como guerras para el “mantenimiento de la paz” o “guerras contra el terrorismo”.
El argumento del “mantenimiento de la paz” es usado por los países que pretenden desarrollar una estrategia de dominación colonial o neocolonial para la expansión de sus mercados o para establecerse en los espacios geográficos desde los que puedan ejercer un dominio sobre otros países, desatando guerras por el control de los recursos, materias primas, mano de obra barata, territorios o vías de comunicación estratégicos. También esta retórica es utilizada para justificar las alianzas militares -con amenazas y presiones de todo tipo si hace falta- y para lanzar guerras con resultados favorables y absolutamente previsibles de genocidios planeados.
La “seguridad” se ha convertido también en una llamada, en una advertencia o en una amenaza de guerra que la justifica. La “guerra contra el terror” constituye una manipulación propagandística, sembrada desde los centros de poder económico-financieros y militares que movilizan a grupos paramilitares, fundamentalistas y extremistas para sembrar el caos. Con ello se legitiman la intervención militar exterior como instrumento de control, así como la represión contra la disidencia política al interior de los propios países imperialistas.
Las guerras imperiales necesitan del consenso de la población. Para ello se ha creado una estructura mediática que articula una “opinión pública” favorable al Imperio. Esta estructura mediática y funcional incluye a agencias de información, medios de comunicación, ONGs (muchas de ellas financiadas por el Pentágono o la CIA, otras, por supuestas «fundaciones» altruistas), agencias gubernamentales y fundaciones conservadoras o ultraconservadoras de todos los países de la OTAN, las industrias culturales y de publicidad.
Los grandes medios, las agencias de noticias y la industria cultural, constituyen a su vez elementos fundamentales de la compleja estructura del poder financiero y de las grandes corporaciones multinacionales para orientar la acción política de los estados y de las instituciones internacionales, en lo que conocemos como Falsimedia.
Nosotros, que conocemos el papel primordial de la guerra mediática durante todas las fases y modos de la guerra, adquirimos el compromiso de desvelar las realidades que sobre la guerra, sus causas y sus consecuencias se esconden tras la propaganda de Falsimedia.
Para ello trabajaremos, junto a otros compañeros, tanto a nivel nacional como internacional, con los fines siguientes:
- Aumentar la conciencia pública sobre las causas y los costos de la guerra. En esta conciencia universal sobre los desastres de la guerra, tendrán especial relevancia los crímenes de lesa humanidad, de guerra y genocidio, reconocidos como imprescriptibles y de jurisdicción universal
- Evitar que nuestros gobiernos intervengan, abierta o encubiertamente, en los asuntos internos de otras naciones
- Poner fin a la carrera armamentista, orientada fundamentalmente a la eliminación de las armas nucleares y de destrucción masiva, el desarrollo de «armas inteligentes» y la militarización del espacio
- Buscar que se haga justicia tanto a veteranos como a víctimas de la guerra, especialmente no combatientes; asegurar a las víctimas de las guerras las reparaciones necesarias para la recuperación de sus bienes y derechos en las condiciones previas, así como el refugio como exiliados políticos
- Derogar la guerra como instrumento de política internacional y luchar activamente para evitar el empleo de mercenarios y que su reclutamiento se considere un crimen de lesa humanidad
Dedicaremos nuestros esfuerzos de manera prioritaria a cuestionar la participación de las Fuerzas Armadas españolas o de otros instrumentos del estado en las amenazas, agresiones y guerras contra pueblos o países que no han emprendido acciones militares ofensivas contra nuestro país.
Nuestra acción se orientará tanto a las intervenciones a iniciativa de nuestro propio estado, como a aquellas a las que nos arrastren nuestros compromisos con los EEUU, la OTAN, la UE o con alguno de los países integrados en estas organizaciones. Asimismo, denunciaremos las intervenciones lanzadas por cualquiera de ellos, con independencia de que participen o no fuerzas españolas, siempre que se hagan en violación de los principios del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas.
No somos una organización pacifista; aceptamos el derecho inherente a la legítima defensa en respuesta a un ataque armado, por lo que se excluyen de nuestra acción aquellas operaciones militares que eventualmente pudieran emprenderse para la defensa de nuestro país, así como la colaboración en coaliciones militares organizadas para la de otros países y pueblos injustamente agredidos.
Para lograr estos objetivos, los miembros de VPPE se comprometen a usar medios no violentos y a mantener una organización que sea democrática y abierta, en el entendido de que todos merecen nuestra confianza para actuar en el interés del grupo para el propósito más amplio de la paz mundial.
Dirigiremos fundamentalmente nuestra actividad de denuncia y petición de compromiso a nuestras propias Fuerzas Armadas. Sus componentes a todos los niveles de mando deben asumir personal y colectivamente el deber de luchar por la Paz en las condiciones que aquí hemos expuesto.
Instamos a unirse a nosotros a todos los veteranos que comparten esta visión.
23 de mayo de 2020
Contacto con VPPE:
veteranosporlapaz@riseup.net