Fuente: Umoya num. 102 1er trimestre 2021 Gerardo González Calvo
El 27 de febrero se cumplen 45 años de la proclamación como Estado soberano de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) por el Frente Popular para la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro, más conocido por su acrónimo Polisario. Pocos meses antes se había establecido en Tinduf (Argelia). El Estado saharaui ha sido reconocido por unos veinte países y por la propia Organización para la Unidad Africana (actual Unión Africana) en 1982.
La proclamación de soberanía se produjo un día después de que los últimos soldados españoles abandonaran el territorio, tres meses después de que Marruecos iniciara la Marcha Verde con 50.000 civiles que acamparon en territorio saharaui y de que se firmara, el 14 de noviembre de 1975, el llamado Acuerdo Tripartido de Madrid o Declaración de Principios entre España, Marruecos y Mauritania para entregar el territorio a estos dos últimos países. Un acuerdo que la ONU declaró nulo.
Sin embargo, se consumó el vergonzoso abandono de España del Sáhara, contraviniendo no solo el derecho internacional, sino también los mandatos de las Naciones Unidas, que consideraba -y sigue considerando- a este territorio una colonia con derecho a la autodeterminación y a España potencia administradora. Mauritania renunció a administrar su parte del Sáhara en 1979 y quedó ocupada únicamente por Marruecos. La guerra que se desencadenó entre el Polisario y Marruecos se prolongó hasta 1991. Ese año se firmó el alto el fuego en el llamado Plan de Acuerdo entre el Polisario y Marruecos. Su objetivo era organizar un referéndum que debía dilucidar entre la independencia del territorio o la integración a Marruecos. La ONU constituyó entonces la MINURSO para supervisar y organizar el referéndum. De hecho, la MINURSO, compuesta por 250 soldados y civiles, es el acrónimo de Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental.
Han pasado 29 años desde entonces y no se ha celebrado el referéndum, ni se celebrará, salvo que Marruecos tenga la certeza de obtener con él la anexión total. Es lamentable, como lo es que España no solo haya renunciado al Sáhara Occidental como potencia administradora, sino que de facto haya favorecido la anexión por parte de Marruecos. Ningún gobierno español democrático después de la muerte de Franco ha asumido sus responsabilidades históricas. O, lo que es lo mismo, todos han abandonado al pueblo saharaui y han hecho caso omiso del inequívoco y reiterado mandato de la ONU.
Hassan II, padre del actual rey de Marruecos, no jugó al azar la carta de la Marcha Verde el 6 de noviembre de 1975. Contó, entre otros valedores, con el respaldo logístico y político de Francia y de Estados Unidos. El reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara, el 10 de diciembre de 2020, por parte de Donald Trump, cuando era aún presidente de Estados Unidos, no solo hace saltar por los aires el derecho internacional, como subrayaron algunos africanistas, sino que demuestra sin tapujos qué es lo que ocurre desde hace 45 años en la última colonia africana. Sencilla y llanamente, la contumaz traición a un pueblo africano por intereses económicos, estratégicos e imperialistas.
Sáhara: se consuma la traición.