Fuente: https://arrezafe.blogspot.com/2022/01/rusia-no-es-afganistan-el-ejercito-ruso.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email 25 enero, 2022
Rusia no es Afganistan. El ejército ruso puede combatir de verdad. No lo pongan a prueba» — George Galloway
Fragmento de MOATS, programa de George Galloway
Transcripción del inglés: Arrezafe
Pero la gran noticia, la historia más importante es la que está aconteciendo en el este, lejos de nosotros, a miles de millas de aquí, a donde actualmente se está enviando personal y material británicos, forzados a tomar el camino más largo porque Alemania no quiere tomar parte con el puente aéreo que va de Londres a Kiev. El tema, por supuesto, es ¡la absolutamente inminente invasión rusa de Ucrania!, que ha sido «absolutamente inminente» desde antes de Navidad y será «absolutamente inminente» mañana o la semana que viene. Aunque hoy he oído decir a un general ucraniano que, en realidad, pensaban que Pascua sería el momento idóneo si tal invasión ocurriera.
Nuestros medios de comunicación, que nos mintieron sobre Irak, nos mintieron sobre las armas de destrucción masiva, nos mintieron sobre Yugoslavia, nos mintieron sobre Afganistán, nos mintieron sobre Libia, nos mintieron sobre Siria, los mentirosos divulgadores de mentiras, están mintiendo de nuevo, y, sin embargo, aún hay tontos entre nosotros que, cual reflejo de la rodilla, pueden ser arrastrados en la misma dirección con las mismas viejas preguntas: Bien, ¿qué vamos a hacer con Putin y con Rusia? Siempre me contengo a la hora de decir nosotros… ¿quién es nosotros? ¿Quién eres tú?, qué te imaginas, con unas fuerzas armadas que cabrían en su totalidad en el Villa Park, campo de fútbol de Aston Villa. Toda la armada, toda la fuerza aérea, todo el ejército al completo cabrían cómodamente en Villa Park. Hay más personas haciendo cola ante las taquillas para ver al Manchester United, que en todas tus fuerzas armadas. Por otra parte, Rusia es una superpotencia termonuclear e hipersónica. ¡Y la frontera rusa está en Rusia, y tú estás en Gran Bretaña! ¿Quién te inculcó la idea de que tú podrías tener algo que hacer en eventos que tienen lugar a miles de kilómetros de distancia entre Rusia y uno de sus vecinos?
Pero es muy difícil sacudirse la mentalidad imperial. Todavía hay gente así en este país, los veo incluso en mi cuenta de twitter, de la que, pensé, había eliminado a los más estúpidos, pero no, sigo viendo tontos que asumen esta propaganda respaldada por el estado, de que, de algún modo, Rusia ha hecho algo mal y debe ser castigada por… ¡nosotros! Imagínate.
Pues déjame decirte algo. Rusia no es una amenaza para nosotros, Rusia no nos está amenazando, pero nosotros sí somos una amenaza para Rusia, nosotros sí estamos amenazando a Rusia. Nuestras fuerzas armadas están en las fronteras de Rusia, las fuerzas armadas de Rusia no están ni han estado nunca en las nuestras. De hecho, si no fuera por la alianza de Rusia con nosotros en la Segunda Guerra Mundial, yo les estaría hablando ahora en alemán, aunque tampoco, porque no existiría un programa como este y ninguna persona como yo quedaría con vida. Pero no, lejos de atesorar y compartir, incluso en la distancia, ese fraternal recuerdo de aquella alianza en tiempos de guerra, hemos sido adoctrinados desde 1945 mediante una constante dieta de odio contra Rusia. De hecho, hemos llegado a tal punto que ahora se nos dice que debemos amar a Alemania y Japón y odiar a Rusia. Así de orwelliano se ha vuelto todo esto.
Esta misma mañana, Rusia fue acusada en la prensa británica de intentar situar ministros prorrusos en el gobierno de Ucrania. Todo lo contrario de lo que realmente sucedió en 2014, cuando se produjo un golpe de Estado en Ucrania para derrocar al presidente electo, incendiar el parlamento y hacer firmar a los parlamentarios, retenidos a punta de pistola, nuevas leyes prohibiendo el idioma ruso en Ucrania, a pesar de que una cuarta parte de los ciudadanos de Ucrania son rusos, muchos de ellos, ahora, ciudadanos rusos. Nacionalidad aparte, su origen étnico es ruso, su lengua y cultura son rusas. Pero fueron súbitamente ilegalizados por un régimen instalado mediante un golpe sufragado, organizado, inspirado y armado por Occidente, que ahora acusa a Rusia de conspirar para poner ministros prorrusos en el gobierno de Kiev.
¿Qué pasó con ese 25 por ciento de la población ucraniana? Bueno, decidieron que no aceptarían este golpe, la mayoría de ellos estaban muy contentos con el presidente electo que ya tenían, así que se declararon independientes de las autoridades golpistas de Kiev, sobre todo porque el poder de dichas autoridades descansa sobre verdaderas milicias de combatientes nazis que usan esvásticas y reverencian a Bandera, líder nacionalista ucraniano que en tiempos de guerra masacró a los judíos. No me estoy inventando nada de todo esto, querido espectador, querido oyente. Las personas de habla rusa en el este de Ucrania no quieren vivir bajo un gobierno cuyo poder depende de la lucha callejera de milicias que portan la esvástica, calzan botas altas para patear y son seguidores de el líder nazi ucraniano.
No creo ni por un instante que Rusia vaya a invadir Ucrania. He aquí un motivo. No creo que Rusia quiera hacerse cargo del caso perdido que es Ucrania, «el enfermo de Europa» que, según los diarios financieros y los propios periodistas ucranianos, está a punto de incumplir el pago de su deuda. ¿Quién querría apoderarse de Ucrania? La Unión Europea ciertamente no y tampoco Rusia. Pero lo que muy bien puede suceder, tal vez esta semana, a menos que las conversaciones del lunes entre Blinken y Lavrov sean capaces de evitarlo, lo que muy bien puede suceder es que Ucrania invada el Donbass, al este del país, cuyos habitantes no reconocen la autoridad de Kiev y a quienes, en un acuerdo firmado por el gobierno de Kiev en Minsk, se les garantizó que tendrían su autonomía.
Las fuerzas armadas ucranianas, ahora colmadas de armamento occidental, bien podrían intentar aprovechar este momento para atacar al 25 por ciento de la población que no quiere tener nada que ver con ellos. Y si eso sucede, todas las apuestas estarán cerradas, porque está claro que Rusia no se quedará de brazos cruzados mientras sus compatriotas son masacrados por las fuerzas ucranianas y sus batallones nazis de Azov, pertrechados con armas occidentales para llevar a cabo el trabajo sucio.
Así pues, la guerra podría estar cerca. Sin embargo, ¿qué hará la OTAN al respecto? Nada. La OTAN no peleará para defender a Ucrania, no irá a la guerra con Rusia porque sería una guerra muy corta, una guerra que terminaría en una derrota más ignominiosa incluso que la derrota de las fuerzas de la OTAN que recientemente se escabulleron en medio de la noche de Afganistán, perseguidos por hombres en bicicletas que calzan sandalias y portan carabinas.
Rusia no es Afganistán. Rusia no es Siria. Rusia no es Irak. El ejército ruso puede realmente combatir. No lo pongan a prueba.
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