Ríos de sangre obrera y trincheras con nuestros amorosos huesos

Fuente: https://elsudamericano.wordpress.com/2020/07/19/35020/                                                                                

“La Tribuna”. Rosario, 20 de setiembre de 1970

EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO       

20-9-1970

Parte de Guerra

I.- A las 13.30 hs. del 18/9/1970 el Comando “Chichito Barrios” del ERP copó la comisaría 24a. de la ciudad de Rosario. Al ser dada la voz de alto a los policías encargados de la custodia, estos desenfundaron sus armas disparando contra nuestros compañeros los que repelieron el fuego, produciéndose un tiroteo que duró 2 minutos y que arrojó como saldo la muerte del sargento Félix Ocampo y del cabo 1° Eugenio Leiva. El choque fue frontal, cayendo ambos con sus armas en la mano.

II.- El ERP advierte a las fuerzas de la represión: a) que la actitud de sus comandos será la misma para todo caso de resistencia; b) que la orden de resistir dada por sus cobardes oficiales los coloca del lado opuesto a la causa del pueblo; c) que lucharemos implacablemente contra los asesinos de Adolfo bello, Luis Blanco, Leonor Alarcón de García y de todos los que cayeron defendiéndola, como lo hicieron R. Baldú, Emilio Masa, Fernando Abal Medina, Gerardo Ferrari, Carlos Ramus, combatientes del pueblo.

III.- El ERP llama al pueblo argentino a organizarse en grupos armados para luchar contra la dictadura militar, asesina y pro yanqui, hasta derrocarla hasta construir una patria justa donde el trabajo del pueblo sea para el pueblo y no para una ínfima minoría de privilegiados.

SEGUIREMOS EL EJEMPLO DEL CHE

A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA. ERP

 

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AL PUEBLO ARGENTINO

Programa del Ejército Revolucionario del Pueblo

Con esta primera acción publicitada el Ejército Revolucionario del Pueblo, pasa a combatir en forma organizada, uniendo su actividad combatiente a la de otras organizaciones hermanas, asumiendo junto a ellas la responsabilidad militar en el proceso de guerra revolucionaria que ha comenzado a vivir nuestro pueblo, en su lucha contra la opresión económica, política, cultural y militar que la dictadura ejerce en representación del imperialismo yanqui y del capitalismo argentino. Es el comienzo de nuestra participación plena en la guerra de la Segunda Independencia, continuación de la que los fundadores de nuestra nacionalidad, el pueblo y los héroes, San Martín, Belgrano, Güemes, etc., sus soldados y guerrilleros los anónimos hombres y mujeres que se sacrificaron junto a ellos, libraron de 1810 a 1824, contra la dominación española. Hoy como entonces, la lucha será larga. Hoy como entonces debemos enfrentar a un enemigo superior. Hoy como entonces la guerra revolucionaria argentina y latinoamericana se desarrollará en un proceso prolongado que, comenzando con puñados de revolucionarios, irá encontrando apoyo popular, irá ganando los corazones y las mentes de las masas hasta el momento del triunfo final, solo posible con el concurso y la participación más plena y activa de la clase obrera, el estudiantado y todo el pueblo patriota antidictatorial y antiimperialista.

Porque esta es una guerra del pueblo, esta acción y nuestras operaciones posteriores tienen un objetivo principal, el despertar la conciencia popular, mostrar a todos los patriotas el camino revolucionario. Hacer patente a los que sufren ante el triste destino de nuestra patria, que ven con dolor a cuatro generales, uno de ellos el virrey Levingston apropiándose de todos los resortes del poder, comisionados a ojos vista por el imperialismo yanqui, que sufren explotación hambre y privaciones sintiendo en carne propia las brutales consecuencias de las política de la dictadura, que hay un camino para acabar estas injusticias y que ese camino es el de la guerra revolucionaria del pueblo.

Nuestro programa de lucha es claro.

Queremos la liberación nacional y social de nuestra patria. Queremos:

 

1°- En lo político.

  1. a) Ruptura con los pactos que nos comprometen con EE.UU. y otros países extranjeros, su publicación y su denuncia.
  2. b) Establecimiento de un sistema de gobierno de Democracia Social, Gobierno Revolucionario del Pueblo, dirigido por la clase obrera.
  3. c) Juzgamiento de los delincuentes políticos, usurpadores del poder, etc.
  4. d) Plena participación en el poder de todo el pueblo, a través de sus organismos de masas.

 

2°- En lo económico.

a) Ruptura de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo y todo otro organismo de control y penetración imperialista.

b) Expropiación sin pago y nacionalización de todas las empresas de capital imperialista y de los capitales nacionales que lo apoyen.

c) Nacionalización de la Banca y el Crédito.

d) Nacionalización del Comercio Exterior.

e) Reforma Agraria.

f) Administración obrero-estatal de todas las empresas nacionalizadas.

 

3°- En lo social.

a) Reforma Urbana. Expropiación de todas las viviendas alquiladas, propiedad de grandes capitalistas, y entrega en propiedad a sus inquilinos.

b) Alfabetización de todo el pueblo, establecimiento posterior de la enseñanza secundaria obligatoria y apertura de las universidades al pueblo mediante programas masivos de becas.

c) Eliminación de la desocupación y reapertura de las fábricas cerradas en la última década por el interés de las grandes empresas, en perjuicio de obreros y poblaciones.

d) jornales, pensiones y jubilaciones dignas que eliminen la miseria popular.

e) Absoluta libertad de cultos religiosos.

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4° En lo militar.

a) Supresión del ejército burgués, la policía y todo otro organismo represivo y su reemplazo por el Ejército Revolucionario del Pueblo y las Milicias Armadas Populares, es decir, por el pueblo en armas.

b) Todo militar o funcionario patriota que abandone los órganos represivos tiene su puesto de lucha en la fuerza militar popular.

 

ARGENTINOS: El Ejército Revolucionario del Pueblo convoca a todos los patriotas a asumir sus responsabilidades, a ocupar su puesto de lucha en nuestra guerra revolucionaria del Pueblo, en esta guerra de la Segunda Independencia. El General San Martín y el Comandante Guevara son nuestros máximos ejemplos: a seguir e imitar su pensamiento y acción y el de nuestros héroes y mártires del pasado y el presente es la tarea de la hora.

¡A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA!

Robi Uno

 

EL ÚNICO CAMINO HASTA EL PODER OBRERO Y EL SOCIALISMO

Documento del cuarto congreso | Partido Revolucionario de los Trabajadores. Marzo de 1968 

 

Carlos Ramírez [Mario Roberto Santucho]

Sergio Domecg [Oscar Demetrio Prada]

Juan Candela [Felis Helio Prieto]

 

[Capítulo IV]

QUÉ SENTIDO TIENE EL “RETROCESO” DE NUESTRA CLASE OBRERA.

Hemos establecido, mediante un análisis concreto, actual, que las condiciones objetivas para el desarrollo de la revolución verdadera están dadas. Hemos señalado que las dos primeras condiciones objetivas establecidas por los clásicos para el desarrollo de la revolución, incapacidad de la burguesía de resolver los problemas de desarrollo económico y falta de perspectivas de las capas intermedias, existen en nuestro país desarrolladas desigual mente en distintas regiones y todos los hechos concretos indican que se agudizarán en el futuro.

Ahora bien: existe en nuestro país “la clase capaz de tomar las riendas de la nación”, de aprovechar las condiciones objetivas favorables para la revolución socialista, de crear las condiciones subjetivas y de arrastrar a las clases intermedias tras su política?. Sí, existe. En nuestro país el capitalismo ha desarrollado una numerosa clase obrera con tradición de luchas económicas, organizada sindicalmente, que ha pasado por la experiencia del peronismo y constituye la fuerza social potencialmente revolucionaria, más importante de Latinoamérica. Así se complementan las condiciones objetivas revolucionarias.

Esta clase, tiene en estos momentos fuerza y experiencia suficientes como para hacer la revolución?. Como señalan Lenin y Trosky: “La revolución puede haber madurado, y los creadores revolucionarios de esta revolución pueden carecer de fuerzas suficientes para realizarla, entonces la sociedad entra en descomposición y esta descomposición se prolonga a veces hasta por decenios”. Se trata entonces de saber “si las clases revolucionarias tienen bastante fuerza para realizarla”.

Vamos ahora a estudiar el estado de la clase obrera, para ver de qué punto debemos partir para iniciar la lucha armada revolucionaria, en el curso de la cual se desarrollarán las fuerzas subjetivas necesarias para su futuro y lejano triunfo.

Frecuentemente en nuestro Partido se ha utilizado la descripción del estado de la clase como explicación de todos los males del país y partidarios, el “retroceso” es la fatalidad que nos deja sin perspectivas, a la espera de reanimamientos, “los males del retroceso sólo los cura el ascenso”.

Dentro de ese esquema tan simple y superficial como oportunista, el Partido y la situación objetiva no son nada, el estado de ánimo de la clase obrera lo es todo.

Lenin, a quien por suerte todavía nadie llama “putchista” en nuestro Partido, repudió siempre ese método de análisis, señalando que la política del Partido no debía determinarse en base al estado de la clase, sino de las posibilidades objetivas de desarrollo de la “verdadera” revolución. Ya hemos citado sus ejemplos recientemente.

Nosotros vamos a analizar el estado de la clase en el sentido leninista, no para explicar todos los males del Partido  o determinar las posibilidades de desarrollo de la revolución. Nosotros, como Lenin, creemos que las posibilidades de desarrollo de la revolución, se basan fundamentalmente en el análisis de las condiciones objetivas. Ese análisis ya lo hemos hecho precedentemente y nos permite afirmar la existencia de condiciones revolucionarias en todo el país y en especial en el norte.

Trataremos ahora de penetrar en el sentido del actual “retroceso” de la clase obrera, para tener un elemento más a tomar en cuenta, acerca de la forma mejor de luchar para movilizar a la clase obrera contra la dictadura y el imperialismo.

Nuestra clase obrera industrial, desde el surgimiento del peronismo hasta hoy, apoyó la política y las concepciones de la dirección peronista y la burocracia sindical. En esta etapa vivió ascensos y descensos, periodos de luchas y períodos de retroceso, pero el común denominador de todos ellos fue que la dirección burguesa y la burocracia sindical siguieran contando con el apoyo de la clase obrera, que sus concepciones, sus objetivos políticos, tanto en las épocas de auge de las luchas económicas como ellas las de retroceso, fueron tomados por la clase obrera como suyos.

Hoy la situación ha cambiado, la clase obrera vive una en intensa revolución ideológica. Las concepciones pequeño burguesas que le inculcó el peronismo, la confianza en las direcciones sindicales burocráticas, se encuentran profundamente corroídas por las duras derrotas sufridas en los últimos doce años y por el ejemplo que significa la existencia de una dirección revolucionaria continental: el castrismo. La orientación futura e inmediata de la clase obrera y el pueblo, estará determinada cada vez más,

1) por las condiciones objetivas de descomposición del capitalismo semicolonial y las subjetivas de existencia de un proceso de revolución latinoamericana y una dirección revolucionaria continental (a la que debemos agregar la existencia en la Argentina, por primera vez en 25 años, de un Partido revolucionario nacional, aunque pequeño y con poca influencia de masas) y;

2) por la política de tradición de su vieja dirección (el peronismo y la burocracia sindical).

De estos dos factores el decisivo es el primero. Por un lado las leyes de la historia son más fuertes que los aparatos burocráticos que no podrán ya adormecer por mucho tiempo el natural impulso revolucionario de la clase obrera y el pueblo en situaciones de crisis social. Por el otro, el desarrollo de la revolución latinoamericana y de nuestro Partido dotarán a las masas de la dirección que necesitan para superar su actual retroceso.

Nuestra tarea fundamental en todo este período que va de la actual etapa de retroceso hasta el próximo reanimamiento de la lucha de clases, consiste en superar la contradicción existente entre:

1) la madurez de las condiciones objetivas para la revolución en la Argentina, y el desarrollo avanzado de la lucha de clases en el continente, por un lado; y,

2) la falta de madurez revolucionaria de la clase obrera y el pueblo (confusión y desánimo en el viejo proletariado, falta de experiencia revolucionaria en el joven, falta de conciencia socialista en general) y el retroceso de la lucha revolucionaria en nuestra patria en relación al resto del continente, por el otro.

No están dadas las condiciones objetivas para que ese retroceso desemboque en la integración al régimen como ocurriera en los países metropolitanos, (laborismo, ALF-CIO). Por primera vez en 25 años comienzan a darse las condiciones para que un reanimamiento de la clase obrera desemboque en un auge “verdaderamente” revolucionario. En la preparación y en el curso de ese auge, se fortalecerá, desarrollará y adquirirá influencia en grandes sectores de masas, nuestro Partido: en la preparación armada y en el curso de ese auge, nuestro Partido fortalecerá el ejército revolucionario, sin el cual, desde Lenin hasta el presente, todos los revolucionarios sabemos que la victoria es imposible, y al cual debemos comenzar a crear ya mismo, con la preparación e iniciación de la lucha armada.

La única posibilidad de que las fuerzas que temple nuestra clase, en el caldero de sus sufrimientos cotidianos, y que inevitablemente llevarán a un reanimamientos de sus luchas, desemboquen en un auge revolucionario, residen en nuestro Partido. Es la única fuerza revolucionaria existente en el país, de su audacia y decisión, de su capacidad de indicar a los más amplios sectores de la clase -mediante una vigorosa campaña de propaganda y agitación- la salida política a la actual situación, de su capacidad para preparar, iniciar y desarrollar -estrechamente ligado a las clases revolucionarias- la lucha armada contra el régimen y el imperialismo, depende la suerte de la revolución en los próximos años. La clase obrera tensa sus fuerzas para un reanimamiento de contenido distinto a todos los anteriores, desorientada y a la espera de un polo revolucionario que le indique el camino a seguir. Ella, que aún bajo las más podridas direcciones reformistas supo dar muestras de heroísmo, sabrán cumplir con su cometido. Somos nosotros los revolucionarios conscientes quienes debemos cumplir con el nuestro.

(Por razones de seguridad hemos suprimido el análisis de las relaciones entre la vanguardia revolucionaria y región revolucionaria y la respuesta a la pregunta cómo, dónde y cuándo, debe iniciarse la lucha armada).

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RELACION MILITAR ENTRE EL CAMPO Y LA CIUDAD EN LA PRIMERA ETAPA DE GUERRA REVOLUCIONARIA

Dentro de nuestra estrategia de guerra civil prolongada, la creación de una fuerza militar revolucionaria estos nuestro objetivo táctico principal.

Dentro de nuestra estrategia de poder, que el proletariado industrial de las ciudades y sus aliados inicien un auge revolucionario contra la dictadura bonapartista y el imperialismo es otro objetivo estratégico que debe ser subordinado tácticamente a la estrategia de guerra civil prolongada. La experiencia de todas las revoluciones enseña que el proletariado no obtiene el poder en  su primer alzamiento revolucionario. Lo más probable es que en sus primeros intentos sea derrotado, hasta que atesore la suficiente experiencia de lucha y organice un ejército revolucionario capaz de derrotar al ejército del régimen; el Partido revolucionario debe trabajar tesoneramente en la preparación de ese auge pero sabiendo que es muy difícil que en su primer intento “verdaderamente” revolucionario la clase obrera tome el poder, y que desde el comienzo mismo del auge el Partido debe preparar su posible repliegue. Por eso decimos que el auge revolucionario del proletariado es táctico en relación a la estrategia de guerra civil prolongada.

Ahora bien: ¿qué es táctico en relación a nuestro objetivo estratégico de formación de una fuerza militar revolucionaria?. Desde ese ángulo el levantamiento del conjunto del proletariado debe también ser considerado táctico, durante un primer período. Es táctico en relación al objetivo estratégico de construir un ejército revolucionario; objetivo  que se logra estratégicamente en el campo.

“Es fundamental en nuestro país la lucha del proletariado urbano”. Los compañeros que dicen eso tienen razón, pero señalan una verdad a medias. La lucha del proletariado urbano es fundamental, por ser la clase motor de la revolución, pero en la etapa actual de lucha contra el imperialismo no tiene posibilidad alguna de triunfar si no es respaldada por un ejército revolucionario estratégicamente construido en el campo. Y esto es así por varias razones. Ya Engels y Lenin habían señalado la imposibilidad de llevar a cabo una guerra de posiciones, o una guerra de movimientos de grandes unidades combatientes del proletariado en las ciudades. Lenin resolvió el problema aconsejando al proletariado organizarse en grupos reducidos de tres a cinco, que libraran una guerra de guerrillas de gran movilidad, sin defender posiciones.

En nuestra época la situación ha variado totalmente. Como hemos visto en detalle, si bien como perspectiva histórica las crisis del imperialismo es inevitable, el levantamiento de las masas oprimidas de las metrópolis seguro, y la derrota del imperialismo en manos de esas masas no menos segura; eso está muy lejos de producirse, tendrá que avanzar mucho más antes la revolución de los países coloniales y semi-coloniales para que ocurra.

Hasta tanto suceda, el imperialismo es una fuerza militar muy poderosa, con una gran cohesión y poder técnicos de destrucción, su intervención para aplastar la revolución se produce siempre que los gobiernos y ejércitos títeres tambalean, por lo tanto es imposible resistir en una guerra de posiciones en las ciudades, al ejército imperialista. La revolución en la República Dominicana es un ejemplo de lo que decimos.

En todos los países dependientes la tendencia es a eliminar los gobiernos de características democrático-burguesas para reemplazarlos por dictaduras militares que, ya en una primera etapa, le plantean al movimiento obrero la imposibilidad de desarrollar movilizaciones de masas y, menos que menos, defender posiciones ocupadas, ya sean fábricas o barrios.

A lo máximo que puede llegarse en las ciudades, es la formación de pequeñas unidades de combate que lleven a cabo acciones de guerrillas urbanas. Algunas estarán combinadas y otras no con movilizaciones de masas.

Solamente en zonas geográficamente favorables y contando con el apoyo de la población, es posible la formación de columnas móviles numerosas que lleven a cabo una guerra de movimientos. Sin la formación de estas columnas móviles es imposible hablar de ejército revolucionario, a menos que se quiera confundir el problema llamando ejército revolucionario a los desperdigados destacamentos de combate que operan en las ciudades y que nunca, por sí solos, ni aun contando con la movilización masiva del proletariado, podrán derrotar a los modernos ejércitos del imperialismo.

Todo esto debe tenerse en cuenta al combatir las tendencias aventureras que formulan llamados prematuros a la insurrección.

Pero todos estos motivos, por una etapa de varios años, la formación de un ejército en el campo es nuestra estrategia para la creación del ejército revolucionario; y la creación de centenares de destacamentos armados obreros y populares que actúen en las ciudades: 1) apoyando las movilizaciones de masas, y 2) llevando a cabo una acción militar independiente; es nuestra táctica fundamental que debe estar subordinada a aquella estrategia.

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CARACTER ESTRATEGICAMENTE DEFENSIVO Y TACTICAMENTE OFENSIVO DE NUESTRA GUERRA REVOLUCIONARIA EN UNA LARGA PRIMERA ETAPA, SUS FORMAS ESPECÍFICAS EN LA CIUDAD Y EL CAMPO

La lucha armada revolucionaria, tendrá un carácter estratégicamente defensivo en todo el país y en toda la región sur.

El carácter ofensivo o defensivo de una estrategia debe establecerse tomando el conjunto de las relaciones de las fuerzas políticas y militares que actúan en el continente, la región, el país y dentro de una zona del país.

Iniciada la lucha armada revolucionaria con minoría de fuerzas en el continente, en la región, el país y la zona del país; el Partido y el ejército durante una larga primera etapa que llevará muchos años, se verá obligado, si no quiere sufrir y hacer sufrir a las masas serios reveses, a darse una estrategia defensiva.

Esto quiere decir que el Partido tomará en cuenta que las fuerzas de la revolución son más débiles que las de la contrarrevolución; que si bien las oligarquías y el imperialismo defienden sus privilegios de explotadores ante la perspectiva histórica de que le serán arrebatados por las clases revolucionarias; en el terreno militar y político, en la presente etapa, tienen una fuerza abrumadoramente superior a la de la revolución y, apenas esta desarrolle la lucha armada, se colocarán a la ofensiva en todos los frentes tratando de reprimirla.

En todo momento debemos tener en cuenta esta relación de fuerzas al conjunto de la situación, porque si nos dejamos guiar por la situación parcial en una breve etapa de tiempo o en una estrecha región podemos sobrestimar nuestras propias fuerzas y subestimar las del enemigo, y sufrir duras derrotas.

Esto implica que debemos combatir teniendo en cuenta nuestra debilidad y siendo conscientes de que la superaremos con el correr del tiempo si combatimos bien y con una política justa.

El error que cometen los oportunistas es que se dejan impresionar por aspectos parciales, y de allí sacan conclusiones generales sin tomar en cuenta el conjunto de la situación, o bien que confunden las perspectivas históricas a largo plazo, con la realidad de la presente etapa de nuestra revolución. Su método ha sido definido en el marxismo como método metafísico y consiste en juzgar los aspectos parciales por separado, sin tomar en cuenta su relación con él todo y con la realidad; es el método que guía en muchas oportunidades el pensamiento de Moreno y que puede llevar al Partido a errores fatales.

El carácter estratégico defensivo de una larga primera etapa de la revolución, debe tomarse en cuenta para combatir a las tendencias, como la de Moreno, que por seguir un método metafísico de pensamiento, se dejan impresionar por cualquier aspecto parcial de la situación -como ha ocurrido con la guerrilla Boliviana que, según él cambia la etapa en Bolivia de defensiva en ofensiva- y adoptan posiciones aventuras qué, si por un milagro, llegan a tener influencia en las masas, pueden provocar duras derrotas o en el mejor de los casos, dan perspectivas falsas que desorientan al Partido.

Por otra parte, debe tenerse en cuenta que, por razones políticas y militares, toda operación táctica de lucha armada debe prepararse y librarse con un criterio ofensivo, procurando mantener la iniciativa y concentrar la mayoría de fuerzas contra el enemigo.

Debemos tener en cuenta que esto es posible y necesario, para combatir a los aventureros que quieran hacernos librar batallas innecesarias de condiciones, y para combatir a los seguidistas que partiendo del estado de retroceso de la clase obrera, consideran que es imposible librar exitosamente acciones armadas.

La primera conclusión importante que debemos sacar de nuestra estrategia defensiva para la primera etapa, es la necesidad de un fuerte aparato ilegal del conjunto del Partido antes de emprender acciones militares. Si no lo hacemos, si nos dejamos guiar por las irresponsables caracterizaciones de Moreno que considera que la lucha armada en el norte y Bolivia no modificará para nada la situación del Centro y Litoral, que no toma en cuenta que deberemos colocarnos a la defensiva en el conjunto del país, seremos liquidados en cuatro días.

El desarrollo del ejército revolucionario en el campo depende más de la corrección de su mando, que de las fluctuaciones en las condiciones económico-sociales y del estado de ánimo de la clase obrera. Aunque si se produce un cambio cualitativo en el régimen burgués, y éste, logra superar su crisis crónica para iniciar un pujante desarrollo de su economía, este cambio afecta grandemente el curso de la guerra revolucionaria. Lo que es necesario tener en cuenta es que la economía argentina no puede resolver el estado de miseria del campesinado y la crisis aguda de la economía en el norte. Manteniéndose esas bases el desarrollo del ejército revolucionario dependerá fundamentalmente de la corrección de su mando. Si tenemos un mando decidido, audaz e inteligente, dispuesto a los mayores sacrificios; y un Partido y una estrategia nacional y continental, el crecimiento de nuestra fuerza militar será constante y ascendente, independientemente de las marchas y contramarchas, avances y retrocesos que necesariamente habrá de efectuar; y estará vinculado tanto a la lucha en el resto del país, como a toda la región sur.

El desarrollo de la lucha armada revolucionaria en los grandes centros industriales, en cambio, seguirá pautas y una dinámica distinta. Dentro de la primera etapa estratégicamente defensiva, habrá épocas en que la clase obrera se movilizará colocándose a la ofensiva táctica contra el régimen, se libraran grandes batallas que inicialmente serán ganadas por el enemigo y desde el comienzo de las cuales es necesario preparar el redespliegue y se abrirán largos períodos de retroceso en los cuales la clase obrera en su conjunto no participará en la lucha de guerrilleras en el campo y la ciudad, y nuestro Partido y los destacamentos armados deberán librar mil pequeños encuentros tácticos, algunos subordinados a la estrategia del ejército revolucionario, otros ligados a las necesidades inmediatas de la lucha de clases y tendientes a provocar un nuevo reanimamiento de la lucha de la clase obrera; otros por fin, tendientes al financiamiento del Partido y los combatientes.

No debe olvidarse, en fin, que toda lucha revolucionaria recorre inelectablemente tres etapas: en la primera la revolución está poco desarrollada, en inferioridad de condiciones y tiene una estrategia defensiva; en la segunda, gracias a la lucha revolucionaria se produce un equilibrio de fuerzas en el cual la revolución prepara sus fuerzas para pasar a la ofensiva; en la tercera, la revolución pasa a la ofensiva y el enemigo se defiende. Esta dinámica inevitable casi seguramente provocará la intervención del imperialismo y transformará la guerra civil revolucionaria en guerra nacional antiimperialista. Pero en esta etapa, el desarrollo continental de la revolución colonial y de la revolución socialista provocara el derrumbe final del imperialismo y el triunfo de nuestra revolución será inevitable!.

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EL COMBATIENTE – DICIEMBRE 1971

“Como dijimos, el GAN es un intento del Ejército, más concretamente del grupo que responde a Lanusse, de ampliar la base social de su dominio y aislar así a la guerrilla y a la vanguardia clasista y estudiantil que ellos visualizan con justeza como el verdadero y peligroso enemigo.

Comprobado el fracaso y desprestigio de la Dictadura Militar, los militares descubren con preocupación que por detrás de sus viejos adversarios, los políticos burgueses, entra en el campo de batalla una nueva fuerza muy diferente, las fuerzas revolucionarias, que se anuncian como los enterradores del  régimen capitalista.

La casta militar estaba acostumbrada a disputar el poder en términos no antagónicos dentro del mismo campo burgués, con los políticos burgueses o entre distintos sectores militares, pero siempre respetando el capitalismo, la dominación burguesa e imperialista.

Hoy, en cambio, entra en batalla la clase obrera y el pueblo, manifestando en los cordobazos su unidad, decisión y su odio a la Dictadura, al capitalismo y al imperialismo y en las unidades guerrilleras y las organizaciones clasistas la capacidad de librar la lucha organizadamente, con eficacia, continuidad y elevada moral.

Esto ha ejercido un efecto mágico en el campo enemigo, convenciendo al sector Lanusse de la necesidad de buscar nuevamente el apoyo delos sectores burgueses. Así, los antiguos “enemigos” se han convertido en “adversarios” y ha surgido la estrategia del GAN.

El sueño de Lanusse es lograr el máximo acuerdo con el peronismo y el radicalismo, principalmente, con las mínimas concesiones, es decir, llevar a buen término su plan, desembocando en un nuevo gobierno parlamentario proimperialista controlado desde bambalinas por el Ejército cediendo lo mínimo posible…”

Robi-Negro

 

EL COMBATIENTE – FEBRERO 1972

“…La crisis actual de la Argentina capitalista no tiene ninguna posibilidad de ser superada a corto o a mediano plazo, por ningún gobierno burgués.

El gobierno que surja del proceso electoral próximo, lo mismo si es o no peronista, estará incapacitado para concretar ni siquiera soluciones mínimas. Porque la única forma de solucionar los problemas actuales es mediante una revolución profunda, socialista, proletaria, que expropie sin hesitar el capital imperialista y monopolista, independice el país, y movilice revolucionariamente el pueblo, tareas que de ninguna manera piensa ni puede llevar adelante el peronismo burgués, ni ninguna otra de las grandes fuerzas políticas burguesas.

De manera que a un plazo relativamente breve, el gobierno parlamentario que surja de las elecciones estará completamente desprestigiado, las masas no esperarán más de él y se orientarán hacia la guerra popular.

En el caso de un gobierno peronista, este proceso no será más lento porque la posibilidad de maniobra, producto de la confianza de las masas, será contrarrestada por que esta confianza favorecerá también la movilización obrera y popular por reivindicaciones inmediatas.

Así, un nuevo gobierno parlamentario se encontrará con las masas en la calle con la ampliación de la lucha de masas obligado desde bambalinas por las FF.AA. a reprimir violentamente…”

Robi

EL COMBATIENTE – MARZO DE 1973

“…Una política como la que se propone aplicar el peronismo, ceñida a los marcos del sistema capitalista, está imposibilitada para dar pasos ciertos en dirección a la recuperación nacional. en la situación actual de nuestro país, con una gravísima crisis estructural de la economía capitalista, con la industria y la banca en manos del capital imperialista, con un sólido y homogéneo ejercito  contrarrevolucionario, es inaplicable ninguna política reformista. A partir del 26 de mayo el gobierno peronista estará entre la espada y la pared, entre la enorme presión del movimiento de masas movilizado por sus reivindicaciones y la burguesía y el ejército opuestos al otorgamiento de conquistas y presionando constantemente por reprimir. Sin otra salida para mantenerse que ceder a las exigencias represivas, sin posibilidades de aplicar una política reformista de tercera posición, de conciliación entre el capital y el trabajo.

Todo esto no significa desconocer que el reemplazo de la Dictadura Militar por un gobierno peronista disimulará en un primer momento el enfrentamiento masas populares – estado capitalista. En un primer período , la movilización de masas no estará dirigida contra el Estado, sino que se circunscribirá al ataque a las empresas o grupos de empresas.

Ante la represión por fascistización del gobierno o por una Dictadura Militar surgida de un nuevo golpe, la clase obrera y el pueblo reorientarán su lucha enfilando recién contra el gobierno burgués, contra el Estado capitalista…

…Pero lo que dominará el escenario de los próximos meses en la política argentina será el papel de las masas obreras y populares y de sus expresiones de vanguardia. Estimulado por las posibilidades legales abiertas, el pueblo argentino se lanzará decididamente a la calle por sus reivindicaciones inmediatas, por los aumentos de salarios, contra el alza del costo de la vida, contra los despidos, contra los atrasos de jornales, por la libertad de los combatientes, contra la burocracia sindical. Y esa nueva alza de la lucha reivindicativa y política de las masas adoptará formas y métodos surgidos tanto del actual contenido de sus luchas como de su más reciente experiencia combativa…

…Para los revolucionarios no hay tiempo que perder. La actividad, energía y resolución en el cumplimiento de nuestras tareas preparatorias, adquiere en estos momentos importancia estratégica. El grado de preparación, la consistencia, unidad y claridad de objetivos que logran las fuerzas revolucionarias y progresistas en los próximos meses de preparación, será  determinante en el curso posterior de los acontecimientos.

Estas tareas de preparación comprenden los siguientes aspectos:

  1. Impulsar una amplia movilización por la libertad de los combatientes y demás presos políticos y sociales, por la derogación de toda la legislación represiva, por una amplia legalidad para todos los partidos y la prensa de izquierda, por la investigación de los hechos de Trelew y el juzgamiento de los responsables de los fusilamientos.
  2. Luchas por las reivindicaciones inmediatas de las masas por aumentos de jornales, contra el alza del costo de la vida, contra la desocupación y los despidos, contra las camarillas sindicales burocráticas.
  3. Fortalecer y ampliar las unidades guerrilleras mediante la multiplicación de las acciones pequeñas y medianas íntimamente ligadas a las luchas de masas, y el estrechamiento de vínculos entre las distintas organizaciones armadas, en camino hacia la unidad.
  4. establecer y ampliar estrechos vínculos fraternales entre todas las organizaciones políticas obreras, populares y progresistas. Eliminar roces e impulsar un trabajo unitario en torno a los puntos de convergencia frente al enemigo común.
  5. Contrarrestar la propaganda contrarrevolucionaria en el seno de las FF.AA. dirigiéndose fundamentalmente a los soldados conscriptos.
  6. Promover y desarrollar la total independencia de la clase obrera respecto a todo intento burgués de integración o conciliación de clases, y permanecer abiertos al apoyo crítico activo a cualquier medida progresista que pudiera insinuar el gobierno peronista.
  7. Avanzar prioritariamente en la construcción y desarrollo del Partido marxista-leninista en torno a nuestro Partido.”

 

Carta a Robi

PORQUÉ EL E.R.P. NO DEJARÁ DE COMBATIR –  REPUESTA AL PRESIDENTE CÁMPORA

Mayo de 1973

 

RESPUESTA AL PRESIDENTE CÁMPORA

El gobierno que el Dr. Cámpora presidirá representa la voluntad popular. Respetuosos de esa voluntad, nuestra organización no atacará al nuevo gobierno mientras éste no ataque al pueblo y a la guerrilla. Nuestra organización seguirá combatiendo militarmente a las empresas y a las fuerzas armadas contrarrevolucionarias. Pero no dirigirá sus ataques contra las instituciones gubernamentales ni contra ningún miembro del gobierno del Presidente Cámpora.

En cuanto a la policía, que supuestamente depende del Poder Ejecutivo, aunque estos últimos años han actuado como activo auxiliar del ejército opresor, el ERP suspenderá los ataques contra ella a partir del 25 de mayo, y no la atacará mientras ella permanezca neutral, mientras no colabore con el ejército en la persecución de la guerrilla y en la persecución a las manifestaciones populares. Tal es la posición de nuestra organización, que ahora anunciamos públicamente y que difiere de las expectativas del Presidente electo.

En efecto, el Presidente Cámpora en recientes declaraciones a pedido a la guerrilla una tregua para “comprobar o no si estamos en la senda de la liberación y vamos a lograr nuestras objetivos”. Este pedido surgió como consecuencia de varias acciones de la guerrilla, entre ellas el secuestro de Áleman y el ajusticiamiento de Iribarren. Se entiende entonces que el pedido del Presidente Cámpora implica la suspensión total del accionar guerrillero, incluidas las acciones contra el ejército y contra las grandes empresas explotadoras.

 

ALGUNOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Para dar nuestra respuesta a ésta declaración, para comprender la actitud que nuestra organización ha resuelto adoptar a partir del 25 de mayo, necesitamos recordar al Presidente Cámpora algunos antecedentes de la política nacional.

En setiembre de 1955 la dirección del movimiento político que el Presidente Cámpora representa a aconsejó al pueblo “no derramar sangre”, “evitar la guerra civil”, “esperar”. Los militares aprovecharon la desorganización y desorientación de la clase obrera y el pueblo para golpear duro, avasallar las organizaciones populares. La única sangre que no se derramó fue la de los oligarcas y de los capitalistas. El pueblo, en cambio, vio morir masacrados y fusilados a decenas y decenas de sus mejores hijos.

En 1958 la dirección de la organización política que el Presidente Cámpora representa aconsejó al pueblo votar a la fórmula radical de Frondizi y dar un crédito a este gobernante y su equipo para cumplir con su programa de “liberación nacional”. El pueblo siguió este consejo y el resultado es por todos conocidos. Frondizi prometió terminar con la dependencia y en realidad dio vía libre al ejército para con el plan CONINTES aplastar la heroica resistencia peronista. Frondizi prometió entregar democráticamente las organizaciones obreras intervenidas a sus verdaderos dirigentes y en realidad las entregó a la burocracia traidora y lanzó una bárbara represión contra el activismo clasista y antipatronal en fábrica barriendo a gran parte de los dirigentes combativos en gran medida con la ayuda de la “camiseta peronista” agitada por Vandor como ahora lo hace Rucci, para engañar a las masas y desplazar a los dirigentes y activistas leales a su clase.

En 1966, poco después del 28 de junio la dirección del movimiento político que el Presidente Cámpora representa pidió al pueblo “desensillar hasta que aclare”, dejar accionar al nuevo gobierno militar de Onganía para ver si cumplía con la “Revolución Nacional” anunciada. Los Rucci de aquella época, Vandor, Alonso, Taccone y Cía, no vacilaron en apoyar abiertamente a la Dictadura Militar, acompañaron a Onganía en su viaje a Tucumán, el 9 de julio de 1966 despertando y alentando esperanzas en amplios sectores de las masas. Onganía, el Ejército y las patronales aprovecharon esta tregua para lanzarse bárbaramente a reprimir al pueblo, a descabezarlo, a liquidar la nueva dirección revolucionaria que comenzaba a surgir.

Hoy, de la misma manera, Ud. Presidente Cámpora, pide a la guerrilla una tregua la experiencia nos indica que no puede haber tregua con los enemigos de la Patria, con los explotadores, con el ejército opresor y con las empresas capitalistas expoliadoras. Que detener o disminuir la lucha es permitirles reorganizarse y pasar a la ofensiva.

Hoy, ya no estamos dispuestos a ser engañados una vez más, ni estamos dispuestos a contribuir con el engaño que se prepara contra nuestro pueblo.

Ud. Presidente Cámpora habla en su discurso del 8 del corriente de “unidad nacional”. Entre otros conceptos habla de constituir entre “pueblo y FF.AA. una unidad indestructible ante cualquier asechanza”. Hablar de unidad nacional entre el ejército opresor y los oprimidos, entre los empresarios explotadores y los obreros y empleados explotados, entre los oligarcas dueños de campos y hacienda y los peones desposeídos, es como encerrar en una misma pieza al lobo y las ovejas recomendándoles a ambos mantener buena conducta.

Si Ud. Presidente Cámpora quiere verdaderamente la liberación debería sumarse valientemente a la lucha popular: en el terreno militar armar el brazo del pueblo favorecer el desarrollo del ejército popular revolucionario que está naciendo a partir de la guerrilla y alejarse de los López Aufranc, los Carcagno y Cía., que lo están rodeando para utilizarlo contra el pueblo, en el terreno sindical debe enfrentar a los burócratas traidores que tiene a su lado y favorecer decididamente el desarrollo de la nueva dirección sindical clasista y combativa que surgió en estos años de heroica lucha antipatronal y antidictatorial, enfrentada a la burocracia cegetista; en el terreno económico realizar la reforma agraria, expropiar a la oligarquía terrateniente y poner las estancias en manos del Estado y de los trabajadores agrarios; expropiar para el Estado toda gran industria, tanto la de capital norteamericano como europeo y también el gran capital argentino, colocando las empresas bajo adminitración obrero-estatal, estatizar todos los bancos de capital privado, tanto los de capital imperialista como de la gran burguesía argentina.

Pero este programa está muy lejos de las intenciones y posibilidades de vuestro gobierno. Tanto por quienes lo integran, como por el programa y los métodos, vuestro gobierno no podrá dar ningún paso efectivo hacia la liberación nacional y social de nuestra Patria y de nuestro Pueblo.

Eso lo sabe Ud. tan bien como nosotros. Ud. sabe que no entra en los propósitos del nuevo gobierno parlamentario ni desarmar al ejército opresor, ni terminar con la oligarquía terrateniente ni terminar con el gran capital explotador tanto imperialista como nacional. Al contrario. En este último aspecto, por ejemplo se habla de grandes radicaciones de capitales europeos. Nadie que quiera verdaderamente la liberación de nuestra Patria puede pensar en seguir hipotecándola y entregándola a la voracidad del capital imperialista.

Frondizi, sin ir más lejos, anunció también que grandes “radicaciones” de capital serían beneficiosas para la economía nacional, y ya conocemos los resultados. ¿O acaso el Presidente Cámpora ignora lo que los obreros de Fiat han señalado reiteradamente, que el capital imperialista italiano es tanto o más explotador que el yanqui? ¿A caso el Presidente Cámpora ignora que debido al alto grado de entrelazamiento del capitalismo mundial, las palancas de las grandes empresas europeas se mueven en general desde Norteamérica?.

En estas circunstancias, llamar a la tregua a las fuerzas revolucionarias es, por lo menos, un gran error. Por el contrario los verdaderos intereses de la clase obrera y el pueblo exigen redoblar la lucha en todos los terrenos intensificar la movilización de las masas, intensificar las operaciones guerrilleras, incorporar a la lucha a sectores cada vez más amplios de las masas. Dar tregua en estos momentos al enemigo es darle tiempo para preparar una contraofensiva que entre otras cosas, encuanto deje de convenirle, barrerá sin contemplaciones el nuevo gobierno parlamentario. Es necesario, más necesario que nunca continuar hostigando al gran capital expoliador y al ejército opresor, sostén del injusto régimen capitalista, desarrollando al máximo todo el inmenso potencial combativo de nuestro pueblo. La batalla por la liberación que ha comenzado, está muy lejos de terminar. Sólo hemos dado nuestros primeros pasos y así lo entiende nuestro pueblo. Los elementos antipopulares con López Aufranc y Lanusse a la cabeza, incluidos dirigentes peronistas burgueses, pretenden confundir dando a la elección del 11 de marzo un carácter de culminación de un proceso y sostienen la mentira de que el pueblo votó por la pacificación. Todos sabemos que eso es falso, que el pueblo votó por la liberación de los combatientes, contra la Dictadura Militar opresora.

 

NO DAR TREGUA AL ENEMIGO

Por lo ante dicho, el ERP hace un llamado al Presidente Cámpora, a los miembros del nuevo gobierno y a la clase obrera y el pueblo en general a no dar tregua al enemigo. Todo aquel que manifestándose parte del campo popular intente detener o desviar la lucha obrera y popular en sus distintas manifestaciones armadas y no armadas con el pretexto de la tregua y otras argumentaciones, debe ser considerado un agente del enemigo, traidor a la lucha popular, negociador de la sangre derramada.

 ¡Ninguna tregua al ejército opresor!

¡Ninguna tregua a las empresas explotadoras!

¡Libertad inmediata a los combatientes de la Libertad!

¡Fuera la legislación represiva y total libertad a la expresión y organización del pueblo!

¡Por la unidad de las organizaciones armadas!

¡A vencer o morir por la Argentina!

 

EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO. Comité militar nacional

 

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LAS DEFINICIONES DEL PERONISMO Y LAS TAREAS DE LOS REVOLUCIONARIOS.

Mario  Roberto Santucho

El COMBATIENTE N° 82 a 85, del 20 de julio al 10 de agosto de 1973

INTRODUCCIÓN

 El 13 de julio de 1973, a sólo 48 días de haber asumido el gobierno después de un largo y conflictivo proceso electoral, el Presidente Héctor J. Cámpora y el Vice-presidente  Solano Lima, renunciaron sorpresivamente a sus respectivos cargos. Este hecho, caracterizado con justeza por el Partido Revolucionario como un autogolpe contrarrevolucionario, marcó el decidido viraje a la derecha del gobierno peronista, viraje que ya se venía insinuando dramáticamente desde el 20 de junio.

El presente folleto analiza la política nacional a partir del autogolpe y está integrado por una serie de artículos publicados como editoriales, por el autor, en los números 82, 83, 84 y 85 del semanario EL COMBATIENTE, órgano oficial del PRT a los que se agrega el capítulo “La Unidad Obrera y Popular”.

Buenos aires,  agosto de 1973

 

Índice

 El autogolpe contrarrevolucionario del 13 de julio

El rol del general Perón

La unidad de la burguesía

La unidad obrera y popular

Las últimas definiciones

 

El autogolpe contrarrevolucionario del 13 de junio

a menos de tres meses de la instalación del Gobierno Parlamentario, el pueblo argentino ve con preocupación y asombro que no se resuelven ni encaran los problemas fundamentales del país y que por el contrario, se afianza en el  Gobierno y en el peronismo una línea  contrarrevolucionaria, continuista, que sigue con la política antipopular y antinacional de la Dictadura Militar. El pueblo argentino ve con sorpresa y asombro que el presidente Cámpora, el Ministro Righi, todo un sector que tímidamente tendió a ceder los reclamos y cumplir aunque sea en mínima parte  con las  promesas electorales, que se resistió, que se opuso, a los intentos represivos de la camarilla fascista de López Rega, es desplazado de un plumazo por un repentino autogolpe organizado en “palacio” sin la más mínima participación popular. La clase obrera y el pueblo argentino ve con indignación que los gestores de este autogolpe reaccionario son los odiados enemigos del pueblo, los Comandantes en Jefe con Carcagno a la cabeza, los burócratas sindicales traidores Rucci, Calabró y compañía, el siniestro personaje López Rega.

La clase obrera y el pueblo argentino ven con asombro y preocupación que el General  Perón avanza hacia el poder de la mano de los Carcagno, los Rucci, los López Rega, apartando de su lado los elementos menos corrompidos e ignorando por completo a las organizaciones armadas peronistas, al peronismo progresista y revolucionario, a las bases obreras y populares.

Los trabajadores y el pueblo en general, que en su mayoría votó las listas del Frejuli en las recientes elecciones, pronunciándose contra la Dictadura Militar y albergando esperanzas en cambios revolucionarios, se pregunta qué pasa, a qué se debe la repentina amistad entre los militares y la dirección del movimiento peronista que hasta días antes de la elección parecían enemigos irreconciliables, a qué se debe la renuncia de Cámpora, de Righi, de Puig, a qué se debe el ataque abierto al Gobierno y a la CGT de Córdoba, a qué se debe este nuevo llamado a elecciones. Desconfía de los teje y manejes, de las trenzas de la cúpula, pero no encuentra una clara respuesta. Quiere creer en Perón, en su disposición revolucionaria, en su patriotismo y amor al pueblo, pero los hechos obligan a dudar, a reflexionar, a plantearse cruciales interrogantes.

Pero aún, trabado en su acción por la confusión, por las dudas y preocupaciones, por la sorpresa y el asombro, el pueblo argentino adquiere día a día más conciencia política, se esfuerza por comprender y actuar, por tomar en sus firmes manos el destino de la patria, por encarar los gravísimos problemas del pueblo y del país, continua su lucha y se orienta inexorablemente hacia la revolución, hacia la conciencia y la acción revolucionaria, hacia la realización de la verdadera revolución que salvara a nuestra patria y a nuestro pueblo, hacia la revolución socialista de liberación nacional y social que hará la dicha del pueblo argentino y conquistará un futuro de completa felicidad colectiva para las futuras generaciones.

 

VERDADERAS CAUSAS Y CARACTERÍSTICAS DEL AUTOGOLPE

Nuestro partido, el PRT, dirección político-militar del ERP, consciente de sus responsabilidades revolucionarias, se ve en la necesidad de responder a las inquietudes e interrogantes, a plantear con toda crudeza y objetividad el verdadero significado del autogolpe y remontarse para ello a sus raíces. Aunque sabemos que hay muchos compañeros que aún no compartirán nuestros puntos de vista, se negarán a reconocer los hechos y conservarán esperanzas en Perón y en el peronismo, asumimos la responsabilidad de plantear francamente los problemas de fondo y entre ellos el rol del General Perón en la actual política nacional. No queremos herir sentimientos, pero tampoco queremos ocultar cuestiones que son fundamentales para entender los actuales acontecimientos y guiar la acción obrera y popular en la dura lucha que afrontamos contra los enemigos del pueblo y de la patria.

Como parte sustancial del Gran Acuerdo Nacional, el peronismo burgués y burocrático, se proponía defender hábilmente el sistema capitalista argentino de los embates del pueblo revolucionario, reorganizarlo y reconstruirlo, estabilizarlo y lograr un desarrollo capitalista que diera larga vida a este injusto sistema en nuestra patria. La forma de llevar adelante esa política fue claramente explicitada por Perón, Cámpora y otros dirigentes y consistía en lograr una tregua social, política y militar, que eliminara con engaños del escenario la lucha armada y no armada de la clase obrera y el pueblo, diera la ansiada estabilidad social que le permitiera reorganizar el capitalismo, atraer capital imperialista, mejorar parcialmente la situación económica, ganar así mayor crédito en las masas con algunas concesiones y pasar recién entonces al aislamiento y represión, a la destrucción de las fuerzas revolucionarias de nuestro pueblo, todo lo cual les permitiría lograr su objetivo de salvar el capitalismo.

De ahí el llamado de Cámpora a la tregua, a la paz social, formulado poco después del 11 de Marzo y reiterado en varias oportunidades.

Pero ese plan fracasó estrepitosamente antes de poder iniciarse su aplicación. La dirección peronista confiaba en que la clase obrera y el pueblo se dejarán engañar y colaborarán en su propia infelicidad, en el fortalecimiento del poder delos capitalistas. Nuestro Partido en cambio confiaba en la decisión de la lucha del pueblo, en su conciencia y combatividad, en su experiencia, y llamó a rechazar la tregua y continuar la lucha sin dejar de respetar el pronunciamiento popular. Ya desde el 11 de Marzo la dirección peronista esperaba la tregua ; esa ilusión se disipó muy pronto. Confiaba en que a raíz del triunfo electoral, la guerrilla peronista suspendería sus operaciones, que las masas postergarían sus aspiraciones y aportarían sacrificadamente a la pacificación.  Las cosas ocurrieron de otro modo, y el lugar de suspensión hubo intensificación de las operaciones guerrilleras, la clase obrera y el pueblo dieron continuidad a su movilización, y la dirección peronista por boca de Cámpora llamó nuevamente a la tregua y anunció que  ella se concretaría sin falta a partir de la asunción del poder.

Las esperanzas de la dirección peronista de lograrlo fueron bruscamente aventadas por las masas el misma 25 de Mayo. Las masas en la calle chocaron con contingentes de las FF.AA. contrarrevolucionarias que intentaban desfilar para “santificar” el GAN, y al costo de numerosos muertos y heridos abatidos por las balas de la represión, las masas obligaron a los odiados militares a volver y encerrarse en sus cuarteles. Ese mismo histórico día un importante contingente popular de 40.000 compañeros, rodeó la cárcel  de Villa Devoto y exigió y obtuvo la inmediata libertad de todos los combatientes.

Esta gloriosa conquista resultó un golpe ,mortal para el plan inicial del peronismo. Una carta importante que pensaban utilizar como elemento de negociación con nuestra organización, con el ERP, para lograr la suspensión de las acciones guerrilleras, era precisamente la liberación de nuestros combatientes. Pero el pueblo movilizado destruyó ese plan y liberó, sin dar lugar a negociación alguna, a todos los combatientes de la libertad.

Este histórico hecho y la ola  de ocupaciones de fábrica, centros de trabajo y sindicatos, que siguió a la asunción del mando por Cámpora, convencieron a Perón que el engaño era imposible y debía cambiar de táctica para lograr los objetivos contrarrevolucionarios de reconstrucción nacional. Ese cambio de política está anunciado es sus declaraciones del día 29 de Mayo cuando comenta los hechos del 25 frente a Villa Devoto y dice :  “Estamos cumpliendo un operativo que simplemente busca dejar sin razón de ser a algunos sectores de provocación que están todavía refugiados tanto en los centros gorilas como en los centros trotskystas” y más adelante, comentando un telex de la juventud peronista que informa sobre los hechos de Devoto “aunque se hayan producido hechos como los que mencionan sin embargo es una buena experiencia para el futuro pues el control de esos grupos en nuevas concentraciones debe ser un objetivo a tener en cuenta”. (Declaraciones a periodistas de EFE publicadas en Clarín el 30 de Mayo de 1973).

La movilización de las masas, el rotundo NO a la propuesta de tregua, obliga pues a la dirección peronista a reelaborar sus planes, a archivar el proyecto de lograr la estabilización con el engaño, y pasar a la planificación de una ofensiva represiva y macarthista inmediata contra las fuerzas progresistas y revolucionarias, consolidando simultáneamente sus ya estrechos lazos con las FF.AA. y los demás políticos burgueses.

Esa ofensiva se inició con declaraciones macarthistas y pasó brutalmente al terreno militar el 20 de Junio en la emboscada preparada por los hombres de Osinde contra las columnas de manifestantes encabezadas por las organizaciones armadas peronistas FAR y Montoneros. El torturador Osinde, Brito Lima y Norma Kennedy, responsables visibles de la agresión armada al pueblo, estuvieron con Perón días antes. Osinde regresó de Madrid después de largas conversaciones con su líder López Rega e inmediatamente se dedicó a organizar, apresuradamente, los grupos de choque, viéndose en la necesidad de reclutar policías en las comisarías de Capital Federal y Gran Buenos Aires. Se supo que Osinde se movió abiertamente con vehículos de la Municipalidad de Bs. As. Y del Ministerio de Bienestar Social, que pagó $ 150.000. – por la  “tarea” a los jefes de grupos reclutados, y que dispuso entre otro armamento de las armas de la Policía Federal pertenecientes a DIPA. Iniciada la  ofensiva, los sectores más recalcitrantes de la derecha peronista intentaron extenderla rápidamente atacando al Ministro Righi – ajeno a la matanza – mediante el montaje de una serie de mentiras entre ellas que Righi estaba en combinación con el ERP.

Pero esta línea no cuajó inmediatamente porque se encontró con fuerte resistencia de la izquierda peronista, que indignada por los hechos de Ezeiza, se movilizó enérgicamente y se dispuso a dar batalla.

La dirección del peronismo presionó de inmediato a Cámpora y a Righi exigiendo un par de disposiciones represivas sobre ocupaciones de fábricas y tenencia de armas, a las que nuestra organización se opuso enérgicamente indicando que si el gobierno se atrevía a pasar a la represión contra el pueblo y la guerrilla, el pueblo y la guerrilla pasarían a la resistencia y se cancelaría también la tregua con el gobierno y la policía.

La ofensiva de la derecha en el seno del gobierno fue resistida parcialmente a una lucha sorda en distintos niveles gubernamentales, en el gabinete, en el parlamento, en el Partido Justicialista, en algunas gobernaciones provinciales. El Ministro Righi cedió sólo parcialmente y si bien promulgó la ley contra el armamento popular por cuya aplicación hay ya como mínimo seis combatientes prisioneros, cuatro de ellos del ERP, dio posteriormente una enérgica batalla en relación a la investigación de los hechos de Ezeiza, salió al paso en una conferencia de prensa a la crítica fascista defendiendo con  firmeza  la democracia y la libertad, en una palabra, mostró claramente su disposición a luchar, a no prestarse a una política represiva. El  Presidente Cámpora a su vez, que venia también cediendo, dio una tónica correcta a su discurso del 9 de Julio ante las FF.AA., dejando también bien claro que no sería fácil de manejar para una política de represión al pueblo. El Gobernador Ragone en Salta, motorizado y apoyado por el peronismo revolucionario, muy activo y claro en esa provincia, tuvo la valentía de aprobar la detención de 19 torturadores y someterlos a juicio criminal.

Algunos compañeros nos han criticado diciendo que hemos atacado a Cámpora y a Righi y ahora los defendemos, que no los hemos diferenciado del peronismo reaccionario. No es así, nosotros diferenciamos siempre al peronismo progresista del contrarrevolucionario y precisamente nuestras críticas a Cámpora y a Righi, diferentes a las formuladas contra López Rega, Osinde, etc., se han producido en la medida que ellos cedían a las presiones derechistas y llamándolos siempre a no ceder y sumarse a la lucha obrera y popular. Por otra parte, nosotros como revolucionarios marxistas-lenininistas que nos debemos a la clase obrera, no podemos apoyar sectores vacilantes, no podemos despertar esperanzas en políticos que no realicen una práctica revolucionaria. Concedimos sí en la defensa de la democracia y la libertad, pero no los defendemos ni apoyamos, siguiendo las enseñanzas leninistas de que un pilar de la educación revolucionaria es confiar únicamente en las auténticas fuerzas revolucionarias del proletariado y el pueblo y no confundirse con ningún demagogo, ningún vacilante, ningún partido ni dirigente que sólo prometa y ceda ante presiones y esté en y todo momento bajo la influencia del enemigo.

En tanto, al amparo de la democracia y la libertad conquistadas por la lucha popular, las fuerzas progresistas y revolucionarias iniciaron un vigoroso movimiento de desarrollo ganando numerosas batallas, recuperando sindicatos y comisiones internas, comenzando la coordinación y centralización nacional de las corrientes antiburocráticas, lanzándose hacia las masas con la propaganda, la agitación y la organización con resultadas en extremo exitosos. El estado de animo de las ,masas, de inquietud e interés de apertura hacia las ideas socialistas, de elevada disposición combativa, facilitó el impetuoso progreso de las ideas y la organización progresista y revolucionaria en amplios sectores delas masas, en primer lugar en importantes sectores del proletariado fabril. Fue particularmente notable el avances del sindicalismo clasista que ganó rápidamente posiciones en sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados de importantes fábricas, vía la movilización de las bases, avance que se reflejó, en parte, en el entusiasta y combativo plenario nacional antiburocrático realizado el 8 de Julio en Córdoba.

Asimismo, el rápido desarrollo organizativo del PRT el ERP y el notable crecimiento de su influencia en amplias masas, no pasó desapercibido para la dirección burguesa del movimiento peronista ni para el ejército represor.

La crisis económica a la vez, no muestra síntomas de superación sino que por el contrario distintos indicadores como el déficit presupuestario, la crisis de los  combustibles, el estancamiento de la producción automotriz, la carencia total de nuevas inversiones imperialistas, las dificultades en la comercialización de la excelente cosecha triguera, la presión de las masas por sustanciales mejoras de su nivel de vida, ponen en evidencia una vez más la imposibilidad de lograr bases económicas a corto ni mediano plazo, para una política de conciliación de clases como las que aplicara el peronismo en 1945.

Todos estos factores de inestabilidad, toda esta seria amenaza al capitalismo que constituye el comienzo del impetuoso despliegue de las poderosas fuerzas progresistas y revolucionarias de nuestro pueblo, es la causa inmediata del autogolpe contrarrevolucionario. Podemos por ello caracterizarlo como un golpe del conjunto de la burguesía dirigido a  frenar, a impedir, la acumulación de fuerzas en el campo revolucionario.

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EL ROL DEL GENERAL PERON

Los compañeros de la izquierda peronista, principalmente de las organizaciones hermanas FAR y Montoneros, sostienen la tesis de que el General Perón es en realidad un líder revolucionario que en estos momentos es ajeno al autogolpe apoyado por la CIA, que los verdaderos responsables de la eliminación de Cámpora, Righi, etc., de los hechos de Ezeiza, en una palabra, de la actual ofensiva contrarrevolucionaria, son López Rega, Osinde y Rucci que tienen rodeado y engañado, desinformado al general, que prácticamente los han encarcelado y los obligan a avalar una política reaccionaria que él no comparte. Amplios sectores de las masas que quieren al General Perón, que lo consideran un genuino defensor de los intereses obreros, piensan también que el jefe del justicialismo no tiene nada que ver con lo que está pasando.

Todo ello es producto de una gigantesca equivocación que tiene su origen en las grandes concesiones que se hicieron a las masas en los primeros años del anterior gobierno peronista, lo que permitió una sustancial mejora en las condiciones de vida de las masas, hecho que pervive en la memoria colectiva de los argentinos y genera un profundo sentimiento de respeto y esperanza hacia Perón, sentimiento que llega a suponer en el propósito que no tiene, a despertar expectativas irreales.

En las actuales circunstancias de crisis prerrevolucionaria, en estos momentos de maduración de históricos cambios en la vida de nuestro pueblo y nuestra patria, cuando el capitalismo argentino, régimen injusto, inhumano y retrogrado, se debate en una profunda crisis sin salida inmediata, cuando maduran aceleradamente en el seno de nuestro pueblo poderosas fuerzas revolucionarias, cuando nuestro pueblo se prepara para tomar el destino del país en sus manos, para llevar adelante una profunda revolución, resulta necesario echar luz sobre el papel y propósitos del General Perón, personalidad de singular peso en la política nacional. Aún a costa de desagradar a muchos y tratando por todos los medios de no herir los sentimientos de nadie, nos vemos en la necesidad política e ideológica de referirnos a Perón que se ha convertido en una seria traba para el desarrollo de la conciencia revolucionaria en n importante sector de la vanguardia.

Perón ha sido y es un apasionado defensor del sistema capitalista, que intentó e intenta convertir a la Argentina en una gran potencia capitalista. El mismo lo ha explicado en distintas oportunidades desde 1944 a 1973. Veamos algunas de sus afirmaciones. “Se ha dicho señores, que soy un enemigo de los capitales y Uds. observan lo que les acabo de decir, no encontraran ningún defensor, diríamos, más decidido que yo, porque se que la defensa de los intereses de los hombres de negocios, de las industriales, de los comerciantes, es la defensa misma del estado”. “No se asusten de mi sindicalismo; nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores para que el Estado los dirija y les marque rumbo, de esa manera se neutralizarán en su seno las corrientes ideológicas y revolucionarias que puede poner en peligro nuestra sociedad capitalista  en la postguerra”. “Por eso creo que si yo fuera dueño de una fábrica, no me costaría ganarme el afecto de mis obreros con una obra social realizada con inteligencia. Muchas veces ello se logra con el medico que va a la casa de un obrero que tiene un hijo enfermo; con un pequeño regalo en un día particular, el patrón que pasa y palmea amablemente a sus hombres y les habla de cuando en cuando, a si como nosotros lo hacemos con nuestros soldados”. “Con nosotros funcionará en la casa la Confederación General del Trabajo y no tendremos ningún inconveniente cuando queramos que los gremios equis o zeta procedan bien, a darles nuestros consejos, nosotros se los  transmitiremos por su comando natural ; le diremos a la Confederación General : hay que hacer tal cosa por el gremio y ellos se encargarán de hacerlo. Les garantizo que son disciplinados y tienen buena voluntad para hacer las cosas”. “Eso sería el seguro, la organización de las masas. Ya el estado organizaría el reaseguro, que es la autoridad necesaria para que cuando esté en su lugar,  nadie pueda salirse de él, porque el organismo estatal tiene el instrumento que, si es necesario por la fuerza, ponga las cosas en su quicio y no permitan que se salgan de su curso”. (Discurso en la Bolsa de Comercio, 25 de agosto de 1944).

“Tanto en la industria como en el comercio y la producción, la actividad privada seguirá siendo la base de la economía argentina. Muchas fuerzas económicas que nos fueron hostiles, apoyan hoy al peronismo, seguramente porque recuerdan la serenidad y el orden con el que actuamos en ya lejanos años”. (Declaraciones a la prensa publicadas en los diarios argentinos el 28 de Marzo de 1973). Las concesiones a las masas que Perón promovió han tenido siempre por objetivo consolidar el capitalismo. Esto constituye una política burguesa hábil pero que de ninguna manera soluciona verdaderamente los problemas del pueblo, sino  por el contrario tiende a agravarlos y llevar a las masas de un cierto consumo en un período a una gran miseria en otro. Lo único que se mantiene creciendo ininterrumpidamente son la ganancias de las empresas. Esta característica del peronismo debe ser hoy tenida en cuenta para no dejarse engañar con concesiones, con “palmeadas de hombros”, y luchar siempre consecuentemente del cambio de fondo del sistema de explotación que padecemos.

El cordobazo moviliza a la burguesía

Cuando el 29 de Mayo de 1969, la clase obrera y el pueblo de Córdoba se levantaron masivamente contra la Dictadura Militar de Onganía y tienen en jaque a las fuerzas represivas durante varios días, el conjunto de la burguesía tiembla y se alarma. Contempla con preocupación el total fracaso de la “Revolución Argentina”, y lo que es más grave, ve con verdadero pavos surgir tras de ella el terrible fantasma de la revolución social. Desde ese mismo momento todas las fuerzas de la burguesía argentina, todos sus recursos, comienzan a movilizarse para encontrar una solución que aleje el peligro revolucionario, que frene la lucha de las masas y su toma de conciencia, que encuentre una vía de recuperación del sistema capitalista en crisis. En primera fila entre los interesados por contribuir al freno de la revolución y “salvar el país”, se encuentra el General Perón que propone y logra por medio de Paladino “La Hora del Pueblo”, nucleamiento de políticos burgueses basado en la unidad peronismo- radicalismo, cuyo objetivo es reclamar elecciones inmediatas, terminar con la Dictadura Militar y retornar al parlamentarismo como sistema de dominación burguesa. Este proyecto – como sabemos – es coincidente con el pensamiento de los mandos de las FF.AA. contrarrevolucionarias que a partir de Lanusse anuncia públicamente el llamado a elecciones, la estrategia contrarrevolucionaria del GAN.

A partir de entonces Perón  y el peronismo burgués comienzan a llegar a la práctica un plan de recuperación del gobierno con fines de reflotamiento del capitalismo y anulación del profundo proceso revolucionario en marcha. Ese plan tiene como línea principal lograr las elecciones y llegar al establecimiento de un gobierno parlamentario de amplio frente nacional basado en la unidad peronisno-radicalismo del pueblo, con amplia base de sustentación, con acuerdo de los militares y por  tanto con fuerza y recursos para detener el avance de la revolución socialista. Esta estrategia está claramente expuesta por Perón n su documento “La Única Verdad es la Realidad” que esencialmente dice “no me asusta tanto el desastre ya provocado como la hecatombe que ha de ocurrir si esos designios siguen imperando, porque mientras viene corriendo la situación política antes mencionada, la nación ha sido llevada a una postración económica que se a caracterizado por una creciente del exterior, por el empobrecimiento delos sectores del trabajo, por la desarticulación de la industria y el riesgo cada día más cierto de una desintegración nacional”.

“Nadie puede permanecer inactivo y menos indiferente ante la amenaza que pesa sobre el destino nacional. Se trata de salvar al país, y en ese empeño nadie que comparta esta idea puede faltar a la cita”.

“Si no se le ofrece al país una salida una salida objetiva hacia su liberación y desarrollo complementados con una genuina democracia y una auténtica justicia social basada en el aumento de la riqueza nacional, el proceso de desintegración seguirá irreversiblemente y en su curso se liberarán crecientemente fuerzas que irán oponiéndose en forma violenta. No hay duda que la acción directa como sustituto de la acción política es una tentación que ya tiene  comienzo profundo en el país. La crónica que registra los hechos del terrorismo y de la guerrilla urbana, corresponde a la acción las fuerzas sociales privadas de otros medios de acción por la fuerza coactiva de la dictadura, pero también por la inactividad para canalizarlas hacia una acción colectiva fecunda y pacífica”.

 

¿Es perón un traidor?

La dialéctica de las contradicciones con la Dictadura Militar y con el resto de los partidos burgueses, principalmente con el radicalismo, hace necesario y útil a Perón apoyarse también en la guerrilla, alentarla, y jugarla como carta de negociación, de presión, en sus enfrentamientos no antagónicos con los militares.

Porque si bien tanto la camarilla de Lanusse con su GAN, como el peronismo y el radicalismo perseguían el mismo objetivo de ampliar la base social de la dominación política burguesa para lograr éxito  en la lucha contra la revolución, existían entre ellos contradicciones no antagónicas que pueden sintetizarse a riesgo de simplificar demasiado, como la disputa por liderar la lucha contrarrevolucionaria con el más amplio margen de maniobra posible. Los militares perseguían entregar el Gobierno con grandes condicionamientos y con un amplio control desde bambalinas ; los políticos burgueses buscaban llegar al poder con el mayor margen de maniobras posibles, sin condicionamientos ni controles militares. Para imponer su táctica y su influencia dominante Perón contaba con la fuerza inestimable que le brindaba la lucha de las masas y la enérgica presencia de la guerrilla peronista. De ahí que Perón alentara y aprobara la actividad de las organizaciones armadas peronistas salvo -naturalmente- cuando esta actividad las ligó al ERP.

En cuanto al proceso electoral en sí, está fuera de toda duda que gran parte del éxito peronista en la elección de Marzo se debe a la tónica socialista y revolucionaria aportada por FAR y Montoneros y en ese caso naturalmente también se los dejó actuar, se los alentó, aunque se bloqueó todo lo posible su peso en las listas de candidatos. Perón abrigó además la idea no sólo de neutralizar inmediatamente a los combatientes peronistas, sino de utilizarlos como correa de transmisión para influir sobre nosotros y sectores de la vanguardia clasista en la perspectiva de la tregua.

Todos estos elementos nos permiten comprender por qué Perón se apoya en Rucci, en López Rega, en Osinde, en Gelbard, que son sus más fieles colaboradores en la tarea de “reconstrucción Nacional”, es decir de la reconstrucción del capitalismo explotador en Argentina.

No podemos entonces  obviamente esperar de Perón la Revolución Social, ni podemos tampoco esperar su neutralidad entre los revolucionarios y los capitalistas. Por el contrario, de los hechos expuestos surge con claridad meridiana que el verdadero jefe de la contrarrevolución, el verdadero jefe del actual autogolpe contrarrevolucionario, y el verdadero jefe de la política represiva, que es la línea inmediata más probable del nuevo gobierno, es precisamente en General  Juan Domingo Perón.

Y no porque él sea un traidor sino porque es un consecuente defensor de su clase, la burguesía, a la que permanece completamente fiel a pesar de no haber sido comprendido un tiempo por gran parte de sus hermanos de clase, por sectores de los capitalistas nacionales y extranjeros. Cuando la burguesía podía y necesitaba hacer concesiones a las masas, Perón materializó generosamente esas concesiones. Hoy, que la burguesía se encuentra en una profunda crisis, necesita reprimir duramente al pueblo y Perón materializa y materializará sin vacilaciones esa represión.

Identificar claramente los amigos y los enemigos de las fuerzas populares es un punto de partida indispensable para una política revolucionaria. Toda confusión, la confianza en los enemigos y el alejamiento de los amigos constituye un debilitamiento enorme para la clase obrera y el pueblo. Todo trabajador sabe por experiencia que no debe tener la más mínima confianza en las promesas y palabras de los capitalistas, menos aún si ellas se pronuncian frente a un conflicto, frente a la lucha obrera. Y sabe también que debe unirse estrechamente a sus compañeros de clase, más aún en los momentos de lucha.

Confiar en el General Perón, que actúa como jefe reconocido de toda la patronal, es poner en riesgo todo el potencial revolucionario de nuestro pueblo. Nosotros comprendemos y respetamos los sentimientos de los compañeros peronistas y nos parecería lógico el silencio del peronismo revolucionario en una situación como la actual, nos parecería lógico y aceptable que no se pronunciaran claramente sobre el verdadero papel de su líder. Pero llamar hoy al pueblo a confiar ciegamente en un dirigente de la burguesía que es precisamente el que está dirigiendo a su clase en el intento de aplastar la revolución, es francamente una línea suicida, que causaría enorme daño al campo obrero y popular.

La energía y potencial revolucionario de todo el pueblo trabajador argentino y de su motor dirigente, la clase obrera, es poderosísimo. Liberado de confusiones, unido y claro en sus objetivos, organizado adecuadamente en lo político y lo militar, y orientado por la ideología de la clase obrera, el marxismo-leninismo, nuestro pueblo transitará victoriosamente el camino de su liberación nacional y social, el camino de la revolución socialista.

Estrella-Roja-24-Septiembre

La Unidad de la Burguesía 

Ante el  peligro de la revolución socialista que como hemos visto la burguesía percibe claramente, todos los sectores de las clases contrarrevolucionarias tienden a unirse, proclaman su disposición a la “unión  nacional”, al acuerdo, a la convergencia. Es así que los políticos burgueses, los peronistas, los radicales y demás, los mandos de las FF.AA. contrarrevolucionarias, los grandes empresarios nacionales y extranjeros, proclaman su buena voluntad, su predisposición a colaborar con el Gran Acuerdo Nacional y a permitir también que se sienten a la mesa de ese acuerdo, los “adversarios”, todos aquellos, incluso provenientes de las clases explotadas, que estén dispuestos a contribuir  a la “reconstrucción nacional”.

En épocas de crisis como actualmente vive la Argentina, la burguesía debe recurrir a un régimen de dominación que Carlos Marx denominó bonapartismo. El creador del marxismo y principal ideólogo de la clase obrera, que desnudó el injusto y explotador sistema capitalista y elaboró sobre bases científicas la teoría socialista  de la emancipación de los trabajadores y de los pueblos oprimidos, explicó que la burguesía se sirve de  dos regímenes fundamentales para mantener su dominación. Uno de ellos, el más conocido, es el régimen parlamentario, consistente en el libre juego delos partidos burgueses que representan  distintas capas de la burguesía y que puede aceptar incluso participación de partidos y líderes pequeño burgueses, campesinos y obreros, siempre que estén en minoría y no creen riesgos graves para la dominación de la burguesía. Decía Marx, refiriéndose a Francia, “La República Parlamentaria era algo más que el terreno neutral en que podían convivir con derechos iguales las dos fracciones de la burguesía francesa, los legitimistas y los orleanistas, la gran propiedad territorial y la industria. Era la condición inevitable para su dominación en común, la única forma de gobierno en que su interés general de clase podía someter a la par las pretensiones de sus distintas fracciones y las de las otras clases de la sociedad (1). El régimen parlamentario es, digamos, la forma de dominación normal de la clase capitalista. Ella la utiliza permanentemente y le es perfectamente útil en épocas normales, de desarrollo y estabilidad económico-social. Merced al régimen parlamentario al mismo tiempo que conserva el poder por el poder del dinero, la burguesía monta una aparente democracia, permite aparentemente la participación de las clases explotadas en el gobierno llamándolas a votar periódicamente por candidatos que la burguesía misma elige. A la vez las luchas intestinas, los conflictos entre los distintos sectores burgueses por un mayor enriquecimiento, se resuelven y solucionan por la vía parlamentaria. Allí los políticos burgueses, voceros de esos distintos sectores, ventilan los problemas, discuten, se “enfrentan”, y van dando solución a las divergencias de interés. Naturalmente siempre se imponen los deseos y  necesidad de la burguesía y los trabajadores sólo pueden recoger allí migajas.

Pero el sistema parlamentario tiene su flanco débil. Y él es la ficción de legalidad que se ve obligado a mantener y defender. Así cuando los trabajadores luchan con  firmeza, cuando se produce  un auge de la lucha de las masas, el parlamento se convierte en caja de resonancia y las maniobras de los patrones van quedando rápidamente al descubierto. La legalidad parlamentaria, la libertad de prensa y reunión, en una palabra las libertades democráticas que en épocas normales, bajo el reinado total del dios dinero, son herramientas que la burguesía emplea para engañar y embrutecer a las masas, en épocas de crisis, en épocas de auge de la lucha obrera y popular, se convierten en formidables instrumentos utilizables por el proletariado y el pueblo para decir la verdad revolucionaria, para desnudar la injusticia capitalista, para educar  a las masas en las ideas revolucionarias para despertar y movilizar al pueblo.

Así es que frente a la crisis económico-social, ante la movilización obrera y popular, la burguesía abandona el régimen parlamentario y pasa a la Dictadura Militar, a la dominación franca y abierta, se arranca la careta democrática y muestra su verdadero rostro opresivo y criminal. Como esa dictadura abierta no se sostendría frente a las masas movilizadas sin un cierto apoyo social, la burguesía trata de disfrazarla, configurándose así el otro régimen de dominación, el que hemos nombrado hace un momento, el bonapartismo. A este aspecto decía Lenin : “para poder ser un guardián seguro hoy no bastan los cañones, las bayonetas y el látigo : hace falta convencer a los explotados de que el gobierno se halla sobre las clases, de que no sirve los intereses de los nobles y de la burguesía sino los intereses de la justicia, de que se preocupa por la defensa de los débiles y de los pobres contra los ricos y poderosos”. (2)

Este otro régimen de dominación burguesa se base en un líder reconocido por el conjunto de la burguesía, con influencias en las masas y apoyo en la fuerza militar, que actúa como árbitro de los distintos sectores burgueses defendiendo los intereses históricos del capitalismo, pero sin responder directamente a los intereses específicos de ningún sector de las clases dominantes, representándolos a todos sin defender en especial a ninguno, buscando engañar a las masas con concesiones y ejerciendo un férreo control militar represivo en primer lugar de las masas trabajadoras, pero también de aquellos sectores de la burguesía que se resistan a colaborar con el bonapartismo. En todo bonapartismo hay ya elementos, métodos, síntomas, de fascismo, sistema totalmente bárbaro e irracional que es, podríamos decir, una degeneración extrema del bonapartismo, al que se llega por el aplastamiento sangriento de la resistencia de las masas y la creación de un formidable aparato represivo que utilizando métodos de guerra civil  contra las masas resulta incontrolable a la propia burguesía que los creó.

En la Argentina, ante el peligro de la revolución y debido al total desprestigio de la FF.AA. contrarrevolucionarias, la burguesía debió recurrir en primer lugar a las elecciones de marzo, condicionadas, sin verdadera democracia. Encerrada en la contradicción de tener que entreabrir las  compuertas de la legalidad para engañar a las masas, aplacarlas y desviarlas, pero evitar al mismo tiempo que esa apertura haga llegar a las masas las ideas revolucionarias, debió recurrir a la farsa electoral. Porque para intentar detener el profundo proceso revolucionario en marcha, las clases dominantes necesitan ampliar la base social de su dominación, lograr el apoyo y la neutralidad de amplios sectores para poder intentar su política de reconstrucción. Y ampliar la base social significa hacer ciertas concesiones a las masas que no pueden darse en el terreno económico por la gravedad de la crisis y sólo es posible conceder el terreno político de las libertades democráticas.

Así se llegó al proceso electoral del 11 donde no se logró, por la debilidad de  las fuerzas progresistas y por el hábil condicionamiento preparado por la burguesía, ofrecer una opción auténticamente representativa de los intereses obreros y populares, una lista de candidatos que representarán fielmente los intereses progresistas y revolucionarios de la mayoría del pueblo argentino. De esa manera en la elección del 11 de marzo el pueblo argentino se vio en la necesidad de elegir entre distintos candidatas todos ellos representantes de distintos sectores burgueses con el agravante de que la demagógica campaña de Frejuli y la errónea política de la organizaciones armadas peronistas FAR y Montoneros que lo apoyaron presentándolo como una verdadera solución popular y revolucionaria, despertó ciertas esperanzas en importantes sectores de las masas que aparentemente otorgó un mayor margen de maniobra a los planes de la burguesía. Nuestro partido resolvió abstenerse en las recientes elecciones porque fiel a la clase obrera y al pueblo no se prestó al engaño instrumentado por la burguesía sin que asumió valientemente su responsabilidad de señalar claramente que no debía esperarse ningún tipo de cambios profundos y positivos del Frejuli, sino  por el contrario debíamos mantener la guardia en alto y continuar con la misma firmeza la lucha revolucionaria, alertando sobre la maniobra acuerdista de la burguesía. Esta posición, que en su momento fue pretexto para críticas virulentas por parte de las fuerzas enemigas e incluso por algunos sectores progresistas y revolucionarios que colaboran por su errónea política con la burguesía en el engaño a las masas, se muestra hoy totalmente correcta.

Alentada por el éxito del GAN, la burguesía bajo la dirección del peronismo burgués y burocrático, comenzó sus aprestos para contener y desviar el proceso revolucionario en marcha en nuestra patria, levantando como consignas centrales la “Tregua” y la “reconstrucción nacional”. fue avanzando en su unidad en torno al parlamento, en la unidad de los políticos burgueses el acuerdo con los militares para su participación en la reconstrucción nacional, estudiando la mejor forma de aislar y destruir a la guerrilla y al movimiento clasista. De estos malignos planes participo el presidente Cámpora y buena parte de los sectores liberales que hoy han sido desplazados por el autogolpe derechista. Pero el poderío de las fuerzas progresistas y revolucionarias argentinas es tal, la orientación de las  masas argentinas hacia la lucha revolucionaria, es tan profunda y caudalosa, que el pequeño resquicio de legalidad abierto, fue ensanchado de tal forma por la presión de las masas que ya en el primer día del nuevo gobierno amplios sectores de masas irrumpieron tempestuosamente en la política nacional, liberando a los presos, imponiendo una amplísima democracia, conquistando la libertad, presionando a los sectores liberales y progresistas del gobierno y obteniendo algunas reivindicaciones.

La intensificación de la movilización de masas a partir del 25 de mayo desbarató el intento burgués de paralizar la revolución por el engaño y alrededor del parlamento, provocó una profunda crisis del parlamentarismo que no llegó a renacer y llevó a la burguesía a cambiar de planes, a comenzar a orientarse hacia una forma de bonapartismo, de unidad nacional en torno a las FF.AA. y bajo la jefatura incuestionada de Perón.

La situación del campo burgués en estos momentos es de una decidida orientación hacia la represión y el bonapartismo, una clara orientación a barrer con la democracia y la libertad conquistada por las masas y pasar a la represión activa y abierta de las fuerzas progresistas y revolucionarias. Pero en ese marco de orientación general represiva y de aparatosa “unidad nacional” de la burguesía se cobijan elementos de la crisis que han de hacer explosión  a corto plazo ante la presión del embate de las masas. El ala fascista encabezada por López Rega, variante principal a la que se inclina Perón como recambio  ante el posible fracaso del bonapartismo, encontrará fuerte resistencia en el propio seno de las fuerzas burguesas, principalmente en la burguesía liberal, en el radicalismo y en sectores del propio peronismo. Por que la burguesía tiene experiencia sobre el carácter del fascismo y sólo lo aceptaría después de importantes desgarramientos y ante la necesidad de optar tajantemente entre el fascismo y la revolución socialista. Por otras parte importantes sectores burgueses, principalmente la oficialidad de las FF.AA. contrarrevolucionarias exigen soluciones inmediatas, no están dispuestas a esperar pacientemente un ensayo burgués a largo plazo y se inquietarán sin duda ante la continuación y agudización de la lucha de clases, de la crisis social, ante el deterioro y desprestigio del ensayo parlamentario-bonapartista, replanteándose nuevamente el golpe militar como recambio a la dominación burguesa.

La nueva línea represiva del gobierno peronista encuentra firme resistencia en las masas como lo demuestra claramente la situación en la provincia de Córdoba donde todos los intentos de anular o debilitar la resistencia obrera y popular, de frenar el impetuoso desarrollo de las fuerzas progresistas y revolucionarias por la fuerza, han fracasado estrepitosamente.

La burguesía sabe que esa resistencia obrera y popular a los intentos represivos, que se manifiesta en todo el país, llevará a grandes enfrentamientos inmediatos. Por eso la línea especialmente represiva del nuevo bonapartismo deberá vestirse con un nuevo ropaje “democrático”, deberá aparentar respeto a las libertades democráticas y a la voluntad popular. Esta es la razón por la que de inmediato la burguesía, bajo la jefatura de Perón, tiende a disimular su verdadera política tras el llamado a elecciones, el “acatamiento” de las disposiciones constitucionales, la búsqueda de caminos laterales para hostigar y debilitar al clasismo en Córdoba; el mascarón de proa de Ricardo Balbín para el proceso electoral. La táctica contrarrevolucionaria de la burguesía es muy clara. Ha resuelto golpear duro y pronto al campo del pueblo, pero se prepara a hacerlo con el aval de la “voluntad popular” expresada en millones de votos, en la unidad, el consenso, de las principales fuerzas “nacionales”, el peronismo, el radicalismo del pueblo, las FF.AA., las organizaciones empresarias y la burocracia sindical.

Sintetizando podemos afirmar que las  clases dominantes se orientan hacia un gobierno de tipo bonapartista represivo, que intentará anular de hecho las libertades democráticas y perseguir a las fuerzas revolucionarias, basados en el pronunciamiento electoral y en el consenso delas fuerzas “nacionales”. Que en el seno del gobierno se fortalece el ala fascista, como primer recambio ante el posible fracaso del bonapartismo y que las FF.AA. contrarrevolucionarias permanecen  vigilantes, como pilar del bonapartismo primero y dispuestas a volver al primer plano de la política nacional con sus propias soluciones si el bonapartismo fracasa.

La resistencia obrera y popular hará impracticable la solución bonapartista . Si se logra amplio movimiento unitario que movilice a todas las fuerzas progresistas y revolucionarias peronistas y no peronistas hay serias posibilidades de obligar al gobierno peronista a mantener la democracia y la libertad conquistada por las masas, por un cierto tiempo. Esto es los más favorable para el pueblo, sería una victoria táctica completa que haría posible un considerado reforzamiento de las fuerzas revolucionarias, una gran acumulación de fuerzas, un grado de preparación óptimo para los inevitables enfrentamientos que sobrevendrán tarde o temprano, inevitablemente. Si el movimiento obrero y popular no logra  unir y desplegar sus poderosas fuerzas, los grandes enfrentamientos se producirán en plazos más cortos porque el enemigo los buscará preventivamente, pasándose a la represión fascistoide y/o dictatorial por parte de la burguesía y a la generalización de la resistencia armada por parte del pueblo, es decir se entrará rápidamente en una nueva etapa de generalización de la guerra revolucionaria.

Cualquiera que sea el curso futuro de la lucha de clases argentina, las condiciones son sensiblemente favorables a la clase obrera y el pueblo y reiteramos que los argentinos contamos con recursos suficientes para avanzar con firmeza y victoriosamente hacia la revolución nacional y social, hacia el poder  obrero y popular socialista que solucionará definitivamente los problemas de nuestro pueblo y nuestra patria.

Estrella Roja-63-noviem-75

La unidad obrera y popular

El avance de la revolución, el crecimiento de las fuerzas revolucionarias del pueblo argentino, plantea nuevos problemas, acrecientan las responsabilidades de los revolucionarios, obliga a la vanguardia de nuestra clase obrera a enfrentar la compleja situación política actual con una clara línea revolucionaria, a precisar los ejes fundamentales de actividad revolucionaria y dar solución a todos los problemas planteados. Hoy nuestro pueblo cuenta con recursos apropiados, con un grado de experiencia y organización tal que abre posibilidades, por primera vez desde la década del ’30, para una solución verdaderamente revolucionaria a la crisis del país, para el amplio desarrollo de las fuerzas revolucionarias, para el triunfo definitivo de la revolución socialista argentina. En los siete años de lucha contra la Dictadura Militar, nuestro pueblo promovió de su seno una amplia vanguardia que se orientó hacia la resistencia antidictatorial y anticapitalista, desenvolviéndose ésta en torno a la lucha armada como eje principal, desarrollándose en todos los frentes y con los más variados métodos de la lucha armada  y no armada, pacífica  y violenta, desde la clandestinidad y utilizando los resquicios legales, en las fábricas, los sindicatos, los barrios, el campo y las concentraciones estudiantiles,  expresándose masivamente en gigantescas explosiones sociales, en levantamientos parciales del pueblo en numerosas e importantes ciudades del país, en Córdoba, Tucumán, Rosario, Mendoza, Corrientes, Salta, General Roca, etc. toda la experiencia acumulada, la experiencia política y militar vivida por la vanguardia revolucionaria y amplios sectores populares fue cristalizando en la construcción y desarrollo de distintas organizaciones revolucionarias político-militares, entre ellas nuestro Partido y nuestro Ejército guerrillero, que con su íntima ligazón con las masas, su ideología marxista-leninista y sus métodos proletarios de construcción revolucionaria, se van erigiendo en la herramienta político – militar adecuada para  canalizar la indomable combatividad, el silencioso heroísmo, las más altas virtudes revolucionarias que la clase obrera y el pueblo argentino han heredado del luminoso ejemplo del Comandante Guevara, el General San Martín, del General Guemes, de los Héroes de Trelew y de las decenas de combatientes que han entregado conscientemente sus valiosas vidas para la salvación de nuestro pueblo y de nuestra patria, y que se expresa hoy en los miles de hombres y mujeres que han entregado todas las horas de su vida  a la sagrada causa de la Revolución Socialista, en los miles y decenas de miles de hombres y mujeres que están dispuestos a sumarse a esa justa lucha.

Sin embargo, hay cruciales problemas aún sin solución. Y entre ellos como uno de los fundamentales la unidad obrera y popular,  muy deficitaria hoy, por lo que debemos luchar enérgicamente por avanzar en su constitución y fortalecimiento.

La burguesía dirige importantes esfuerzos a mantener confundida y dividida  a la clase obrera y al pueblo consciente que una sólida unidad obrera-popular es uno de los pilares estratégicos para el triunfo de la Revolución. Así alienta todos los puntos de vista y actitudes divisionistas, se esfuerza en producir el divisionismo en las filas revolucionarias y para ello no ahorra recurso. Principalmente se vale de la prensa, la radio y la T.V. y de los líderes y partidos burgueses con influencia de masas, de la enseñanza universitaria, etc.

Los Revolucionarios debemos enfrentar y desbaratar el divisionismo y buscar incesantemente el estrechamiento de vínculos entre todos los sectores y organizaciones progresistas y revolucionarias. Pero para que la unidad beneficie la causa revolucionaria del pueblo debe darse sobre la base de la unidad clase obrera-pequeña burguesía urbana y campesinado pobre. Esto es necesario dejarlo muy en claro, porque hay organizaciones que plantean como prioritaria la unidad con sectores de políticos burgueses y fuerzas empresarias representativas de la burguesía mediana, llamada nacional, aún antes de lograr y consolidar la unidad entre la clase obrera y sus aliados revolucionarios (pequeña burguesía urbana y campesinado pobre). El Partido Comunista por ejemplo, orienta su política desde hace tiempo hacia la unidad, pero poniendo el acento en la unidad con la burguesía mediana , táctica errónea que lleva a una subordinación  constante de ese Partido a la política de distintos sectores burgueses, pese a su carácter e intenciones sanamente anti-imperialistas.

Una parte del peronismo progresista y revolucionario prisionero de su errónea tesis del revolucionarismo de Perón cae, a su vez, en un error aún más grave al aceptar  el punto de vista de vista burgués de que el Movimiento Justicialista es ya un Frente Anti-imperialista de Liberación Nacional, posición que coloca a importantes sectores del peronismo progresista y revolucionario al lado y bajo la dirección del peronismo burgués y burocrático, avalando su estrategia contrarrevolucionaria, embelleciéndolo a los ojos de las masas, contribuyendo poderosamente a engañar y confundir a la clase obrera y al pueblo, y alejándose simultáneamente de sus verdaderos aliados, las corrientes progresistas y revolucionarias del pueblo argentino.

Nuestro partido sostiene que la lucha de clases ha dividido definitivamente los campos enfrentados. De un lado el imperialismo yanqui y europeo, la Gran Burguesía Monopolista, la Oligarquía Terrateniente, las Fuerzas Armadas contrarrevolucionarias, los partidos contrarrevolucionarios de Nueva Fuerza y el Manriquismo, el Peronismo burgués y burocrático, el Frondizismo, el radicalismo Balbinista, el Alendismo, la UIA, la CGE y la burocracia sindical. Del otro lado en el campo obrero y popular, la clase obrera, la pequeña burguesía urbana, el campesinado pobre, sus expresiones políticas y sindicales, el peronismo progresista y revolucionario, las organizaciones armadas, el Partido Comunista, la Juventud Radical y sus corrientes afines, la amplia gama de las organizaciones de izquierda, el PRT, el Sindicato Clasista y las Ligas Agrarias.

Pero esta tajante división que se da cotidianamente en las luchas obreras y populares, está muy lejos  de manifestarse en el terreno superestructural. La falta de unidad entre las organizaciones progresistas y revolucionarias y peor aún, la unidad de algunas organizaciones progresistas y revolucionarias con sectores de la burguesía, es la debilidad fundamental del campo popular y la fuente de mayor poderío del enemigo capitalista.

Consciente de esta situación, nuestro Partido ha llamado y llama al Peronismo progresista y revolucionario, a las organizaciones armadas peronistas y no peronistas, al Partido Comunista, a las demás organizaciones de izquierda, a la Juventud radical, al Sindicalismo Clasista y de las Ligas Agrarias, a estrechar relaciones, a defenderse mutuamente, avanzar en el conocimiento mutuo en relaciones políticas fraternales, hacia la unidad obrera y popular. A partir de ella, las fuerzas populares podemos darnos después una política de Frente Popular más amplio y dirigido a neutralizar y después ganar a sectores de la burguesía media o nacional uniéndolos al pueblo bajo la firme dirección Anti-imperialista y Revolucionaria del Proletariado.

El Tucumanazo

Las últimas definiciones

Las declaraciones de Perón en la CGT, el discurso de Lastiri del 30 de julio y el mensaje de Perón a los gobernadores, han sido pronunciados categóricos del gobierno contra las fuerzas revolucionarias y progresistas, principalmente contra las guerrillas, el Partido Comunista y la Juventud Peronista. El cambio de táctica gubernamental se siguió materializando en el desplazamiento de la Juventud Peronista de la Dirección del Movimiento Justicialista y su reemplazo por la Juventud Sindical Peronista, afín a la burocracia sindical y a López Rega y en los ataques verbales a las fuerzas revolucionarias, nuevas medidas contras la libertad de expresión, vía libre a la represión policial y anuncio de una futura legislación represiva.

Lastiri y Cía.  insultan y amenazan a la guerrilla, tal como solían hacerlo Onganía, Levingston y Lanusse. Anuncian la más violenta represión con idéntica  argumentación que los anteriores enemigos del pueblo, consiguiendo así el aplauso de los explotadores y de los militares. Pero no deben ilusionarse ni confundirse ; en poco tiempo aprenderán que a nuestro pueblo ya no se lo atemoriza fácilmente y que la guerrilla sabe luchar, sabe defenderse y también sabe atacar cuando es necesario hacerlo. Pueden estar seguros que las organizaciones de vanguardia permanecerán fieles a su pueblo y a su patria y aceptarán la lucha en el terreno que se dé y con el enemigo que se presente.

Lastiri, que según la prensa, fue elegido presidente por once personas, tiene la desvergüenza de hablar de representatividad, lo mismo que el general Iñiguez, reconocido agente de los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas contrarrevolucionarias. Acusan a las organizaciones guerrilleras de constituir pequeños grupos marginados del proceso, que se oponen a la voluntad popular. Todo ello es profundamente falso. Las organizaciones revolucionarias están hondamente arraigadas en el pueblo y representan fielmente las profundas e insatisfechas aspiraciones de justicia que estremecen a las más amplias masas explotadas de nuestro pueblo, a los obreros, a los empleados, a los campesinos pobres, a los pobres de la ciudad, en una palabra a todo el pueblo trabajador argentino y a todos aquellos ciudadanos honrados de otras clases, capaces de pensar en los demás y conmoverse por las injusticias del sistema de explotación capitalista que oprime a los argentinos, sistema de explotación que Lastiri y su camarilla sostienen y representan en este momento.

Cuando que hubo que luchar contra la Dictadura Militar, la mayoría de los políticos “representativos” de hoy brillaron por su ausencia, peor aún, algunos como López Rega, suegro y superministro de Lastiri, desautorizaron expresamente las movilizaciones de masas y acciones de guerrilla antidictatoriales, la violencia popular revolucionaria. Cuando la Dictadura inicio su retirada acosada por la lucha armada y no armada de las masas, estos mismos políticos aparecieron como la “oposición” preparándose sin rubores para apropiarse del triunfo antidictatorial para sus intereses de camarilla, para engañar al pueblo antes, durante y después del proceso electoral, al mismo tiempo que se ofrecían secretamente a los militares como los salvadores del capitalismo y enterradores de la revolución. Entre tales políticos estaba Lastiri, que fue elegido diputado entre gallos y medianoche, sumándose silenciosamente, taimadamente, a una campaña centrada en la propaganda guerrillera y socialista.

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Las masas continúan movilizadas

 En el extremo opuesto la clase obrera y el pueblo continúan con firmeza su lucha que va adquiriendo mayor fuerza y amplitud. Es evidente que el gobierno peronista no encara los acuciantes problemas del pueblo y el pueblo no está dispuesto a esperar eternamente soluciones con los brazos cruzados. Así lo demostró especialmente la clase obrera y todo el pueblo de San Francisco, provincia de Córdoba,  que protagonizó una justa y formidable movilización reprimida por la policía a balazos. Diez mil trabajadores salieron a la calle, en esa ciudad, en solidaridad con los obreros de la fábrica Tampieri y descargaron su odio de clase, el  odio acumulado en decenas de años de explotación, de sufrimientos y estrecheces en beneficio de los patrones capitalistas. Se adueñaron de las casas y atacaron las lujosas residencias y automóviles de los explotadores, custodiados y defendidos éstos por la policía del régimen. El choque fue inevitable. Las descargas contra la multitud desarmada segaron la valiosa vida del joven obrero de 16 años Rubén Molina e hirieron a otros cuatro compañeros. Pero el pueblo no se atemorizó, cuatro policías fueron hospitalizados por las pedradas recibidas, se levantaron barricadas y prácticamente fue tomada por su pueblo la ciudad de San Francisco. Inmediatamente el gobierno provincial mandó a la represión. Varios carros de asalto de la guardias de infantería de la capital cordobesa  atacaron a los trabajadores con gases lacrimógenos desalojándolos, después de duros enfrentamientos y destruyeron las barricadas. El pueblo, en su retirada, ocupó dos armerías, expropió armamento y lo guardó. Al día siguiente, un paro de 24 horas paralizó completamente la ciudad en una muestra de total y absoluto respaldo a la movilización del día anterior, por parte de todo el pueblo sanfrancisqueño y de repudio a la barbara represión policial-gubernamental. La movilización se detuvo allí porque logró su objetivo : el inmediato pago a los obreros de Tampieri, pago que efectivizó el gobierno provincial por medio de un crédito a la patronal.

La experiencia de San Francisco muestra claramente que con el objetivo peronista no hay cambios favorables a los trabajadores, que se mantienen en toda su vigencia el régimen de explotación capitalista que oprime al pueblo argentino y que la salvaje represión policial está tan dispuesta a actuar como en épocas de la Dictadura. Muestra además, y esto  es lo fundamental, el poderío la clase obrera y el pueblo que, unidos y movilizados, superan el poder de la burguesía y sus órganos represivos, son capaces de adueñarse a nivel local de la situación, aún sin armas como en esta ocasión, obligando al enemigo a recurrir a refuerzos para retomar el  control.

 

Se agudiza la represión

El baleamiento del pueblo de San Francisco, el asesinato de nuestro compañero Eduardo Giménez por la policía de Córdoba, varias detenciones y allanamientos a militantes revolucionarios, los amenazantes anuncios de Lastiri y Perón que dan vía libre a los organismos represivos y paramilitares, son claros indicios de un significativo incremento de la represión. Los organismos de seguridad se reúnen públicamente  para planificar la lucha contra la “subversión”, es decir contra los revolucionarios, tal como se hacía en tiempos muy cercanos. Nuestro pueblo conoce el significado de todo esto, la argumentación de los capitalistas, siempre tan dispuestos a defender las leyes que protegen su sistema: conoce también a los revolucionarios y sabe discernir correctamente. Sabe que el actual gobierno es el continuismo, la defensa del orden burgués que el pueblo repudia. Sabe que las trenzas de alto nivel entre Balbín, Perón, Frondizi, López Rega, Rucci y Carcagno están dirigidas en su totalidad contra el pueblo revolucionario, contra los ardientes deseos de cambios profundos que siente la gran mayoría del pueblo argentino. Sabe que es imprescindible desarrollar la lucha de masas para obtener impostergables reivindicaciones y sabe también que el accionar guerrillero sigue siendo justo y necesario.

Por eso, por la comprensión y decisión del pueblo, los intentos represivos del gobierno fracasarán, como fracasó la represión dictatorial. Por cada combatiente encarcelado o asesinado habrá no ya diez sino veinte que correrán a ocupar su puesto de combate.

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Formas de la resistencia popular

La línea represiva gubernamental apuntará a dos blancos fundamentales: el movimiento sindical clasista, especialmente el activismo de fábrica y las organizaciones guerrilleras. Estos objetivos deben ser inteligentemente defendidos por los revolucionarios y a la vez hostigar por distintas partes al enemigo obligándolo a dispersar sus fuerzas.

Los argentinos hemos adquirido ya experiencia, en los años de lucha contra la Dictadura Militar, para enfrentar exitosamente la represión, pero no debemos dejar de tener en cuenta que si bien no estamos esencialmente frente  al  mismo enemigo, su ferocidad y peligrosidad será mayor aún por que mayor es su miedo ante los avances de la revolución y porque con el disfraz bonapartista, asentado en partidos burgueses con influencia de masas como el peronismo y el radicalismo, contará con mayores posibilidades represivas apoyándose en delatores de dentro  de esos partidos que aunque serán escasos, le prestarán importante colaboración.

Otra característica de la represión bonapartista que es necesario tener muy en cuenta es el montaje de provocaciones como la de Ezeiza. La actual camarilla gobernante carece en absoluto de escrúpulos y utilizará todos los medios para intentar engañar al pueblo y para a las fuerzas progresistas y revolucionarias. Es de prever entonces los intentos de montar falsas operaciones muy impopulares, supuestamente realizadas por las organizaciones guerrilleras; como también la producción de ciertos hechos que inciten a los sectores más combativos, a los sectores de vanguardia, a movilizarse aisladamente, tendiéndoles de esa manera una trampa para masacrar decenas o centenares de obreros de vanguardia, descabezar el movimiento y atemorizar a las masas. La actitud de los revolucionarios frente a esto no puede ser otra que estar muy alertas para explicar rápidamente a las masas la verdad en el caso de acciones simuladas y ante posibles provocaciones, mantener la cabeza fría y proceder con inteligencia no ofreciendo blanco al enemigo, eludiendo o desbaratando las provocaciones y golpearlo allí donde no lo espera.

El eje de la resistencia obrera y popular será nuevamente la movilización de las masas y el accionar guerrillero. La organización progresista, clasista y revolucionaria de las masas ha continuado desarrollándose y cada día es más amplia y consistente. El movimiento clasista adquiere día a día más peso en el campo fabril y sindical y puede convertirse localmente en algunas ciudades, a corto plazo, en una opción de masas frente a la burocracia traidora, en la medida que el auge de las luchas obreras se mantenga y desarrolle. El surgimiento y consolidación de las Ligas Agrarias como organizaciones de masas de los campesinos pobres es otro factor organizacional de peso, como también los Frentes Villeros que se están formando en distintas ciudades del país, uniendo y organizando, con características  combativas a los pobres de la ciudad. El movimiento sindical clasista, las Ligas Agrarias y los Frentes Villeros constituyen excelentes herramientas para el desarrollo de la movilización de las masas obreras, campesinas y de pobres de la ciudad, que tenderán a unirse, a apoyarse mutuamente por la similitud de sus problemas, ante el enemigo común. El accionar guerrillero, a su vez, se desarrollará en el marco de posibilidades anteriormente desconocidas, por la potencialidad creciente de la guerrilla. Hoy no es la época de Onganía, cuando la represión se ejerció contra masas prácticamente desarmadas y sin experiencia militar. La orientación represiva del gobierno recibirá ahora contundentes respuestas producto de operaciones de unidades guerrilleras relativamente poderosas, bien armadas y experimentadas, con iniciativa táctica y estratégica considerables.

La movilización de las masas y el accionar guerrillero se  entrelazarán en un grado más elevado que durante el período anterior, tendiendo incesantemente a convergir – como ocurrió en San Francisco – en nuevos cordobazos, rosariazos, etc., en verdaderos levantamientos populares que con las  fuerzas que actualmente tiene nuestro pueblo, pueden convertirse en insurrecciones parciales muy difíciles de controlar por las fuerzas de represión, que constituirán pasos fundamentales en el desarrollo, generalización, masificación de la guerra revolucionaria popular que h comenzado a librar nuestro pueblo.

El Quinto Peronismo: otro lindo cuento

El peronismo progresista y revolucionario

 Amplios sectores del peronismo progresista y revolucionario que creían sinceramente a Perón un revolucionario, se encuentran es estos momentos desorientados. Nuestro Partido y nuestro Ejército guerrillero han llamado constantemente a la unidad a estos compañeros y sus organizaciones. Hoy tenemos que reiterar ese llamado recordando además, puntualizando, que la línea que adopte el peronismo progresista y revolucionario en la actual situación tiene una importancia enorme para la revolución, para el desarrollo de las poderosas energías combativas de nuestro pueblo. Las organizaciones armadas FAR y Montoneros y parte de la Tendencia Peronista Revolucionaria han cometido un grave error, muy notable y perjudicial para el campo popular, especialmente a partir del 25 de mayo : confiar ciegamente en Perón y basar toda su política en esa confianza. Hoy que se ve claramente ese error puede ser subsanado por el peronismo progresista y revolucionario y retomar una línea independiente del peronismo burgués y burocrático que encabeza Perón, una orientación independiente y combatiente que los aproxime y una a sus verdaderos compañeros, a sus verdaderos aliados, las organizaciones armadas no peronistas y el resto del campo popular.

Como decía Lenín, no es grave cometer un error. Todo el mundo lo comete. Lo grave es persistir en él, agrandarlo y justificarlo. Muchos compañeros y organizaciones del peronismo revolucionario han caído en el error y lo han agrandado induciendo a error y confundiendo a la vanguardia de las masas. Pero ese  error puede ser corregido si se pasa ahora con decisión a una línea correcta, unitaria, combativa e independiente. La lucha en que esta empeñado nuestro pueblo exige de su vanguardia fidelidad a la causa revolucionaria, fortaleza moral, decisión, energía y consistencia. No hay lugar para indefiniciones ni indecisiones, ni tampoco para el decaimiento ni la desmoralización. Conocimos en las cárceles de la Dictadura Militar y en el transcurso de la lucha numerosos peronistas revolucionarios y sabemos de su temple y su amor al pueblo y a la patria; confiamos por eso en que gran parte de ellos sabrán  seguir con honor el camino que indicara el inolvidable y ejemplar Montonero Mariano Pujadas, héroe popular peronista, cuando dijo en Trelew “Aquí hay compañeros de tres organizaciones. Esta acción es significativa de nuestra voluntad de unión. Estamos juntos en esto y vamos a luchar juntos por la liberación de nuestro pueblo”.

 

La nueva maniobra electoral

la nueva maniobra electoral que prepara la burguesía tiene por objeto reforzar el aval “popular” a su política represiva. Su intención es llegar a un plebiscito que sumado al expreso apoyo de las FF.AA., la UIA y la CGE, la CGT de Rucci y los demás partidos políticos burgueses, otorgue un gran respaldo político al próximo gobierno. Perón trata de comprometer y atar a toda la posible oposición con una argumentación legalista que le proporcione razones a su política represiva. Lo dice con toda claridad en su mensaje a los gobernadores : “No admitamos la guerrilla porque yo conozco perfectamente el origen de esa guerrilla. Los partidos comunistas que en otros países se ha visto que han ido a su destrucción dentro de la ley, han querido salirse de la ley para defenderse mejor. Eso no es posible. No es posible dentro de un país donde la ley ha de imponerse, porque la única manera de no ser esclavos es siendo esclavos de la ley”… “Cuidado con sacar los pies del plato, porque entonces tendremos el derecho de darles con todo”.

Esgrimiendo la “legalidad”, el conjunto de leyes capitalistas elaboradas por los gobiernos anteriores, por la Dictadura Militar y demás, esgrimiendo leyes como la 20429 que obliga al desarme del pueblo y prescribe que los únicos que tener armas en la Argentina son las fuerzas represivas militares y policiales; como la ley que prohibe las ocupaciones de fábricas ; como la ley que impide la difusión de las ideas revolucionarias, pretende enchalecar a toda la oposición y justificar la represión que prepara contra el armamento popular , contra la movilización de las masas, contra la libertad de expresión.

Pero nuestro pueblo ya ha demostrado  que no acepta imposiciones contrarrevolucionarias, que no acepta el “orden” burgués y por el contrario va estableciendo su propio orden, su propia legislación revolucionaria que responde directamente a las aspiraciones y necesidad de los trabajadores, a los objetivos  de su liberación nacional y social  por los que luchamos y que está en constante y cotidiana contradicción con las leyes de defensa del capitalismo. El pueblo argentino no admitirá el desarme de las guerrillas, no admitirá la represión a la movilización de masas, no admitirá la prohibición de las ideas revolucionarias.

El proyecto de ilegalizar con respaldo político a las fuerzas revolucionarias, se asienta en forma inmediata en la maniobra electoral. Este es un terreno de lucha que, aunque favorable al enemigo, no debe ser abandonado por los revolucionarios.

Objetivamente se da la posibilidad y necesidad de unificar al conjunto de las fuerzas progresistas y revolucionarias de nuestro pueblo, peronistas y no peronistas, que la burguesía intenta marginar de este proceso, para adoptar una táctica común que dificulte, cuando menos, la maniobra del enemigo, dé orientación a las masas y sea punto de partida para una actividad posterior unificada en el terreno democrático, en defensa de las libertades, en el esfuerzo de frenar, dificultar y combatir con la denuncia y la lucha, todos los pasos represivos del gobierno, de los organismos de represión y de los grupos fascistas paramilitares que organizan y arman sectores del propio gobierno y las FF.AA. con la colaboración activa de la CIA norteamericana.

6 - Perón y Pinochet mayo de 1974

Nuestras tareas

La libertad y la democracia conquistadas por el pueblo, están a punto de ser conculcadas. De allí que todas nuestras tareas en los próximos meses deberán desarrollarse en el marco de un aumento constante de la represión por los que debemos basar la militancia cotidiana en un redoblamiento de la vigilancia revolucionaria, en el cumplimiento estricto de los métodos conspirativos y de seguridad.

Las perspectivas revolucionarias existentes, enteramente favorables, nos obligan a redoblar esfuerzos, hacen necesario una nieva aceleración del ritmo de construcción de las organizaciones revolucionarias, hacen necesario un incremento de las operaciones de guerrilla.

La garantía básica para lograr éxito y eficiencia en el cumplimiento de estas y todas las tareas revolucionarias del momento, es el crecimiento y el fortalecimiento incesante de nuestro Partido y nuestro Ejército guerrillero. Nuestra organización necesita decenas y centenares de nuevos cuadros para acometer y cumplir exitosamente sus complejas responsabilidades revolucionarias.

Este es el momento en que cada compañero progresista y revolucionario, dejando de lado dudas y vacilaciones, debe rodear a su partido proletario, el PRT y a su organización guerrillera, el ERP, incorporarse, unirse o colaborar con ellos, dar lo mejor de sí a la justa causa socialista canalizando sus energías en el  PRT y el ERP.

Un fuerte y maduro partido proletario con influencias de masas y un ejército guerrillero activo, eficiente, estrechamente ligado a la clase obrera y al pueblo, son los pilares de granito sobre los que se edificará la victoriosa resistencia revolucionaria del pueblo argentino.

 

Carta-desde-Devoto

El 1º de julio de 1974 ocurrió la muerte de Perón, que no por esperado (dado su estado de salud) dejó de provocar una conmoción y un factor político agravante de la crisis. El PRT analizaba así la situación y las perspectivas:

*

Perón ha muerto ¿y ahora qué?

Por Domingo Menna

Editorial de El Combatiente Nº 124, miércoles 3 de julio de 1974

 

Al cierre de la presente edición se conoció la noticia de la muerte del Presidente de la República, General Perón. Ante este hecho, la pregunta que surge es: ¿y ahora, qué pasará? ¿Cambiará la situación? ¿Cambiarán las perspectivas?

Nosotros pensamos que en el grado actual de desarrollo de la lucha de clases, con un potente movimiento de masas en auge que va dejando rápidamente de lado la influencia de la ideología burguesa, en que el proyecto peronista ha fracasado, en que la burguesía y el Partido Militar tienen trazados sus planes estratégicos, la situación general básicamente no cambia. No cambia porque los bloques de clase están delimitados y en ese sentido no habrá modificaciones sustanciales.

Como nos enseña el marxismo «la historia de toda sociedad hasta nuestros días no ha sido sino la historia de la lucha de clases». Esto significa que sobre la base de determinado desarrollo histórico, económico y social, de determinadas relaciones de producción, son las masas con sus luchas constantes y su organización las que modifican y determinan el curso de la historia.

Dentro de este marco, los individuos, en nombre de la clase que representan, juegan un papel cuya importancia está en relación directa con la situación política general en la que les toca actuar. Cuanto más agudo sea el enfrentamiento de clases antagónicas, cuanto más profunda la crisis de una de ellas, mayor relevancia adquirirá el papel del individuo en la historia.

 

La crisis burguesa

La situación coyuntural – en la cual se enmarca la muerte del general Perón – la podemos sintetizar en que la movilización de las masas contra los capitalistas, la burocracia sindical y la política gubernamental ha llegado a influir sobre el conjunto de la burguesía y ha introducido en su mismo seno la crisis.

Esta crisis se manifiesta en estos momentos fundamentalmente en la ausencia de una política gubernamental coherente y en visibles fisuras en el empresariado y en la burocracia sindical. Y, como ya señalamos en artículos anteriores, fue justamente en respuesta a esta crítica situación que el gobierno peronista convocó al acto del 12 de junio pasado con el propósito de obtener un nuevo plazo para sus ensayos contrarrevolucionarios. Esta concentración, repetimos una vez más, estuvo dirigida a las fuerzas armadas y a los estadounidenses, debido a que el gobierno se encamina hoy a buscar el apoyo del imperialismo yanqui como tabla de salvación que haga posible insistir en el actual intento de salvación capitalista.

La evolución de la lucha de clases argentinas se aproxima aceleradamente a un punto de viraje, al comienzo de una situación revolucionaria, que creemos que se manifestará en lo inmediato en un notable auge revolucionario de la lucha obrera y popular, y se encaminará a grandes choques armados, a la ruptura de todo equilibrio social, a la generalización de la lucha revolucionaria en forma de guerra civil abierta.

  

La muerte de Perón y las perspectivas

En esta situación general, Perón jugaba un papel importante en la defensa de los intereses de la burguesía.

En el seno del pueblo, en su mayoría, ya se ha perdido la esperanza en la posibilidad de que el gobierno peronista pudiera tomar un rumbo que le favorezca. Es decir, ya se han frustrado totalmente las ilusiones de que Perón solucionaría los profundos problemas económicos y sociales de la clase obrera y el pueblo. Lamentablemente en el seno del campo progresista y popular, concretamente el populismo y el reformismo, siguen agitando el fantasma del golpe de la CIA, la derecha y los militares para encubrir su injustificable conciliación con la burguesía, expresada en el apoyo que brindan al gobierno contrarrevolucionario del peronismo.

Así, con esa política, se dejan de lado los principios básicos del marxismo-leninismo; pretenden mejorar la fachada del gobierno peronista, comparándolo con la Unidad Po- pular de Chile y llaman a apoyarlo y defenderlo en los enfrentamientos inter-burgueses, haciendo de ello el eje central de su política, contribuyendo así con su prédica a la engañosa propaganda de la burguesía.

El+rebelde+en+la+clandestinidad.+1975

Lenin, en una situación mucho más confusa, refiriéndose al gobierno de Kerensky, en 1917, dijo: «A mi juicio, incurren en una falta de principios quienes se deslizan a las posiciones del defensismo o hasta un bloque con los eseristas, hasta el apoyo al gobierno provisional. Su actitud es absolutamente equivocada, es una falta de principios». «No debemos apoyar el gobierno de Kerensky ni siquiera ahora. Es una falta de principios. Preguntarán: ¿no vamos a luchar contra Kornilov?, ¡Por cierto que sí! Pero no es lo mismo; hay aquí una línea divisoria y la traspasan algunos bolcheviques que caen en la “conciliación” y se dejan arrastrar por el curso de los acontecimientos».

En el campo enemigo, como dijimos, se vive una crisis. Perón justamente lo que intentaba hacer – y hasta cierto punto lo lograba – era atemperar, suavizar, en definitiva prolongar esa crisis.

Ahora, con la muerte de Perón, esta crisis en la superestructura, las fisuras en el empresariado, en la burocracia sindical, se acelerarán y profundizarán. En este sentido las perspectivas generales estratégicas que viene señalando nuestro Partido, no cambiarán en lo esencial. Pero sí debemos estudiar con reflexión los plazos, es decir la aplicación en el tiempo de los planes del campo obrero y popular por un lado, y de los monopolios y de la burguesía aliada del otro. Aquí sí habrá cambios. Pasado el primer momento, en que solo se habla públicamente de «consenso nacional», «unidad nacional», «seguir con la obra de Perón», etcétera., brotarán con gran virulencia todas las rencillas, disputas y contradicciones en la burguesía y en los monopolios en torno al poder político y económico, en otras palabras cómo reprimir mejor y quién se quedará con la mayor tajada en el reparto de la torta. Y todos se verán obligados a acelerar sus planes.

Desde el punto de vista superestructural, estamos claros que marchamos, a corto o mediano plazo, hacia un nuevo gobierno de carácter contrarrevolucionario. Que podrá adoptar distintas formas, pero que será necesariamente cívico-militar. Una de las variantes podría ser, por ejemplo, un cambio ministerial donde el peronismo – ahora sin Perón – actúe de mascarón de proa del dispositivo político-militar de la burguesía y de los monopolios. La clase dominante no tendrá más remedio que apoyarse en el Partido Militar, única fracción burguesa con cohesión y fuerza como para reemplazar a Perón en el papel de salvaguardar el sacrosanto capital.

Por eso, los preparativos de los militares son intensos; la burguesía clama por el aplastamiento de la guerrilla y las luchas obreras. En una palabra, los explotadores son conscientes del avance revolucionario y trabajan activamente en la preparación de la represión.

Cuando los militares declaman a los cuatro vientos que respetarán la institucionalidad y juran que se mantendrán dentro de los marcos de la Constitución, no hacen más que dejar implícito, que se harán cargo de la contrarrevolución, pero para ello necesitan el visto bueno, el beneplácito de la burguesía «democrática», o sea que exigen compartir la responsabilidad de una guerra que prevén dura y de la que serán brazo ejecutor. El mismísimo Lanusse se coloca a la ofensiva, dispuesto a jugar un papel relevante, y lo dice claramente en su carta a Isabel Perón.

Los políticos burgueses «liberales», lógicamente preferirían no recurrir a los militares, pero lo harán, necesariamente, pues no les queda otro camino. Es como cuando una persona recurre al dentista para sacarse una muela; no le gusta perderla, pero ante el dolor y el peligro de mayor infección – en este caso la guerrilla – se ve obligado a sacársela.

En el campo del pueblo se están generando y acumulando enormes energías revolucionarias que se activarán seguramente en las situaciones críticas que sobrevendrán próximamente, detonadas por la crisis económica-político-social del proyecto peronista y agravadas por la desaparición de su principal jefe.

Las posibilidades de una rápida acumulación y movilización de esas gigantescas energías revolucionarias de nuestro pueblo son muy serias y pueden resultar sorprendentes los ritmos y plazos de avance de las fuerzas revolucionarias.

Así están delimitados claramente los dos campos, enfrentados nítidamente en contradicción antagónica y para ningún marxista-leninista consecuente puede caber duda alguna.

Lamentablemente las direcciones reformistas y populistas, llevan agua al molino del engaño y la confusión. Siguen hablando de golpe y sabotaje, de gobierno popular y se ha llegado a plantearle a Balbín y al gobierno un ministerio de «amplia coalición», de «unidad nacional» entre todos los sectores, incluidas por supuesto las fuerzas armadas contrarrevolucionarias.

Se apoya al gobierno contrarrevolucionario, hoy con Isabel Perón al frente, con el argumento de enfrentar al golpe fantasma y preservar la institucionalidad.

Concluimos con un párrafo de Lenin que arroja luz sobre esta situación:

«La revolución instruye a todas las clases con una rapidez y una profundidad desconocidas en épocas normales, pacíficas. Los capitalistas, mejor organizados, más expertos que nadie en materia de lucha de clases y política, aprendieron su lección más velozmente que los demás. Cuando vieron que la posición del gobierno era desesperada, recurrieron a un método que durante décadas, desde 1848, ha sido practicado por los capitalistas de otros países para engañar, dividir y debilitar a los obreros. Este método es el del llamado “gobierno de coalición”, o sea un ministerio mixto formado por miembros de la burguesía y por tránsfugas del socialismo» (Las enseñanzas de la revolución, Obras Completas de Lenin, tomo XXVI, página 316, Ed. Cartago).

No es este precisamente el camino que seguirán las masas, no es este el camino de los revolucionarios. Ante la perspectiva de la nueva y profunda crisis que afecta al campo enemigo nuestra tarea es ponernos con más decisión y firmeza aún, al frente de las luchas del pueblo, determinados a combatir hasta la victoria.

 

Barrilete Trelew1974

PORQUÉ COMBATE EL E.R.P.

Mediados de 1975

 Desde hace muchos, muchísimos años los habitantes de nuestra Patria están  divididos en pobre y ricos, en explotados y explotadores. Los explotadores son los dueños de la inmensa mayoría de las riquezas de la Argentina.  Son los dueños de las fábricas, de los ingenios, de los campos, de los grandes negocios, de los edificios. Son los patrones, los burgueses, los terratenientes, los capitalistas. No trabajan, pero amasan sus riquezas a costillas del trabajo, el sudor y la sangre de los miles y miles de trabajadores y  explotados. Y cuando éstos, hartos de tanta injusticia se rebelan y protestan,  lanzan contra ellos a los principales  sostenedores del capitalismo  el Ejército’ Opresor y todas las fuerzas policiales y  represivas existentes.

En la Argentina, como en todos los países de América Latina; salvo Cuba, los capitalistas están bajo las órdenes del más poderoso de los capitalistas y explotadores del mundo: el imperialismo yanqui.

Los pobres y desposeídos de nuestra Patria son la inmensa mayoría del pueblo argentino. Son los obreros, los campesinos,  los trabajadores de la ciudad y el campo y para poder subsistir deben vender a los patrones lo único que poseen: sus brazos y su capacidad de trabajo. A cambio de ellos, a cambio de las enormes riquezas que les producen, los capitalistas les pagan un miserable salario que casi ni alcanza para vivir. La vida del pueblo trabajador es una vida de lucha, de sufrimientos, de hambre y de humillación, de niños desnutridos y analfabetos, de  hombres y mujeres condenados a una  muerte lenta por explotación y miseria.

 

LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN

Hace 170 años, los reyes, los príncipes y una gran banda de aventureros y ladrones de España, se apoderaron de casi todas las tierras del continente americano y sometieron a las masas indígenas y a los habitantes nativos a la más despiadada explotación, causando su muerte por miles y miles en las minas y en los campos y llevándose a España todas las riquezas obtenidas.

Fue entonces, cuando los patriotas encabezados por San Martín, Belgrano y los demás héroes de la Primera Independencia, resolvieron dar fin a tanta injusticia y echar de nuestro suelo a los colonizadores españoles. Fue José de San Martín quien con el apoyo y la colaboración de todo el pueblo creó el Ejército de los Andes y cruzando ríos y cordilleras, después de largos años de guerra, sacrificios y dificultades liberó a la Argentina y otros pueblos de América del yugo de la corona española.

Fue aquella la GUERRA POR NUESTRA PRIMERA INDEPENDENCIA.

Hoy, el pueblo argentino, haciendo honor al indomable coraje de los patriotas de 1810, está llevando adelante con singular vigor y coraje una nueva y larga guerra. Es la GUERRA POR LA SEGUNDA INDEPENDENCIA, por la liberación del imperialismo yanqui y sus sirvientes nativos: los capitalistas argentinos.

Pero para poder derrotar a tan odiados y poderosos enemigos nuestro pueblo debe batir al Ejército Opresor, el Ejército de Anaya, Videla y Vilas, encargado de defender a sangre y fuego, a punta de fusil y bayonetas los privilegios de los capitalistas y la dominación del imperialismo.

El Ejército Opresor traicionó el legado de San Martín; durante años y años,  nuestro pueblo lo vio castigar a los trabajadores de la ciudad y el campo que protestaban por las malas condiciones de trabajo, asesinar a miles de obreros en Buenos Aires, la Patagonia, Córdoba, fusilar a 16 patriotas prisioneros e indefensos en  Trelew, a 16 guerrilleros en Catamarca; reprimir en estos días bárbaramente a los obreros de Sierra Grande y encarcelar injustamente a 300 de ellos.

El Ejército que hoy, ante el incontenible desarrollo de la guerrilla en los cerros y selvas tucumanas y en las ciudades de toda la patria, se ha lanzado desesperado a perseguir y reprimir brutalmente al pueblo tucumano y sus odiadas tropas han comenzado a ocupar las calles de las ciudades descargando contra el pueblo toda su furia represiva. Y a este Ejército de los capitalistas y el imperialismo, la clase obrera y el pueblo argentino deben derrotar para conquistar su liberación y su felicidad.

Trelew Nuevo Hombre Agosto1974..nro.69

EL EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO

Y por ello, no queda otro camino que el camino de la guerra popular y revolucionaria. Para derrotar a un Ejército  dotado de armamento de todo tipo, aviones, cañones, tanques, cohetes y ametralladoras es necesario enfrentarle otro Ejército, el Ejército del Pueblo, el Ejército de las masas explotadas y desposeídas.

Por eso nació el  EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO,  al calor de las luchas y movilizaciones obreras y populares, especialmente de las gloriosas jornadas del Cordobazo de 1969.

Hace ya cinco años que las unidades del E.R.P. se multiplican por doquier a lo largo y a lo ancho de nuestra patria, en las ciudades y en los montes tucumanos, dando sólidos pasos hacia la construcción del EJERCITO REGULAR que derrotará al Ejército Opresor. Nuestro Ejército Guerrillero, levantando las banderas de la libertad, la justicia, la independencia y el socialismo, recogiendo el legado de San Martín y enarbolando su bandera ha asumido la defensa de los intereses de la clase obrera y el pueblo argentino librando una batalla a muerte contra todos sus enemigos: los grandes patrones nacionales y extranjeros, los terratenientes, el imperialismo yanqui, el gobierno que los representa y las FF.AA. Contrarrevolucionarias que los defiende.

 

¿QUIÉNES FORMAN EL E.R.P.?

Los  obreros, campesinos pobres, los villeros,  estudiantes, empleados, todos los hombres y mujeres argentinos que con el ejemplo eterno del General San Martín, el Comandante Ernesto Che Guevara, el Negrito Fernández y todos los héroes caídos, han jurado “no dejar las armas hasta ver nuestra Patria liberada” y continuar la gesta emancipadora de 1810 hasta conseguir lo segunda y definitiva independencia y conquistar la felicidad de nuestro pueblo.

 

¿POR QUÉ COMBATE EL E.R.P.?

EL EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO LUCHA Y COMBATE:

  • Por la independencia del imperialismo y los capitalistas nativos.
  • Por una Sociedad sin explotadores ni explotados, por la igualdad, la libertad y la democracia plena para nuestro pueblo.
  • Por un sistema de gobierno de democracia social, Gobierno Revolucionario del Pueblo, dirigido por la clase obrera.
  • Por la expropiación sin pago y nacionalización de todas las empresas imperialistas y capitalistas argentinas y extranjeras y su paso inmediato a un sistema de administración obrero-estatal.
  • Para que todos los hombres y mujeres del pueblo gocen de una vida digna y justa, libre de humillaciones e injusticias.
  • Para que se terminen el hambre, la desocupación, la miseria y las enfermedades curables.
  • Para que todo el pueblo tenga acceso a la educación, las escue1as y las universidades.
  • Por la supresión del Ejército Opresor y todas las fuerzas policiales y represivas y su reemplazo por el EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO y las MILICIAS ARMADAS POPULARES.

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EL E.R.P. TRIUNFARA

El EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO triunfará porque la causa que defiende es la causa de los explotados y los desposeídos, la justa causa de la clase obrera y el pueblo argentino.

El ERP triunfará porque es un EJERCITO DEL PUEBLO, a cuyas filas se integrarán paulatinamente cientos de  miles de patriotas valientes y será un ejército poderoso e invencible.

El ERP triunfará porqué sus soldados y oficiales están dispuestos a bregar incansablemente hasta ver la patria liberada y a empuñar los fusiles hasta alcanzar la victoria definitiva.

El ERP triunfará porque como lo demuestran 6 años de guerra revolucionaria en la Argentina,  sus aguerridas y heroicas unidades, se multiplican  nutridas de los mejores hijos de nuestro pueblo.

El E.R.P. triunfará pues como diariamente lo demuestra la lucha guerrillera en los cerros tucumanos el Ejército enemigo, a pesar de todo su poderío, es un ejército asentado sobre barro cuya masa de soldados no está dispuesta a combatir y cuya oficialidad es corrupta y criminal.

El E.R.P. triunfará porque tenemos el ejemplo del heroico pueblo de Vietnam que aunque pequeño y débil derrotó al más encarnizado y poderosos enemigo de todos los pueblos del mundo: EL IMPERIALISMO YANQUI.

Será una guerra larga y dura, pero finalmente los infinitos sacrificios y actos de heroísmo de nuestra clase obrera y nuestro pueblo se verán coronados por la victoria y un rayo de luz iluminará nuestra patria, porque ese día habrá comenzado a reinar par siempre la libertad, la justicia y la felicidad colectivas para el pueblo argentino.

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