Fuente: Umoya num. 89 – 4º trimestre 2018 Susana Merino (Rebelión)
En la República de Benín desde hace algunos años se está desarrollando con éxito un ambicioso proyecto de transformación
socioeconómica con el apoyo del FFSA (Fondo Fiduciario para la Solidaridad Africana) de la NEPAD (Nueva Alianza para el Desarrollo de África).
En este pequeño país de apenas 112.000 km2 y más de 10 millones de habitantes se está desarrollando un proyecto integrador llamado Shongai, cuyo objetivo central es la búsqueda y la obtención de la felicidad, un bien escaso y pocas veces alcanzado, no solo en África, sino en todo el mundo. Evitar el éxodo rural, la fuga de cerebros, la desesperanza de los jóvenes, la degradación ambiental, fueron los hitos centrales de una búsqueda que ya ha comenzado a dar sus frutos.Shongai nació para revertir un orden mundial determinado por el egoísmo, la ambición inescrupulosa y el desdén con que han sido tratados los pueblos africanos. Restaurar la dignidad de su gente, devolverle la confianza y la esperanza constituyen la base de esta valiosa experiencia. Shongai se propone, – y lo está consiguiendo -, recuperar la nobleza del trabajo agrícola ofreciéndoles a los jóvenes
la posibilidad de elegir y no de sufrir esa actividad para que con una adecuada formación les permita la producción de ingresos para sus familias, para sus países y para el continente.
Shongai es una organización que se ha propuesto contribuir al desarrollo de África a través de la creación de ciudades rurales verdes (un desarrollo socioeconómico sostenible) en todo el continente a partir de una agricultura integrada; una agricultura biológica que respete la naturaleza, esencialmente basada en el biomimetismo: “Nada de productos químicos: bailamos con la naturaleza, estudiamos su comportamiento para relacionarnos con ella, porque queremos practicar una agricultura rentable y ompetitiva”, dicen. Todas las actividades agrícolas se dinamizan recíprocamente: después de la cosecha, los residuos, considerados subproductos junto a los desechos de la producción animal, se
reinvierten en la producción del compost utilizado para abonar el suelo en lugar de los fertilizantes químicos. El agua de los estanques piscícolas se reutiliza en el riego de las tierras agrícolas. Otro de los sectores alimentados por los residuos de la producción agroganadera es el de la bioenergía accesible a todos, tanto para cocinar como para el alumbrado y la calefacción, sin contaminar el ambiente ni destruir los ecosistemas, generándose así una agricultura integrada y sostenible.
Pero también se aborda la producción industrial mediante procesos simples y tecnologías accesibles y eficaces, como la fabricación de aceite de palma, de jabón, de zumos de frutas, de harina de mandioca, de alimentos para animales, reutilizando los restos en la alimentación del ganado. Se ha desarrollado así mismo la fabricación de maquinaria adaptada a las necesidades de esa producción, pero también destinada a la venta a precios accesibles a los nuevos productores.
Aquí también se aplica el concepto de reutilización de material recuperado, de aluminio u otros metales, tarea que está a cargo del departamento de Fundición. Gran parte de la producción de estas miniindustrias: zumos, aguas saborizadas, conservas de tomates, ananás, mangos, etc., se complementa con el sector destinado a la fabricación de embalajes: botellas para zumos y otros envases plásticos, que hacen posible que dichos productos se puedan encontrar en las estanterías de todos los supermercados y almacenes de la región y hasta a través de servicios a domicilio dentro de las 24 horas de solicitados. Y no solo pueden ser adquiridos sino que también se organizan visitas guiadas para que los consumidores puedan observar personalmente el esmero y el
cuidado con el que se producen, como garantía de una alimentación
sana y apetecible. Visitas que para los no residentes en la zona se complementan con un sector de alojamiento para clientes en el que además disponen de un telecentro con oficinas, comunicaciones/ internet, cambio de divisa, diversiones, piscina, espiritualidad , capilla, encuentros y reuniones, salas de conferencias y formación en todos los ámbitos en que se desarrollan las actividades. No falta
tampoco un parque automotor destinado a ofrecer servicios de transporte para quienes los necesiten.
Finalmente, cabe destacar que uno de los aspectos más importantes de este interesante proyecto es el de la formación de nuevos emprendedores comprometidos con la formación agrobiológica, de la conservación y optimización de los suelos, basadas en la adopción de técnicas naturales de fertilización por medio de materias orgánicas, algo que ha derivado en la obtención de “supersuelos”
sanos sin la adición de otros fertilizantes y que, en definitiva,
contribuyen no solo al mayor rendimiento de los cultivos sino que favorecen también al mejor gusto y aroma de la producción.
Se trata de un proyecto que pone en práctica una agricultura
sostenible, familiar, con todos los beneficios que conlleva trabajar a nivel de comunidad, el emprendimiento, la formación, el empoderamiento, la lucha contra la éxodo rural y el acaparamiento de tierras, en definitiva, un proyecto ejemplar en África y en el mundo entero.