Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2022/05/20/alem-m20.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws Peter Schwarz 21.05.22
Propaganda nazi en el periódico taz de Alemania
El diario taz, cercano al Partido Verde, publicó un artículo sobre el aniversario de la liberación alemana del Nacional Socialismo (nazismo), que pasa de parecer propaganda Nazi.
En él, la periodista y escritora rusa Julia Latynina argumenta que fue Stalin, y no Hitler, el responsable de que ocurriera la Segunda Guerra Mundial. ‘La verdadera historia de la Segunda Guerra Mundial es que Stalin había planeado esa guerra, misma que habría de abarcar al mundo entero y finalizar solamente cuando la última república Soviética Argentina se hubiese afiliado a la URSS’, dice ella. ‘Él había planeado esta guerra —mucho antes que llegara al poder Hitler’.
El artículo de 1,800 palabras enlaza tantas falsedades, mentiras y difamaciones que aun los periódicos neonazis más expertos tendrían dificultad para acomodarlos en un sólo fascículo. Latynina insulta al Ejército Rojo, maldice a millones de ciudadanos soviéticos quienes dieron sus vidas y perdieron a seres queridos en la lucha contra el terror Nazi y presenta a los generales de Hitler, Guderian y Rommel como brillantes ejemplos a seguir.
Latynina no dice una sola sílaba acerca de los crímenes de los Nazis, quienes planearon meticulosamente la guerra contra la Unión Soviética como ‘una guerra de exterminio‘ y mataron a casi 30 millones de judíos, comunistas, soldados y civiles.
En vez de eso, ella denuncia a los soldados del Ejército Rojo, quienes soportaron el embate de la lucha contra los Nazis, tachándoles de ‘chusma desalojada’ quienes ‘fueron enviados a su muerte por millar sobre millar’ y fueron asesinando, saqueando y violando por los países de los cuales habían expulsado a la Wehrmacht (el Ejército de Hitler). ‘Sobre los cimientos de esos huesos, sangre y carne fue que Putin construye su culto al 9 de mayo —el culto de la Gran Guerra Patriota’, señala.
Como testigo clave de ‘las violaciones y asesinatos masivos cometidos por los liberadores de Stalin en territorio rumano’, citó al escritor Constantin Virgil Gheorghiu, quien fungiera como diplomático del dictador fascista Ion Antonescu durante la guerra. Antonescu fue aliado de Hitler y responsable por la matanza de 400,000 judíos.
Latynina denuncia a los partisanos soviéticos quienes pelearon contra los Nazis, llamándolos terroristas cuyo ‘terror se dirigió principalmente, no contra los alemanes, sino contra la población local.’ En el mismo aliento acusa a los ‘comunistas chinos y luchadores del Viet Cong’ de haber adoptado los principios básicos de este ‘terror extremadamente cruel y eficaz.’
Los comentarios de Latynina sobre el sitio de Leningrado son especialmente repulsivos. La Werhrmacht de Hitler había bombardeado y causado hambruna en la ciudad de millones por 28 meses; 470,000 civiles murieron en el proceso, sin que la Wehrmacht lograra tomar la ciudad. Pero el odio de Latynina no es para los sitiadores, sino para los sitiados. Ella describe a los soldados soviéticos quienes fallecieron defendiendo a la ciudad como víctimas del Stalinismo.
Finalmente, Ltynina denuncia al presidente Putin de Rusia como ‘un segundo Stalin’ y emite un llamado al ‘mundo libre’ a no repetir el error de la Segunda Guerra Mundial cuando ‘se cegó a quién era Stalin.’ Putin personificó ‘tanto a Hitler como a Stalin simultáneamente’, y por tanto, el ‘mundo libre’ ahora ayudaba a Ucrania y ‘nadie podría ya desviar su mirada.’
El extremismo de derecha de Latynina
La impresión de esta porquería fascista en el taz muestra qué tan lejos se ha desplazado hacia la derecha el entorno Verde, con el que se ha ligado cercanamente el periódico desde su fundación hace 43 años.
La diatriba de Latynina apareció tanto en la edición virtual del taz como en el suplemento especial impreso que proveyó al diario ruso Novaya Gazeta el 8 de mayo. La Novaya Gazeta dejó de publicarse en Rusia debido a la censura. Latynina escribe regularmente en el diario, el cual se considera la voz de la oposición ‘liberal’, pero que aparentemente no tiene tapujos para colaborar con extremistas de derecha.
El taz sabía muy bien a quién le ofrecía su plataforma. Ya había publicado un artículo sobre Latynina hace tres años y medio, cuando ella realizó una gira de lecturas por Alemania. El artículo la identifica claramente como una extremista de derecha.
Ella conducía ‘una cruzada contra los izquierdistas, inmigrantes, activistas de derechos humanos y del sufragio universal’, según reportó taz, advirtiendo constantemente ‘sobre los peligros del islam’, considerando que el cambio climático es ‘un invento de la burocracia global y de los oficiales de ciencia’, admirando al notable islamófobo Thilo Sarrazin y al régimen de apartheid de Sudáfrica, y mostró simpatía por el asesino masivo noruego Anders Breivik. Entre tanto, Ltynina se había convertido en ‘acólita del libertarianismo de Ayn Rand’. Ella criticó al sufragio universal ‘como un peligro para la democracia porque deja a los contribuyentes a merced de una tiranía de beneficiarios de la asistencia pública’.
Latynina ha ostentado tales posturas de extrema derecha desde hace mucho tiempo. En el 2010 ella condenó la elección de Viktor Yanukovych a la presidencia de Ucrania en una editorial del Moscow Times, diciendo: ‘Desafortunadamente, solamente la gente adinerada puede realmente elegir a sus políticos de manera responsable. La gente pobre vota por políticos como Yanukovych o el presidente venezolano Hugo Chávez.’ Cuatro años más tarde, Yanukovych fue depuesto en un golpe de estado de derecha con respaldo de parte de EEUU y de Alemania.
La autora de ala derecha ha recibido abundantes galardones internacionales. En el 2008, por ejemplo, la entonces secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, una de las principales líderes de la Guerra en Irak, le entregó el ‘Premio para Defensores de la Libertad’ de parte del Departamento de Estado.
El taz defiende al artículo inflamatorio de Latynina
Aunque los editores de taz tenían conocimiento de la perspectiva de extrema derecha de Latynina, publicaron su artículo de revisionismo histórico sin comentario alguno. Solamente cuando las protestas surgieron en medios sociales Stefan Reinecke, quien encabeza el departamento de opinión de taz, redactó una ‘respuesta’, misma que en sí ¡pretende justificar al artículo!
Aunque Reinecke acusa a Latynina de haber ido demasiado lejos, con su ‘preferencia por opiniones ríspidas’ ella navegó por ‘aguas turbias.’ Su tesis al tenor de que Stalin planeó la Segunda Guerra Mundial antes de que llegara Hitler al poder fue ‘parecida a la propaganda dolosa de que Hitler luchó una guerra preventiva contra Stalin en 1941. Esta ‘mentira cultivada por alemanes de extrema derecha’ minimizó los crímenes de Hitler y arrojó ‘el papel de enemigo de la humanidad’ sobre el Bolshevismo.
Sin embargo, Reinecke ve a la diatriba neonazi de Latynina como contribución legítima y necesaria para la revisión de la cultura del recuerdo alemán. ‘La visión alemana demasiado amigable a Moscú también tuvo algo que ver con una conciencia histórica de culpa hacia Rusia,’ escribe él. ‘En ninguna parte fue tan cruel la guerra de exterminio nazi como en la Unión Soviética, de la cual Rusia es sucesor legal’.
‘Las producciones conmemorativas con tintes nacionalistas desde Kiev hasta Varsovia’ (refiriéndose a la veneración pública de los colaboradores nazis y dictadores como son Stepan Bandera y Józef Pilsudski), fueron observados desde el Occidente, sin embargo, con una mezcla de perplejidad y desinterés’. Según el editor de taz, esto debe cambiar: ‘¿Debemos revalorar a nuestra historia, sus conceptos? En partes, sí’.
La cultura de la remembranza alemana ‘se centró en el Holocausto de manera ocasionalmente autoreferente,’ se queja Reinecke. ‘El rechazo reflexivo de los cuestionamientos sobre la comparación entre el nacional socialismo (nazismo) y el estalinismo como intentos de revitalización’ fueron ‘una actitud poco productiva.’
Lo que se necesitaba era un ‘recordar dialéctico’ ‘en el cual la historia de violencia ajena no se descarta como secundaria, y donde las otras narrativas de víctimas se vean con un mínimo de empatía’. Esto fue ‘agotador, pero era la única manera de ventilar plenamente las remembranzas culturales encerradas’.
Uno debe tener presente la dimensión de los crímenes de los nazis para poder concebir la monstruosidad que propone aquí Reinecke de parte del equipo editorial de taz. La matanza industrial de 6 millones de judíos, la aniquilación de la población de regiones enteras, la balacera de cientos de miles sin sentencia de tribunal alguno, la esclavización de millones de trabajadores forzados y el asesinato de tres millones de prisioneros de guerra soviéticos ¡pretenden equipararse con las ‘narrativas de víctimas’ promulgadas por los culpables y por sus colaboradores!
Stepan Bandera, cuya ‘narrativa de víctima’ ahora forma parte de la ideología estatal oficial de Ucrania, colaboró con la Werhmacht alemana como líder de la agrupación fascista-terrorista Organización de Nacionalistas de Ucrania (OUN), y fue corresponsable del asesinato de 800.000 judíos y 100.000 polacos en lo que ahora se conoce como Ucrania occidental.
Según Reinecke, la revisión histórica tiene límites donde ‘las leyendas revisionistas… se parecen a las consignas nazis’. Pero es precisamente ahí donde conduce su exigencia de mirar a ‘otras narraciones de víctimas con un mínimo de empatía.’ Ante una inspección más cuidadosa, la ‘ventilación de remembranzas culturales encerradas’ resultan una rehabilitación de la ideología nazi, tal como lo hace Latynina en su artículo en taz.
El taz y la propaganda bélica
La rehabilitación de la ideología de extrema derecha en taz tiene un largo historial. Desde que los Verdes ingresaron por primera vez en el gobierno federal en 1998, el periódico que se había asociado cercanamente con el partido desde su fundación, se volvió una fuerza motriz del militarismo alemán. Estuvo al frente de la justificación de las guerras de Alemania contra Serbia y Afganistán invocando los derechos humanos, e incluso a Auschwitz. Luego, atacó al gobierno de Merkel desde la derecha por haber intervenido sin agresividad suficiente en Libia, Siria, y Ucrania.
En marzo del 2018 la edición dominical de taz dedicó su portada y 3 páginas a la defensa de historiador de extrema derecha Jörg Baberowski. Atacó a la organización juvenil trotskista IYSSE [Jóvenes y Estudiantes Internacionales por Igualdad Socialista, JEIIS], por haber criticado públicamente a Baberowski.
Las perspectivas de Baberowski sobre la Segunda Guerra Mundial son parecidas a las de Latynina. Desde el 2007 ha declarado que la guerra de exterminio de los Nazis fue ‘una imposición’ contra la Wehrmacht por parte de Stalin y sus generales. En el 2014 respaldó publicamente a Ernst Nolte en Der Spiegel, quien había disparado la ‘Historikerstreit’ o controversia de historiadores en 1986 con su tesis que el Nacional Socialismo fue meramente una reacción finalmente justificada al Bolshevismo. Baberowski mismo agregó: ‘Hitler no era un sicópata, él no era cruel. Él no deseaba que el exterminio de los judíos se comentara en su mesa’.
Solamente la IYSSE y el Sozialistische Gleichheitspartei (SGP, Partido por Socialista por la Igualdad, PSI) criticaron esta apabullante trivialización de Hitler. En artículos, folletos y reuniones la IYSSE y el SGP mostraron el vínculo con el retorno actual del militarismo alemán. ‘El renacer del militarismo alemán requiere de una nueva interpretación de la historia que trivialice a los crímenes de la era Nazi,’ declaró la IYSSE.
En el mismo mes que apareció el artículo de Spiegel, líderes representantes del gobierno alemán anunciaron el fin de la mesura militar en la Conferencia de Seguridad de Munich: Alemania volvería a tomar un papel en Europa y en el mundo que le correspondiera a su tamaño y a su influencia. Unos días después, el gobierno alemán apoyó al golpe derechista en Kiev que llevó al poder a un régimen proccidental y sentó las bases para la guerra actual.
La IYSSE sostuvo feroces ataques de los medios, políticos y profesores por su crítica de Baberowski y del militarismo, pero se granjeó gran apoyo entre estudiantes y trabajadores.
En el 2018, cuando el taz disparó en pleno contra la IYSSE, ya no podía quedar duda alguna sobre la orientación de extrema derecha de Baberowski. Él se había convertido en vocero de la campaña contra los refugiados, vociferando a todos los canales contra ‘hablar de una cultura de bienvenida’, y había erigido una red en Berlín que incluyó a todo el que tuviera rango y nombre en el escenario de neoderecha. Las cortes en Colonia y Hamburgo habían confirmado que Baberowski podía ser nombrado legítimamente un ‘extremista de ala derecha’ y un ‘falsificador de la historia.’
A su vez, el WSWS elevó la interrogante: ‘¿ Por qué el taz defiende al ideólogo de extrema derecha Baberowski?’ Explicó: ‘Una capa entera de políticos, líderes de opinión, y burguesía pequeña adinerada está recalibrando su brújula política al brillo del retorno del militarismo alemán y el crecimiento de las tensiones de clase’. El taz, mismo que fue fundad en el 1979 como órgano central de aquellas partes del ‘movimiento del 68′ que se habían agrupado con los Verdes y hablaban por sectores muy bien acomodadas de la clase media’, ahora se desplazaba rápidamente hacia la derecha, tal como el Partido Verde.
La Guerra en Ucrania ha confirmado esta apreciación. La propaganda oficial de que la OTAN fue defender a la libertad y a la democracia contra un embate autoritario es una llana mentira. El conflicto instigado por la OTAN por muchos años y luego se escaló de forma masiva con el fin de destruir a Rusia como poder militar mayor, deponer a su gobierno, y lograr acceso a sus vastas reservas de recursos materiales. La decisión reaccionaria y mal cavilada del presidente Putin de atacar militarmente a Ucrania sirvió como pretexto de bienvenida. Ucrania es un peón en este conflicto y su población sirve como mera carne de cañón.
EEUU ha aprobado $53 mil millones para la guerra tan solo en los últimos tres meses. Además, hay miles de millones más y amplias cantidades de armamento procedente de Alemania y Europa. Los costos se cargan a la clase trabajadora en la forma de amenazas de un tercer conflicto mundial nuclear, de precios al alza, empleos perdidos, y recortes sociales para financiar el gasto en armamento. Ya han habido huelgas generales y levantamientos en Sri Lanka así como en otros países.
Los Verdes y su portavoz, taz, responden recorriendo aún más hacia la derecha. El 30 de abril, una conferencia pequeña del Partido Verde apoyó de manera abrumadora el envío de armamento pesado a Ucrania y el programa de armamento del gobierno alemán por 100 mil millones de euros. La ministra exterior Verde Annalena Baerbock y el ministro Verde para la Economía Robert Habeck son los más agresivos vocales en el gobierno por un escalamiento de la guerra, y por un incremento de las sanciones económicas.
El taz apoya esta histeria de guerra reescribiendo la historia y publicando artículos que en el pasado solamente pudieran encontrarse en periódicos neonazis de escasa circulación.
(Publicado originalmente en inglés el 13 de mayo de 2022)