Fuente: https://www.grupotortuga.com/La-negacion-de-la-historia-Por-que Detectives de Guerra. Domingo.23 de enero de 2022
La negación de la historia. ¿Por qué la OTAN no cumple sus compromisos con Rusia?
Introducción por el editor del blog
Estados Unidos no acepta firmar garantías de seguridad a Rusia en el tema más importante de todos y mantiene su intención de ubicar misiles nucleares en las fronteras de Rusia, así de simple. El otro punto son la prolongación de las famosas «revoluciones de color» en los ex estados soviéticos para desestabilizar a la Federación Rusa. A todo esto, Washington espera «resignación» del lado ruso, exige que su política internacional no sea perturbada.
Denunciar esto no puede ser tildado ni de anti-estadounidense, ni de prorruso. Debemos considerar las palabras del investigador estadounidense Paul Craig Roberts: «Washington ha demostrado que Estados Unidos representa una hostilidad potencialmente mortal hacia Rusia».
La OTAN ha instalado misiles en Rumania y Polonia (bases controladas por EEUU). Y hay quienes se burlan presentando un mapa de la inmensa Rusia comparada con la indefensa Europa. La pregunta es, ¿quién amenaza a quién? Es verdad que Rusia tiene la capacidad de destruir las bases de misiles estadounidenses usando, a su vez, sus misiles, no necesita enviar un ejército terrestre e invadir esos países. En ese sentido Rusia si que podría vencer a las fuerzas convencionales de la OTAN en Europa del Este (la OTAN es pequeña ante Rusia en número de tropas y no podrían librar ningún tipo de lucha contra los ejércitos rusos). Esto en teoría, ya que aquello implicaría que Rusia se vea forzada a invadir Europa del Este, como consecuencia provocaría que Estados Unidos movilice sus ejércitos para la lucha.
Desde la desaparición de la URSS, tres décadas atrás, en ni una sola ocasión, Rusia ha mandado un mensaje o ha hecho demostraciones de hostilidad hacia Europa. Al contrario, Rusia ha cumplido sus compromisos suscritos desde el fin de la segunda guerra mundial – Acuerdos de Yalta – en que los Aliados definieron por mutuo consenso sus zonas de influencia europea (al fin y al cabo fueron los nazis quienes provocaron tal cosa… gracias al inicial apoyo de Occidente).
Ha sido la URSS quien cedió ante Europa y Estados Unidos por su incapacidad de mantener unido al Pacto de Varsovia, respuesta a la creación de la OTAN. La Primavera de Praga hace más de medio siglo es la prueba que su sistema no funcionaba. Sí, el supuesto sistema económico comunista resultó ser un experimento social condenado al rotundo fracaso. No se puede vivir solo de teorías.
¿Quién amenaza a quién? En 2014 no fue Rusia quien planificó romper el compromiso de mantener las zonas de influencia para su seguridad. El caso de la Crimea rusa puede ser sustentado en cualquier foro histórico y político; y, desde la desaparición de la URSS, Ucrania no es el único caso (lo hemos abordado en otras ponencias). En el presente, la posición de Rusia es clara, no puede permitir que Ucrania sea miembro de la OTAN, porque eso significa una cosa: Instalación de bases de misiles de la OTAN/EEUU en Ucrania. Esa es la cuestión, Rusia se vería obligada a actuar en Ucrania en lugar de permitir que aquello sucediera. O, si se intenta instalar misiles se verá forzada a destruirlos.
Reflexiona Paul Craig Roberts que: «Rusia no se va a sentar y esperar a que eso suceda. Ciertamente… antes de usar la fuerza, es probable que Rusia coloque misiles nucleares a 200 millas de las costas del Atlántico y el Pacífico de los Estados Unidos como una restricción para que Washington convierta una acción convencional discreta en una guerra nuclear para salvar la cara. Washington, en su arrogancia y estupidez, se ha preparado para una derrota que le resultará difícil de aceptar, especialmente porque Washington la habrá traído sobre sí misma».
Es posible que la guerra nuclear sea el resultado. Eso se basará en estúpidas decisiones desde la Casa Blanca que no son las intenciones de Rusia. Occidente está presentado a Rusia una «amenaza inaceptable» que Rusia tendrá que contrarrestar. En estos días de deliberaciones entre las dos superpotencias, «ni Washington ni su brazo de la OTAN escucharon a los rusos decirles que las bases militares en las fronteras de Rusia son inaceptables. Como el Kremlin ha encontrado que la razón y la diplomacia son inútiles para tratar con Occidente, la perspectiva de construir una seguridad europea común ya no está en su mente. Rusia «no tiene más remedio que implementar una política de contra-contención y contra-intimidación». Habiendo rechazado la seguridad de Rusia, Occidente puede esperar la guerra», afirma Craig Roberts citando las palabras del viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Alexander Grushko. («By Refusing Security to Russia Washington Has Opened the Door to War».- Paul Craig Roberts. Institute for Political Economy, 12 enero 2022)
Ese es el idílico paraíso pos-atómico que nos ofrece Estados Unidos una vez consumada la destrucción apocalíptica causada por una guerra nuclear. No obstante, hay «optimistas» en Occidente que esperan que aún será necesario el uso de fuerzas terrestres para acabar con el enemigo y que Estados Unidos pueda prevalecer… Luego, la «globalización» podrá seguir su planificado rumbo comercial en medio de un infierno radioactivo.
Pero, en el mundo real, la verdadera seguridad contra las armas atómicas es la coexistencia pacífica y no la capacidad para tomar medidas ofensivas con una fuerza abrumadora. Un ataque contra cualquiera de estas potencias será seguido de inmediato por un contra-ataque atómico devastador.
La segunda parte que viene es un monumental aporte histórico documentado que desbarata el «inocente» discurso de los Estados Unidos de que la OTAN nunca ofreció garantías de seguridad a Rusia… La importancia del material documental es trascendental -para compartirlo- (las fuentes originales en inglés se encuentran detalladas apropiadamente). Se debe concientizar a la opinión pública que los EEUU/OTAN, al negar seguridad a Rusia, están abriendo la puerta a la guerra. Una guerra que irremediablemente será nuclear, sin ganadores ni perdedores, sin buenos ni malos.
Hay mucha gente que cuestionará estos análisis realizados por la «izquierda radical», ante ello solo cabe hacer uso de la historiografía para demostrar quién tiene la razón, políticamente hablando. Polemizar sobre los «buenos» y los «malos» no tiene sentido, eso lo dejamos para los descerebrados… que abundan.
Parte II
Expansión de la OTAN: Lo que escuchó Gorbachov
El sitio web en inglés de investigación «La Transnacional. Por la paz por medios pacíficos» ha presentado a sus lectores una asombrosa reseña histórica de los Acuerdos Gorbachov y líderes occidentales. Lo siguiente es historia pura y no propaganda. El lector sacará las conclusiones de quien miente al mundo entero. Los documentos y notas que reproduce la mencionada página web fueron publicadas originalmente por el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington «NATO Expansion: What Gorbachev Heard».
Por: Svetlana Savranskaya y Tom Blanton
Los autores: Svetlana Savranskaya y Tom Blanton del National Security Archive, cuyo libro más reciente, «The Last Superpower Summits: Gorbachev, Reagan, and Bush: Conversations That Ended the Cold War» (CEU Press, 2016) analiza y publica las transcripciones desclasificadas y documentos relacionados de todas las cumbres de Gorbachov con presidentes estadounidenses, incluidas docenas de garantías sobre la protección de los intereses de seguridad de la URSS.
«¿Quién prometió qué a quién sobre la expansión de la OTAN?». El Archivo compiló estos documentos desclasificados para un panel de discusión el 10 de noviembre de 2017 en la conferencia anual de la Asociación de Estudios Eslavos de Europa del Este y Euroasiáticos (ASEEES) en Chicago bajo el título «¿Quién prometió qué a quién sobre la expansión de la OTAN?»
Los documentos desclasificados muestran garantías de seguridad contra la expansión de la OTAN de Baker, Bush, Genscher, Kohl, Gates, Mitterrand, Thatcher, Hurd, Major y Woerner a los líderes soviéticos.
La famosa garantía de «ni una pulgada hacia el este» del secretario de Estado de EE.UU., James Baker, sobre la expansión de la OTAN en su reunión con el líder soviético Mikhail Gorbachov el 9 de febrero de 1990, fue parte de una cascada de garantías sobre la seguridad soviética dada por los líderes occidentales a Gorbachov y otros funcionarios soviéticos a lo largo del proceso de unificación alemana en 1990 y hasta 1991, según documentos estadounidenses, soviéticos, alemanes, británicos y franceses desclasificados publicados hoy por el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington» (Washington DC, 12 de diciembre de 2017).
Los documentos muestran que múltiples líderes nacionales estaban considerando y rechazando la membresía de Europa Central y Oriental en la OTAN a principios de 1990 y hasta 1991, que las discusiones de la OTAN en el contexto de las negociaciones de unificación alemana en 1990 no se limitaron en absoluto al estado del territorio de Alemania Oriental, y que las quejas posteriores soviéticas y rusas sobre ser engañados sobre la expansión de la OTAN se fundaron en memorandos escritos y comunicaciones telefónicas contemporáneas en el más alto nivel.
Los documentos refuerzan las críticas del ex director de la CIA, Robert Gates, de «seguir adelante con la expansión de la OTAN hacia el este (en la década de 1990), cuando Gorbachov y otros fueron llevados a creer que eso no sucedería». La frase clave, respaldada por los documentos, es «llevado a creer».
Página de las notas de Stepanov-Mamaladze del 12 de febrero de 1990, que refleja la garantía de Baker a Shevardnadze durante la conferencia de Cielos Abiertos de Ottawa: «Y si U[nited] G[ermany] permanece en la OTAN, debemos tener cuidado con la no expansión de su jurisdicción hacia el este.»
El presidente George H.W. Bush había asegurado a Gorbachov durante la cumbre de Malta en diciembre de 1989 que Estados Unidos no se aprovecharía («No he saltado arriba y abajo en el Muro de Berlín») de las revoluciones en Europa del Este para dañar los intereses soviéticos; pero ni Bush ni Gorbachov en ese momento (o para el caso, el canciller de Alemania Occidental Helmut Kohl) esperaban tan pronto el colapso de Alemania Oriental o la velocidad de la unificación alemana.
Las primeras garantías concretas de los líderes occidentales sobre la OTAN comenzaron el 31 de enero de 1990, cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania Occidental, Hans-Dietrich Genscher, abrió la licitación con un importante discurso público en Tutzing, Baviera, sobre la unificación alemana.
La Embajada de los Estados Unidos en Bonn (ver Documento 01 Cable confidencial de la Embajada de los Estados Unidos en Bonn al Secretario de Estado sobre el discurso del Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania: Genscher describe su visión de una nueva arquitectura europea) informó a Washington que Genscher dejó en claro «que los cambios en Europa del Este y el proceso de unificación alemana no deben conducir a un ’menoscabo de los intereses de seguridad soviéticos’. Por lo tanto, la OTAN debería descartar una «expansión de su territorio hacia el este, es decir, acercándolo a las fronteras soviéticas». El cable de Bonn también señaló la propuesta de Genscher de dejar el territorio de Alemania Oriental fuera de las estructuras militares de la OTAN, incluso en una Alemania unificada en la OTAN.
Esta última idea de estatus especial para el territorio de la RDA fue codificada en el tratado final de unificación alemán firmado el 12 de septiembre de 1990 por los ministros de relaciones exteriores del Dos más Cuatro (ver Documento 25, 12 de septiembre 1990 Ministerial de dos más cuatro en Moscú: Relato detallado, incluye el texto del Tratado sobre la Solución Definitiva con respecto a Alemania y el Acta Acordada del Tratado sobre el estatuto militar especial de la RDA después de la unificación).
La idea anterior sobre «más cerca de las fronteras soviéticas» no está escrita en tratados, sino en múltiples memorandos de conversación entre los soviéticos y los interlocutores occidentales de más alto nivel (Genscher, Kohl, Baker, Gates, Bush, Mitterrand, Thatcher, Major, Woerner y otros) que ofrecen garantías a lo largo de 1990 y en 1991 sobre la protección de los intereses de seguridad soviéticos y la inclusión de la URSS en las nuevas estructuras de seguridad europeas.
Las dos cuestiones estaban relacionadas, pero no eran las mismas. El análisis posterior a veces confundió las dos y se argumentó que la discusión no involucró a toda Europa. Los documentos publicados a continuación muestran claramente que así fue.
La «fórmula Tutzing» se convirtió inmediatamente en el centro de una serie de importantes discusiones diplomáticas durante los siguientes 10 días en 1990, lo que llevó a la crucial reunión del 10 de febrero de 1990 en Moscú entre Kohl y Gorbachov cuando el líder de Alemania Occidental logró el asentimiento soviético en principio a la unificación alemana en la OTAN, siempre y cuando la OTAN no se expandiera hacia el este. Los soviéticos necesitarían mucho más tiempo para trabajar con su opinión interna (y la ayuda financiera de los alemanes occidentales) antes de firmar formalmente el acuerdo en septiembre de 1990.
Las conversaciones antes de la garantía de Kohl implicaron una discusión explícita sobre la expansión de la OTAN, los países de Europa Central y Oriental y cómo convencer a los soviéticos de aceptar la unificación. Por ejemplo, el 6 de febrero de 1990, cuando Genscher se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores británico Douglas Hurd, el registro británico mostró a Genscher diciendo: «Los rusos deben tener alguna seguridad de que si, por ejemplo, el Gobierno polaco abandona el Pacto de Varsovia un día, no se unirían a la OTAN al siguiente». (Ver Documento 2 Sr. Hurd a Sir C. Mallaby (Bonn). Telegraphic N. 85: Llamada del Secretario de Estado a Herr Genscher: Unificación alemana. 06-feb-1990)
Después de haberse reunido con Genscher en su camino hacia las discusiones con los soviéticos, Baker repitió exactamente la formulación de Genscher en su reunión con el Ministro de Relaciones Exteriores Eduard Shevardnadze el 9 de febrero de 1990; y aún más importante, cara a cara con Gorbachov. (ver Documento 4 Memorándum de Paul H. Nitze a George H.W. Bush sobre la reunión del «Foro para Alemania» en Berlín. 06-feb-1990)
No una, sino tres veces, Baker probó la fórmula de «ni una pulgada hacia el este» con Gorbachov en la reunión del 9 de febrero de 1990. Estuvo de acuerdo con la declaración de Gorbachov en respuesta a las garantías de que «la expansión de la OTAN es inaceptable».
Baker aseguró a Gorbachov que «ni el presidente ni yo tenemos la intención de extraer ninguna ventaja unilateral de los procesos que se están llevando a cabo», y que los estadounidenses entendieron que «no solo para la Unión Soviética sino también para otros países europeos es importante tener garantías de que si Estados Unidos mantiene su presencia en Alemania en el marco de la OTAN, ni una pulgada de la actual jurisdicción militar de la OTAN se extenderá en dirección este». (Ver Documento 6 Grabación de la conversación entre Mijaíl Gorbachov y James Baker en Moscú. (Extractos) 09-feb-1990)
Después, Baker escribió a Helmut Kohl, quien se reuniría con el líder soviético al día siguiente, con mucho del mismo lenguaje. Baker informó: «Y luego le hice la siguiente pregunta (a Gorbachov). ¿Preferiría ver una Alemania unida fuera de la OTAN, independiente y sin fuerzas estadounidenses o preferiría que una Alemania unificada estuviera vinculada a la OTAN, con garantías de que la jurisdicción de la OTAN no se desplazaría ni una pulgada hacia el este desde su posición actual?
Respondió que el liderazgo soviético estaba pensando realmente en todas esas opciones (….) Luego agregó: «Ciertamente cualquier extensión de la zona de la OTAN sería inaceptable». Baker agregó entre paréntesis, para el beneficio de Kohl, «Por implicación, la OTAN en su zona actual podría ser aceptable». (Ver Documento 8 Carta de James Baker a Helmut Kohl, 10-feb-1990)
Bien informado por el secretario de Estado estadounidense, el canciller de Alemania Occidental entendió un resultado final soviético clave, y aseguró a Gorbachov el 10 de febrero de 1990: «Creemos que la OTAN no debería expandir la esfera de su actividad». (Ver Documento 9 Memorando de conversación entre Mijaíl Gorbachov y Helmut Kohl. 10-feb-1990) Después de esta reunión, Kohl apenas pudo contener su entusiasmo por el acuerdo de Gorbachov en principio para la unificación alemana y, como parte de la fórmula de Helsinki de que los estados eligen sus propias alianzas, Alemania podría elegir la OTAN. Kohl describió en sus memorias caminando toda la noche por Moscú, pero aún así entendiendo que aún quedaba un precio por pagar.
Las sesiones de trabajo en Camp David se reunieron en la cubierta, al aire libre, aquí en el sentido de las agujas del reloj desde la parte superior izquierda, el intérprete Peter Afanasenko, Baker, Bush, el vicepresidente Dan Quayle, Scowcroft, Shevardnadze, Gorbachev y Akhromeyev (atrás a la cámara), 2 de junio de 1990. (Crédito: Biblioteca Presidencial George HW Bush, P13412-08)
Todos los ministros de Relaciones Exteriores occidentales estaban a bordo con Genscher, Kohl y Baker. Luego vino el ministro de Relaciones Exteriores británico, Douglas Hurd, el 11 de abril de 1990. En este punto, los alemanes orientales habían votado abrumadoramente por el marco alemán y por una rápida unificación, en las elecciones del 18 de marzo en las que Kohl había sorprendido a casi todos los observadores con una victoria real.
Los análisis de Kohl (explicados por primera vez a Bush el 3 de diciembre de 1989) de que el colapso de la RDA abriría todas las posibilidades, que tenía que correr para llegar a la cabeza del tren, que necesitaba el respaldo de Estados Unidos, que la unificación podría ocurrir más rápido de lo que nadie creía posible, todo resultó ser correcto.
La unión monetaria procedería ya en julio y las garantías sobre la seguridad seguían llegando. Hurd reforzó el mensaje de Baker-Genscher-Kohl en su reunión con Gorbachov en Moscú, el 11 de abril de 1990, diciendo que Gran Bretaña claramente «reconoció la importancia de no hacer nada para perjudicar los intereses y la dignidad soviéticos». (Ver Documento 15 Sir R. Braithwaite (Moscú). Telegráfica N. 667: «Reunión del Secretario de Estado con el Presidente Gorbachov». 11-abr-1990)
La conversación de Baker con Shevardnadze el 4 de mayo de 1990, como Baker la describió en su propio informe al presidente Bush, describió de manera más elocuente lo que los líderes occidentales le estaban diciendo a Gorbachov exactamente en ese momento: «Utilicé su discurso y nuestro reconocimiento de la necesidad de adaptar la OTAN, política y militarmente, y de desarrollar la CSCE para asegurar a Shevardnadze que el proceso no produciría ganadores y perdedores. En cambio, produciría una nueva estructura europea legítima, una que sería inclusiva, no exclusiva». (Ver Documento 17 James A. Baker III, Memorándum para el Presidente, «Mi reunión con Shevardnadze».4 mayo 1990)
Baker lo dijo de nuevo, directamente a Gorbachov el 18 de mayo de 1990 en Moscú, dándole a Gorbachov sus «nueve puntos», que incluían la transformación de la OTAN, el fortalecimiento de las estructuras europeas, mantener a Alemania no nuclear y tener en cuenta los intereses de seguridad soviéticos.
Baker comenzó sus comentarios: «Antes de decir algunas palabras sobre el tema alemán, quería enfatizar que nuestras políticas no están dirigidas a separar a Europa del Este de la Unión Soviética. Teníamos esa política antes. Pero hoy estamos interesados en construir una Europa estable y hacerlo junto con ustedes». (Ver Documento 18 Grabación de la conversación entre Mijaíl Gorbachov y James Baker en Moscú. 18 mayo 1990)
El líder francés Francois Mitterrand no estaba en una fusión mental con los estadounidenses, sino todo lo contrario, como lo demostró al decirle a Gorbachov en Moscú el 25 de mayo de 1990, que estaba «personalmente a favor de desmantelar gradualmente los bloques militares»; pero Mitterrand continuó la cascada de garantías diciendo que Occidente debe «crear condiciones de seguridad para ustedes, así como la seguridad europea en su conjunto». (Ver Documento 19 Registro de la conversación entre Mijaíl Gorbachov y Francois Mitterrand (extractos). 25 mayo 1990) Mitterrand inmediatamente escribió a Bush en una carta sobre su conversación con el líder soviético, que «ciertamente no nos negaríamos a detallar las garantías que tendría derecho a esperar para la seguridad de su país». (Ver Documento 20 Carta de Francois Mitterrand a George Bush. 25 de mayo de 1990)
El Ministro de Relaciones Exteriores Genscher entrega al Presidente Bush un trozo del Muro de Berlín, Oficina Oval de la Casa Blanca, Washington, DC, 21 de noviembre de 1989. Crédito: Biblioteca y Museo Presidencial de George Bush.
En la cumbre de Washington el 31 de mayo de 1990, Bush hizo todo lo posible para asegurarle a Gorbachov que Alemania en la OTAN nunca se dirigiría a la URSS: «Créanme, no estamos empujando a Alemania hacia la unificación, y no somos nosotros quienes determinamos el ritmo de este proceso. Y, por supuesto, no tenemos ninguna intención, ni siquiera en nuestros pensamientos, de dañar a la Unión Soviética de ninguna manera. Es por eso que estamos hablando a favor de la unificación alemana en la OTAN sin ignorar el contexto más amplio de la CSCE, teniendo en cuenta los lazos económicos tradicionales entre los dos estados alemanes. Tal modelo, en nuestra opinión, corresponde también a los intereses soviéticos». (Ver Documento 21 Registro de la conversación entre Mijaíl Gorbachov y George Bush. Casa Blanca, Washington D.C. 31 mayo 1990)
La «Dama de Hierro» también intervino, después de la cumbre de Washington, en su reunión con Gorbachov en Londres el 8 de junio de 1990. Thatcher anticipó los movimientos que los estadounidenses (con su apoyo) tomarían en la conferencia de la OTAN de principios de julio para apoyar a Gorbachov con descripciones de la transformación de la OTAN hacia una alianza más política y menos amenazante militarmente. Ella le dijo a Gorbachov: «Debemos encontrar formas de dar a la Unión Soviética la confianza de que su seguridad estaría asegurada … La CSCE podría ser un paraguas para todo esto, además de ser el foro que llevó a la Unión Soviética a la discusión sobre el futuro de Europa». (Ver Documento 22 Carta del Sr. Powell (N. 10) al Sr. Wall: Memorando de conversación Thatcher-Gorbachov. 08-jun-1990)
La Declaración de Londres de la OTAN el 5 de julio de 1990 tuvo un efecto bastante positivo en las deliberaciones en Moscú, según la mayoría de los relatos, dando a Gorbachov municiones significativas para contrarrestar a los partidarios de la línea dura en el Congreso del Partido que estaba teniendo lugar en ese momento. Algunas versiones de esta historia afirman que se proporcionó una copia anticipada a los ayudantes de Shevardnadze, mientras que otras describen solo una alerta que permitió a esos asistentes tomar la copia del servicio de cable y producir una evaluación positiva soviética antes de que los militares o de línea dura pudieran llamarlo propaganda.
Como Kohl le dijo a Gorbachov en Moscú el 15 de julio de 1990, mientras elaboraban el acuerdo final sobre la unificación alemana: «Sabemos lo que le espera a la OTAN en el futuro, y creo que ahora también lo sabe», refiriéndose a la Declaración de Londres de la OTAN. (Ver Documento 23 Registro de la conversación entre Mikhail Gorbachev y Helmut Kohl, Moscú (Extractos). 15-jul-1990)
En su llamada telefónica a Gorbachov el 17 de julio, Bush quiso reforzar el éxito de las conversaciones Kohl-Gorbachov y el mensaje de la Declaración de Londres. Bush explicó: «Así que lo que tratamos de hacer fue tener en cuenta sus preocupaciones expresadas a mí y a otros, y lo hicimos de las siguientes maneras: mediante nuestra declaración conjunta sobre la no agresión; en nuestra invitación a usted a venir a la OTAN; en nuestro acuerdo de abrir la OTAN a contactos diplomáticos regulares con su Gobierno y los de los países de Europa del Este; y nuestra oferta sobre garantías sobre el tamaño futuro de las fuerzas armadas de una Alemania unida, un tema que sé que discutió con Helmut Kohl. También cambiamos fundamentalmente nuestro enfoque militar sobre las fuerzas convencionales y nucleares. Transmitimos la idea de una CSCE ampliada y más fuerte con nuevas instituciones en las que la URSS pueda compartir y ser parte de la nueva Europa». (Ver Documento 24 Memorándum de conversación telefónica entre Mijaíl Gorbachov y George Bush. 17-jul-1990)
Los documentos muestran que Gorbachov aceptó la unificación alemana en la OTAN como resultado de esta cascada de garantías, y sobre la base de su propio análisis de que el futuro de la Unión Soviética dependía de su integración en Europa, para la cual Alemania sería el actor decisivo.
Él y la mayoría de sus aliados creían que alguna versión de la casa común europea todavía era posible y se desarrollaría junto con la transformación de la OTAN para conducir a un espacio europeo más inclusivo e integrado, que el acuerdo posterior a la Guerra Fría tendría en cuenta los intereses de seguridad soviéticos. La alianza con Alemania no solo superaría la Guerra Fría, sino que también pondría patas arriba el legado de la Gran Guerra Patria.
Pero dentro del gobierno de Estados Unidos, continuó una discusión diferente, un debate sobre las relaciones entre la OTAN y Europa del Este. Las opiniones diferían, pero la sugerencia del Departamento de Defensa a partir del 25 de octubre de 1990 fue dejar «la puerta entreabierta» para la membresía de Europa del Este en la OTAN. (Ver Documento 27 James F. Dobbins, Oficina Europea del Departamento de Estado, Memorando al Consejo de Seguridad Nacional: Documento de Revisión de la Estrategia de la OTAN para la Discusión del 29 de octubre. 25-oct-1990)
La opinión del Departamento de Estado era que la expansión de la OTAN no estaba en la agenda, porque no estaba en el interés de los Estados Unidos organizar «una coalición antisoviética» que se extendiera a las fronteras soviéticas, entre otras cosas porque podría revertir las tendencias positivas en la Unión Soviética. La administración Bush adoptó este último punto de vista. Y eso es lo que escucharon los soviéticos. (Ver Documento 26 Departamento de Estado de los Estados Unidos, Oficina Europea: Documento de estrategia revisado de la OTAN para su discusión en la reunión del subgrupo. 22-oct-1990)
Ya en marzo de 1991, según el diario del embajador británico en Moscú, el primer ministro británico John Major aseguró personalmente a Gorbachov: «No estamos hablando del fortalecimiento de la OTAN». Posteriormente, cuando el ministro de defensa soviético, el mariscal Dmitri Yazov, le preguntó a Major sobre el interés de los líderes de Europa del Este en la membresía de la OTAN, el líder británico respondió: «Nada de eso sucederá». (Ver Documento 28 Diario del Embajador Rodric Braithwaite, 5 de marzo de 1991. 05-mar-1991)
Cuando los diputados del Soviet Supremo ruso vinieron a Bruselas para ver a la OTAN y reunirse con el secretario general de la OTAN, Manfred Woerner, en julio de 1991, Woerner dijo a los rusos que «No deberíamos permitir… el aislamiento de la URSS de la comunidad europea». Según el memorando de conversación ruso, «Woerner enfatizó que el Consejo de la OTAN y él están en contra de la expansión de la OTAN (13 de los 16 miembros de la OTAN apoyan este punto de vista)». (Ver Documento 30 Memorándum a Boris Yeltsin de la delegación del Soviet Supremo ruso en los cuarteles generales de la OTAN. 01-jul-1991)
Así, Gorbachov fue al final de la Unión Soviética con la seguridad de que Occidente no estaba amenazando su seguridad y no estaba expandiendo la OTAN. En cambio, la disolución de la URSS fue provocada por los rusos (Boris Yeltsin y su principal asesor Gennady Burbulis) en concierto con los antiguos jefes del partido de las repúblicas soviéticas, especialmente Ucrania, en diciembre de 1991.
La Guerra Fría había terminado hace mucho tiempo para entonces. Los estadounidenses habían «tratado» de mantener unida a la Unión Soviética (discurso de Bush el 1 de agosto de 1991). La expansión de la OTAN fue años en el futuro, cuando estas disputas estallarían de nuevo, y más garantías llegarían al líder ruso Boris Yeltsin.
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* El panel de la Asociación de Estudios Eslavos de Europa del Este y Euroasiáticos (ASEEES) incluyó a:
* Mark Kramer del Centro Davis en Harvard, editor del Journal of Cold War Studies,cuyo artículo de 2009 en el Washington Quarterly argumentó que la «promesa de no ampliación de la OTAN» era un «mito»;
* Joshua R. Itkowitz Shifrinson de la Escuela Bush en Texas A&M, cuyo artículo de Seguridad Internacional de 2016 argumentó que Estados Unidos estaba jugando un doble juego en 1990, lo que llevó a Gorbachov a creer que la OTAN sería subsumida en una nueva estructura de seguridad europea, mientras trabajaba para garantizar la hegemonía en Europa y el mantenimiento de la OTAN;
* James Goldgeier de la Universidad Americana, quien escribió el libro autorizado sobre la decisión de Clinton sobre la expansión de la OTAN, Not Whether But When, y describió las falsas garantías de Estados Unidos al líder ruso Boris Yeltsin en un artículo de WarOnTheRocks de 2016;
* Svetlana Savranskaya y Tom Blanton del Archivo de Seguridad Nacional, cuyo libro más reciente, The Last Superpower Summits: Gorbachev, Reagan, and Bush: Conversations That Ended the Cold War (CEU Press, 2016) y autores de este artículo.
* Para las notas de este artículo, más todos los documentos originales, por favor consulte los enlaces que nos llevan a la versión original. Los documentos son largos por lo que nos vemos obligados a no transcribirlos directamente.
Fuente con enlaces a los documentos y fotografías: http://www.detectivesdeguerra.com/2…