Por qué España tendrá Rey hasta el fin de sus tiempos como Nación. Lo Arcaico de los Ejércitos Nacionales Modernos
Para muchas personas las derivas geopolíticas, bandazos políticos y decisiones tanto al interno como al externo son producto de una niebla de guerra producida por el maremagnum de fuerzas e intereses contrapuestos que conforman las relaciones institucionales.
España es un jugador regional que puede ser ejemplo de tal confusión. Sin duda tres son las mayores paradojas a las que se enfrenta cualquier analista: apoyo a Marruecos , apoyo a los golpes de estado antidemocráticos en Sudamérica y protección a la corona. Hoy vamos a desentrañar
Juntemos las piezas:
1 El rey jurídicamente es inviolable, sus actividades son consideradas fuera de la ley (privilegio, privado de la ley), ya que el que es sancionable y dentro de la legalidad es el Presidente del Gobierno.
Artículo 56.3 Constitución Española: «La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad…»
2 El rey comanda los ejércitos, pero no garantiza la constitución:
Artículo 62 Constitución Española: Corresponde al Rey: h) El mando supremo de las Fuerzas Armadas.
3 Son las ‘Fuerzas Armadas’, comandadas por sus generales, no el ‘Rey’, las que garantizan los intereses de la organización establecida en la Península Ibérica y conocida como Estado Español y la constitución:
Artículo 8.1 Constitución Española: Las Fuerzas Armadas, …, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional».
Es decir, a pesar de que el Rey decidiera no intervenir, las Fuerzas Armadas tienen una Misión. Los nuevos misioneros.
Esto tiene su miga, ya que, aunque aparentemente es solo un matiz, es meridiano: el rey no manda a las Fuerzas Armadas en general, solo un ente conocido como ‘Mando Supremo de las Fuerzas Armadas’. Esto implica que no puede dar órdenes a la tropa, aunque se las de, sino solo a los generales que se quieran ubicar bajo el paraguas del ‘Mando Supremo’. Se puede considerar entonces que la adhesión de los generales no es incondicional, sino condicionada a su concepto personal o colegiado de España.
Notar que son los generales del ejército los que proponen al Ministro de Defensa. Este ejerce una tarea no de elemento sancionador, como correspondería en una democracia, sino como portavoz, como ocurre en un Reino. A su vez, y de forma similar a como se escogen los vocales del Consejo General del Poder Judicial, los generales escogen a su Jefe de Estado Mayor de Defensa JEMAD, que es refrendado por el Presidente del Gobierno. Desconocemos qué sucede cuando el JEMAD es impuesto al Estado Mayor por el presidente o si ha sucedido.
4 Los Comandantes de las Fuerzas Armadas atienden a dos tipos de intereses:
geopolíticos y estatégicos, pero también coyunturales. Cualquier ejército orgánicamente, estratégicamente, necesita vías no oficiales/clandestinas, para mantener la seguridad de sus actividades y suministros; estrategia doctrinalmente establecida en la estrategia estadounidense conocida como «
Contrainsurgencia y Guerra no convencional«.
Este es el punto de coyunturalidad de cualquier ejército.
6 El negocio de la Guerra: El rey vehiculiza desde su impunidad eficientemente las necesidades estratégicas de las Fuerzas Armadas. La estrategia militar y de relaciones exteriores mantenidas por los Generales está amparada por la figura del Rey que, primero como secreto y después como inviolable, media en los negocios estatales lícitos e ilícitos pero considerados estratégicos. No es amor lo que tienen los generales del ejército al rey, es interés.
Este interés se paga bien:
7 El
Interés Nacional viene marcado tanto por los
intereses geopolíticos como por los coyunturales. Estas son líneas estratégicas generales que todos los gobiernos, nacionales, internacionalistas, nacionalistas o socialistas siguen manteniendo.
De la naturaleza arcaica de los ‘Ejércitos Nacionales’ modernos
La gestión de un Ejército es la gestión de un Estado dentro del Estado, con sus propias estructuras, regiones, leyes y reglamentos. Cuando analizamos su funcionamiento intrínseco nos damos cuenta de que las lógicas no funcionan: envío de armas a supuestos enemigos, defensa de intereses contraproducentes o perjudiciales. Estamos leyendo las instrucciones en el idioma equivocado.
La lógica que subyace en el ejército español es más parecida a las reglas de Servidumbre basadas en el Usus, Fructus y Abusus como se recoge en el Derecho Romano que en la Propiedad Privada y Mercado Libre de los tiempos actuales. Lo más parecido que puede haber a la introducción del liberalismo en los estados nacionales es la nube de contratistas y ejércitos mercenarios que pueblan el ecosistema bélico. Estas son fuerzas auxiliares, y salvo en estados menores, no son capaces de suplantar a los ejércitos nacionales.
Este anacronismo estructural es característico y generalizado en todos los ejércitos nacionales modernos, incluído el Soviético en sus tiempos, y lastra la comprensión tanto de las relaciones internas como de las relaciones geopolíticas internacionales. Los ejércitos nacionales siguen manteniendo estructuras organizativas arcaicas porque se adaptan mejor a sus Misiones, como la nombra la Constitución Española. Bajo este supuesto, que contradice cualquier lógica esgrimida hasta en sus propios tratados, los ejércitos solo pueden ser técnicamente modernos, pero no organizativamente.
Esta necesidad organizativa también a lastrado a las organizaciones revolucionarias, explicando cómo se han podido desarrollar autoritarismos a partir de movimientos populares de liberación e incluso democráticos. Nada más fácil.
Conclusiones
Con privilegio se congrega en torno a las capacidades estratégicas político-militares del rey todo tipo de
sátrapas y vividores.
La presente Guerra de Ucrania, y en general los conflictos armados, solo pueden
reforzar tanto al Rey como a la Corona. Su sino es el conflicto.
Sin
privilegio e impunidad la figura del rey sería irrelevante y
acabaría en la cárcel o el exilio ante el aluvión de causas pendientes, como ha sucedido, pero se mantendrían las necesidades estratégicas de las Fuerzas Armadas.
No existiría cambio sustancial en las políticas.
Las condiciones geopolíticas están fuertemente establecidas, incluso secularmente. Sin embargo las condiciones coyunturales permanecen en constante cambio. Cualquier tipo de intervención debe ser dirigida a cambiar eficientemente estas condiciones si quiere modificar el contexto geopolítico o pretender una
Revolución.
En clave nacional es ejército el que mantiene la estructura geopolítica del estado inamovible desde hace más de 200 años, mientras que son las fuerzas políticas, económicas y sociales las que cambian con mayor velocidad. La acción política está condicionada por la acción económica y social. La institución de una república podría afectar a las funciones del ejército, pero en último término no a la lógica detrás de la geopolítica y necesidades coyunturales, que traerian de retorno las viejas políticas. La situación económica actual está marcada por la incertidumbre: un cambio de era y una sucesión de crisis que tenderán a la acomodación de las nuevas circunstancia conforme a
planes ya establecidos. Las crisis son momentos de cambios, pero los suministros y funciones del ejército tenderán reacomodar a sus prácticas cualquier alternativa económica. La situación social es la más fácilmente influenciable, ya que en último término se mueve por necesidades inmediatas, las cuales pueden afectar a las estrategias a largo plazo cuando no son satisfechas.
En cuanto a los esfuerzos revolucionarios por cambiar las sociedades y alejarlas de la barbarie, si la situación geopolítica condiciona la política interna, no se puede pretender un cambio de paradigma en una región sin abordar este problema. Cualquier cambio pretendido en terreno propio debe coordinarse con una acción en la región entorno que lleve al cambio de interés geopolítico de todo el área.