Fuente: https://elsudamericano.wordpress.com/2020/07/14/pense-que-iban-a-elegirme-reina-de-la-primera/
“PENSÉ QUE IBAN A ELEGIRME REINA DE LA PRIMERA”
“No tengo ganas de vivir en un país donde cada decisión que se toma se convierte en un Boca-River…”
El señor Fernández “no tiene ganas”…
Cuestión qué, a la dinámica real del proceso social de lucha de clases le resulta de lo más conmovedor….
Antes que nada, y solo para el registro histórico, es necesario señalar que hasta la fecha ninguno de los perdonismos “anteriores” había logrado alcanzar tal grado de “pendejez” argumental.
Pero, bien o mal que le pese, —esto sin intención de ofender su embestidura de gallináceo de corral genéticamente modificado y la supravalorada capacidad intelectual del gabinete demócrata y cristiano—; el servilismo tan propio de kiosquero de barrio extorsionado por la maldita policía, no es argumento justificatorio.
Quizás, el señor prescindente Fernández debería autorizar a alguna de sus secretarias de futbolítica pública para que tome las decisiones que su maltratada autoestima de mercenario desclasado no le permiten tomar.
Un antiguo proverbio que bien puede aplicarse a la conducta bipolar del ejecutivo argentino sentencia: “recuerda que la estupidez no requiere ningún esfuerzo y es muy contagiosa”.
«Salgo y digo que me preocupa lo que está pasando con la principal exportadora oleaginosa del país y me dicen que soy un chavista que quiere expropiar… Si quisiera expropiar, no expropiaría una empresa en quiebra sino una cerealera floreciente».
Al menos nosotros, las víctimas del Estado patronal, no sabemos a ciencia cierta cuando fue que el señor prescindente empezó a considerar las quiebras fraudulentas, el lavado de dinero y las deudas mafiosas, como asuntos de finanzas públicas. Pero lo que sí sabemos es que el comandante Hugo Chávez con dos minutos de tiempo en su agenda le hubiera desplumado el peluquín para todo el campeonato…
«Sigo esperando a que alguien diga cuál es la alternativa”.
La “alternativa” es volver la mirada a la realidad el pueblo trabajador señor Fernández. Al hambre y la violencia intitucionalizada, que cada día destruye familias y hunde al país en condiciones de miseria y angustia inhumanas.
Llamar a los cómplices de la dictadura y a los socios de los criminales de Black Rock por su verdadero nombre.
La alternativa es que cambie la medicación señor Fernández. Los ansiolíticos producen delirios y trastornos de personalidad….
«Quiero salvar una empresa que es ‘referencia’ en la exportación de cereales en Argentina y que no la desguacen judicialmente»
Vicentín “es referencia” claro; referencia de “los amigos del Estado”. Referencia de una burguesía fascista, dependiente, tilinga, psicópata, y terrorista.
«Como vi la reacción que hubo, me quedé esperando que alguien me traiga una solución».
Debería apagar el televisor por una semana señor Fernández. Dejar de leer el diario de ayer y preguntarle a los que sufren su política servil. Debería usted romper el espejo.
«Soy muy respetuoso de la propiedad privada, pero el Banco Nación también es propiedad privada y también le están debiendo 20 mil millones de pesos. Propiedad privada es todo, no es propiedad privada solo la de Vicentin»
¿Cuánto “cuesta” un rió de cordillera señor Fernández?
¿Cuánto “vale” la vida de un niño mapuche?
¿Cuál es el “precio” de la vida de un chófer de ambulancias del conurbano?
Y bueno… y ya que está usted de ofertas, créditos y cuotas: ¿que “precio” las praderas más fértiles y más contaminadas de todo el planeta?
¿Cuánto “cuesta” un cáncer y una mutación genética hereditaria?
¿Cuánto cuesta la consciencia de un charlatán bonapartista que no puede entregar nada a cambio de su dignidad de payaso viejo, y que pasará a la historia como un bufón inepto?
“Evidentemente tuve una percepción errada de lo que aparentaba ser una aspiración de recuperación de Vicentin».
Apariencia y fenómeno. En todo caso, como las monarquías y las cortes, como “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, como “independencia política”, “soberanía popular” y como “lucha de clases”; asuntos del siglo XVIII, señor Fernández.