Muñecas de fertilidad africanas: mucho más que un juego

Fuente: Umoya num 101 4º trimestre 2020                               Oliva Cachafeiro Bernal
Directora del Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la UVa

Las muñecas de fertilidad de los Fali (Camerún) – Arte del África Negra

La fertilidad es uno de los grandes temas y una de las preocupaciones esenciales de los pueblos africanos, ya se trate de la fertilidad femenina o de la fertilidad de las tierras (esencial para la supervivencia de la comunidad). Ambas están muchas veces incluso relacionadas, de manera que ritos, ceremonias y mascaradas suelen ser comunes para ambos.
Hay que tener en cuenta que en las culturas tradicionales, el papel de la mujer como reproductora y continuadora de la vida era fundamental. Toda su vida era una preparación para la maternidad, que le daba además su lugar en la sociedad, de manera que el ser estéril era una desgracia para ella, para su familia y para todo su clan. La principal causa de ello es que, al no tener descendencia, no podría pasar a la categoría de antepasada tras su fallecimiento, permaneciendo su espíritu errante, y tampoco tendría derecho a los rituales funerarios.


Todo esto trae como consecuencia que gran parte de la estatuaria africana (en todos los materiales) gire en torno a este tema. Por eso son habituales las “maternidades” (de las que hablamos ya en un número anterior de esta misma revista), las representaciones de gemelos (ibeji), las máscaras (sobre todo zoomorfas y relacionadas en este caso con la fertilidad de la tierra) y las denominadas muñecas de fertilidad.
Así, las mujeres africanas, siendo aún niñas, llevaban a menudo colgadas al cuello muñecas de caña o madera que, lejos de ser juguetes, supuestamente favorecían su posterior fecundidad gracias a sus poderes mágicos. Con formas variadas se encuentran por ejemplo entre los Dan de Costa de Marfil y los Mossi del antiguo Alto-Volta, así como los Chokwe de Angola.
Entre las más conocidas, sin embargo, se encuentran las de los Akan y los Ashanti de Costa de Marfil, las denominadas akua ba que estaban destinadas a las mujeres que deseaban un hijo o que ya estaban embarazadas. La fama de estos objetos parece tener su origen en la leyenda de una mujer que, tras llevar una de ellas, dio a luz a una hija muy bella. Esa mujer, llamada Akua, consultó su problema ante el sacerdote y éste fue quien le aconsejó conseguir una pequeña figura tallada y tratarla y portarla siempre a la espalda, como si de un bebé real se tratase. El resto de la comunidad la ridiculizó pero ella finalmente logró dar a luz a una niña.

Muñecas de la fertilidad Fante – Mambila Arte africano

Tras el nacimiento del bebé la akua ba, pintada con arcilla blanca, se colocaba en un santuario a modo de ofrenda y recuerdo. Pero también podía guardarse en casa, donde era vestida con ropas y se adornaba con bellos peinados. Algunas de estas figuras tienen
escarificaciones en el rostro (pómulos y sienes) para evitar que los espíritus se las llevaran, porque estos buscaban sobre todo a los niños y niñas guapos. Esta práctica se daba sobre todo en las
familias que habían perdido muchos hijos. Las figuras podían ser más o menos realistas o estilizadas y existen variantes dependiendo de si la mujer quería una hija o un hijo. Se tallaban en madera de forma esquemática, pese a lo cual destacan sobre las de otras comunidades porque están más elaboradas. Son fácilmente reconocibles por su cara redonda, boca y ojos pequeños, cuello largo y finas cejas. En la actualidad este uso tradicional está limitado a zonas muy concretas.
Siguen, sin embargo, fabricándose convertidas más en un recuerdo para el visitante pues se consideran un símbolo general de buena suerte.                                                                        Otras muñecas de fertilidad muy reconocibles son las de los Fante de Ghana. En su caso, la cabeza es aplanada y de forma alargada o cuadrada, simplemente insinuándose en ellas las cejas y la nariz en forma de “T”, pero suelen carecer de brazos y piernas. Pueden ser adornadas con cinturones o collares de abalorios e incluso pendientes metálicos.
Como en las akua ba, son portadas por las mujeres, que las cuidan, bañan y alimentan como si realmente fueran seres
vivos. De nuevo su objetivo es favorecer la concepción (especialmente de una niña) y, en su caso, asegurar un nacimiento de una criatura sana.
El último ejemplo que vamos a citar es el de las muñecas de los Fali, ubicados en la zona norte de Camerún, conocidas como ham pilu. En este caso es el novio el encargado de confeccionar para su novia una muñeca de madera, que tendrá forma de niño o niña en función del sexo que deseen que tenga su criatura. Pueden encontrarse incluso algunas con dos cabezas que representarían a gemelos. La mujer, sin embargo, será la encargada de adornarla
con cuentas de vidrio, cauris, cabellos, cuero y otros materiales.
La figura representa el compromiso del matrimonio y el futuro hijo que nacerá de dicho compromiso. Como en los casos anteriores, la joven novia o esposa cuidará de la muñeca hasta el nacimiento de su primogénito y, cumplido su cometido, será guardada como
recuerdo con gran cuidado.
Una vez más se observa cómo un simple objeto de madera se carga de simbolismo y va más allá de la idea de objeto útil para entrar en el mundo de lo mágico. Un ejemplo que se repite en muchos casos y que demuestra de nuevo la imbricación entre objetos y creencias en el África tradicional.

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