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México tiene el reto, al igual que otros países latinoamericanos y caribeños de enfrentar al nuevo coronavirus en condiciones propias de un país subdesarrollado, agravado por la herencia que dejo el llamado régimen neoliberal durante más de tres décadas. Tremendo lastre que intenta revertir el presidente Andrés Manuel López Obrador (Amlo), especialmente en una coyuntura tan compleja y difícil como es la enmarcada por la pandemia global.
A la par el escenario económico mexicano se ve agravado por la baja de los precios de los hidrocarburos (en un país económicamente petrolero), por el estancamiento del turismo y por la merma del envío de remesas que transfieren los migrantes desde los EE.UU. Rubros en los que en gran medida descansa la economía y donde obtiene gran parte de sus recursos para su funcionamiento.
En virtud de ese complejo escenario, el mandatorio mexicano que llegó a la presidencia con la mayoría de la votación y el respaldo de los sectores más vulnerables, ha planteado que la llamada cuarta transformación (4T) es la nueva etapa histórica en la que se revertirán gran parte de las reformas del dogma neoliberal. Con los efectos que hoy se hacen presentes en el plano nacional y en el escenario internacional, Amlo ha elaborado una serie de ideas y nuevos puntos programáticos para atender en el corto y mediano plazo los retos de la actual crisis. Tales puntos enunciados figuran en su ensayo: “Algunas lecciones de la pandemia Covid-19”. En dicho documento se ubica la situación prevaleciente y se trata de orientar el rumbo de su programa de gobierno en medio de la tempestad de la Covid-19.
Así, el presidente mexicano hace una caracterización del momento actual en medio de la pandemia. A la vez nos presenta como el capitalismo salvaje lesionó a nivel mundial los sistemas de salud pública y la educación, dos elementos interrelacionados. Para el caso de los países latinoamericanos y caribeños en que ha predominado el régimen neoliberal, en gran medida se privatizaron los servicios de salud y los sistemas públicos de la educación. Resultando, lo que el mismo Amlo señala para el caso mexicano y que bien cabe en otros países de la región “administrados” por gobiernos política e ideológicamente de derecha: “no sólo se violentó el derecho a la educación sino que nos dejaron a todos sin médicos y las enfermeras suficientes para atender las necesidades sanitarias nacionales”. Pero la afectación de la epidemia a nivel nacional se agravó cuando en el escenario de la salud del país, se padecen otras enfermedades epidémicas como la diabetes y la obesidad (recordemos que México es el primer país a nivel mundial en obesidad infantil y segundo en obesos después de los EE.UU.). El mismo mandatario mexicano apunta: “Según los datos disponibles hasta ahora, el 55% de los fallecidos padecía de hipertensión, diabetes u obesidad”.
Otro elemento que también refiere como una responsabilidad mundial en medio de la pandemia, es la falla “que existe en el mundo para adquirir equipos y medicamentos para la salud”. Tema que el mismo López Obrador ya había planteado durante su participación en la Cumbre Virtual de Líderes del G20. En su primera comparecencia a nivel internacional en ese tipo de foros, llegó a cuestionar y proponer: “… el acceso a medicamentos y a equipos, que por la emergencia están siendo acaparados por los que tienen más posibilidad económica. La ONU debe de intervenir también para que no haya especulación en compras de medicamentos, equipos, ventiladores, todo lo que se requiere”.
Así, la cuestión central que se hace presente en la lectura de Amlo, sobre la pandemia global, es que “el coronavirus no es responsable de esta catástrofe económica. La pandemia solo ha puesto en evidencia el fracaso del modelo neoliberal en el mundo”. Incluso agrega y llega a señalar en una muy comprometida caracterización que: “…la infección planetaria ha venido a mostrar que el modelo neoliberal está en su fase terminal”.
Otro elemento destacado en su narrativa del momento actual, es su enfoque periférico, dejando de lado como acostumbran los políticos conservadores a hacer una lectura muy superficial y ligera. En tanto que López Obrador, refiriéndose a las regiones de África, Asía y América Latina, las subsume en el proceso expansionista del neoliberalismo depredador, que ha generado: “explotación, saqueo, devastación ambiental, hábitos de alimentación patológicos, delincuencia organizada, descomposición social y familiar y pérdida generalizada de valores”. De esa manera y reconociendo que en México como en Argentina y otros países latinoamericanos, dominados por el régimen neoliberal, propone “desechar la recetas de siempre propuestas por organismos financieros internacionales (…) Así quedó demostrado, por desgracia, en varios países, como ocurrió en México a raíz de las privatizaciones a rajatabla y el rescate de las grandes fortunas”.
En esa caracterización del momento actual, el presidente mexicano apunta ocho puntos a desarrollar en la fase actual para apuntalar las mejores condiciones para un mejor desarrollo económico, social y cultural de México (y de otros países periféricos). Destacando el primero como es el priorizar y fortalecer los sistemas públicos de salud. Considerando que “los presupuestos destinados a estos rubros no son gastos sino inversión en el recurso más valioso y preciado de cualquier país: su población”. Asimismo en otro de sus puntos se refiere a “evitar el acaparamiento en alimentos, medicamentos y equipo hospitalarios”. Es decir, nos dice Amlo, “que ninguna persona en el planeta se vea privada de medicinas, atención médica o servicios hospitalarios por falta de recursos económicos o porque el mercado hace inalcanzables tales prestaciones”. Si se prefiere, nos propone que el Estado no sea enflaquecido. Por el contrario, que el Estado, garantice “los derechos básicos y universales: a la salud, a la alimentación, a la educación, al trabajo, a la vivienda, a la cultura y al deporte”. En uno de los últimos puntos de esa agenda el ejecutivo mexicano, pone énfasis en que los organismos económicos internacionales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otros. Deben ser “verdaderos promotores de la cooperación para el desarrollo y el bienestar de los pueblos y las naciones”. En síntesis, en su manifiesto de la situación mundial y mexicana, puede interpretarse que retoma el planteamiento ético martiano en tiempos del nuevo coronavirus de que “Patria es humanidad”.
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