Fuente: Umoya num. 97 4º trimestre 2019 María José Azcona. Comité de Madrid
MADAGASCAR: Los aldeanos se oponen a los planes para una represa que inundaría sus tierras
Un proyecto de represa en el altiplano central de Madagascar, aún en sus etapas de planificación, sumergiría varias aldeas, obligando a cientos o miles de personas a abandonar sus hogares ancestrales
La aldea de Farihitsara, en las tierras altas centrales de Madagascar, estaba llena de paja de la cosecha de arroz cuando Mongabay la visitó en mayo y, a pesar de ello, los agricultores estaban inquietos por el temor a que sus tierras fueran a ser inundadas permanentemente.
Un agricultor llamado François Rakotonirina instó al reportero a tomar “tantas fotografías como sea posible”, y añadió, “Muéstrales todo lo que tenemos aquí. Nuestros campos de arroz, nuestras casas, todo a lo que no queremos renunciar”. El proyecto de la presa, dirigido por una empresa italiana y aún en sus etapas de planificación, crearía un gran lago y obligaría a miles de personas a abandonar sus hogares ancestrales.
Los grupos de la sociedad civil argumentan que el gran tamaño y el impacto potencial de la represa son injustificados. La compañía reconoce que agregaría energía a relativamente pocos hogares, probablemente una cifra de decenas de miles.
El Banco Mundial ha presionado a Madagascar para que invierta en energía hidroeléctrica como una forma de reducir la dependencia de los combustibles fósiles importados. Por ello, se prevé que varios grandes proyectos de energía hidroeléctrica dirigidos por empresas extranjeras se pondrán en marcha en los próximos años.
Por su parte, el gobierno de Madagascar intenta mantener su sector eléctrico a flote. Jirama, la compañía estatal de electricidad y agua, ha sido acusada de corrupción y mala gestión. Menos de una cuarta parte de la población del país tiene electricidad.
La energía hidroeléctrica, anteriormente bien considerada, hoy, cuando se conocen mejor los costos, es considerada por los científicos no muy sostenible. Las represas convierten los grandes ecosistemas terrestres, incluidas las tierras de cultivo, en lagos, y evitan que los peces se muevan río arriba para acceder a hábitats críticos. Aguas abajo, hacen que los sedimentos atrapen y alteren los flujos naturales de agua de los que dependen los peces para llegar a las llanuras de inundación para su reproducción. Las técnicas de mitigación, como las escaleras para peces o la liberación de flujos estacionales, suelen ser costosas para las empresas y rara vez se incluyen MADAGASCAR en contratos gubernamentales.
“Si aumentan los costos sociales y ambientales de las represas, otras opciones renovables a menudo tienen mucho más sentido”, dijo Matthew McCartney, hidrólogo del International Water Management Institute, investigadores con sede en Sri Lanka que trabajan en África y Asia. Poco se sabe sobre el impacto ambiental potencial de la represa Farihitsara, ya que aún no se ha realizado un estudio completo. Alessandro Berti, director en el país de Tozzi Green en Madagascar, habló con Mongabay en Antananarivo, pero se negó a compartir los resultados preliminares u otros documentos solicitados y no respondió a las preguntas planteadas.
Tozzi Green, propiedad de la familia Tozzi, no solo trabaja en energía sino también en agronegocios, especias y aceites esenciales. Tiene 350 empleados permanentes. La empresa cuenta también con el apoyo del gobierno malgache. Semanas después de que Andry Rajoelina asumiera el cargo de presidente a principios de este año, el fundador y presidente, Franco Tozzi, fue nombrado caballero para agronegocios de la compañía en el sur de Madagascar, donde opera aproximadamente en 7.000 hectáreas de tierra. El Colectivo TANY, un grupo de la sociedad civil malgache con sede en París, ha cuestionado la adquisición de esa tierra por parte de la compañía, calificándola de “acaparamiento de tierras”, pero Tozzi Green desmiente todo esto. Esta empresa mantiene vínculos desde hace mucho tiempo con Hery Rajaonarimampianina, presidenta de Madagascar de 2014 a 2018 y ministra de finanzas de 2009 a 2013.
La controversia que rodea a la represa de Tozzi Green ha sido recogida y seguida de cerca por los medios de comunicación nacionales. Grupos de la sociedad civil como Transparency International – Initiative Madagascar y la Oficina de Enlace del Formador Rural (BIMTT), que representa los intereses de los agricultores rurales, han criticado a Tozzi Green por su falta de transparencia en el proyecto. Berti manifestó a Mongabay que no hay planes definitivos: “Hicimos un par de perforaciones en las montañas, eso es todo”. Sin embargo la gente de Farihitsara prevé un final infeliz. Los drones de investigación llegaron sin previo aviso, lo que alertó a la población que no saben adónde irían de seguir adelante el proyecto.
Noely Ranaivosolo, un agricultor de 57 años que dirige un grupo de oposición local, dijo que le resultaba difícil hablar durante las reuniones, porque a veces asisten funcionarios del gobierno regional o del Ministerio de Energía. “Nosotros [los representantes de la aldea] hablando de la ley, no estamos muy preparados”.
Incluso el alcalde de la comuna de Sahanivotry, Raymond Rakotonirina, quien vive muy alejado de la zona de impacto potencial de la represa, se opone firmemente al proyecto. “Pero no puedo detenerlo”, dijo, y, agregó, “las decisiones llegan del gobierno central”. Citó como ejemplo la reciente perforación exploratoria de la compañía. El alcalde expresó su frustración por la falta de información sobre el proyecto de la represa. “No sabemos la cantidad de personas que serán desplazadas”, dijo Rakotonirina. “No quieren revelar la verdad. Cuando les pedimos informa ción, Tozzi Green sigue diciendo que todavía están haciendo estudios”. Un oficial del Ministerio de Energía le dijo a Mongabay que Tozzi Green todavía no tiene los permisos necesarios al no estar hecha la evaluación de impacto social y ambiental por parte de la misma, y que se está negociando con una sociedad llamada Insuco, aunque no han llegado todavía a un acuerdo para ello. En última instancia, podría reducirse a una cuestión de compensación en forma de dinero o tierra.
Durante un debate televisado sobre la controversia de la represa, los representantes del Ministerio de Energía de Madagascar se unieron a Tozzi Green y les prometieron a los representantes de las aldeas locales que los residentes serían compensados adecuadamente cuando sus tierras fueran expropiadas.
“Solo quieren darnos dinero”, dijo Noely Ranaivosolo, líder del grupo de la oposición en Farihitsara, cuya familia ha estado cultivando la tierra durante generaciones, “pero no estamos seguros de cómo viviremos”.