Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Los-caminos-despues-de-pandemia-20200521-0001.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_content=35 Tulio Ribeiro 21 mayo 2020
La globalización ya estaba en crisis, incluso antes de la pandemia. El paradigma de un sistema comercial cada vez más abierto que se ha convertido en foco para la economía mundial es uno de los ejes de la crisis. El resultado fue una fuerte acumulación de riqueza en favor de los extractos sociales ubicados en el escalón de arriba en la pirámide económica. El OXFAM británico – Comité de Oxford para el alivio de la hambre – ya demostró en 2017 que el 1% de los ricos representaba el 82% de la riqueza mundial.
Aunque no se conozca un límite para esta concentración de ingresos, es evidente que este proceso liderado por el sector financiero presenta signos de fatiga, lo que lleva a una dependencia de la actividad productiva en favor de valores cuestionables y puramente especulativos.
De una manera que se pierde el parámetro del valor real y el colapso puede estar latente mientras se percibe la realidad económica por medio de una espiral virtual. Contrariamente a un análisis superficial, esta «crisis liviana» afecta preferentemente a los ingresos medios y bajos en favor de movimientos acumulativos de quienes ya poseen el capital.
El contexto actual ha llevado a que el número de pasajeros en Heathrow (Inglaterra) caiga 97 por cierto en el año. Las exportaciones de automóviles mexicanos cayeron a percentuales de 90 por cierto en abril. Y el 21 por cierto de los viajes transpacíficos en contenedores en mayo fueron cancelados.
Echando un vistazo a Brasil, una encuesta realizada por la Confederación Nacional de la Industria (CNI) muestra que el 91 por cierto de la industria brasileña ha sufrido los impactos negativos de la pandemia Covid-19. En paralelo, el 76 por cierto de las empresas industriales redujeron o detuvieron la producción.
Los sectores que experimentaron una caída en la demanda fueron el sector de ropa y prendas (82 por cierto), de calzados (79 por cierto), de producción de muebles (76 por cierto), de impresión y reproducción (65 por cierto) y la industria textil (60 por cierto).
Entre los empleadores, 45 por cierto se quejó de impago de clientes y el 44 por cierto reportó cancelaciones de envíos y solicitudes. Además de la caída de la demanda, el 77 por cierto de los empresarios identificaron una disminución en el suministro de materias primas debido a la desorganización en la cadena de transporte.
Considerando el continente latinoamericano, este problema se centrará en los efectos de la guerra comercial. La crisis financiera posterior a la pandemia exigirá al capital financiero todas las oportunidades de ganancias alrededor del mundo, y en este punto, el comercio se presenta como un eje importante para la región, considerando un contexto de avance de la guerra comercial.
A medida que se reactiven las economías, la actividad comenzará a recuperarse, pero no se espera un rápido retorno a un mundo de movimiento y libre comercio sin preocupaciones. La pandemia politizará los viajes, la migración y creará un sesgo hacia la autosuficiencia. Este cambio interno debilitará la recuperación, dejará a la economía vulnerable y propagará la inestabilidad geopolítica.
Por eso, es esencial considerar que un enfoque para la defensa de las economías latinoamericanas tenga necesariamente por premisa que abrir las importaciones significará un flujo negativo en sus cuentas de divisas. El mundo disminuirá sus dinámicas de globalización, sea debido a las restricciones físicas de la pandemia o aún en razón de la guerra de las economías nacionales por divisas. El continente debe priorizar un comercio regional que sea más igualitario, huyendo de la asimetría con las potencias mundiales.
Otro aspecto a destacar es que al priorizar la integración regional, se podría superar más fácilmente las restricciones físicas causadas por la pandemia. La renegociación de las deudas con la refinanciación será decisiva para reactivar la economía, así como las acciones integradas con los gobiernos vecinos. Las políticas fiscales y monetarias expansivas pueden devolver niveles de actividad positivos. El empleo y la distribución del ingreso serán los primeros objetivos, para que el PIB reduzca la caída y cambie al signo positivo.
Es importante, e incluso indispensable, tener como paradigma que las relaciones abiertas con las grandes potencias generan flujos de intercambio negativos, lo que puede resultar en insolvencia y una mayor dependencia. Las negociaciones entre países de estos distintos bloques deben tener el parámetro de soberanía, la situación de ‘incumplimiento’ no será infrecuente y, por lo tanto, habrá actores que se beneficiarán de este contexto para extender la deuda por un período de gracia más largo.
El mundo ya ha tenido varios momentos de integración, pero esta gran crisis que puede superar la de 1929 puede lanzar una nueva etapa. También nos permitirá cuestionar la obsesión con el crecimiento del PIB, eligiendo prioridades como lo que debería o no crecer, de acuerdo con las necesidades de las personas, valorando la biodiversidad y la producción local, transformando la agricultura, reduciendo el consumo y los viajes; redistribuyendo la riqueza, congelando las deudas de los trabajadores, propietarios de pequeñas empresas y de los países más pobres. Este podría ser el cambio principal de modelo para el continente latinoamericano.
La lección general es que, aunque convivamos con una enfermedad grave, esta crisis permite que las naciones latinoamericanas que han valorado el aislamiento social, y que tengan una base de salud pública, puedan salir de la pandemia antes. Esto significará la oportunidad y capacidad de exportar más y de modo más dinámico y rápido debido a la confiabilidad del origen de sus productos que pueda advenir de esta performance; también significará reactivar la economía, con la clara percepción de que al mantener los cimientos de la salud de su gente genera dividendos económicos.
Después de todo, una vez más se demostrará que el calendario de la vida supera a cualquier otro, sin pueblo y renta no hay mercado. Seguramente un «nuevo paradigma» necesario, algo que ya conocíamos antes de esta crisis en los modelos de inclusión social, y que ahora se hace urgente para salvarnos a nosotros y a nuestro planeta.
teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección