Fuente: https://www.lamarea.com/2021/11/18/el-lobby-internacional-de-la-ultraderecha-atacar-el-genero-para-socavar-las-democracias/
El lobby internacional de la ultraderecha: atacar el género para socavar las democracias
Fondo Calala publica una investigación en 28 países de América Latina y Europa sobre la estrategia internacional de la extrema derecha para atacar los derechos de las mujeres y de las personas del colectivo LGTBIQ+.
Coreografía de ‘Un violador en tu camino’, del colectivo Las Tesis. REUTERS
“Los avances en materia de igualdad tienen al movimiento feminista como motor. El feminismo en América Latina ha protagonizado las movilizaciones sociales de las últimas décadas. En Europa Occidental ha crecido la aceptación social de las reivindicaciones feministas, a partir de las movilizaciones de 2018 y 2019. Los medios incorporan sus discursos y análisis; incluso algunos gobiernos se declaran feministas. Esto ha situado a las activistas en el foco de los fundamentalismos antigénero, ya que cuestionan el statu quo que estos defienden”, leemos en el informe Ataques a la democracia en Europa y América Latina. Voces desde los feminismos.
La investigación es resultado de la colaboración de ocho fondos de mujeres de América Latina y 10 de Europa para revelar la estrategia coordinada a nivel internacional por grupos ultraconservadores para hacer retroceder las apuestas democráticas, los derechos humanos de las mujeres, la comunidad LGBTIQ+, las personas migrantes, entre otros colectivos.
Desde España, la ha impulsado el Fondo Calala, dedicado a financiar asociaciones feministas y de base de mujeres en España y América Latina. “Grupos que están en los márgenes, como las personas migrantes, indígenas, gitanas, lesbianas y trans, que son las que están dando más protagonismo al movimiento feminista y que, consecuentemente, reciben más ataques”, según explicaba este martes su directora, María Palomares, durante la presentación del informe en una rueda de prensa online.
Un documento que continúa con la labor que emprendió el Fondo Calala en 2016 de conocer cómo actúan, se financian y se relacionan los grupos fundamentalistas religiosos y políticos vinculados con la extrema derecha del Estado español. Entonces ya publicó una investigación que identificaba los entes de los que se nutrió Vox para su irrupción, como Abogados Cristianos o Hazte Oír, un organismo creado en España y que ahora actúa en toda Europa.
Como recordaba Palomares, las investigaciones de Neil Datta, fundador y secretario del Foro Europeo Parlamentario para los Derechos Sexuales y Reproductivos, constatan cómo entre los nombres de quienes financian el partido ultraderechista español hay muchos vinculados con altos cargos del régimen franquista.
En esta ocasión, el Fondo Calala presenta una investigación que amplía el foco a Europa y América Latina y desentraña así la estrategia internacional de los grupos antigénero.
Las investigadoras que han coordinado el informe, Diana Granados Soler –activista, trabajadora social y máster en Antropología Social–, y Nuria Alabao –periodista y doctora en Antropología– incluyen en esta categoría organizaciones fundamentalistas religiosas y civiles ultraconservadoras, partidos políticos de ultraderecha y algunos gobiernos regidos por estos. El documento identifica casi 500 movimientos y organizaciones antiderechos en más de 30 países cuyo eslogan es la defensa de la familia.
Granados Soler apuntaba a que estas organizaciones fundamentalistas emplean como “punta de lanza la cuestión del género, pero su objetivo es el de socavar la democracia”. De hecho, las autoras recogen que estos grupos ultra se alimentan de un caldo de cultivo común a países muy diversos entre sí, como son España, Ucrania o Perú. En palabras de Granados, son las “las vulneraciones sistemáticas de los derechos humanos, unas democracias deslegitimadas, corruptas, tuteladas y con una alta influencia militar, empresarial y religiosa y un momento de acumulación capitalista y del modelo neoliberal que ha empobrecido a las mayorías”.
Según el informe, la ultraderecha de cualquiera de los países analizados tiene un carácter antigénero con una visión racista y xenófoba, que se emplea no solo para combatir los derechos de las mujeres y las personas LGTBIQ+, sino también para torpedear procesos políticos como la implementación de los Acuerdos de Paz de Colombia. La derecha de este país, como recordaba Granados, promovió su rechazo entre la población argumentando que defendían una “ideología de género”. Una ideología de género que, como subrayó Alabao, no es más que la defensa de la igualdad.
Estos discursos reaccionarios también afloran entre gobiernos supuestamente de izquierdas, como el de Daniel Ortega en Nicaragua o el de Rafael Correa cuando gobernaba Ecuador, ambos contrarios a los movimientos feministas y LGTBIQ+ de sus respectivos países.
Y, como muestra el informe, los miembros de estos grupos ultra no actúan solo desde sus plataformas, sino que cada vez operan más desde todos los ámbitos: las universidades, la judicatura, el alto funcionariado, los comités éticos de los hospitales, entre muchos otros, con un objetivo último: socavar las democracias liberales.
Una ola reaccionaria con 25 años de historia
Nuria Alabao explica que los fundamentalistas están empleando todas las esferas públicas a su alcance: desde las redes sociales, a la pugna política y la estrategia jurídica. En este sentido, explica que, por ejemplo, en Polonia y Eslovaquia se está llevando la pugna contra el aborto a los tribunales, mientras en América Latina hay una ofensiva feroz contra el avance en este derecho, o en España, donde se está intentando cuestionar públicamente y creando barreras informales, como la imposibilidad de ejercerlo en muchas comunidades autónomas o los asaltos sufridos por las mujeres cuando acuden a una clínica para que se lo practiquen.
Otra de las batallas más significativas que están librando los grupos involucionistas en todo el mundo es la de restringir el derecho a la educación sexual y afectiva en las aulas. Otro de los frentes recogidos por el informe es agotar a los colectivos feministas mediante la denuncia judicial, a menudo debilitando a su vez otros derechos, como la libertad de expresión. Alabao ejemplificaba este extremo con la denuncia sufrida por las activistas del Coño Insumiso de Málaga.
Según las conclusiones expuestas por Diana Navarro, estos grupos se han convertido en lobbies que actúan de manera coordinada a nivel municipal, regional, estatal e internacional. Como ejemplo, explicaba que en la Organización de Estados Americanos (OEA) se han organizado para frenar los derechos de las personas LGTBIQ+ y los derechos de la infancia: “Confunden proyectos y políticas y hacen uso del pánico moral para alcanzar retrocesos”.
Según Navarro, esta ola involucionista comenzó en 1996 en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo en El Cairo, donde El Vaticano lanzó una campaña para impugnar la noción de género. A partir de los 2000, esta ofensiva reaccionaria se amplió a sectores que van más allá de la Iglesia católica.
Alabao recordaba cómo durante el primer gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, en el que se reformó la ley del aborto y se aprobó el matrimonio homosexual, la Conferencia Episcopal dio una batalla muy frontal y se celebraron grandes manifestaciones en contra. “Quienes hablaban de ideología de género entonces estaban integrados en el PP, un sector neocon del que surge Vox. Lo que vivimos ahora es una exacerbación de los mismos discursos que fueron creados en el PP con una miríada de grupos de la Iglesia católica”, añadió Alabao en la presentación de la investigación.