Fuente: https://elsudamericano.wordpress.com/2021/09/16/liberales-y-fascistas/ SEPTIEMBRE 16, 2021
Principios ideológicos del fascismo
Un sector muy importante del [denominado (todas las comillas son nuestras)] “liberalismo” manipula, tergiversa y miente sobre la concepción fascista de la economía para tratar de desvincularse del fascismo y asociar a Benito Mussolini con la izquierda política. Por ello, es relevante citar algunos textos originales de los personajes clave del fascismo y sus fuentes. En estos textos, se puede comprobar el alineamiento de Benito Mussolini con la concepción “liberal” de la economía.
“El Estado debe tener una policía, un poder judicial, un ejército y una política exterior. Todas las demás cosas, y no excluyo la educación secundaria, debe volver a la actividad privada de los individuos. Si uno quiere salvar al Estado, el Estado colectivista debe ser abolido.”
Benito Mussolini, intervención parlamentaria, junio de 1921.
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“Nosotros nos diferenciamos irreconciliablemente de todas las sectas socialistas, pues rechazamos todo internacionalismo, sea cual fuere, toda intervención del Estado en asuntos económicos.
Benito Mussolini, Il Popolo d’ Italia, 2 de julio de 1921.
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“En economía, somos explícitamente antisocialistas. No me arrepiento de haber sido socialista, he cortado lazos con el pasado. No tengo nostalgia. No se trata de entrar en el socialismo sino de salir de él. En materia económica somos liberales porque creemos que la economía nacional no puede confiarse a órganos colectivos y burocráticos. Después del experimento ruso basta de todo esto. Devolveré los ferrocarriles y la telegrafía a manos privadas, porque el estado actual de las cosas es indignante y vulnerable en todas sus partes.
El Estado ético no es el Estado monopolista, el Estado burocrático, sino el Estado que reduce sus funciones a lo estrictamente necesario. Estamos en contra del Estado económico. Las doctrinas socialistas se han derrumbado: han caído los mitos internacionales, la lucha de clases es un cuento de hadas porque la humanidad no se puede dividir. El proletariado y la burguesía no existen en la historia; ambos son anillos de la misma formación.”
Benito Mussolini, Discorso all’Augusteo, 7 de noviembre de 1921.
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“Devolver las empresas industriales, como el sistema telefónico y los ferrocarriles a empresas privadas.
Renunciar al monopolio de los servicios postales y telegráficos, y permitir la iniciativa privada para ingresar al sector y eventualmente reemplazar el servicio estatal.”
Puntos 8 y 9 del programa político del Partido Nacional Fascista, diciembre de 1921.
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“Debemos poner fin al Estado ferroviario, al Estado postal, al Estado asegurador. Debemos poner fin al Estado que desperdicia el dinero de todos los contribuyentes italianos y empeora las finanzas agotadas del Estado italiano.
Benito Mussolini, discurso en Udine, septiembre de 1922.
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Cierto sector del liberalismo, especialmente deshonesto intelectualmente, llega a afirmar que la expresión “Estado corporativo” es casi un sinónimo de Estado socialista. Sin embargo, en la siguiente cita vemos como el propio Benito Mussolini desmiente a esos liberales.
“El Estado corporativo considera la iniciativa privada en el campo de la producción como el instrumento más eficaz y más útil para los intereses de la nación.”
Benito Mussolini, Carta del Lavoro, 1927.
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Tras el crack del 29, en gran parte de los países industrializados se adoptan políticas reformistas (por ej.: el New Deal en EE.UU. o las políticas radical-socialistas en el Bienio Progresista de la República Española) que no atentaron contra el modo de producción capitalista, pero que sí pusieron límites a la especulación financiera, adoptaron una política fiscal progresiva, aprobaron grandes proyectos de obra pública para reducir el paro y crearon servicios públicos financiados por impuestos destinados a ayudar a la población más desfavorecida. Incluso en una crisis económica tan grave, los fascistas se erigieron como los mayores guardianes de la ortodoxia económica liberal.
“Mientras que en casi todas partes la propiedad privada estaba soportando las mayores cargas y sufriendo los más duros golpes de la depresión, en Italia, gracias a las acciones de este Gobierno fascista, la propiedad privada no solo ha sido salvado, pero también se ha fortalecido.”
Ministro de Agricultura del Reino de Italia, 1934.
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“La economía corporativa respeta el principio de la propiedad privada. La propiedad privada completa la personalidad humana.”
Benito Mussolini, 1934.
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La Ley Acerbo
Muchos ‘liberales’, como argumento en la defensa de la “democracia liberal”, “democracia limitada” o “democracia protegida” (términos muy utilizados por Jaime Guzmán o Augusto Pinochet, entre otros insignes ‘liberales’) mencionan que Benito Mussolini llegó al poder por medios “democráticos”. Esta afirmación es, como mínimo, muy discutible, a menos que caigamos en el simplismo de equipar democracia con poder votar en elecciones multipartidistas. En cualquier caso, siempre se olvidan de mencionar que Benito Mussolini no hubiera podido haber llegado al poder si no fuera por la ayuda ‘liberal’.
En el Reino de Italia regía un sistema electoral proporcional desde 1919. Giacomo Acerbo propuso modificarlo para adjudicar dos tercios del total de diputados al partido u opción electoral más votada, siempre que superase el 25% de los votos. El 21 de julio de 1921, quedó aprobada la Ley Acerbo con 223 votos a favor y 123 votos en contra. A favor votaron todos los diputados del Partido Nacional Fascista, casi todos los democristianos y todos los ‘liberales’. En contra, votaron todos los socialistas, comunistas y republicanos y una parte minoritaria de los democristianos.
El 6 de abril de 1924 se celebraron elecciones dominadas por el fraude electoral masivo (mucho más que el habitual fraude electoral que siempre ocurría en el Reino de Italia para beneficiar a la derecha). A la Ley Acerbo, se unió la violencia generalizada por parte de los fascistas, que llegaron a asesinar a un candidato socialista. Los fascistas también cometieron fraude electoral después de las elecciones, adjudicando a la oposición incluso menos del tercio del total de los diputados que les hubiera correspondido por su propia ley. Hay que señalar el caso de la circunscripción del norte de Italia, donde los opositores sacaron más votos que los fascistas. Aun así, los fascistas se las arreglaron para quedarse con la mayoría de los escaños.
El fraude electoral en el sur de Italia fue tan extenso que las elecciones que llevaron a Benito Mussolini al poder en ningún caso pueden ser calificadas de democráticas. Loa fascistas llegaron a estar presentes, actuando con violencia y total impunidad, en las mesas de votación, dispuestos a asesinar a cualquier elector que se atreviera a votar a la izquierda. En estas condiciones, no se sostiene el argumento liberal de que el fascismo llegó al poder gracias a su apoyo popular masivo. En cualquier caso, el fascismo llegó al poder gracias a la ayuda liberal.
El pensamiento económico del gran liberal Alberto de’ Stefani, ministro de Finanzas nombrado por Mussolini, vuelve a reflejar la ortodoxia liberal que caracteriza a la ideología fascista.
“El Gobierno otorgará plena libertad a la empresa privada y abandonará toda intervención en la economía privada.”
Alberto de’Stefani, 1923.
El propio Benito Mussolini apoyó personalmente la política económica de corte liberal diseñada por su ministro de Finanzas.
“Las direcciones económicas del nuevo Gobierno italiano son simples. Creo que el Estado debe renunciar a todas sus funciones económicas, particularmente aquellas de un carácter monopolista.”
Benito Mussolini, II Congreso de la Cámara de Comercio Internacional en Roma, 18 de marzo de 1923.
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Winston Churchill y Benito Mussolini
Hay liberales que han llegado a describir a Winston Churchill como si de un héroe antifascista se tratara. Conviene recordar la relación de Winston Churchill con Benito Mussolini.
“No puedo sino sentirme fascinado, como a tantos otros les ha ocurrido, por el porte amable y sencillo del Signor Mussolini y por su calma, su sereno aplomo a pesar de tantas cargas y peligros. En segundo lugar, cualquiera puede ver que él no pensaba en otra cosa que en el permanente beneficio, como él lo entendía, del pueblo italiano, y que ningún interés menor le concernía lo más mínimo. Si yo hubiera sido italiano estoy seguro de que habría estado de todo corazón con usted desde el comienzo al final en su lucha triunfante contra los apetitos y pasiones del Leninismo. Pero quiero decir unas palabras sobre un aspecto internacional del fascismo. En el ámbito externo, su movimiento ha prestado un servicio al mundo entero. El gran temor que siempre ha afectado a cualquier dirigente democrático o dirigente de la clase obrera ha sido la de verse socavado por alguien más extremo que él. Italia ha demostrado que hay una manera de combatir a las fuerzas subversivas que puede convocar a las masas del pueblo, convenientemente dirigidas, para valorar y desear defender el honor y la estabilidad de la sociedad civilizada. Ella ha proporcionado el antídoto necesario frente al veneno ruso. De aquí en adelante ninguna gran nación estará desprovista del último recurso contra el crecimiento canceroso del bolchevismo.”
Winston Churchill, 20 de enero de 1927.
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“De haber sido italiano, no me cabe ninguna duda de que habría estado incondicionalmente a su lado, de principio a fin.”
Winston Churchill, 1935.
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El fascismo y Ludwig von Mises
Para despejar cualquier duda que pudiera quedar sobre la íntima relación entre el liberalismo y el fascismo, conviene citar a uno de los principales referentes intelectuales del liberalismo.
“No se puede negar que el fascismo y movimientos similares que pretenden establecer dictaduras están llenos de las mejores intenciones y que su intervención, por el momento, ha salvado la civilización europea. El mérito que el fascismo ha ganado para sí mismo seguirá vivo eternamente en la historia.”
Ludwig von Mises, Liberalismo, 1927.