Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2022/04/09/alem-a09.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws4
La guerra de desquite de Alemania contra Rusia
Se dice que el célebre escritor estadounidense Mark Twain comentó, “La historia no se repite, pero rima”. En el siglo XX, el imperialismo alemán intentó dos veces someter militarmente a Rusia y fracasó. La clase gobernante lo está intentando ahora por tercera vez. La escalada actual de la guerra en Ucrania y la propaganda antirrusa ensordecedora del establishment político y los medios no dejan duda de ello.
Especialmente desde la supuesta masacre en Bucha —cuyos autores y circunstancias no se han esclarecido aún— la agitación racista contra Rusia y todo lo ruso y el llamamiento a la guerra en el Este se han vuelto a normalizar. “Todos los rusos son ahora nuestros enemigos”, “Tanques para la ofensiva” ( Frankfurter Allgemeine Zeitung ) o “Una intervención militar de la OTAN tiene que dejar de ser tabú” ( Die Welt ) son titulares en los principales diarios alemanes.
La guerra de desquite de Alemania contra Rusia
Un ejemplo particularmente repugnante de esta propaganda fue el debate del miércoles en el parlamento alemán (Bundestag). El gobierno fijó una “sesión actual sobre las masacres de civiles ucranianos en Bucha por parte de las tropas rusas y las consecuencias resultantes”. Representantes de los partidos del gobierno y de la oposición se superaban los unos a los otros con exigencias de más apoyo militar a Kiev para ir a la ofensiva contra Rusia.
El tono lo marcó el propio canciller socialdemócrata (SPD) Olaf Scholz. Para el aplauso desde todas las bancadas parlamentarias, dijo que Alemania haría todo lo posible por “apoyar a Ucrania de la mejor manera posible, siempre en coordinación con nuestros amigos y aliados”. Esto también incluye “lo que podamos entregar en términos de armas de las reservas actuales del ejército alemán: se entrega todo lo que tenga sentido y actúe rápido”.
Al mismo tiempo, Scholz afirmó que todas las decisiones “garantizarían que los socios de la OTAN no se vuelvan partícipes de la guerra”. ¿A quién cree el canciller que están engañando? De hecho, las potencias de la OTAN, y sobre todo Alemania, ya son desde hace rato partícipes de la guerra. En su propio discurso, Scholz dejó claro que el gobierno alemán está persiguiendo el objetivo de arrodillar militar y económicamente a Rusia.
“Tiene que seguir siendo nuestro objetivo que Rusia no gane esta guerra. Esto es lo que hay tras las actividades que estamos emprendiendo en lo que se refiere al suministro de armas, en lo que concierne a la asistencia financiera y humanitaria, a la acogida de refugiados o a los paquetes de sanciones que estamos acordando en Europa y en todo el mundo”, declaró.
Durante la siguente hora, orador tras orador sonaron la misma nota bélica. Britta Hasselmann, jefa de la bancada de los Verdes, exigió “un endurecimiento real de las sanciones” y que “esto se haga en coordinación, también en lo que se refiere a las entregas de armas”.
Johann David Wadephul, de los democratacristianos (CDU), instó al gobierno “a hacer todo lo que podamos en esta situación… para asegurar que los ucranianos ganen esta guerra”. Para esto necesitarían “equipamiento pesado: armas blindadas, tanques de rescate, tanques de colocación de puentes, a lo mejor hasta tanques de combate, acaso hasta bombas de artillería”.
La ministra de defensa Christine Lambrecht (SPD) replicó que Alemania ya había “suministrado armas a Ucrania a gran escala”. Alemania está “trabajando duro para poder entregar más armas”. Para esto el gobierno está “en constante intercambio con el gobierno ucraniano, con nuestros aliados y socios y también con la industria armamentística”.
Si el gobierno no habla públicamente “sobre el tipo y número de armas suministradas”, proseguía ella, “es por una buena razón”. El tema es “que desde el punto de vista militar, Rusia no tiene claro el tipo y cantidad de armas entregadas y no puede adaptarse a ellas; el enemigo está a la escucha”. Por esta razón, “es importante que actuemos, pero que no hablemos de ello, porque ello pondría en peligro el objetivo de apoyar a Ucrania”.
Para justificar su impulso bélico, la clase gobernante alemana está comprometida con la propaganda histérica antirrusa. “En las calles de Bucha” se ve “más que cadáveres. Vemos a plena luz del día la crueldad del sistema de Putin”, explicó Lambrecht. A los que actúan de esta manera “no les importa si los cadáveres están en las calles de Bucha o en las calles de Tbilisi, Vilnius o Berlín”.
Si Rusia gana el conflicto, “ya no podemos estar seguros, y por lo tanto también debemos aprender a estar mucho más preparados para defendernos en Alemania”, añadió amenazante. Esta idea está “detrás del cambio de política de seguridad anunciado por el canciller federal” y “los fondos especiales de €100 mil millones para el ejército alemán”.
De hecho, el mayor rearme desde Hitler no es “para defender nuestros valores de ley y humanidad contra el sistema de Putin”, como afirmó Lambrecht. Tras la ofensiva bélica alemana están esencialmente los mismos deseos imperialistas que durante la época del Tercer Reich.
Desde la reunificación de Alemania, la clase gobernante ha estado trabajando sistemáticamente para organizar a Europa bajo el liderazgo alemán para afirmar sus intereses estratégicos y económicos globales —y cada vez más con medios militares. Se aprovechó del ataque reaccionario a Ucrania, que fue una respuesta de Moscú a su cerco por parte de la OTAN, como el pretexto para golpear de nuevo contra Rusia. Al hacerlo, Berlín está impulsado no solo por el hambre por las vastas reservas de materias primas del país, sino también por un deseo de desquitarse por las derrotas en guerras pasadas.
La sesión más reciente del parlamento estuvo marcada por una trivialización asquerosa de los crímenes de los nazis. “Los soldados rusos” han copiado “los métodos de las Einsatzgruppen (fuerzas especiales) de la Wehrmacht alemana, las SS y la policía alemana durante su ataque a Ucrania. Esta es la realidad que tenemos ante nosotros”, declaró el político Verde Jürgen Trittin.
Esto roza con el negacionismo de los peores crímenes de la historia. Las conocidas “Einsatzgruppen” desempeñaron un papel central en la maquinaria asesina nazi —el Holocausto de seis millones de judíos y la guerra de aniquilación contra la Unión Soviética, en la que resultaron víctimas 30 millones de personas. La invasión reaccionaria de Putin no altera el que la actual ofensiva bélica alemana contra Rusia se coloque en esta tradición.
De manera significativa, el político de Alternativa para Alemania (AfD) Jürgen Braun citó al profesor de la Universidad Humboldt e “investigador de la violencia”, Jörg Baberowski, en su discurso para “explicar” el “trasfondo” de los “crímenes” rusos en Bucha y justificar la acción contra Rusia. Baberowski es un apologista de los nazis. “Hitler no fue un psicópata, y no era despiadado. No quería hablar del exterminio de los judíos en su mesa”, explicó Baberowski en Der Spiegel en 2014.
La clase gobernante puede actuar tan envalentonada y fortalecer sus tradiciones fascistas solo porque nadie en el establishment político se opone a ello. El partido La Izquierda es un vocero agresivo del militarismo alemán y del imperialismo. “Por decirlo así: Rusia, y nadie en Alemania, es responsable de la guerra y los crímenes”, dijo Dietmar Bartsch, director del grupo parlamentario. Luego atacó al gobierno desde la derecha y acusó a Scholz de no “aplicar las sanciones”.
Ya en 2014 —poco después del golpe prooccidental en Ucrania —el Sozialistische Gleichheitspartei (Partido Socialista por la Igualdad, SGP) adoptó una resolución en la que examinaba las fuerzas históricas y políticas impulsoras que había detrás la política bélica de todos los partidos capitalistas y advirtió de las consecuencias abarcadoras del regreso del militarismo alemán:
La historia está volviendo con una venganza. Caso 70 años después de los crímenes de los nazis y su derrota en la Segunda Guerra Mundial, la clase gobernante alemana está adoptando una vez más la política imperialista de gran potencia del imperio del Kaiser y de Hitler. La rapidez de la escalada de la propaganda de guerra contra Rusia recuerda a la víspera de la Primera Guerra Mundial y de la Segunda Guerra Mundial. En Ucrania, el gobierno alemán está cooperando con los fascistas de Svoboda y el Sector Derecha, que se ubican en la tradición de los colaboradores de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Está usando el país que fue ocupado por Alemania en las dos guerras mundiales como terreno preparatorio contra Rusia.
Esta política está ahora siendo aplicada. Alemania y la OTAN están armando al ejército ucraniano y las fuerzas fascistas que operan en su interior contra Rusia y están preparando una intervención militar directa contra la potencia nuclear a espaldas de la población. El peligro de una tercera guerra mundial, nuclear, es serio.
La única manera de revertir una recaída en la barbarie es construir un movimiento socialista de la clase trabajadora internacional —que incluya a los trabajadores ucranianos y a los rusos— contra la guerra y su causa raíz: el capitalismo. Únete al SGP hoy y participa en esta lucha.
(Publicado originalmente en inglés el 7 de abril de 2022)